Notas etnográficas de la obra de Epifanio Herranz (I)

 

Don Epifanio Herranz Palazuelos es un sacerdote nacido en Sotodosos (Guadalajara), que siempre está dispuesto a ver y analizar las cosas de los pueblos, que conoce profundamente por haberlas vivido intensamente, así sus tradiciones, que ahora entresacaremos de sus obras, no muy conocidas fuera de las fronteras provinciales de Guadalajara.

Sé que estas cosas le molestan y que no quiere que, como  amigo suyo que soy, “pierda el tiempo escribiendo mamarrachadas”, pero a mí me da igual y quiero escribir estas líneas en su honor e, irrespetuoso que soy (para este asunto), no quiero hacerle caso en este cometido que me he propuesto y prefiero ofrecer al lector una sencilla muestra del cariño que “don Epi” -como cariñosamente le llamamos los allegados- ha puesto en su obra, que no es excesivamente larga, y sí muy enamorada -más de lo que las gentes nos pensamos- de esta su tierra, en ocasiones enfermiza de cariños y saludos cordiales.

LA OBRA

No vamos a entrar en todos sus libros, editados y pagados siempre por él mismo, con sus peculios particulares, pero sí vamos a hacerlo de los que vengan a decirnos algo del mundo costumbrista y que son, principalmente, los que siguen:

– Rutas Marianas de Guadalajara (Fiestas, romerías, leyendas y tradiciones), Guadalajara, El Autor, 1984, 270 pp.

– Romancero mariano de ayer y hoy. Primera parte, Guadalajara, El       Autor, 1986, 236 pp.

– Guadalajara por dentro, Guadalajara, El Autor, 1992, 343 pp.

Precisamente hemos entresacado los datos que aquí recogemos, de este último y bellísimo libro, construido en base a cientos de artículos escritos en el periódico semanal, entonces llamado Flores y Abejas, de Guadalajara,  que después cambió su nombre por el de El Decano y que hace algún tiempo dejó de publicarse en papel para convertirse en este periódico digital -guadalajaradiario- que tienes ante ti.

Allí escribió trabajos y trabajos, palabra tras palabra, y en ellos quedan sus huellas, que ahora, sin su permiso -que no hace falta- iremos comentando brevemente, como agradecimiento a su generosa contribución al conocimiento de la Etnografía y el Folclore de los pueblos de Guadalajara, muchos de ellos tan olvidados, especialmente los situados en aquellos rincones menos coloristas y atractivos para el turismo voraz.

 TREINTA BREVES NOTAS Y QUIZÁ ALGUNA MÁS…

Don Epifanio, que es hombre amable y bondadoso, empieza casi siempre sus textos con verdadero cariño franciscano. En Guadalajara por dentro, comenzado con las plantas de una botica, que él denomina “La herboristería”, dice así: “Hay de todo, ajedrea, romero y tomillo, té de roca, de río, poleo menta, manzanilla, malva, mejorana, hierba buena, ajo y perejil, ortigas, sauco, tilo y enebro…”

Pero, “En esto como en tantas cosas “cada uno habla de la feria según le va en ella” y en esto del herbolario, muy rico y variado, cada uno tiene sus gustos.” (1).

Iremos recogiendo sus notas a modo de fichas numeradas que irán viendo la luz semana tras semana si Dios quiere y el tiempo no lo impide.

1) Al pasar unas páginas se dedica al estudio de las “Devociones vivas”, especialmente dedicado a la Virgen de la Soledad: “Una Señora vestida de luto, los dedos de sus manos se entrecruzan sosteniendo un rosario blanco, unas lágrimas se escapan de sus ojos y toda su figura inspira ternura y misericordia.”

La gente canta:

Virgen de la Soledad

                                   de dolor y angustia llena;

                                   con mi ferviente cantar,

                                   quiero aliviar tu pena”.

 

Versos tranquilos y serenos que alcanzan, con sólo su ser, la forma más popular de expresión concreta y centrada, propia de esta Castilla nuestra, muerta de pena.

Esta Virgen de la Soledad data de 1468 y su ermita de 1575. Sale en las procesiones de Semana Santa con nazarenos vestidos de morado, capa negra y  escapulario  pectoral. (Imagen antigua de la Soledad. Guadalajara, p. 21) (2).

 2) Don Epifanio siempre guarda un buen recuerdo de los pueblos del Señorío de Molina y especialmente de su “capital”.

Así, en “Molina, siempre en candelero” dice: Molina de Aragón, recia y valiente hasta quemarse los huesos, tiene un especial cariño a María Inmaculada. Por ello celebra una fiesta nunca interrumpida desde 1518, debida a una bula del Papa León X, por la que se le concede el privilegio de celebrar misa “de terno solemne” en la medianoche del día 7 al 8 de diciembre.” (26-XI-1986).

Raro es el año en que la prensa no recoge anticipadamente la noticia de su celebración: P. C. R., “Molina de Aragón. La Misa del Gallo de la Inmaculada vuelve a adelantar la Nochebuena.” (3). Se conoce como “La Navidad molinesa”.

3) “Noche de Reyes”, es otro texto que comienza con un verso tradicional y cariñoso, cantado desde siempre por las gentes del Alamín, uno de los barrios de más rancia tradición de la ciudad de la Guadalajara,  que dice:

 

Ya vienen los Reyes

                                   por el Alamín

                                   y dejan a los peques

                                   juguetes en el calcetín”.

 

Las gentes, sencillas y amorosas con sus costumbres, abrigan la idea que se nos propone desde estas páginas: “Resulta sintomático que se quiere disfrazar -no faltan iniciativas por parte de organismos oficiales- esta fiesta con eso de “Papá Noël” que nada dice a nuestro arte y cultura.” (4).

(1) HERRANZ PALAZUELOS, Epifanio, Guadalajara por dentro, Guadalajara, El Autor, 1992, pp. 17-18. (22-X-1986).

(2) HERRANZ PALAZUELOS, Epifanio, op. cit., pp. 20-22. (5-XI-1986).

(3) Nueva Alcarria, viernes, 7 de diciembre de 2001, p. 30.

(4) HERRANZ PALAZUELOS, Epifanio,  op. cit., p. 33.

 

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