Guadalajara no ha podido tener mejor noticia en el arranque de la nueva legislatura. Todos los planetas (léase Gobierno nacional, gobierno regional y gobierno municipal) se han alineado bajo el mismo patrón (entiéndase el PSOE que ahora gobierna en todos ellos), y el Palacio del Infantado deja de arrastrar el problema de propiedad y uso que tenía desde los años 60. No sé si en el acuerdo habrá tenido que ver que las tres administraciones sean socialistas pero, desde luego, esto da un argumento más a aquellos que piensan que es así.
El acuerdo ha supuesto un importante desembolso: 853.000 euros que serán pagados de forma íntegra por el Estado que es, junto al Ayuntamiento de Guadalajara, su propietario. Que se haya alcanzado un acuerdo muestra dos cosas: una que todo, incluso los supuestos derechos adquiridos por linaje, tienen un precio, y dos, que con voluntad todo se arregla.
La cantidad, que ya ha sido entregada a la duquesa, puede parecer desorbitada pero, creo que desde el punto de vista práctico es lo mejor que ha podido pasar. El Estado estaba obligado, por una sentencia judicial, a construir una vivienda a Almudena de Arteaga, la duquesa del Infantado, dentro del Palacio y el proyecto, bastante sobredimensionado, iba a costar 450.000 euros. Ahora, con el nuevo acuerdo, que ya sido firmado ante notario, se pagan 400.000 euros más para que Almudena de Arteaga, la duquesa del Infantado, renuncie a ese derecho. ¿Qué es mejor 450.000 euros con inquilino o 853.000 euros sin inquilino y sin problema?
«Pagar 853.000 euros, desde el punto de vista práctico, es lo mejor que ha podido pasar»
Muchos pueden pensar que no había que pagar porque la actual normativa de la ciudad impedía que allí hubiese una vivienda, pero esa situación ¿podía cambiar? Pues sí, puede. Hay que recordar que desde hace una década está pendiente el Plan de Ordenación Municipal (POM) y que el nuevo alcalde, el socialista Alberto Rojo, se ha comprometido a impulsarlo. ¿Qué pasaría si en el periodo de alegaciones la duquesa hiciese valer su derecho de habitar el Palacio que ya fue ratificado por una sentencia judicial? ¿Podría esa sentencia obligar a cambiar el POM?
El asunto tiene su miga y esta decisión, aunque costosa, es lo mejor que le podía pasar a la ciudad. Ahora sólo hay que desear que este importante desembolso que ha realizado el Estado no suponga la ralentización de los proyectos que hay pendientes para el edificio porque ¿hasta donde está dispuesto a gastar el Ministerio de Cultura? A lo entregado a la duquesa del Infantado hay que sumar el casi medio millón de euros que hay que invertir para acabar con la aluminosis encontrada en la galería de los jardines… Además sobre la mesa está la ampliación de museo que según el proyecto presentado, y que ya ha recibido el visto bueno del ministerio según el alcalde, necesitará otra gran inversión para cambiar el edificio de arriba a abajo y convertirlo en un gran museo. ¿Habrá dinero para todo o habrá que aparcar algo?
El tiempo lo dirá. De momento, disfrutemos de la buena noticia que ha hecho que este edificio, que sentimos muy nuestro, dejé atrás prebendas medievales que ya no encajan en una sociedad del siglo XIX.