Ya está.
La lenta y tediosa burocracia ha dado un paso más en la futura construcción de los nuevos juzgados de Guadalajara. Por fin conocemos el nombre del arquitecto que se encargará del proyecto. Es Gonzalo Cabanillas de la Cueva, un profesional con experiencia en obra pública que ha realizado, entre otros, el proyecto de ampliación del Hospital de Elche, en Alicante. Él, junto a la empresa, Gestión Integral del Suelo, son los elegidos por la Administración, de entre las 38 ofertas presentadas, para realizar el proyecto y la dirección de obra del mismo.
El nuevo edificio, que ya nace con importantes carencias como comenté en otro post, reunirá en una misma sede los juzgados que hay funcionando en la actualidad repartidos entre la Plaza de Beladíez, el Paseo de las Cruces y varios más en la Avenida del Ejército, algunos de éstos últimos en régimen de alquiler.
Este mes los ganadores comienzan a preparar el proyecto que debe estar terminado antes de noviembre. El arquitecto, Gonzalo Cabanillas, ya está trabajando en él e incluso se acaba de reunir con el Ayuntamiento de Guadalajara para hablar del tema. ¿Y cómo será el nuevo juzgado? Pues según el arquitecto estará formado por dos edificios longitudinales unidos por un vestíbulo común al que se accederá por una rampa muy suave. El proyecto tendrá muy en cuenta el aprovechamiento de energía, con patios interiores que den luz, y ventanas verticales en el exterior para proteger del sol. En noviembre el Ministerio de Justicia le dará el visto bueno y pondrá en marcha el resto del proceso: primero adjudicar la obras, que se cree que estarán antes de junio de 2015, y después 28 meses más para hacer la obra con lo que los juzgados no estarán listos hasta principios del año 2018.
Esos son los planes del Ministerio pero el proyecto tiene que salvar un importante escollo: la difícil situación económica. Según la información facilitada por el propio Ministerio la contratación de las obras dependerá de si en ese momento hay o no hay dinero y lo remarca con estas palabras:
“En todo caso, la decisión sobre el expediente de contratación de las obras estará condicionada a las disponibilidades presupuestarias”
¿No les recuerda esto a otra gran obra prometida y no realizada? Sí, claro. Estoy hablando del Parador de Molina. La única diferencia entre las dos, (diferencia por cierto bastante importante), es que en este caso avisan: mientras no haya dinero no se hará. En el caso del Parador han optado por maniobras de distracción y han decidido adaptar el proyecto y, creo yo, ganar tiempo.
Y es que las obras públicas en Guadalajara, (y también las privadas, hay que reconocerlo) brillan por su ausencia en estos tiempos de crisis. El Estado apenas invertirá en 2014 83 millones y de ellos la mitad irán a mantener la A2. A eso hay que sumar poco más: abastecimientos a municipios ribereños o la tercera conducción del Sorbe.
De momento los ganadores del concurso de los juzgados han rebajado el presupuesto inicial en 300.000 euros, apenas un pellizco para un proyecto que tiene un presupuesto total de obra superior a los 11 millones.
Por ahora se ha dado un primer paso, esperemos que las circunstancias cambien y nos permitan salir de este negro agujero, porque el 2015, fecha de inicio de las obras, está ya a la vuelta de la esquina.