Archive for noviembre, 2013

Sacedón y la Santa Faz (XVII)

López de los Mozos se ocupa esta semana de un caso poco frecuente en cuanto a misterios y apariciones, en su serie sobre Epifanio Herranz 

 

38) Muchos son los “misterios” referentes a apariciones, encuentros o “inventos” de imágenes marianas, menos los de santos y muy escasos los de Dios y Jesucristo, su Hijo. Pero uno de ellos se dio en Sacedón.

Uno de ellos lo recoge don Epifanio en el libro que comentamos bajo el título de “Sacedón y la Santa cara de Dios” (57).

Se trata de una leyenda que dio origen a la fiesta patronal. Cuenta la tradición que un día concreto, “el 29 de agosto de 1689, un hombre llamado Juan de Dios, presa de ira y de celos, clavó con fuerza el puñal en una de las paredes del Hospitalillo de Nuestra Señora de Gracia. Al desconcharse la pared, apareció la Santa Cara de Dios con la señal del puñal sobre la mejilla derecha”.

Juan de Dios era un acogido en dicho “hospitalillo” que vivía acompañado de Inés, moza que se escondió para hacerle creer que había huido, lo que provocó la ira del mozo que alterado clavó su puñal en una de las paredes del oratorio blasfemando a grito pelado: “Voto a Dios que aunque estuviera aquí su cara la cosiera con este puñal”, justamente cuando saltó una capa de yeso que dejó a la vista el rostro de Jesús herido por el arma. Luego comenzaron a llegar gentes, y dicen que ocurrieron numerosos milagros. Luego, en la guerra del 36-39 desapareció el rastro… pero quedó su recuerdo y el amor a Dios

La historia nos cuenta que la Santa Cara de Dios ha tenido tres ubicaciones distintas. La estancia definitiva -por el momento- la tiene en la ermita del mismo nombre que comenzó a construirse en 1744 justamente en el mismo lugar que ocupó el “hospitalillo”. Tras la Guerra (In)civil dicha ermita fue arrasada perdiéndose la imagen primitiva, pero actualmente hay una custodia de madera que guarda la imagen de la Santa Cara  pintada al óleo, que carece de valor material, pero que para los sacedonenses tiene gran valor sentimental que se resume en la siguiente copla (58):

 

Son ya trescientos años

de continua veneración

a la santa faz de Dios

en la villa de Sacedón.

 

 

[No es por meterme en camisas de once varas, pero seguramente hoy, si se hubiese dado el mismo caso, es decir, que si una persona fuera de sí hubiera apuñalado la pared de un eremitorio, posiblemente pensaríamos que bajo la capa de pintura y yeso posiblemente hubiera unas pinturas al fresco y que, ¡curiosa coincidencia! dejó al descubierto la faz de Cristo. Pero cada cual es muy digno de pensar y creer lo que quiera o le convenga. Esto no lo dice don Epifanio].

 

39) Y tan solo dos palabras para recordar las “pascuillas” de Las Inviernas, donde, por cierto, el patrón es el mismo que el de Utande: San Acacio Mártir.

Son dos bellísimas y gozosas florecillas de Pascua:

 

Qué inquieta desazón

se vive el viernes santo,

cuando muere Cristo

al final de su pasión.

 

Con Jesús resucitado,

que es una firme verdad,

todo resulta más claro

a mi propia felicidad (59).

 

(57) HERRANZ PALAZUELOS, op. cit., pp. 244-245 (11-IV-1990), n.º 108.

(58) P. G. C., “Los vecinos llevan venerando la Santa Cara de Dios desde que en 1689 apareció en el Hospitalillo”, en Nueva Alcarria, viernes 23/08/2013, especial Sacedón 2013, p. 14.

(59) HERRANZ PALAZUELOS, op. cit., p. 246.109 “Flor de Pascua” en Las Inviernas”, pp. 245-246 (18-IV-1990).

El ahorcado de Mandayona (XVI)

López de los Mozos habla esta semana de «El ahorcado de Mandayona» en su serie sobre Epifanio Herranz 

36) Otra nota etnográfica que recoge don Epifanio Herranz en su libro –Guadalajara por dentro-, que venimos siguiendo, es la titulada “El “ahorcado” de Mandayona” (49).

Se trata de una manifestación ancestral que ha ido cambiando con el paso del tiempo. En un principio tenía lugar a finales de enero, con motivo de la celebración de las fiestas patronales en honor de la Virgen de la Paz que, tras su cambio de fecha, se celebraron a comienzos de otoño (hoy el 8 de septiembre).

El cuarto día, el 27, tenía lugar la “fiesta del ahorcado”.

Dice don Epifanio que en aquellos años de principios del siglo XX, eran muchos los pobres y menesterosos que acudían a Mandayona, donde encontraban cobijo y alimento, y que al atardecer del tercer día desaparecían como por arte de magia, aunque siempre quedase algún forastero, o de la propia localidad, que se prestaba a desempeñar el papel de “ahorcado” de la fiesta.

Tras apresarlo convenientemente, los mozos recorrían con él -en parigüelas- las calles del pueblo, con acompañamiento musical y chiquilleril, leyendo en las esquinas una especie de sentencia que venía a decir:

“Hombres y mujeres de esta villa,

 venid a oír la sentencia de la justicia.

Por mangante y tramposo,

mujeriego y brivón,

que si regulín,

 que si regulán,

a la horca con el holgazán”.

Después de la lectura, en el olmo de la plaza -hoy desaparecido-, se procedía a cumplir la sentencia, de una forma ficticia, ante el dolor de su mujer (viuda) y el jolgorio general.

Luego venía lo que se llamaba el “dao”, o sea, la petición de una limosna con que socorrer a la viuda y a sus huérfanos.

Y añade al final esta cuarteta que nos habla con cierta tristeza de la fiesta como recuerdo del pasado:

 

El viejo olmo se secó,

No habrá más ahorcados

Que son ya tiempos pasados

Y todo en historia quedó.

Fiestas de este tipo eran relativamente frecuentes en tierras de Guadalajara, juicios y sentencias como los de Fuentelahiguera de Albatages y Berninches, que tenían lugar en fechas próximas al carnaval y al finalizar la “procesión del Encuentro” de numerosas localidades (“judas”)(50).

Una especie de “purificación ritual” del pueblo que realiza el “ahorcamiento” en cuyo sujeto descarga todas sus culpas y pecados comunales.

 

 

(49) Ibidem., op.cit., pp. 236-237 (13-VI-1989). Sobre esta fiesta del “ahorcado” véanse ORTIZ GARCÍA, Antonio y RUBIO FUENTES, Manuel, Historia de la villa de Mandayona, Guadalajara, Aache Ediciones (col. Tierra de Guadalajara, 32), 2000, p. 77 y 80, y LÓPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón, “Sobre los posibles orígenes de la fiesta de “El Ahorcado” (Mandayona, Guadalajara)”, en X Encuentro de Historiadores del Valle del Henares. Alcalá de Henares, 23-26 Noviembre 2006. Libro de Actas, Alcalá de Henares, Institución de Estudios Complutenses, Institución Provincial de Cultura “Marqués de Santillana” y Centro de Estudios Seguntinos, 2006, pp. 765-780; CARO BAROJA, Julio, El Carnaval. (Análisis histórico-cultural), 1.ª ed. Madrid, Taurus, 1965, pp. 335-359; FRAZER, Sir James George, La rama dorada. Magia y religión, Madrid, Fondo de Cultura Económica de México, 1981, pp. 652-661.

(50) GARCÍA SANZ, Sinforiano, “La quema del judas en la provincia de Guadalajara”, Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, tomo IV (Madrid, C.S.I.C., 1948), pp. 619-625: LÓPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón, Guadalajara. Fiesta y Tradición, Guadalajara, Ed. Nueva Alcarria, S. A., 2005, pp. 176-177. Véanse también Cuadernos de Etnología de Guadalajara, 16 (1990-4º), pp. 49-78, “Dos ejemplos de censura popular en Fuentelahiguera de Albatages: El Testamento de Semana Santa” y 17 (1991-1º), pp. 103-106, “La sentencia del ahorcado (Berninches)”. También, VV. AA. El Casar y su fiesta de las Candelas, Guadalajara, Excmo. Ayuntamiento de El Casar. Concejalía de Cultura, 2013.

 

 

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