En 2030, en tan sólo 15 años, más de la mitad de la población mundial vivirá en zonas con escasez de agua. Es el escalofriante dato que ofrece la ONU y la OCDE, una escasez que llevará a que su precio se dispare. Hay quienes consideran que podría convertirse en la materia prima más importante a nivel mundial, siendo incluso más valorada que el petróleo. Es lo que ya llaman “oro azul”.
Y es que en general los humanos no valoramos la importancia del agua hasta que escasea, y en Guadalajara, principalmente en la cabecera del Tajo, no ponemos el grito en el cielo hasta que los restos de “La Isabela” no asoman entre las aguas de Entrepeñas.
Despertamos, pero tarde, y nos olvidamos de que las reivindicaciones, las obras que están sin acometer y los agravios, no florecen sólo cuando los pantanos se vacían, sino que permanecen también cuando están llenos.
Hay dos cosas que en esta cíclica “guerra del agua” por el trasvase Tajo–Segura nunca terminaré de entender. Una ¿por qué el gobierno de Castilla La Mancha no hace público en qué se han invertido, euro a euro, los 400 millones de euros que los murcianos han pagado por el agua que han recibido del trasvase Tajo-Segura? Eso nos ayudaría a decidir si los pueblos ribereños, esos que tienen que ser abastecidos con cisternas muchos veranos, están siendo bien tratados por su propio Gobierno Regional.
Y dos ¿por qué Gobierno de Castilla- La Mancha, ayuntamientos, alcaldes, empresarios y medios de comunicación sólo nos ocupamos, preocupamos y movilizamos de verdad del crecimiento de la cabecera del Tajo cuando los pantanos de Entrepeñas y Buendía están bajo mínimos?
Creo que las reivindicaciones de los municipios afectados por el trasvase Tajo-Segura deberían ser continuas y fundamentadas y no estar dictadas a golpe de desembalse.
En eso quizá deberíamos aprender de los murcianos, siempre unidos y defendiendo su postura en el trasvase mientras que en la cabecera del Tajo, pertenecer a un partido político distinto ya supone un freno a cualquier medida.
En eso los murcianos nos dan sopas con honda. En eso, y en publicitar su trabajo. Basta echar un vistazo a Internet para saber que con un metro cúbico de agua ellos producen 8 kilos de hortalizas mientras que en otras zonas con esa misma cantidad de agua se producen apenas 3, para saber que aportan más de 2.300 millones de euros al Producto Interior Bruto español y para conocer que de ellos dependen 100.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos.
¿Y los municipios del Tajo? ¿Se ha hecho algún estudio que fije lo que se pierde en turismo, en riqueza natural, en diversidad de flora y fauna en las riberas del Tajo? ¿En industria por un caudal insuficiente? O el potencial que tendríamos en agricultura… ¿Y los puestos de trabajo que se crearían?…
¿Por qué no lo aireamos y los damos a conocer cada cierto tiempo en vez de esperar a ver los pantanos bajo mínimos para quejarnos de lo mal que nos tratan?
En todo esto en Murcia nos llevan una ventaja de 40 años.
Y no aprendemos.
Pero este año las cosas están cambiando y no por las legítimas pataletas de los pueblos de la cabecera del Tajo, ni por las protestas de las asociaciones ecologistas o por los recursos del gobierno regional de Castilla-La Mancha a los sangrantes trasvases. Están cambiando porque no hay agua. Y contra eso la zona levantina nada puede hacer.
En Murcia siempre han pensado que el trasvase iba a ser eterno pero este verano se han topado con la cruda realidad y la propia consejera de Agua y Agricultura de Murcia, Adela Martínez Cachá, ya ha anunciado que podría producirse lo que más temen los regantes: un trasvase cero.
Si eso ocurre todos saldremos perdiendo. La cuenca del Tajo porque ya no se le puede exprimir más y el Levante porque ante su imparable avaricia y su descontrolado crecimiento, han dejado semi seco uno de los ríos más importantes de España.
Pero volverá a llover. Los pantanos se llenarán. Y todo esto por lo que ahora lucha legítimamente la cuenca del Tajo volverá, por desgracia, a caer en el olvido.