Haré un
paréntesis en la cronología del movimiento comunero, tan lleno de enseñanzas
todavía para nuestros días. A sus primeras entregas se puede acceder desde la
parte final de este artículo, donde un enlace les llevará a ellas.
COMO EN EL
CASO DEL pasado artículo hay que congratularse del dinamismo que la
conmemoración del V Centenario de los comuneros está manifestando durante estos
meses, con actos institucionales entre las Cortes de Castila-La Mancha,
Madrid y Castilla y León, así como diferentes organismos provinciales,
universitarios y culturales que plantean recuerdos, homenajes y hasta la
erección de calles y monumentos, a los principales líderes comuneros.
Ha sonado la
posibilidad de tres cuartas partes de las calles que rodean a la Concordia,
dejen de llamarse C/ Boixareu Rivera, para pasar a rotularse como calle de María
Pacheco.
Mi opinión es
contraria a ese cambio, por dos motivos, si Boixareu Rivera se cambia debe pasa
a llamarse calle de la Concordia que es como todo el mundo la hemos llamado
siempre en Guadalajara, y como va seguir llamándose, pese a que se le aplique nombre distinto.
Dedíquese a
María Pacheco la gran calle o avenida que se quiera, pero las calles que rodean
La Concordia van a seguir llamándose La Concordia, póngasele el nombre
que se le ponga.
También se ha
rumoreado la posibilidad de erigir un monumento a los comuneros en Guadalajara,
a la altura de la Plaza del Concejo, o donde se decida erigirlo.
A este
respecto, me gustaría comentar lo siguiente.
UN GRANDIOSO Y
EMBLEMATICO MUNUMENTO A TODOS LOS COMUNEROS CASTELLANOS Y ALCARREÑOS
LA ERECCIÓN DE LA airosa estatua al atencino Juan
Bravo, en Segovia, en 1921, durante el IV Centenario de la Batalla de
Villalar, supuso la aportación de un emblemático símbolo a la ciudad segoviana,
que hoy nos parece que siempre estuvo en su central emplazamiento de la calle
Mayor, donde todo los turistas la buscan con la mirada.
Igualmente, en
la cercana fecha de 2015 se erigió un monumento en bronce a Juan de Padilla
en Toledo, menos logrado estéticamente que el Juan Bravo, pero que cumple
su función representativa de homenaje.
También
Salamanca erigió un monumento a Francisco Maldonado, menos logrado que
los dos anteriores.
Parece que
Toledo se va a poner a la tarea de erigir otra estatua, esta vez a María
Pacheco, la esposa de Juan de Padilla, y persona que capitaneó la resistencia
de Toledo, durante 9 meses más, hasta febrero de 1522.
EL GIRO QUE DEBERÍA DÁRSELE A UN MONUMENTO A LOS COMUNEROS EN GUADALAJARA, PARA SINGULARIZARSE.
GUADALAJARA NO
DEBERÍA RENDIR su homenaje a los comuneros mediante una sola escultura aislada,
sino con un grupo escultórico relativo a varios personajes, donde no falten las
figuras comuneras locales de la ciudad y tampoco las más eminentes figuras de
los comuneros, que se da la circunstancia son de la provincia de Guadalajara o
son oriundas de Guadalajara.
Oriundo de
Atienza, donde nació, es Juan Bravo, aunque habiéndose trasladado de niño a
Segovia, es justo que le tengamos por segoviano, sin olvidar sus orígenes
atencinos.
Y oriunda de
Guadalajara, de donde era su padre el conde de Tendilla, es María Pachecho,
nacida circunstancialmente en la ciudad de Granada, una ciudad con una población morisca del 95 %, dado el poco tiempo
que había pasado desde su reconquista en 1492.
Es decir María
Pacheco es más guadalajarareña por familia y por ella misma que Leopoldo
Alas Clarín es “asturiano”, ya que nació en Zamora, ciudad que guarda más
semejanzas culturales con Clarín que las escasas afinidades que pudo apreciar María en la extraña Granada de su
infancia,
Juan Bravo y María Pacheco, como
oriundos de Guadalajara en ambos casos, deberían
presidir el grupo escultórico que Guadalajara debería dedicar a todos los
comuneros de Castilla, unitariamente. Es decir, en un segundo plano del
monumento que se erija debían tener su lugar Juan de Padilla y Francisco
Maldonado. Quizá también el obispo Antonio de Acuña y algún otro
comunero relevante que haya transcendido las fronteras provinciales.
En otro plano
distinto, los comuneros de la ciudad de Guadalajara, junto con las escenas que
mejor puedan acotar los acontecimientos de aquellos días y meses, deben estar
representados:
El carpintero Pedro
de Coca, el albañil Diego Medina, un albardero y buñolero apodado Gigante,
el presidente de la Audiencia Ducal, Francisco de Medina y Mendoza, el
licenciado Juan de Urbina, el caballero Diego de Esquivel y otros
nombres distinguidos de la ciudad entre los que se encontraba el conde de
Saldaña, don Iñigo López de Mendoza, heredero del poderío familiar
mendocino.
MARÍA LÓPEZ DE MENDOZA Y PACHECO
EL PEQUEÑO
EMPEÑO QUE he puesto en probar el origen oriundo de Guadalajara de la máxima
cabecilla comunera y desde luego de la máxima cabecilla femenina, María
López de Mendoza y Pacheco (1496-1531), basta para probar no ya sólo las
raíces familiares inmediatas de doña María, hija del guadalajareño Íñigo
López de Mendoza y Quiñones, sino que bien podía ser considerada
directamente una figura de Guadalajara (aunque “le nacieran en Granada, 4 años
después de su reconquista”).
En modo alguno
puede ser María Pacheco hija de esa ciudad, cuyo 98 % de la población del
momento sería morisca, por lo que María viviría su tiempo casi permanente
encerrada en la Alhambra, y sería una MESA (Menor Sí Acompañada) cuando se
desplazase por las calles de Granada, bien protegida por la escolta personal
que le hubiese puesto su padre.
María Pacheco
visitaría las tierras familiares más allá del reino de Granada, numerosas veces
durante su infancia y a los 15 años ya la vemos radicada y casada en Toledo,
con Juan de Padilla, un caballero de menor alcurnia que ella, pero tan
castellano como ella, sin duda.
¿Toledana por
radicación, guadalajarareña por familia? Cualquiera de las dos cosas… Lo
único que no tendría sentido es
considerarla dama granadina, pues eran castellanas las damas que en 1496 por
allí hubieran.
DIEGO HURTADO
DE MENDOZA
PERO LA
ARGUMENTACIÓN ANTERIOR acerca del carácter oriundo guadalajareño o directamente
de nuestra ciudad de María Pacheco me importa incluso más para que se aplique a
uno de sus hermanos, Diego Hurtado de Mendoza (Granada, 1503-Madrid, 1575). Y
todos los arriacenses empecemos a considerarlos paisanos.
¿Y por qué
subrayar incluso más que a María a su hermano de padre y madre Diego…? Pues
porque Diego Hurtado de Mendoza es, con el 95 % de probabilidad, el autor
del Lazarillo de Tormes, además de un poeta renacentista de primer orden,
en poemas que si cobijó bajo su nombre.
Calló su
autoría del “Lazarillo” precisamente por ese parentesco, por ser hermano de una
exiliada en Portugal y rebelde contra el Emperador y por ser cuñado de Padilla,
enemigo mortal y decapitado por el Emperador.
No era
oportuno enorgullecerse de haber escrito un libro tan crítico y erasmista como
era ese, teniendo tales parentescos.
Diego nada
tuvo que ver con el bando comunero, sino que sirvió en todo momento al
Emperador, pero debería aparecer en el grupo escultórico que estamos diseñando
para homenajear a los comuneros en Guadalajara por los sentidos versos que
dedicó a su hermana María como epitafio de su tumba, cuando ésta falleció en el
exilio de Portugal.
Estos son los
versos que redactó Diego Hurtado y que podría aparecer a cierta distancia de su
hermana, declamándoselos personalmente desde un pergamino en sus manos.
Si preguntas mi nombre, fue María,
Si mi tierra, Granada; mi apellido
De Pacheco y Mendoza, conocido
El uno y el otro más que el claro día
Si mi vida, seguir a mi marido;
Mi muerte en la opinión que él sostenía.
España te dirá mi cualidad.
Que nunca niega España la verdad.
Para más
argumentos que apuntalan la autoría del Lazarillo por parte de Diego Hurtado de
Mendoza, uno de los grandes de la novela y literatura española, pues, puede
consultarse la novela del autor de este artículo titulada: “Lazarillo de
Henares o El sol del mediodía”
En el prólogo
de la misma, expongo los convincentes argumentos existentes sobre la autoría
del guadalajarareño u oriundo de la Alcarria Diego Hurtado de Mendoza respecto
al Lazarillo.
Y expuesto lo
que se ha dicho sobre este monumento en Guadalajara a todos los comuneros de
Castilla que, ciertamente, pondría a nuestra ciudad en el centro de la memoria
comunera, además de constituirse en un brillante foco de atracción turística,
en sí mismo, emplazo a los lectores para la nueva entrega que efectuemos sobre
los comuneros de Castilla, y les invito a repasar las tres entradas anteriores
sobre este mismo tema, que desde aquí mismo se enlazan.
ESTA TERCERA ENTREGA DE la serie de artículos que redacto sobre la “Guerra de la Dependencia de Castilla ante la Casa de Austria”, como considero que podría conocerse, más aclaratoriamente desde su propia denominación, a la Guerra de las Comunidades de Castilla (1520-1522), llegamos hoy a la efeméride de la propia batalla de Villalar (23 de abril de 1521), que no puso fin a la Guerra de la Dependencia, sino que el sur de Castilla, Madrid y en especial Toledo continuó resistiendo a la absolutista Casa de Austria durante nueve meses más, hasta febrero de 1522.
A las dos entradas anteriores a ésta, se puede acceder desde la parte final de este artículo, donde un enlace le llevará a ellas.
Antes que nada desearía congratularme porque el V Centenario (que se va a alargar hasta ese febrero de 2022 cuando realmente se conmemorará el fin de la Guerra) se esté recordando también en organismos oficiales que, desde hace 40 años, han vivido de espaldas a las Comunidades y en general a la unidad de Castilla, cuya desunión se ha promovido, impulsado y patrocinado oficialemente desde arriba para que la población castellana desconociera su propia historia común.
«Me congratulo porque el V Centenario (que se va a alargar hasta febrero de 2022 cuando realmente se conmemorará el fin de la Guerra) se esté recordando también en organismos oficiales que, desde hace 40 años, han vivido de espaldas a las Comunidades y en general a la unidad de Castilla, cuya desunión se ha promovido, impulsado y patrocinado oficialemnte desde arriba para que la población castellana desconociera su propia historia común».
En esta ocasión, parece que no se va a arrojar silencio, ocultación o mutismo sobre Castilla, como suelen hacen los políticos que dicen representar a esta tierra, por orden imperativa de los poderes verticales que lo ordenen.
Al contrario, algunos organismos públicos de Castilla la Vieja, Madrid y Castilla la Nueva da la impresión de que ya se han enterado que se ubican en la histórica tierra de Castilla y están dispuestos a conmemorar esta efeméride como la cosa propia de todas estas tierras que es.
El pasado lunes 19 de abril, las Cortes de Castilla la Nueva (por nombre inexacto y no refrendado por la población, aunque oficial, más bien llamadas las Cortes de “Castilla-La Mancha”) celebraron, conjuntamente con los presidentes de las Cortes de Castilla la Vieja y León y del Parlamento de Madrid, el inicio de las efemérides.
El presidente de Castilla la Nueva, Emiliano García-Page, dirigiéndose a las Cortes de la Región el lunes 19 de abril de 2021, con la asistencia de tres presidentes de las Cortes regionales castellanas en el acto y las banderas de estas tres autonomías castellanas desplegadas junto a la bandera de España
En el Salón de Plenos de las Cortes de Castilla la Nueva se desplegaron las banderas de España y las de Castilla Norte, Castilla Sur y Madrid, en un gesto simbólico que debería ser más frecuente, porque las tres últimas son expresión de la misma tierra muy histórica: Castilla, aunque ciertamente de las tres sólo una tiene verdadero valor histórico, siendo las otras dos inventos no muy afortunados y recientes.
El propio presidente de la región de Castilla la Nueva, Emiliano García-Page –que viene demostrando mayor sensibilidad hacia los asuntos castellanos que otros predecesores suyos en el cargo, lo cual debe serle agradecido y alabado como se merece- reconoció dicho lunes 19 de abril que las actuales Castilla-La Mancha y Madrid «somos geográfica, física y sociológicamente lo mismo, Castilla, como se ha visto incluso en cuestiones como el comportamiento del coronavirus».
Pues bien, cierto es, señor presidente García-Page, lo que usted por fin declara oficialmente en sede parlamentaria. Sólo falta que la próxima vez incluya también en su aserto a Castilla la Vieja y habrá atinado plenamente en la diana de la similitud castellana.
Tiempo habrá de comentar estos actos y los que se celebren hasta febrero de 2022 al respecto, pero de momento, como estamos precisamente en el día central del V Centenario de la batalla de Villalar, prefiero referirme a los hechos concretos que allí acontecieron en dicha fecha.
Villalar 1521
PUESTO QUE TENGO RELATADOS en varios libros de prosa y verso los acontecimientos de Villalar de 1521, no he querido referirlos de nuevo, sino acogerme a uno de esos relatos, en este caso en forma de poema, que ya tengo redactados sobre el tema:
Iniciaré aquí los primeros compases de mi poema “A Padilla, Bravo y Maldonado”, publicado en 2016.
Después, quien se sienta atraído por lo que el poema narra, puede seguirlo por completo en la dirección informática que abajo se indica, y que contiene el poema íntegro, acompañado de fotografías de los lugares que se citan y hasta de una breve película histórica que recoge en imágenes los acontecimientos narrados.
El poema comienza así:
A PADILLA, BRAVO Y MALDONADO,
CAPITANES EN 1521 Y CAPITANES DE FUTURO
“El Reino no es del rey, sino de la Comunidad”
“El Estado no es de los representantes, sino de los representados”
.
Capitán General Juan de Padilla
la Junta Comunera te ha nombrado
y hoy a gloria eterna serás llamado
a veintitrés de abril, mientras Castilla
.
verdea en trigos y en la fe que brilla
contra un César absoluto llegado
desde tierras flamencas, que ha dejado
arca exhausta en Reino y en cada villa.
.
De Torrelobatón, alcázar breve
que asedio imperial no resistiría,
hacia Toro el ejército partía
cuyo muro aguantar su empuje puede.
.
VILLALAR
.
Pero en medio de campiña y relieve,
donde Villalar se eleva y erguía
les avista imperial caballería
en día empapado en que el cielo llueve.
.
Cuantiosos los jinetes imperiales,
no porque su causa sea más justa,
sino sólo Su Majestad augusta
dadivoso fue en manejar caudales.
.
Combaten, de un lado, los ideales
de la libertad, y en contra la fusta
que, además de su tiranía, incrusta
prebendas y ventajas señoriales.
.
Al reino o nación lo quieren
situar encima del rey,
que sólo así norma y ley
por la libertad vinieren.
.
Así que las baterías
comuneras se sintieren
que, en su fragor, a quien hieren
es a añosas jerarquías.
Y ahora, quien desee seguir leyendo el poema y contemplar las fotografías y la breve película que le acompaña, aquí tiene a su disposición todo ello:
En esta serie
de artículos estamos analizando las causas y principales episodios que
ocurrieron en Castilla durante la Guerra de las Comunidades o “Guerra de la
Dependencia” ante la Casa de Austria. La parte I puede leerse aquí:
La corona y el reino de Castilla, eje
demográfico y económico de la Península Ibérica a principios del siglo XVI
EL EJE
DEMOGRÁFICO Y económico de la Península Ibérica (Castilla, Aragón, Portugal) a
comienzos de la Modernidad era sin duda la Corona de Castilla, con una
población de entre 6 y 7 millones de habitantes, ante el millón de habitantes
que sumaban en conjunto los territorios de la Corona de Aragón (Reinos
de Aragón, Valencia y Mallorca y principado de Cataluña) y el otro millón de
habitantes que suponía la población total de Portugal.
Y el núcleo de
la Corona de Castilla estaba precisamente en las Castillas Vieja y Nueva.
El Consulado
del Mar, radicado en Burgos (una
organización de mercaderes), regulaba todo el comercio castellano con el Norte
de Europa, a través de los puertos del Cantábrico, hasta el punto de que fueron
los comerciantes de Burgos quienes costearon a sus expensas la Expedición a las
islas de la Especiaría de 1519-1522, que acabaría convirtiéndose en la Primera
Vuelta al Mundo.
Uno de los comerciantes burgaleses con especial importancia en las navegaciones comerciales a las islas de las especias fue Cristóbal del Haro, miembro de una familia de mercaderes y financieros de la ciudad, que financió la primera expedición en llegar al Río de la Plata (1511-1512) y la Expedición de Magallanes (1519-1522), entre otras muchas navegaciones viajes de comercio.
“Burgos, legua cero del Viaje de
Magallanes-Espinosa-Elcano”, cartel conmemorativo del 500 aniversario de la
Primera Vuelta al Mundo. Sobre el mástil del navío, la bandera de la Corona de
Castilla, bajo la cual se realizaba la expedición.
También intervino decisivamente en la puesta en marcha de esta Expedición de Magallanes (portugués de nacimiento, pero nacionalizado castellano antes de recibir el mando de unos barcos castellanos, según la costumbre de esa o cualquier otra época) el obispo Juan Rodríguez de Fonseca, nacido en Toro, obispo de Burgos entre 1514 y 1524, y creador de la Casa de Contratación de Indias (1503), para poner bajo la autoridad de la Corona castellana los viajes que se organizaran al Nuevo Mundo.
En las dos imágenes de arriba, Vasco Núñez de
Balboa, descubriendo el Mar del Sur en 1513 y la flota castellana de la
Expedición de la Especiaría, las Molucas, que acabaría descubriendo el Estrecho
de Magallanes y dando la primer Vuelta al Mundo entre 1519-1522
Las dos Castillas, Vieja y Nueva, eje a
su vez de la Corona de Castilla
EN MEDINA DEL
CAMPO se asentaba una de las ferias internacionales más importantes de Europa,
y de hecho los banqueros de Medina crearon la primera letra de cambio, que
empezó a ser la forma de pago internacional más común en todo el continente.
También la
industria, las manufacturas, los textiles y los productos ganaderos, laneros y
agrícolas castellanos eran significativos en el mercado europeo y
posteriormente en el americano.
Las ciudades
más populosas de España a principios del siglo XVI (excepción hecha de Sevilla)
se encontraban en las dos mesetas. Valladolid, 38.000 habitantes; Toledo,
32.000; Medina del Campo, 20.000; Segovia, 15.000; Salamanca,
13.000; Medina de Rioseco, 11.000…
El historiador
y jesuita de abundante bibliografía sobre la Edad Media y Moderna, Gonzalo
Martínez Díez, que fue catedrático de Historia del Derecho de la Universidad de
Valladolid, obtuvo estas cifras del Archivo de Simancas, harto significativas
del papel de Castilla en el XVI, si las comparamos con los datos de la Castilla
hundida, derrotada y despoblada de nuestros días
A principios
del XVI, una provincia como la de Soria superaba en población a las tres
provincias vascas: 190.000 habitantes en el territorio soriano frente a
185.000 en las tres provincias vascas juntas.
La provincia de Salamanca tenía casi
tanta población como toda Cataluña. Medina del Campo rebasaba en seis
veces la población de Oviedo y La Coruña y en ocho veces la de San Sebastián.
Incluso
pueblos no especialmente significativos como Paredes de Nava, Béjar o Ágreda
duplicaban a las dos primeras y triplicaban en población a San Sebastián.
Medina de
Rioseco o Toro doblaban a Vigo o Santiago. Portillo (Valladolid) resultaba
doble que Gijón y tres veces mayor que Eibar. Covarrubias (Burgos) era mayor que Baracaldo.
Concretamente,
la Corona de Castilla de principios del XVI contaba con unos 7 millones
de habitantes, Aragón 250.000, Cataluña 300.000, Valencia
320.000, Baleares 80.000, Navarra 100.000 y Portugal
1.000.000.
LA
GUERRRA DE LAS Comunidades de Castilla (1520-1522) podría ser conocida como Guerra de la Dependencia de Castilla y
España ante la Casa de Austria, ante la familia de los Habsburgo, que actuaban
todos ellos como un clan –gobernaran donde gobernaran- o ante los intereses
prioritarios de Flandes y del Sacro Imperio Romano Germánico, como prefiramos
denominar al ganador de aquella contienda, frente a los intereses propios castellanos
y españoles.
Con
ese nombre propuesto, todos entenderíamos qué se dilucidó militarmente durante
esos dos años en los campos de batalla de la Castilla central, de la misma
forma que a principios del siglo XIX se entiende inmediatamente qué se dirimía
en una Guerra que se ha acabado conociendo como Guerra de la Independencia o Guerra contra los franceses.
Esta
Guerra “de las Comunidades” o “de la Dependencia” fue ganada, obviamente, por
los intereses centroeuropeos de los Habsburgo que arrastraron el potencial
español en defensa de sus intereses familiares centroeuropeos durante los dos
siguientes siglos (XVI y XVII).
Si
la Castilla de la época pudo continuar, parcialmente,
con el desarrollo de sus propios intereses –en América, África, Asia, Oceanía…
es decir en cualquier continente menos en la Europa de las Guerras de Religión,
un avispero donde nunca tendría que haber intervenido Castilla, puesto que nada
tenía que ganar y sí mucho en lo que arruinarse- fue por la enorme potencia de la Corona castellana,
ya antes de la llegada a ella de los Austria
Porque hay que tener en cuenta que no fue Carlos quien dio un Imperio a Castilla –la expansión ultramarina castellana ya existía, desde un cuarto de siglo antes de la llegada de Carlos I, o mucho antes si consideramos el caso de la toma castellanas de las islas Canarias o de plazas en el norte de África-, sino que fue Castilla quien dio a Carlos dos: el alemán que compró con el dinero castellano y esa expansión mundial castellana que los Habsburgo pudieron usar en su provecho familiar extracastellano.
Flandes
supuso una costosa sangría de hombres y dinero para Castilla, el principal
sostén de los Austrias, durante dos siglos. También la participación de
Castilla en las guerras de religión centroeuropeas, donde los Habsburgo se
convirtieron en campeones del catolicismo, no por cuestiones de dogma, sino por
defensa de sus intereses familiares frente a otros competidores alemanes.
Lo
cual estaba meridianamente claro para los castellanos sujetos a ellos, según
las reiteradas peticiones de las Cortes castellanas para que se pusieran fin a
semejante sangría, peticiones que siempre fueron respondidas de idéntica manera
durante toda la dinastía… Igual que había hecho el rey Carlos la primera vez
que los procuradores castellanos se lo solicitaron: «En esto se hará lo que más convenga a nuestros intereses».
Todos
los Austrias «españoles» -del primero al último durante sus dos
siglos de existencia- supieron que el principal de sus intereses era legislar
lo más conveniente para Flandes y actuar en su provecho, siguiendo al pie de la
letra las instrucciones dejadas por Carlos I en su testamento a Felipe II: «Ante todo, vela por los intereses
de Flandes, nuestra patria».
La
recomendación de Carlos de Gante se cumplió tan al pie de la letra que después
de esos dos siglos de gastos desorbitados por Flandes, el último de los
archiduques de Austria que ambicionó poseer España, ya en el siglo XVIII volvió
a probarlo…
En
efecto, el pretendiente al trono Carlos, autodenominado Carlos III, en contra
del verdadero heredero de la Corona española, Felipe V de Anjou-, tras dejar
destrozada la Península con una larguísima Guerra de Sucesión de casi quince
años (1701-1715) sólo impuso una condición «sine qua non» para firmar
el Tratado de Utrecht: la de que él sería considerado Archiduque de Austria,
sin quedar el título vinculado a la Corona de España, y que Flandes sería sustraído del ámbito de España
para pasar a la soberanía de Archiduque de Austria, él mismo.
Curiosa
manera de salir de España la malhadada Casa de Austria: una Guerra de Sucesión, provocada por los
Habsburgo, que se saldó con la pérdida de Menorca y Gibraltar ante sus aliados
los ingleses, y con el traspaso de Flandes a la soberanía del Archiducado de
Austria… Es decir, donde siempre había estado. Aunque la sangre y el dinero,
llevaba dos siglos Castilla poniéndolos encima del ruinoso y ensangrentado
terreno.
Pero
empezaremos por el principio del problema, recogiendo las causas y los hechos
que originaron otra Guerra Civil
mediante la cual entró a reinar en España tal Casa, extranjera y
extranjerizante en todo momento de su política: la Guerra de la Dependencia ante el Imperio de los Habsburgo alemanes,
a principios del siglo XVI, hace ahora quinientos años.
ESTE
AÑO DE 2021 lo he iniciado con la publicación del libro “Otros campos de Castilla. Parte II: Las generaciones culturales
castellanas desde 1900 hasta el siglo XXI”.
DOS
APORTACIONES A LA ESTÉTICA DE CASTILLA
SE
TRATA, EFECTIVAMENTE, DE la Parte Segunda de un libro anterior mío, aparecido
en el año 2018, bajo el título “Otros
campos de Castilla. Parte I: Contra la leyenda negra castellana”
En
ninguno de los dos casos se trata de unos títulos pretenciosos o engolados, que
intenten aparentar más de lo que son ni tampoco emular a otro de 1912, de
Antonio Machado, con título bien parecido. No, en modo alguno, mis dos libros
aludidos cuentan con una variación bien
apreciable respecto al de Machado.
Ambos
libros aspiran a cumplir sencilla y modestamente lo que prometen: poetizar las muchas provincias, tierras y
regiones de Castilla que NO fueron tratadas ni recogidas en el volumen del
poeta sevillano, a principios de siglo XX, a pesar de que el título de
aquel libro aluda a una “Castilla” genérica, que luego en la práctica de sus
páginas poéticas no aparecen por ningún lado.
Antonio
Machado sólo se refirió en el mencionado libro a la ciudad de Soria y a sus
alrededores, más una parte añadida a última hora –y porque el editor de su
libro le indicó que le había salido un volumen excesivamente breve-, el romance
de “La tierra de Alvargonzález”, que recoge una leyenda parricida –terrible en
su contenido y poco favorecedora de la imagen de Castilla- que ambientó en los
Picos de Urbión y en la Laguna Negra, que Machado había conocido en una viaje
realizado hasta aquellos parajes.
Poca Castilla es la que aparece en los
“Campos de Castilla” machadianos. Por eso, referirse a los muchos,
amplísimos y heterogéneos “Otros campos
de Castilla” que no se habían recogido en la obra del poeta sevillano, me
pareció una interesante oportunidad literaria que, además, completaba una
visión poética exigua, reducida y uniprovincial…
Perspectiva
corta que, por si fuera poco, se había convertido con el paso del tiempo en
genérica, totalizadora, excluyente y exclusiva y, además, en la única
concebible y concebida, pese a la varia,
dispar, diversa y plural tierra castellana.
De
Santander (cuna de Castilla y castellanísima provincia en tiempos de Machado)
hasta Ciudad Real, desde Guadalajara a Madrid y a Salamanca, hay referencias
literarias a Castilla que complementan la visión de Castilla machadiana, y la
“magnifican” y amplían en el aspecto territorial. Valoraciones literarias, al
margen.
CONTRA
LA LEYENDA NEGRA CASTELLANA Y GENERACIONES CASTELLANAS
Por
otro lado, ambos libros poéticos míos, el del año 2018 y el de este año 2021,
tienen dos largos prólogos bastante significativos que me parece procedente
comentar.
La
Parte I comprende un largo prólogo titulado “Contra la leyenda negra castellana”: se analizan en él las
tergiversaciones interesadas que los escritores periféricos de mediados y
finales del XIX (catalanes, vascos y gallegos) lanzaron contra Castilla, y que,
sorprendentemente, tras el Desastre del 98, fueron aceptadas a pies juntillas
por los componentes de la Generación del 98 (ninguno de ellos castellano) y
transformadas en altísima literatura, que ha acabado conformando la idea actual
que todos los españoles, incluyendo los castellanos, tienen sobre Castilla.
Idea
asumida desde entonces –no antes- hasta acá que es casi siempre (basta con que
el lector mire introspectivamente dentro de sí mismo), una visión negativa.
El
libro ahora publicado, es decir, la Parte II, tiene también un largo prólogo
ensayístico que se titula “Las
generaciones culturales castellanas desde 1900 hasta el siglo XXI”.
En
este prólogo se conjuntan y se analizan generacionalmente los escritores,
artistas, pintores, escultores… nacidos en Castilla –esta es la primera
diferencia respecto a la del 98- y que han tocado el tema de su tierra
castellana con sus propias, variadas y múltiples visiones de lo castellano –lo
cual también amplía y enriquece la imagen que nos legó el 98-.
A
través de las Generaciones de 1900, 1920, 1940, 1960, 1980 y 2000 vemos cómo el
tema regional/territorial de Castilla y su relación consigo misma y con España
ha sido una constante del siglo XX y de lo que llevamos del XXI.
Dicho
prólogo, por sí mismo, basta para que yo aconseje la lectura del libro que
acaba de aparecer.
Y
aunque no hay espacio para entrar en mayores detalles, diré que el regionalismo
cultural castellano a lo largo de estos años es perceptible en todas las
provincias de Castilla, pero, si hubiera que destacar alguna, yo lo haría
precisamente con la de Santander,
donde el regionalismo castellano en libros, artículos, revistas y periódicos
fue especialmente intenso en las primeras décadas del siglo XX.
Señalaré
dos nombres esenciales que encabezan la nómina de esas generaciones culturales
castellanas de principios de siglo: Marcelino
Menéndez Pelayo, la Generación de 1900, y Gerardo Diego Cendoya, la de 1920. Ambos superan en geografía
espacial, provincias castellanas a las que aluden y afecto por la propia tierra
castellana a Antonio Machado, aunque nuevamente nos encontremos al autor
sevillano eclipsando todo lo que no sea él en la valoración de lo castellano.
Pero
escritores e intelectuales castellanos los hay muchos e intensos en todas y
cada una de las provincias del norte, del sur y del centro de Castilla. Desde Claudio Sánchez-Albornoz, prolífico,
magnífico y certero en el análisis histórico de Castilla y su papel entre los
pueblos de España al novelista vallisoletano Miguel Delibes, de antepasados oriundos de la Montaña de Santander,
donde sitúa algunas de sus obras más significativas, comenzando por “El camino”,
ambientada en Molledo (Valle de Iguña).
Otro
día, si hay espacio y tiempo –que tema seguro que sí hay- detallaremos algo más
este atrayente, seductor y tentador asunto cultural.
ESPAÑA-LA
MARAGATERÍA, ¿NOS parecería un nombre aceptable para nuestro país, España, si
mañana mismo, por ejemplo -sin saber por qué sí o por qué no- un Real Decreto
del Gobierno decidiera que a partir de su publicación éste debía ser el nombre
oficial del Estado…? ¿El Reino de España-La Maragatería?
Pues
una sorpresa similar nos llevamos los habitantes de Castilla, cuando allá por
1982 se publicó la Ley Orgánica 9/1982 de 10 de agosto que aprobaba el Estatuto
de Autonomía de una nueva región, nunca antes nominada así ni compuesta por las
provincias que se le asignaban, llamada Castilla-La
Mancha.
En
efecto, los más perspicaces de nuestros lectores ya se habrán dado cuenta de la
similitud que presentan los dos
componentes territoriales que cierran secundariamente el guion o empalme
nominal de ambos sintagmas tan extraños…
“La” Maragatería y “La” Mancha, ambos
con un claro artículo delantero que anuncia -en nuestro maltratado y cada vez
menos vehicular, comunicativo y unidor idioma castellano-, que lo que viene a
continuación es una comarca geográfica,
es decir, una parte espacial de algo
político mayor que ella.
“La”
Maragatería, una dignísima y muy antigua comarca de la provincia de León, del
reino de León, que desde 1230 camino unido con el reino de Castilla… Y la
Mancha, otra dignísima comarca de sur de Castilla, que desde el siglo XI o
siglo XII, según se mire, anda también unida con el conjunto del reino de
Castilla.
Para
todos los que en 1982, sin venir a cuento histórico ni a petición popular de
ningún tipo, pasamos desde ser conocidos como castellanos de Castilla la Nueva
a ser designados oficialmente como “castellano-manchegos”, la anomalía del
guion que separaba lo que antes estaba unido, resultó un asombro, un pasmo, un
estupor y un sobrecogimiento que nos tiene el ánimo tiritando desde entonces.
Nadie
ha explicado –ni podrá- por qué se separan mediante guion un antiguo Estado histórico y una de sus
comarcas internas.
ASOMBRO
2: El Gobierno maragato
EL
GOBIERNO “MANCHEGO” DICEN y escriben los medios de comunicación -con frecuencia
cada vez mayor- para referirse a lo que oficialmente deberían denominar el
Gobierno “castellano-manchego”. Por añadidura, por avance en el error, según
parece.
E
incluso se escuchan en las televisiones crueles ignominias como denominar a Sigüenza la ciudad “manchega” o como afirmar que la temperatura mínima del
país la ha alcanzado el municipio “manchego” de Molina de Aragón.
Nueva
conmoción y aturdimiento mentales. ¿Alguien se imagina que al binomio
denominativo “España-La Maragatería”
le fuera sustituyendo, poco a poco, la designación pasmosa de “el Gobierno maragato” para referirse al
de la totalidad de la península española e islas adyacentes?
Pues
eso, lo de “maragato” es lo que se está haciendo con gobierno “manchego”, lo
que pasa es que, a fuerza de repetir esa mentira un millón de veces en los
medios de comunicación, para quienes deseen que eso sea cierto, se les irá
convirtiendo en “verdad informativa”, ya
que no real.
Si
no se pone tope y límite a la mentira fenomenal o al fenómeno de esta mentira,
“La Mancha” acabará bordeando Suecia y sumergiéndose en el Mediterráneo, y el
Gobierno manchego podrá estrenar Consejería del Polo Norte y Consejería de
Marina de Guerra…
ASOMBRO
3: La acción u omisión culposa de las instituciones.
PERO
LO QUE MÁS estupefacción me causa no es lo anterior, sino que el Gobierno Regional de nuestra región, la
Diputación provincial de nuestra
querida Guadalajara o los Ayuntamientos
implicados en esta desorientación informativa CALLEN.
Por
acción propia (lo que sería culposo) o por omisión propia (lo que es culposo)
consienten que este fenómeno errado y errático avance en los medios de
comunicación, para desorientación general de los sufridos españoles y
ciudadanos de la región, en particular.
ASOMBRO
4. El gobierno, oficial o extraoficialmente, debe hacerse oír.
Probablemente,
bastaría una intervención pública ante los medios de comunicación de nuestro
presidente Emiliano García-Page, al
cual por cierto ya le he reconocido más interés en los temas castellanos que a
ninguno de los anteriores presidentes regionales –y me agradaría volver a reconocérselo-,
para que se aclarase el malentendido de una sola vez por todas.
Dar
a Castilla lo que es de Castilla y a “La” Mancha lo que es de “La” Mancha
(aunque encontrar identidad histórica a “La” Mancha distinta a la de Castilla
exigiría hallar lo imposible) parece una cuestión de justicia denominativa… Y
mientras no se pueda subsanar la contradicción conceptual de 1982, al menos que
se respete el absurdo que comenzó ese año, no que se agrave.
Y,
otra posibilidad, si no se quiere recurrir a una intervención pública (pese a
que claramente lo merecería), que las Oficinas de Prensa de las instituciones
antes dichas hagan saber su incomodidad por tal error a los medios de
comunicación nacionales que incurran en el mismo, por vía privada.
NOTA
ÚLTIMA: ¿Para cuándo unas reuniones estables y periódicas de todos los
gobiernos de las diversas Castillas en un “Consejo
de las Comunidades Castellanas”?
Eso
haría visible a Castilla. Su eclipse y mutis por el desaguadero de los pueblos
de España (supongo que porque a alguien le interesaba que desapareciese) fue el
principal error de los años 80. El Estado autonómico tiene un agujero inmenso
en el centro de él, pues ha dejado fuera a Castilla, que puede probar su
personalidad y existencia desde el año 800 hasta nuestros días.
SABIDO ES QUE,
DEBAJO de un árbol gigante de Navidad, de esos que se plantan en las plazas de
las ciudades para iluminar los alegres y nostálgicos atardeceres de los
primeros copos del frío y las noches largas y eclipsadas de la fechas próximas
al 25 de diciembre de cada año, así como también para alegrar la vista de todos
los transeúntes en las horas benevolentes y clarificadoras de más luz diurna,
son muchas, dispares, entretenidas y variadas las cosas que ocurren a quienes
por allí transitan o se encuentran.
Las raíces de
estos árboles gigantes de la Navidad están plantadas en la tradición y sus
ramas de hojas perpetuas igualmente en ella se instalan… Incluso hay quien
dice que sus bolas redondas son reflejo de las manzanas del Paraíso que alguien
mordió hace tiempo y desde entonces se introdujo el desorden en el mundo que
antes de ello estaba debidamente estructurado, muy metódica y cuidadosamente
sistematizado todo cuanto estaba establecido.
También hay
indicadores culturales para sostener que las luces que brillan en los árboles,
ya sean minúsculos, medianos o gigantes de Navidad, son las luces de la
esperanza, de la redención y del deseo de que todo vuelva a ser como antes de
que el árbol de las manzanas prohibidas fuera hollado por los dientes de la
persona humana que lo desordenó, tan calamitosamente.
Un Espectador Sentado, bastante
escéptico.
-BAH.
TONTERÍAS –SE DIJO el observador sentado, que se encontraba cerca de la entrada
del Mercado de Artesanía Navideña que el Ayuntamiento había instalado aquel
año, en la plaza de Santo Domingo, conocida en toda la ciudad donde se
desarrollan estos acontecimientos.
El observador
sentado podría haber tenido otro nombre pero lo llamaremos el Observador
Sentado, porque efectivamente se encontrada arrellanado y acomodado sobe uno de
los bancos que había en la isleta peatonal del principio de la plaza, cerca de
un olivo en no muy inmejorables condiciones de poda, que a su derecha se
encontraba.
Detrás del
Observador Sentado se erigía la Iglesia de San Ginés de aquella ciudad, sobre
cuyo arco semicircular habían dispuesto una gran pancarta que cubría de lado a
lado la parte superior de la misma, en donde aparecía la figura de un regordete
Niño Jesús que extendía sus manos para abrazarse al mundo. También había una
interjección muy optimista que declaraba entre dos amorosas exclamaciones…
-¡Feliz
Navidad!
Al leerlo,
unos segundos antes, el Observador Sentado había dicho:
-Bah.
Tonterías.
Pero lo que
más había admirado e incluso desconcertado al Observador Sentado es el
sorprendente mensaje que podía leerse sin ningún pudor, recato, miramiento ni
decoro en la parte superior del antedicho cartel y en donde era dado descubrir con
todas sus letras, un pasaje del profeta Isaías, aquel rabino hebreo del siglo
VIII antes de Jesucristo, que los judíos tienen la costumbre de llamar Ieshaiáhu, y que significa
(«Jehová es salvación»), en que podía observarse e interiorizarse -y
a gran tamaño- la siguiente herejía:
-“Se
manifestará la Gloria del Señor y todo el mundo verá la salvación de nuestro
Dios”
El Observador
Sentado, antes de haberse acomodado en el banco donde ahora descansaba, cuando
todavía estaba enfrente de la enormidad y exuberancia rectangular de cartel del
copioso, coloreado y opulento de brillos y tonos, se había santiguado al leer
aquello, pensando que era inaudito que semejante mensaje pudiera emitirse desde
una Iglesia católica consagrada al Señor, y, mientras se santiguaba de nuevo,
para purificar su mente, sus ojos, su pecho y ambos de sus costados, a causa de
lo que profundidad del abismo y depresión en que había caído su entendimiento
por semejante afirmación, murmuró entre dientes para que no se escandalizara
ningún transeúnte de los que se encontraban en la explanada de la Iglesia.
-¡Cielo santo!
Y volvió a santiguarse repetidamente, signarse y persignarse con insistencia, a fin de que el sosiego de su conciencia tornase a su normalidad serena y calmada en que se encontraba antes de leer aquella aquel asertivo testimonio, rotunda declaración y categórico alegato.
Suma inquietud en el espectador sentado
-¡SI Ieshaiáhu LEVANTASE LA CABEZA… lo que
haría con los redactores y compositores de este cartel, incluso después de
tomarse con santa calma y benévola paciencia, eso de que le llamara “Isaías”
que sólo muy vagamente recordaba a su verdadero nombre hebreo, en una lengua
novedosa para el santo y paciente varón de otros tiempos, lugares y épocas que
diose a conocer a sus contemporáneos y connacionales levíticos con el
comprensible, natural y paisano –para ellos- nombre de Ieshaiáhu.
De tal forma
había quedado conmovido, sobrecogido e impuesto el Observador Sentado, antes de
tomar asiento, cuando leyó aquel cartelón sobredimensionado y pancarta
monumental, considerable y mayúscula, que volvió a leer el mensaje y pasaje
bíblico por si se hubiera confundido en su primera lectura rápida…
Pero no, de
todas, todas y sin duda alguna, sobre la fachada del templo de San Ginés de la
ciudad donde ocurren estos verídicos acontecimientos, ponía sin lugar a
equívocos y sin que pudiera negarse, en un perfecto castellano, muy bien
caligrafíado, xerigrafiado y en letras blancas purísimas sobre un inmaculado
azul celeste oscuro, muy adecuado si fuere otra la ocasión, el trance y el
anunciado aviso que traía estampado, el siguiente mensaje:
-“Se
manifestará la Gloria del Señor y todo el mundo verá la salvación de nuestro
Dios” Is (Ieshaiáhu) 40.5
-¡Sapristi!
–tornó a decirse para sí el Espectador Sentado, antes de tomar asiento, cuando
aún estaba ante el arco de entrada de la Iglesia de San Ginés-. ¡Es cierto que
lo pone! ¡No hay confusión posible!
A lo que
añadió:
-¡Ave María
Purísima y el Señor nos vala!
Y sin salir
todavía de su asombro, ni mucho menos, prorrumpió a exclamar en voz baja, para
que nadie resultara dañado al oír lo que a él mismo le había dañado tanto:
-¡A qué
extremos de decaimiento y envilecimientos de todos los conceptos, pero más de
los del espíritu hemos llegado!
Finalizando su
triste, amarga y acibarada reflexión con una aún más amarescente y dolorosa
conclusión:
-O tempora o
mores! ¡Qué tiempos, qué costumbres!, como escribió ya Marco Tulio Cicerón, en
su primera Catilinaria “Oratio in Catilinam Prima in Senatu Habita”. En su
discurso contra Catilina, que había intentado asesinarlo. En ella Cicerón
deplora la perfidia y la corrupción de su tiempo…
Y yo, a la vista
de un mural tan osado, tan audaz y hasta tan mucho irrespetuoso como éste no
puedo más que afligirme, dolerme y lamentar por las costumbres decadentes de
nuestros tiempos que a estos extremos nos han bajado, para oprobio, baldón y
vilipendio de nuestros desafortunado, nefasto, aciago y astroso siglo XXI…
Así lloraba y
se condolía, el Espectador Sentado, antes de tomar asiento, ante la visión del
cartelón inmenso que pendía del arco semicircular de piedra de la Iglesia de
San Ginés, que parecía la pobre criatura un nuevo Jeremías redivivo para
dolerse, apesadumbrarse y lamentarse por los errores y desviaciones en que
había incurrido nuestro pérfido, maléfico y dejado de la mano de Dios tiempo de
errores, descuidos, yerros y cabalgamientos sobre las herraduras de los caminos
errados y herrados por la inexactitud, la incuria y la desidia, cuando no por
el dolo, la trampa y el engaño de los sentidos.
-¡Oh,
Jeremías, Jeremías! –se decía para sí el Espectador Sentado, antes de sentarse-
¡Cuán poco viste y padeciste en tu época para lo que es corriente, moliente y
usual en nuestro desdichado tiempo, como ahora mismo puedo comprobar ante mis ojos
con ese impío mensaje que se ofrece al escándalo de la feligresía y de los
ciudadanos y ciudadanas en general, beatos y beatas todos y todas como están
llamados vocacionalmente a ser, pero no por este letrero maligno, enorme y
sinuoso!
Reflexionó un
instante el Espectador Sentado, antes de sentarse, mientras contemplaba el
rótulo de tela despiadado y engañoso sobre él, y al darse cuenta de que había
nombrado como “Jeremías” al augur y arúspice, recordó que ya este profeta
llamaba a los reyes y a los sacerdotes a que se arrepintieran de sus múltiples
pecados, porque tenían esclavizados a los seres sometidos a ellos, y les había
vaticinado que sus pecados serían castigados de la misma manera, siendo ellos
también -los reyes crueles y los sacerdotes impíos y falsarios- sometidos a la
esclavitud de pueblos extranjeros.
-¡Oh, piadoso
Jeremías, acaso el único hombre justo de tu tiempo, cuánta razón tenías acerca
de los vicios, corruptelas, perversiones y depravaciones en que habían
incurrido los poderosos de tus días, que acaso se parezcan como dos gotas de
agua a las deshonestidades e impurezas que cometen los poderosos del presente
en los nuestros!
Dicho lo cual,
tornó a leer el sobrecogedor mensaje que figuraba estampado en el cartelón
enorme de la fachada de San Ginés de aquella ciudad, que algunos dicen que se
llamaba Carriaca
y otros Vetusta Pétrea
y algunos más
pretenden que su nombre era Nueva Babilonia,
Vieja Sodoma y
Gomorra
y la Viejísima
Yerushaláyim
y más antigua
aún Carpetania del Río Dulce de las Piedras,
dicho esto
último en alfabeto celtíbero…
y se santiguó
de nuevo para apartar de sí los malos pensamientos y los pésimos espíritus que
pudiera haber pululando por el entorno y,
con abundante
lágrimas en los ojos,
que regaban
incluso las baldosas del pavimento,
se dijo en voz
baja, para no extender más la herejía pecaminosa, tan múltiple, que aquel
cartel propalaba,
lo siguiente:
-¿La salvación
de nuestro Dios?
Y repitió
mentalmente:
-¿La salvación
de nuestro Dios?
No daba
crédito a lo que leía.
-¿Es que su Dios
está condenado y debe salvarse?
Se horrorizó
más:
-O incluso
“ser salvado”. Con una voz pasiva que indicaría aún con mejor exactitud la
impotencia divina para realizar esa acción por sí mismo. Y no quiero entrar
aquí en cuestiones de género gramatical: lo diré de una forma neutra: ¿No puede
realizar dicha acción de salvarse o ser salvado… “per se”?
Se asombró
ante aquella confesión asomada hasta la fachada de un templo católico de la
ciudad de Carriaca, o Vetusta Pétrea, o Nueva Babilonia, o Vieja Sodoma y
Gomorra, o Viejísima Yerushaláyim
o más antigua aún Carpetania del Río Dulce de las Piedras, y, tras asombrarse,
no se arredró sino que continuó avanzando hacia el espeluzne, hacia el espanto,
hacia el horripile, el sobrecogimiento y el terror que le invadía a lo largo y
ancho de todo su ser.
¡Sapristi, Sapristi!
-¡SI ESTAS
COSAS SE dicen a las claras por fuera, que no harán a las oscuras y a las
lóbregas por las estancias, capillas y sacristías y salas de reunión y
planificación dentro de la Iglesia! ¡Sapristi!
-¿Sapristi?
–se preguntó a sí mismo el Espectador Sentado, antes de tomar asiento, mediante
uno de los lóbulos de su cerebro, en interrogación demediada que al parecer iba
dirigida al otro de los lóbulos de su mente-.
-Eso he dicho.
¡Sapristi! –le repondió el otro lóbulo, bastante más racionalista e entendido
en estas cosas-.
-¿Qué es
“sapristi”?
-¿Quieres
saber lo que es “sapristi”?
-¡Te lo ruego!
-Conforme, sea
como tú quieres, hermano lóbulo…
-¿Y bien?
-Sin meter
prisas, hermano, que aún prosigo aterrado, y eso no es nada bueno en estas
fechas de Navidad.
-Tate, tate,
folloncicos, de ninguno sea tocada que esta empresa de explicarme de dónde
viene la expresión “sapristi” para ti sólo estaba guardada. Expónmelo cuanto de
pete y plazca, hermano.
-Pues mira,
“sapristi” viene de la expresión de la lengua francesa “sacristi”, “Sacré Christ” deformado.
-¿Sapristi,
que tanta gracia nos hace cómo suena viene de algo tan solemne y sagrado como
“Sagrado Cristo”, “Sacré Christ”?
-En efecto,
deformado.
-Aquí está
claro que, al pasar de unas lenguas a otras las palabras y los conceptos se
deforman. E incluso dentro de un periodo de la misma lengua y otro periodo, al
correr de los siglos y de los milenios…
-Las cosas
cambian, las palabras se deforman y los conceptos no se expresan exactamente
igual, al reformularse una lengua o al pasarse desde una oriental a otra
occidental o desde una norteña a una sureña…
-Ya. ¡Terrible
problema para todo e inclusive para la Teología que debe partir de verdades
exactas e inmutables reveladas por Dios, sin las cuales el mundo, el cosmos,
las galaxias o incluso el propio Dios implosionarían desde su interior y
podrían quedar participes de algo distinto de los que eras o incluso
desaparecen en el espacio inexplicablemente.
-De hecho, las
reencarciones de dioses antiguos en otros dioses modernos son fácilmente
secuenciables, podemos establecer la trazabilidad de casi todos los dioses
olímpicos de todas las culturas, y también podemos asistir al momento en que
algunos otros implosionan, estallan y se transforman en polvo de recuerdo de lo
que habían sido: nada, pero brillante en la memoria de las gentes.
Monumental destrozo teologal
-Y QUÉ
ABERRACIÓN DEFORMANTE crees que se ha producido para que una iglesia católica
se atreva a sacar una pancarta tan enorme como esa a la fechada central de su
iglesia, sin que al parecer nadie de la jerarquía haya detectado el monumental
destrozo teologal que acaba de perpetrar con ello.
-Es que no es
sólo un monumental destrozo teologal, sino que hay muchos reunidos, como
producto de la incuria de quien escogió esta frase o como producto de su escasa
formación bíblica antigua.
-¿Es cierto
que hay más herejías en esta frase de simple anuciación de un nuevo ciclo anual
que está a punto de comenzar?
-Tantas
herejías juntas como quieras encontrar. .En realidad, lo que el profeta Ieshaiáhu, rebautizado como Isaías por
los gentiles muchos siglos después, sin que el difunto Ieshaiáhu. pudiera hacer ya nada desde la tumba expuso en el siglo
VIII antes de Cristo ha recibido tal cantidad de trasladas de leguas e
interpretaciones que apenas tiene nada que ver entre lo que se escribió en
hebreo antiguo, en su traducción moderna, en su versión griega, a su paso a
lengua latina, y finalmente, cuando desemboca en las lenguas tomances modernas
que también continua s evolución a lo largo de los siglos…
-Pues ¿Qué dice
exactamente el profeta Isaías?
-En realidad
lo que de verdad dice el profeta Isaías en el pasaje 40:5 es lo siguiente:
.”Se manifestará la gloria de Jehová, y
toda carne juntamente la verá, porque la boca de Jehova ha hablado.” Is (Ieshaiáhu) 40.5,
Y no lo de más
abajo, donde podrás apreciar claramente las discordancias, aunque se atribuye
al mismo prestigioso emisor y el mismo prestigioso Libro de Libros que, por lo
que se ve, cambia más que un libro de mago:
-“Se manifestará la Gloria del Señor y todo el mundo
verá la salvación de nuestro Dios” Is (Ieshaiáhu) 40.5
En la primera línea es la gloria de
Jehova la que se manifiesta y se asegura
que toda la carne la verá porque la bova de Jehova ha hablado.
En la segunda frase que ya ha hecho
el recorrido desde el hebreo hasta el espsñaol la Gloria del Señor se
manifiesta y todo el mundo podrá ver la salvación de nuestro Dios.
-También puede sobreentenderse “de
nuestro días”.
-En efecto, puesto a sobreentender
y a interpretar, cabe interpretar lo que guste o convenga. Yo me limito a leer
una traducción aprobada por la Iglesia.
-Ya.
-Y aún así no
dice gran cosa.¿Quedaría todo lo
demás, precisar cuándo ocurrirá esto y en qué modo?’
-En realidad,
las buenas nuevas como las malas noticias de la Biblia nunca son precisas,
juegan a la ambigüedad de las fechas y de los acontecimientos.
-Así es.
-Lo que para uno de sus exégetas ya ha
ocurrido, para otro todavía, no, o bien no ocurrirá del modo esperado sino de
otro modo muy distinto.
-Es lo que se
suele conocer como el misterio bíblico, esa pátina de vejez y polvo a la
palabra de Dios, para que estando muy oculta por distintos celajes ennegrecidos
no pueda estar al alcance de unas cuanto advenedizos sino sólo de los sabios
que controlan el poder.
.No está mal
pensado.
Por otra
parte, hay que dice que si existen tantas sectas y tantas interpretaciones y
tantas escisiones en la Iglesia de Cristo es porque los sacerdotes no tienen
apenas que trabajar, fuera de sus ritos litúrgicos….
-¿A qué te
refieres?
-Por eso
dedican tanto tiempo a elucubrar nuevas teorías, cada vez más extrañas, que
triunfan y son aceptadas o no, pero en ambos casos sin necesidad de probarlas,
sólo porque se incorporan o se rechazan al corpus de las verdades de fe por
parte de la jerarquía que quiera pasar a la historia con un hallazgo teológico
más, que gloríe su nombre de prelado en el futuro.
-Es un camino
hacia la santidad, y éste en concreto, hacia la santidad con renombre: un nuevo
misterio que meditar, por parte de los feligreses que quieran quebrarse la
cabeza, y a cambio, nombradía eterna de teólogo agudo.
-Dicen que es
verdad que por falta de trabajo real, que no tienen, cuando un rabino está
hablando con otro en la esquina de una calle, es seguro lo que están haciendo,
sin necesidad de acercarse al grupo, esto es: discutir sobre este o aquel pasaje de las Sagradas Escrituras.
Y, sin que ninguno de ellos esté
dispuesto a admitir error ninguno en la interpretación dispar que cada uno
extrae del mismo texto.
-Pues lo mismo
podría decirse de un grupo de sacerdotes cristianos que si no acaba en reunión
de herejías incompatibles, será porque el poder exige por algún motivo que se
pongan de acurdo las doctrinas, y entonces se amoldan al capricho del poder las
doctrinas imperantes, a fin de que el poder político siga sosteniendo el culto
en su carísima iglesia.
-Más los sueldos
del personal y el mantenimiento de imágenes y templos, que como sabemos es cosa
que cuesta un ojo de la cara y Dios no quiere perder ninguno de los ángeles que
ya tiene, dedicándolo a estos menesteres, ni tampoco crear de la nada una
legión de ángeles albañiles, a fin de alzar y reparar las casas divinas que se
necesiten para el culto adecuado del Ser Superior.
Traducir la letra, traicionar el
espíritu
POR OTRAS
PARTE, EL problema de las traducciones es irreductible… ¿Cómo saber lo que
predicó Joshua de Nazaret si resulta ser un ágrafo funcional que no escribió
sus enseñanzas, sino que las predicó en idioma arameo, es decir, una lengua ya diferente de comprender para los puros
hebreos, que les parecía algo extraño que quien se decía el Hijo de Jehová se
expresare en una lengua regional poco prestigiosa y no el hebreo que cabía
suponerle a un judío culto.
Y que no
escribió ninguno de sus sermones, probablemente porque no sabía expresarse por
escrito, debiendo quedar esta delicada función ya en manos de segundos o
terceros, con los riesgo de no entender lo que se debe transmitir, y de
efectuar cambios voluntarios y deliberados por diferentes intereses o
espontáneos y debidos a la diferente estructura de las lenguas, según se
traduce el texto divino de una lengua humana a otra lengua humana, tan suyas
todas y tan peculiares y distintas.
–Yaakov Bar Yosef Akui di Yesua,, Santiago, hijo de José, hermano de Jesús,
dice una inscripción de la época en perfecto arameo que es la lengua que
hablarían los tres familiares, “el padre Yosef, el hemano Yaakov y hermano de
Jesús”.
-¿En qué
posición deja eso a la Virgen María, querido lóbulo izquierdo de mi inteligente
cerebro?
-Deberías
decírmelo tú a mí, lóbulo derecho, que sabes bastante más que yo de estas
cuestiones… Pero no es ese debate el que nos plantea el cartel en una iglesia
católica que acaso esté pensando su propia reforma doctrinal en el credo genérico, lo cual sería
interesante saber cómo evoluciona y cómo interactúa con las creencias oficiales
de la Iglesia española.
.¿Una reforma
doctrinal que parta de la existencia de un dios condenado que se debe salvar a
partir del nacimiento de un Niño bonachón?
-Habría que
suponer que Dios padre ha cometido algunos graves errores o pecados en su
infinita y tan compleja actuación, y se necesita un cordero de Dios que se
sacrifique por el para que Dios pueda verse salvado.
-Es una
interpretación muy sugestiva… Pero habrá que esperar a que el equipo de
teólogos que ha apunado esta teoría, probablemente basada en profundos estudios
bíblicos, de a conocer todas las variantes de esta nueva Teología que acaso
coloque a esta ciudad a la cabeza de los logros de la teología mundial,
trayendo grandes beneficios para muchos sectores de la ciudad, empezando por la
hostelería y el turismo.
-No corras
tanto y menos hacia términos crematísticos… ¿Qué es lo que tenemos en estos
momentos, concretamente?
-Que Dios
necesita su salvación, que le mundo la verá y que así se manifestará la Gloria
del Señor, que es la única cosa que parece estar confirmada en el texto original hebreo y en el texto castellano que
han situado sobre el semicírculo de entrada de la Iglesia de esta ciudad.
¿Una herejía local o una conspiración
internacional impulsada por China o Rusia?
-¿Y SI FUESE
UNA imitación de las 95 tesis que Martín Lutero clavó en una puerta de la
Iglesia de Todos los Santos de Wittemberg, en la Sajonia alemana, dando inicio
a la reforma luterana?
-¿La iglesia
de San Ginés foco de un segundo movimiento de reforma de la curia europea a
través de 95 pancartas colocadas una tras otras para corregir a la teología
oficial y a la línea oficialista vaticana?
¿Y era un
movimiento de reforma cuyo origen era local, alcarreño, y se tratababa de la
primera manifestación de un simulacro mayor quizá alentado y financiada desde
China o desde Rusia para debilitar, enfrentar y a la larga aniquilar los
valores de la civilización occidental?
-Tal vez, tal
vez. Y se ha buscado la paz de estas noches para ir colocando las pancartas
rompedoras a la curiosidad de las gentes, sin hacer ruido todavía, hasta que
pasadas las fechas el debate de abra de un modo más organizado, general y
mundial su preciso fuere.
¿Qué otras
contradicciones teológicas aprecias en la pancarta?
-Pues traducir
el hebreo Jehová, por el cristiano el Señor, que parece que Dios de repente se
ha hecho de los nuestros, habiendo sido durante toda la eternidad de “los de
ellos”.
-Sí, curioso
caso, sólo por el mero hecho de cambiar el nombre bíblico por otro que le
conviene más al que se lo cambia.
-“Y toda carne
juntamente la verá la gloria de Jehová”,
-“Todo el mundo verá la salvación de
nuestro Dios”. “Todo el mundo” por “toda la carne juntamente” y “la salvación
de nuestros Dios, por la gloria de Jehová”.
En fin el
traductor que mete mano a un texto lo traiciona, casi inevitablemente, y más si
procura hacerlo para aclarar más lo que cree que debe aclararse o oscurecer
mejor lo que creo que no debe entenderse de tal forma esquiva.
-Va a ser
cierto que si los rabinos y los sacerdotes y obispos trabajaran más en lugar de
ponerse a leer creativamente las Escrituras Sagradas, estas se encontrarían
muchos menos manipuladas en nuestros días, que para que no ha habido siglo ni
época que no haya tenido que reescribir lo que, acaso, ni siquiera se dijo en
el sentido que hoy suponemos sino ya entonces en el contrario.
El Observador
Sentado, antes de sentarse, dejó de hablar entre los dos lóbulos de su cerebro,
como si fuese un varón demediado, y decidió acercase hasta la fachada de la
Iglesia de San Ginés. Colgaban de ella otros carteles, que también darían mucho
que hablar:
“Ven a tu parroquia. Es tu familia” le hacían
decir a un retrato alargado de un varón moreno alargado que representaba ser Josua
de Nazaret…
Pero en ningún
lugar aclaraban que en dicha ya constituida familia había padres –“a nadie
llaméis ´padre´ sino al que está en los cielos, dejó dicho Jesús de Nararet-,
hermanos, tíos, tías, y por abajo, primos y primas –en todos los sentidos de
estas palabras-, aspirando a subir en la pirámide familiar, lo cual como todo
el mundo sabe es físicamente imposible, porque una pirámide que deja escalar mucho
a su base, pierde equilibrio, cae y se destruye: el voto de obediencia hará el
resto, no es una familia, es una casta piramidal.
A la derecha,
otro cartel rectangular colgaba mostrando una custodia con una hostia
consagrada reluciente dentro y un pasaje bíblico que indica “El Maestro está
ahí y te llama” Juan, 11-28.
Pero si se va
a ese pasaje bíblico hay dos personas reales, las hermanas Marta y María y es
Marta quien le dice a María: “El Maestro
está aquí y te llama”.
Estaba, en la
casa de Marta y María, iba a hablar, con su propia voz, sin traducciones
interminables, sin interpretaciones continuas, directamente… Puesto sobre el
muro derecho de la fachada de San Ginés, era un señuelo más, no un hecho
comprobable como el que se nos narra en las Sagradas Escrituras, fuese escrito
por Juan o por quien fuese escrito su evangelio; pero aluden a un hecho que se
presume real, no a una simbología que deba aceptarse por verídica.
El Observador
Sentado, antes de hacerlo quiso adentrarse en el templo de San Ginés, a ambos
lados de la entra sendas mesas disponían un nutrido grupo de sobrecitos para
limosnas con que cubrir las varias necesidades de la parroquia: sobres de color
marrón para esto, sobres de color marrón para aquello, sobres de color blanco
para aquel otro objetivo y para el otro, más el cepillo de ofrendas para la
Iglesia que, si uno se fijaba bien, ya no era un cepillo grande de madera, como
antaño lo había sido, sino una caja de caudales con su combinación numérica y
todo.
Inclusive se
ofrecía el método de auxiliar a la Iglesia en sus necesidades económicas
mediante el novedoso método del BIZÚN, un medio electrónico de pago para el que
estaban habilitadas las aplicaciones pertinentes y que ofrecían la novedad de
procurar un descuento en la Declaración de la Renta del siguiente ejercicio.
-Descuentos de
Navidad… ¡Es asombroso a qué ritmo se moderniza la Iglesia en sus medios de
cobro tanto como es comprensible que mantenga la voz de los profetas y la voz
de Jesús de Nazaret silenciada en todo aquello que va contra la jerarquía
eclesial y contra el poder real e imperial constituido, palabras hoy
silenciadas e interpretadas a modo de los sapientes y que entonces, en tu
tiempo, al nazareno le costaron la vida!
A la salida
del templo, una gitanilla de las que venden almanaques desparramados por el
suelo, a la parte derecha de la puerta de entrada de la Iglesia -¿de qué país
vendrían esos almanaques, de dónde habrían salido esos diseños millones de
veces visto, qué esclavos en talleres ocultos de que ignotas ciudades los
habrían impreso día y noche, quizá por la mala comida, en qué furgoneta sin
papeles y casi sin ruedas los habrían traído a España, por la noche-, ofrecía
su mercancía a los viandantes:
-¡Almanaque!,
¡compre un almanaque, señor!, ¡cualquiera, cualquiera…! ¡Antes de que venga la
policía!
Y luego
añadió:
-¡Le ofrezco
dos por uno, señor, dos por uno! ¡Estamos en Navidad!
“Descuentos de
Navidad”, volvió a decirse el Observador Sentado, mientras se dirigía al banco
desde el cual había empezado esta narración, cerca de la entrada del Mercado de
Artesanía Navideña que el Ayuntamiento había montado para aquellas fechas.
A partir de
ahora, el Observador Sentado pensaba concentrarse en lo que sucedía dentro del
recinto del Marcado de Artesanía, que no era poco ni anodino, por cierto, sino
sobremanera extraño y sorprendente.
-Este
descuento de Navidad no será el único que me propongan antes de que termine la
jornada. ¡Seguro!
(Continuará la narración y dará un giro inesperado,
con duendes, hadas y sátiros endemoniados… en Navidad)
COMENZARÉ
REPRODUCIENDO Y ANALIZANDO un villancico, apropiado para estas fechas, que
circula anónimamente por internet y que, a mi modo de ver, aclara algunas cosas.
El villancico prueba que no hay división posible entre las provincias de
Castilla la Vieja y de León, o con Santander o con Logroño, o entre Madrid y
Segovia o Guadalajara, o entre Ávila y Toledo porque… en la división provincial actual –la de 1833– se mezclaron a voleo tierras de una provincia en las de la otra de
al lado (o no de al lado).
Por ejemplo de la provincia de Toro (hoy inexistente) integraba en su interior, antes de 1833, a la provincia de Palencia y a la parte sur de Santander (concretamente la zona de Reinosa), mientras que Burgos llegaba hasta el mar de Santander y Burgos también compartía la provincia de Logroño (inexistente) con la de Soria.
Obsérvese
en este mapa que muestra las ciudades
con voto en Cortes de Castilla y los territorios que representaban cómo la
verde provincia llega hasta el mar y comprende media provincia de Logroño (la
otra media es Soria) y cómo la provincia de Toro incluye a la actual de
Palencia y la parte de Reinosa que hoy han desligado de Castilla.
Doy
paso al villancico aclaratorio:
MARIMORENA DE CASTILLA ENTERA
Entre Toro y
Tordesillas
no haya límite
ninguno…
Toro hablaba
por Palencia;
en las Cortes,
su tribuno.
.
Y luego Toro
también
por Reinosa era
montuno,
entre su
provincia estaba…
¡Toro y Reinosa
en consuno!
.
Pero, ¿qué me
va diciendo
algún medio
bien tontuno
que entre Toro
y Tordesillas
busque lindero
ninguno?
.
O, igual que, con
La Montaña
-que es
territorio que encuno
como cuna de
Castilla-
haya
distanciarse alguno.
.
¡Ande, ande,
ande,
la marimorena,
qué bien que
estaría
toda Castilla
entera!
.
Y si de Ávila y
Segovia
salen pueblos
más de uno,
para hacerlos
de Madrid,
siendo solar
carneruno…
.
Y pasan otros a
Toledo
entre pinar y
aceituno,
¿por qué el
pueblo de Castilla
no es por
siempre… siempre uno?
.
¡Ande, ande,
ande,
la marimorena,
qué bien que
estaría
toda Castilla
entera!
.
Quien este canto
lo cante
se va haciendo
más toruno,
más valiente y
más Castilla…
Deja de ser
ovejuno.
.
¡Ande, ande,
ande,
la marimorena,
qué bien que
estaría
toda Castilla
entera!
.
Desearía
completar la información que aporta el villancico son estas notas:
NOTA
1: Todas las taifas castellanas son inventados engendros, todas las taifas castellanas.... pero como además tienen tierras de
unas provincias en las otras provincias… LA ÚNICA SOLUCIÓN HOY se llama Consejo de las Comunidades Castellanas.
En
los 80 la solución habría sido hacer una Comunidad autónoma llamada CASTILLA,
pero eso lo impidieron los separatistas catalanes y vascos, y lo ejecutaron sus
SIERVOS dentro de Castilla para hacerlo: todos los demás partidos, desde el
primero al último, que SIGUIERON LAS ORDENES DICTADAS POR LA PERIFERIA
anticastellana.
NOTA
2: No te dejes engañar, amigo lector, por los partidos políticos (cualquiera o
todos), Castilla es la misma, es grande
-y unida es fuerte- y además en realidad son iguales provincias superpuestas.
NOTA
ÚLTIMA: O dicho de otra forma, los políticos de OTRAS PARTES, MIENTEN para
agrandar sus tierras o comunidades. Los políticos CASTELLANOS NOS MIENTEN para
empequeñecer Castilla, y además por
orden de aquéllos.
2.
Y ahora añadiré una composición más, en homenaje a mi admirado Miguel Delibes,
aunque debo informar a quien le interesen estas cosas, que el soneto se me
ocurrió hace un par de noches, contemplando uno de los cipreses de la fachada
de San Ginés (Guadalajara), el cual efectivamente se movía en su parte
superior, como un mástil de embarcación navegando por un mar oscuro y sin agua.
LA NOCHE DEL CIPRÉS ES PROLONGADA (A
Delibes)
A Miguel Delibes, mi Cervantes particular del siglo XX,
en respuesta a una duda –duda: uno de los nombres de
la inteligencia- que él mismo albergaba y que deseaba
CENSURA, DELIBES, J. PÉREZ, CASTELLANIDAD
EN LA HISPANIDAD
LOS
ACONTECIMIENTOS SE ACUMULAN sobre la fechas y al alzar esta columna de
GuadalajaraDiario son muchos y variados los temas sobre los que podrían tratar,
si mi espacio fuera ilimitado.
A/ Moción de censura
PERO
NO LO ES. Por eso, apenas me ocuparé de la moción de censura que estos días se
ha debatido en el Congreso de los Diputados. Santiago Barra y Jesús Orea
saben más de estas cuestiones políticas que yo, por lo que los lectores de este
medio están perfectamente informados de ellas a través de estos compañeros de
tribuna.
Yo
sólo recordaré una frase del debate que ha quedado en mi memoria, y que ni
siquiera sé qué interviniente pronunció, dado mi desapego total de la política.
Pero la frase resuena en mí todavía mientras escribo estas líneas:
-Cuando un periodo histórico termina en una
Guerra Civil, ello supone el fracaso de todos los dirigentes políticos que
intervinieron en aquel periodo.
Pues
parece cierto…
Incomprensible,
pues, que se siga admirando y loando la década de los años 30 del pasado siglo
–necia y perversa como pocas en la Hª reciente de España- y que, sin embargo, se procure enterrar la
Transición de los 70 y 80.
La
Transición es un ejemplo mundial de reconciliación y de sabiduría que supieron
dar los integrantes de aquella generación errada de los 30, para cuarenta años
después convertirse en una generación –ya muy mayor- que supo rectificar y reconciliarse, mediante la primera Constitución refrendada por la población de la Historia de
España: la más democrática de ellas, por éste y otros motivos, la de 1978.
Y eso lo digo yo, que ajeno a la política pero simpatizante del raciocinio y de la reflexión, la he criticado profundamente en 4 o 5 de mis libros (algunos muy voluminosos). Y que puedo hacer sobre ella, muy brevemente, una crítica tan sucinta pero tan dura como la que aquí expongo:
Pues pese a ello, es infinitamente más memorable el éxito colectivo de la Transición de finales de los 70 que el fracaso colectivo de todos los dirigentes políticos de los años 30.
B. Delibes
EL
VALLISOLETANO MIGUEL DELIBES, el escritor más importante de su generación, pese
a que no tuviera avidez de premios y reconocimientos literarios (aunque acabó
ganando todos los posibles españoles) cumplió el 17 de octubre de 2020 los cien
años desde su nacimiento.
Con
este motivo, Valladolid le ha levantado una estatua a doscientos metros de su
casa natal.
Tuve
el inmenso honor de que el propio Miguel
Delibes llevara mi primer libro a TVE, el cual publiqué en nuestra
Guadalajara –Prialsa- a mis 25 años, y que allí se lo mostrara a las cámaras y
me dedicara tales elogios –¡él a mí!-, como puede comprobar quien busque en
internet el programa “Esta es mi tierra,
Valladolid y Castilla. Miguel Delibes”.
Después
me honró con su amistad, la amistad de un maestro con un jovencito y mero
aprendiz, e incluso aceptó prologarme la segunda edición de aquel libro, con un prólogo denso, exacto, preciosista y
atinado, sobre la cuestión que a ambos nos dolía: la destrucción y la despoblación -el vaciamiento demográfico de
Castilla, diríamos ahora-, que fue deliberado y planificado. Aunque de él y
de ello, como de nada que se refiera a Castilla, no se hable en los medios de
comunicación.
En señal de respeto y admiración a la obra de Delibes, escribí ese mismo día este poema este poema a Delibes, que ahora ofrezco a los lectores de GuadalajaraDiario.
EL
8 DE OCTUBRE de 2020 murió en Burdeos, el historiador francés Joseph Pérez, un
hispanista que, más exactamente, fue un castellanista nacido en Francia…
Porque
lo que NO hay ni se deja que haya en España, castellanistas, es jardín de abundante flora que brota, se abre, se
desarrolla y prospera en abundantísimo número allende nuestras fronteras, dado
el potentísimo patrimonio cultural e histórico que ofrece Castilla para ello.
¡Inagotable!
“La Revolución de las Comunidades de
Castilla”, el libro de 1970 publicado en francés, y prohibida su traducción
al castellano hasta 1977, nos abrió los ojos tempranamente a quienes
manejábamos los rudimentos del francés para abrirlos desmesuradamente ante lo
que allí se nos decía y probaba con todo tipo de documentos…
Las
Comunidades de Castilla (1520-1521) habían sido una Revolución, y además la Primera
Revolución Moderna o Contemporánea, como queramos considerarla, anterior en
250 años a la Revolución americana y a la Revolución francesa. ¡Nada menos!
Y
nos había dejado, además de unos hechos bélicos, más o menos rememorables, un
cuerpo doctrinal inconcebible y adelantado a la Edad Contemporánea, la Constitución de Ávila de 1520, que los
comuneros llamaron “La Ley Perpetua” o
Constitución de Ávila.
He compendiado poéticamente estos hechos en esta elegía que estrené en GuadalajaraDiario, tras conocer el fallecimiento del castellanista francés:
TAMBIÉN
EN ESTAS FECHAS previas llegó el Día 12 de Octubre. Esto es, uno de los más
destacables de la Historia de la Corona de Castilla.
No
el más glorioso, porque estamos celebrando ahora (o deberíamos), por ejemplo,
los 500 años de la 1ª Circunnavegación del Mundo, que en tres años realizó una
flotilla de 5 barcos sobre todos los cuales ondeaba –como sobre las tres
carabelas de Colón- el pendón cuartelado
de la Corona de Castilla.
Pues
bien, habría mucho espacio histórico para hablar de la Castellanidad y de la
Hispanidad, y del 12 de octubre… Pero como espacio físico no me va quedando,
expondré en verso lo que podría desarrollarse mucho más, pero que de forma
rimada parece que queda más epigrafiado sobre el mármol digital de esta
columna…
Hasta
nuestro nuevo encuentro, amigos lectores.
CASTELLANIDAD,
UNO DE LOS SOPORTES NECESARIOS PARA
ESTABILIZAR EN SUS VARIOS PIES LA HISPANIDAD
EN EL EL
ANTIGUO RÉGIMEN VIGENTE o Régimen Señorial de hoy o Despotismo sin Ilustración actual
bajo el que permanecemos, sin haber pasado del siglo XVIII, pero sin las
aportaciones ilustres y deslumbrantes de aquel siglo al pensamiento, el Indulto
a un o unos delincuentes políticos y económicos juzgados y condenados vienes a
ser lo que a continuación se dice con alguna eufonía, pero sobre todo con
bastante veracidad.
Juan Pablo Mañueco nació en Madrid el 21 de noviembre de 1954 y a los tres meses de edad ya residía en Guadalajara, de donde es su familia materna. Licenciado en Filosofía y Letras, Sección de Literatura Hispánica, por la Universidad Complutense de Madrid. Ha ejercido la docencia de Lengua y Literatura Españolas, en diversos centros de Enseñanza Media de Guadalajara y de Madrid.