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Gracias a Page, pero no basta. Prueba para Alberto Rojo

PARECE QUE ESPAÑA HA entrado ya en desconcierto aun mayor que el habitual, en desconcierto total, para que Cataluña tenga un concierto fiscal con un cupo de los que siempre tocan, o sea, un cuponazo premiado cada año, como el cuponazo vasco.

En el cupón de descuento vasco, me acuso yo mismo de haber participado al votar que sí a la Constitución de 1978, que en su disposición adicional 1ª, como de pasada y sin que se notara, reconocía los privilegios fiscales vascos, o derechos históricos territoriales que todos hemos tenido, y más aún los castellanos que a esto de históricos no hay quien nos gane.

Contraportada de un libro de Mañueco de 1982 donde ya se contaba algo de los privilegios de que disponían Cataluña y Vascongadas en relación con el resto de España

Pero los castellanos lo que no tuvimos en 1978 fueron políticos a la altura de las circunstancias que metieran nuestros derechos y privilegios históricos en disposiciones adicionales ningunas.

En fin, a lo hecho, pecho, y hago notar en mi descargo que fue a causa del distanciamiento adicional de la disposición injusta, injustificable, arbitraria y expoliadora de los territorios históricamente expoliados y vaciados, como Guadalajara, y por las premuras del año 1978, por lo que yo mismo llegué a votar que sí a ese desfalco fiscal, que rapiña y conculca toda igualdad fiscal entre españoles, pero de un modo legal y constitucional.

El dolo estuvo en quien ocultó en una disposición adicional semejante expolio fiscal, sin advertirnos a los incautos votantes del error concreto que estábamos a punto de cometer.

El conciertazo desconcertante vasco o cuponazo fiscal anual vasco consiste en que las ganancias y la menor presión fiscal son para los vascongados (con la absorción de empresas y habitantes que ello comporta para las provincias limítrofes), pero las pérdidas son para el resto de los españoles, por ejemplo las cuentas de las pensiones, que éstas siempre resultan deficitarias, las cuales sí se las pagamos los pobres restantes españoles a los enriquecidos vascongados.

Pues esto es lo que ahora, según se cuenta, quieren que aprobemos sin rechistar para Cataluña: la independencia fiscal, con un aumento de ingresos fiscales que servirán para ir financiando más y mejor la ideología y los hechos independentistas y un cupo negociado que llamarán “solidario”, pero que en realidad será de nada en la realidad, porque los separatistas catalanes se lo cobrarán con creces a los partidos “de Madrid” cada vez que necesiten sus votos en el Congreso de los diputados, como ahora hacen los nacionalistas y los separatistas vascongados, cuyo cupo siempre sale a su favor, por debilidad del Estado español a la hora de necesitar sus votos en el Congreso.

La injusticia fiscal pura, que por inexperiencia y bisoñez absoluta me acuso de haber votado afirmativamente en 1978, para el caso vasco, pero que ahora nos quieren y me quieren colar por la puerta de atrás, por negociaciones secretas de despachos ocultos en el extranjero y sin que la población de la España vaciada y machacada a impuestos podamos decir nada, esta vez.

Lo dirán los “representantes”… ¿de quién, si no nos han pedido opinión a los inermes representados –teóricos soberanos de la nada-, ni ha aparecido en ningún programa electoral?

LA ESPAÑA ENRIQUECIDA ROBA A LA ESPAÑA VACIADA.

LA ESPAÑA ENRIQUECIDA QUE no rica, per se, lleva robando a la España empobrecida, que no pobre, también per se, desde hace 200 años, pongamos por ejemplo.

Con Franco, desde luego, también, o, por mejor decirlo, más y más expoliadoramente que nunca.

Pero es que ahora además quieren los nacional-separatistas catalanes que admitamos legalmente que aceptamos el desfalco por propia voluntad, como ya hicimos en 1978 con el atraco de los nacional-separatistas vascos.

Y eso, ahora, que no hay premura de tiempo, ni tramposas disposiciones adicionales en las que los pobres votantes no reparamos, ya les digo yo que no.

GRACIAS A EMILIANO GARCÍA-PAGE. PRUEBA PARA ALBERTO ROJO BLAS

DOY LAS GRACIAS A Emiliano García-Page, presidente de mi región autónoma, por la defensa verbal que está haciendo de esta tierra nuestra (y en general de toda España, en trance de ser estafada por unos acuerdos indefendibles), pero las defensas verbales no son bastantes.

Son precisos hechos que acompañen a las declaraciones.

Comprendo incluso que García-Page no pueda pedir públicamente a un diputado socialista de la Región que vote contra el partido que le hizo representante.

Por eso quien está en trance de prueba, en nuestro caso provincial, es el diputado socialista por la circunscripción de Guadalajara, Alberto Rojo Blas.

¿Votará en conciencia en el Congreso que Cataluña cuente con más privilegios de los que ya cuenta y no pague a la Hacienda Española, sino el cupo de caridad que sus poderosos partidos y grupos de presión mediáticos y financieros acuerden con los débiles gobiernos centrales españoles?

¿Votará, por tanto, que la sanidad y la educación de Guadalajara empeoren al contar con menos recursos?

Yo estoy seguro de lo que votaría personalmente en conciencia… Por eso, nunca he querido integrarme en ningún partido político. Para poder seguir teniendo libertad de conciencia política.

La decisión en conciencia o en obediencia de dictados injustos verticalistas la deberá tomar, en nuestra provincia, Alberto Rojo Blas.

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