ESTE ARTÍCULO DEBERÍA HABERSE titulado, de forma completa, como: “Orwell, escucha, la totalitarisma está en la lucha. La lenguaja hipersexualizada que quiere disfrazarse de no sexista”… Pero como los titulares de periódico tienen la cabida que tienen, pues he mermado la intitulación.
Expresé el 8 de marzo mi solidaridad con el feminismo, es decir, con la igualdad de sexos (no discriminación por sexo: para ninguno, ¿no QUIERE entenderse la bastante buena Constitución que tenemos?), como bien dice la Constitución española, desde 1978.
¡Todos –y todas- somos feministas, en ese sentido! ¡Y ninguno y ninguna debería ser antihombrista, con la Constitución y la Razón en la mano!
Expresé mi disgusto con los desigualdades de sexo (yo, como filólogo, sigo pensando que el género es una cuestión gramatical, mientras que son las personas, como seres humanos, quienes tienen sexo) que existen en España y el mundo. E incluso el 8 de marzo escribí un relato, criticando tales desigualdades:
Si ahora recurro a George Orwell es precisamente, porque este espléndido escritor socialista democrático que, durante su defensa de la República española, en contra del totalitarismo fascista, pudo comprobar también los vicios consustanciales al otro totalitarimo, el comunista, encontraría hoy inquietantes similitudes con algo que está pasando.
Es tan peligroso este totalitarismo que, además, se presenta como liberador, cuando en realidad quiere ocupar por completo la mente de cada ser humano.
Me refiero al lenguaje supersexista que se está imponiendo, bajo el engaño de ir contra el sexismo en el lenguaje. Para de paso, quedarse menteca(p)tadoramente con la mente y raciocionio de quien menteca(p)te.
“Ente” y “ante”, participios de presente sin género, y desde luego, sin sexo
Un ejemplo. El participio de presente del verbo ser es “ente” (lo que es o sirve para expresar al acción verbal a la que se le posponga este sufijo).
De hecho, “ente” es el participio activo de todos los verbos de la segunda y tercera conjugación. A la vez, “ante” es el sufijo de los participios activos de la primera conjugación.
“Presidente”, “cantante”, “caminante”, “sufriente”, “existente” es, por tanto, la persona –sin que importe su sexo- que “preside”, “canta”, “camina”, “sufre” o “existe”. No hay que inventar “palabros” –sexistas, por cierto-, porque los participios activos NO expresan ningún sexo, ¡sirven indistintamente para los dos!
Y aquí lo dejo, por ahora… Proseguiré este razonamiento en mi artículo siguiente de GuadalajaraDiario… Primero porque hoy ya me estoy alargando, y después porque hoy mismo me he enterado de un suceso que prueba este innegable aroma a dictadura que presenta el sexismo/hembrismo cada vez más rampante en nuestro tiempo…
Resulta que en no sé qué revista de un sindicato se ha propuesto expulsar al eximio poeta chileno Pablo Neruda –comunista conspicuo, poeta inmejorable en el siglo XX en cualquier lengua, y también en los últimos tres siglos en idioma castellano-, eliminarle de los planes de estudio por… machista.
Ya proseguiré mi razonamiento lingüístico donde lo he dejado. Hoy concluyo con esta letrilla que he compuesto al enterarme de la anterior tropelía escolar, que refleja que su autor o autora es ya –no en ciernes- un dictador/a pleno/a y puro/a, adscrito o adscrita (no lo sé ni me importa) a la corriente del hembrismo:
Rimillas de la idea escasa de luces
Me he enterado que a Neruda
quieren sacarlo de escuela,
que en verso tendría tela
de machista. Y no menuda…
¡Pero qué cosa más cruda!
¡Que a un poeta comunista
-mejor que en el orbe exista-
le vaya a sacar sañuda
una dictadura hembrista!
Pues perdone que le insista:
¡Mejore usted a Neruda!,
sacándome de la duda
si es posible que esto exista:
¡quien mejor el verso anuda!
Pero expulsar a Neruda,
-gran poeta, mal comunista-,
por la dictadura hembrista,
sin rimar grave ni aguda,
a mí me sembla… ¡sexista!
¡Señor Lenin nos asista!
¡Y el Ché, que parné sacuda
por publicar a Neruda
en la Cuba comunista!
¿Hoy, fusilar a Neruda?
¡Pues es el mejor sin duda,
que haya habido y que exista!
Esa escuela tan hembrista,
será dictadura muda,
que si no canta Neruda,
¿será acaso sola hembrista
la que cante con voz cruda?
¡Es el mejor de la lista!
¡De forma que a mí la hembrista
y no Pablo, me la suda!
¡Hala, adiós, se te saluda!
Pero déjame al poeto marxisto
que es bien bueno, ¡sea bien o mal visto
por mundo y culturo y lenguo sexisto!