Después de “Viaje a la Alcarria-XXI”, subamos dos peldaños más, amables lectores
DICHO DEJÉ EN SU MOMENTO, cuando aún no estaban en las librerías ni mi novela “Viaje a la Alcarria, versión siglo XXI” (junio, 2016), ni la novela “Viaje a Brihuega y las primeras cincuenta castellanas” (septiembre, 2016) lo que voy a repetir ahora, con grave escándalo de muchos, pero que sin embargo no es sólo mi parecer, sino algo que podría probarse si hay buena voluntad de entenderlo y hubiese espacio para probarlo.
Lo diré por partes, para que se siga por su orden el razonamiento.
1. Considero a Camilo José Cela el tercer prosista mayor de la lengua castellana, después de Francisco de Quevedo, que ocupa el segundo lugar, y después del Genio, que en castellano, con mayúscula inicial y artículo inicial de antonomasia, sólo hay uno: Miguel de Cervantes Saavedra.
2. Pero reconozco ese lugar a Camilo José Cela no por sus novelas (que las hay otras del mismo alto valor literario que las suyas, incluso sin salirse del siglo XX) ni mucho menos por sus libros de viajes (que los hay muchos otros de igual o mayor calado que los suyos también en el propio siglo XX).
3. A mí, y esto admito que sea una apreciación discutible, “Viaje a la Alcarria” (1948) NO me gusta apenas. Es más: me decepciona y me aburre. Hay mejores libros de viaje, incluso entre los títulos del propio Cela, y según expuse antes, entre otros autores de su siglo… O sea, que “Viaje a la Alcarria”, de libro genial y admirable, nada de nada.
Libro temprano de su autor y reflejo de una Alcarria caduca, decrépita y gastada. Antediluviana diríamos desde nuestros tecnológicos años del siglo XXI…
Debe tenerse cuidado con asociar Guadalajara con ese libro, porque ni es obra maestra y perdurable en cuanto estilo, ni la imagen que de la tierra y sus paisanos aporta es para enorgullecerse de ella, sino para saberla felizmente superada, en todos los aspectos.
4. El Cela que sube como un cohete de ingeniería lingüística al tercer lugar de los prosistas en castellano es el de los bestiales, atroces, salvajes y geniales “Apuntes carpetovetónicos” donde sí es único en su siglo y en otros muchos.
Y donde sólo le supera, por su mayor retorcimiento conceptual y capacidad de atroz deshumanización literaria de sus “Sueños” y de sus obras humorísticas festivas en prosa, el genio segundo del idioma: don Francisco de Quevedo y Villegas, que Dios guarde y guardará ya para siempre Apolo en su sitial preferente del Parnaso.
5. Pero ¿“Viaje a la Alcarria”? Quiá. “Viaje a la Alcarria”, quiá, repito.
Aunque venga bien aprovecharse de la fama (mala, entre quienes no le han leído, que son la gran mayoría) y buena (entre quienes sí han leído sus cosas geniales, y quienes tienen en cuenta el Premio que obtuvo) de don Camilo José.
Cosa que comprendo y aplaudo lo de ese aprovechamiento, pero no aplaudo la obra concreta de la que hablo, e insisto en que debe tenerse cuidado con la imagen provincial que aporta.
6. Yo no le cambio a don Camilo José su “Viaje a la Alcarria” por mis dos viajes a la Alcarria y más completos y actualizados que hay en “Viaje a la Alcarria, versión siglo XXI”, ni tampoco por mi “Viaje a Brihuega y ls primeras cincuenta castellanas”…Y con ello no he dicho que la altura de ninguno de los tres libros sea inalcanzable, si se quiere entender bien lo que claramente se ha dicho y escrito ya varias veces, incluso en este mismo artículo.
7. La mayor parte de las otras cosas que obtuvo don Camilo José Cela en esta vida, si se las cambio, a pies juntillas, a ciegas y a sabiendas de que salgo ganando. Pero el libro mencionado, no.
8. Y ahora vamos a lo que vamos, porque hay que justificar el título de este artículo.
Pero aunque pensaba dedicar a este tema el grueso de este artículo e incluso poner algún ejemplo –a modo de adelanto- de lo que ya está escrito, el tiempo y el espacio vuelven a ser insuficientes para este propósito.
Baste, pues, por ahora con decir que:
1. Los dos peldaños más que han de subirse y ya están en preparación editorial para quien quiera comprobarlo que se suben… apuntan inequívocamente a ese autor, estilo y libro o libros en el que ustedes están pensando. Porque efectivamente en este mismo artículo se ha citado su nombre.
2. Ese autor y ese estilo sí que es inalcanzable y cumbre magistral e imposible para el resto de los mortales.
Por eso, la obra mía de la que estoy hablando y de la que ya la semana próxima hablaré con más detenimiento -y pondré una muestra o adelanto de lo que va a salir en el mes de febrero- se titula: “La sombra del sol”.
Sí, sombra del sol es. Pero es un sol, ese sí, muy magistral, genial, imperecedero, maestro e insuperable.
Con ser su sombra, todo autor que escriba en castellano ha de conformarse y aun darse por satisfecho, idiomáticamente reconfortado y pagado con creces.
Hasta la semana que viene, lector amigo, en que hablaremos con mayor detalle de estas cosas, de otras y de las siguientes.