«América» ya es un bulo o «fake», en su propio nombre

PUES, SEÑOR, HETE AQUÍ que ya en la propia Biblia hay bulos. O, para preservar la dignidad de la Sagrada Escritura, digamos que es la Iglesia quien ha propalado bulos, sin quererlo, al realizar sus interpretaciones bíblicas, hasta que no tuvo más remedio que rectificar ante la evidencia científica en contrario.

La teoría geocéntrica según la cual el sol y los planetas giraban alrededor de La Tierra, centro del Universo, fue la doctrina oficial de la Iglesia, hasta que Copérnico, Galileo Galilei y Giordano Bruno (que fue quemado en la hoguera como hereje por sostener lo contrario) le hicieron rectificar al infalible Papa que le había ordenado quemar, Clemente VIII, de muy ahumado, socarrado e intransigente recuerdo pontificio.

El bulo geocéntrico no es el único que ha pontificado la Iglesia respecto a las dimensiones y contenidos de La Tierra.

Primer mapa nombre América Martin Muller

América, sin ir más lejos, no está en la Biblia… No ya con este nombre, sino tampoco como insinuación de que hubiera más tierras separadas por Dios de las aguas que los tres continentes conocidos por el Mundo Antiguo: Eurafrasia.

Ni el cuarto continente, América, ni el quinto, Oceanía, ni el Sexto, La Antártida, son insinuados en ninguna página de la Biblia, sino que tuvieron que ser naves sobre las cuales ondeaba la bandera cuartelada de castillos y leones de la Corona de Castilla las que se acercasen por allí para comprobar y anunciar la buena nueva de su existencia.

América, como nombre, ya es un bulo o “fake” que ha acabado imponiéndose.

LAS INDIAS OCCIDENTALES, EL Nuevo Mundo, es decir, las tierras que descubrió Colón, recibieron estos dos nombres, en un principio.

Colón murió pensando que había llegado a la India y al Japón, o quizá no, tal vez sí sospechase que era un nuevo continente (porque en su tercer viaje tocó Tierra Firme continental de lo que hoy denominamos Sudamérica), pero se guardó muy mucho de proclamar tal novedad.

Primero, porque él tenía títulos castellanos como “Almirante y Gobernador de las Indias” (y no de otros lugares) y segundo porque afirmar que había descubierto un nuevo continente, que no estaba en la Biblia, le podía haber procurado más graves problemas de los que ya tuvo, sin dar la campanada de semejante primicia a la inspiración divina de los santos, pero no bien informados, evangelistas.

Un alcarreño de Cuenca tiene conciencia plena de haber llegado a un nuevo continente.

QUIEN NO TUVO DUDAS de que aquellas tierras recién descubiertas componían un nuevo continente fue el alcarreño de la Alcarria conquense Alonso de Ojeda, que en 1499 capitaneó una navegación que exploró ampliamente las costas de Venezuela (a la que dio este nombre) y de Colombia.

El inmenso caudal de los ríos que descubrió, entre ellos el Orinoco, le hizo convencerse de que se trataba de un nuevo continente de proporciones inmensas e inexploradas. Y que no era la India, ni la China se lo decía el aspecto desconocido hasta entonces de los pueblos nativos.

Américo Vespucio urde un bulo o “fake” con el que robó el continente.

ENTRE LA TRIPULACIÓN de Alonso de Ojeda iba un italiano llamado Américo Vespucio, el cual al retornar a Castilla, contactó con editores italianos fabulando que había sido él la primera persona en navegar por la Tierra Firme del Nuevo Mundo. Los editores, para vender más libros añadieron más detalles ya de pura invención. Esto es, aumentaron el bulo, dando lujo de detalles del mismo.

El embuste “fake” de Vespucio, por publicarse en italiano y, sobre todo, en latín fue conocido y creído en Europa, pero nada en Castilla ni en Portugal, donde sabían quién era el sujeto llamado Américo Vespucio y lo que sí y no había hecho.

En Francia, en cambio, se tradujo e imprimió un folleto con el nombre de “Quattuor Américi Navigationes”, “Cuatro navegaciones de Américo”, en el que se sugería que las nuevas tierras podrían llamarse “América” en honor de “Américo”. “Quasi Americi Terram sive Américam”: Como si la Tierra de América fuese América. Breve Historia de Castilla, Juan Pablo Mañueco, Página 91. Aache Guadalajara, 2019.

El triunfo final del bulo

EL TRIUNFO FINAL DEL embustero farsante ocurrió cuando el cartógrafo alemán Martin Waldseemüller incluyó en el referido folleto un mapa en que por primera vez situaba gráficamente la palabra “América” sobre las nuevas tierras descubiertas por Castilla.

Folleto y mapa, de los que se imprimieron mil ejemplares, comenzaron a circular por las Cortes europeas, de forma que el continente que en Castilla y resto de España y Portugal seguía llamándose como “Nuevo Mundo”, “Indias Occidentales” o “Tierra Firme” pasó en Europa a ser conocido con el nombre del embaucador y fullero italiano.

En honor de Waldseemüller hay que decir que, en cuanto le llegaron noticias y pruebas desde Castilla de que Vespucio era un charlatán patrañero nunca más volvió a utilizar ese nombre para las tierras que se iban descubriendo al otro lado del Atlántico, sino que durante toda su carrera posterior incluyó una frase en latín que aclaraba “Esta tierra y sus islas adyacentes han sido descubiertas por Colón el genovés por mandato de los Reyes de Castilla”.

Pero el bulo ya corría por las Cortes europeas… Los alcarreños anduvimos muy marítimos, pero perdimos la oportunidad de que el nuevo continente se hubiera llamado “Ojedia”, a lo que nos hubiéramos acostumbrado como el mundo se acostumbró al americanismo patrañero.

Del bulo de América a los bulos de Trump y de otros

SIENDO INCLUSO EL NOMBRE del continente un bulo, una falsa noticia continental, extraña menos que acabe de ser reelegido como presidente de “América”, un señor como Donald Trump al que se le han contabilizado tres o cuatro enormes mentiras por cada discurso electoral o intervención ante la prensa que pronuncia, dichas con la mayor naturalidad.

Trump es, efectivamente, un espectáculo en sí mismo, al que hay que aplaudir como cómico y titiritero profesional, porque se trata de un político que sabes que está mintiendo, pero al que ves mejorarse en este arte de día en día…

Claro que Trump miente como un bellaco para hacer grande a su país, y este sí puede que sea uno de los propósitos verdaderos de sus intereses.

En Europa, y concretamente, en España, también podrían señalarse políticos mentirosos profesionales a porrillo, y alguno nos lleva metiendo a los electores grandes bulos desde hace bastantes años, pero además con el objetivo de irse deshaciendo de España poco a poco, en manos de los declarados enemigos de nuestro Estado…

Y no voy a señalar ni a los aprendices de mentirosos que pululan por nuestra política nacional ni al Gran Farsante que nos suelta cada día las mayores Trolas imaginables, sin que se le mueva ni un músculo de su mandíbula…

Todos nos hacemos idea de a qué y a quién nos referimos… Lo peor no es el bulo, sino que se perpetre para engrandecer, en el caso de Trump, o para deshacer, en el caso de nuestro Gran Farsante, a la patria del fullero.

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