EN ESTOS DÍAS DE OTOÑO, los cielos de Guadalajara son un continuo sucederse de nubes densas cargadas de agua, donde el sol apenas se atisba y es un regalo para los sentidos, he recordado una “victoriola” cuyo tema es la lluvia y que viene espléndidamente a colación en estas fechas.
En anteriores ejemplos hemos visto a la victoriola (dos liras entre dos cuartetos) referida a Cifuentes (Victoriola II) y referida al Señorío de Molina (Victoriola I).
Ahora presento una tercera victoriola relativa a la lluvia sobre Guadalajara, simbolizada por un toro va por las nubes con el propósito de provocar en ellas la lluvia.
En esta ocasión se acompaña de una estrofa final, que lleva a desear que la lluvia no se transforme en inundación (eso que ahora llaman DANAS) como en ocasiones está sucediendo en diversos lugares de España, cada vez con mayor frecuencia.
La imagen que muestra a un toro de soberbios arpones que va corneando a las nubes en busca de extraerles el agua, como si fuera la sangre de un ser acometido por el astado metafórico, tiene un cierto grado de valor poético…

EL TORO DE LA LLUVIA,
nubes trota por los cielos de Guadalajara
El toro de la lluvia nubes trota,
soberbio en los arpones
que escalan la remota
borrasca, en que agua inducen sus pitones.
Hinca sus dos hachones
hasta causar la mengua de la gota
al cielo, que astas de iones
cornean cota a cota
por escalar venero en donde brota.
Desencadena toro
de tormentas, de rayos y aguaceros
tu acción de meteoro,
con los sabios aceros
que agudizan tu frente delanteros.
Haz que el cielo despliegue su tesoro
a tus bastones fieros
y que se rinda al toro
agua en vuelo herida a lluvia por la furia astral de tus punteros.
Pero que la tormenta
de tus astas no lleven al tormento
al que abajo la sienta,
ni agua se haga la tierra en un momento.





