2016 se despide con un halo de esperanza. Después de años de dura crisis las administraciones comienzan a comprometer dinero, y no sólo palabras, para mejorar infraestructuras en la ciudad de Guadalajara. Hasta la saciedad se ha hablado de arreglar edificios, monumentos e instalaciones pero, en 2017 será cuando, por primera vez empecemos a ver los trabajos en marcha.
El más destacado sin ninguna duda es el campus. Años llevamos hablando de él y parece ser que esta vez sí, será la definitiva. El proyecto, ya ultimado, lo adelantaba hace unos días Guadalajara Diario
Una vez más las bases ya están sentadas y el dinero comprometido, y además se han dado fechas de obras: se iniciarán en el 2018. Esperemos que esta vez sí la iniciativa salga adelante. La envergadura del proyecto hace necesario que las cuatro partes comprometidas (Junta, Ayuntamiento de Guadalajara, Universidad de Alcalá y Defensa) cumplan con su parte y parece ser que, en esta ocasión, no hay ninguna voz discordante lo cual nos da cierta tranquilidad.
Este es sin duda el proyecto más esperado, pero no el único que se ha puesto sobre la mesa. Desde el ayuntamiento ya se está trabajando para mejorar el invisible Alcázar. De momento se ha dado presupuesto para redactar el proyecto que permita consolidar todo el cerramiento del edificio, los torreones medievales y los restos de muralla. El presupuesto no llega a los 200.000 euros pero en el pliego de condiciones ya se avisa que la obra costará en torno a 1.300.000 euros, una inversión que nos hace pensar que, esta vez sí, el Alcázar tiene una oportunidad. Ahora falta por saber si el CSIC, que se encargó de la anterior recuperación del Alcázar, volverá a participar en el proyecto. Precisamente en diciembre del 2015 Julio Navarro, el alma de la anterior recuperación, defendía en Guadalajara la creación de una Escuela internacional de Arqueología tomando como base el Alcázar, un proyecto muy ambicioso, y sin embargo asequible, por el que el Ayuntamiento de Guadalajara debería luchar. Veremos si llegan buenas noticias.
Y a estos dos proyectos sumamos otro más. Anunciado por sorpresa y recibido con agrado: la reforma del puente árabe, una obra a la que se destinarán medio millón de euros que servirán, entre otras cosas, para remozar la maltrecha barandilla, y hacer peatonales y visitables algunos arcos descubiertos mientras Rayet hacía las obras del puente nuevo. Los trabajos empezarán en primavera y desde luego darán un nuevo aire a un monumento de gran importancia para la ciudad.
Son tres apuestas llegadas en los últimos días de Diciembre que pueden suponer un cambio radical a esa zona de Guadalajara: por un lado aportarán más vida y dinamismo a esos barrios ya que en unos años traerán más vida universitaria y más peso del turismo, y por otro conseguirán sacar de la invisibilidad a un área de Guadalajara que ahora concebimos más como una zona de paso que como un sitio de ocio y disfrute.
Esperemos que se cumplan las promesas. Feliz 2017.