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Simbolismo oculto en algunas coplas. Alusiones al sexo.

En la canción folklórica, como en tantas otras cosas, existe en muchos casos cierto simbolismo más o menos oculto, que casi siempre hace referencia a lo sexual y que actualmente se encuentra en grave peligro de desaparición, debido a la paulatina pérdida de coplas y canciones en el mundo rural.

Este simbolismo queda muy a la vista en algunas cancioncillas recogidas, entre otros, por Joaquín Díaz (1):

Avre tu puerta cerrada

que en tu mano está la yabe.

…   …   …   …   …

– Avridme, galanica,

que ya amanece.

– Avrir ya vos avro,

mi lindo amor,

la noche yo no duermo

pensando en vos.

…   …   …   …   …

Avre este bajour, bijou,

avre la tu ventana;

por ver tu cara morena

al Dió daré mi alma.

 

Por la tu puerta yo pasí

y la topí cerrada;

la yabedura yo besí,

como besar tu cara.

Estos ejemplos pueden servir para destacar algunas palabras: “Avrir”, “yabe”, “puerta”, “yabedura”, todas emparentadas con el simbolismo de lo sexual, puesto que la “yabe” significa aquí el órgano sexual masculino y la “yabedura”, el femenino; mientras que “Avrir” la “puerta” alude, gráficamente, al acto sexual.

En la provincia de Guadalajara encontramos algunos casos similares:

Ábreme la puerta, cielo,

que soy el de Maranchón,

que voy comprando cerones

y voy vendiendo jabón (2).

Sin embargo, a través de algunas otras palabras incluidas en coplillas, podremos ver cómo se amplía el diccionario de simbolismos escondidos:

A la buena moza

la ha cogido el toro:

la ha clavado el asta

por debajo el moño.

 

A la buena moza

la ha vuelto a pillar;

la ha metido el cuerno

por el delantal (3).

Parece que los mismos objetos simbolizados en las primeras estrofas sefarditas, -que en el segundo de los casos citados se cantaba una vez finalizados los esponsales-, han sido sustituidos por otras palabras que contienen o expresan el mismo significado sexual. Llaman ahora nuestra atención las palabras como “moza” (que ha perdido su significado), “toro” (representación de la fuerza generadora del hombre y representación al tiempo del propio hombre),  “asta” (como órgano sexual masculino) y “moño” (órgano sexual femenino). Y, en conjunto, la copla deja entrever que se trata de la realización de un acto sexual. Incluso el nombre del baile en que se cantan estas dos coplas (la primera, en solitario, y la segunda, por el coro), que recibe el nombre de “El Pollo”, igualmente emparentado -como el gallo- con simbolismos del tipo que estudiamos.

Una vez más aparece la palabra “moño” en la siguiente copla, de Fuentenovilla:

Virgen del Socorro

bailan las mozas

con buen moño.

de significado un tanto oculto, más difícil de interpretar.

En algunas tradiciones de nuestro folklore provincial encontramos este mismo simbolismo a través de palabras que se incluyen en un contexto, o simplemente en el mismo que encierra el “hecho folklórico”.

Veamos un ejemplo claro. Por ejemplo, a través de las actuaciones de las distintas “botargas” se ofrece bien a la vista ese sentido generador o fecundador -que hemos visto antes en el toro, el gallo y el pollo- a través de las cenizas, pelusas de espadaña que arroja a vecinos y forasteros (hombres y mujeres) en algunas localidades o de ciertos frutos, como la naranjas, con las que golpea en la frente a los incautos, pero que restriega licenciosamente en los pechos y el vientre de las mujeres casaderas.

También en las canciones de mayo -“los mayos”- aparecen algunas alusiones al sexo, especialmente en aquéllas que retratan minuciosamente a la mujer.

Y en las coplillas de algunas rondas:

Y yo venga de rondarte

y tú venga de dormir.

¡Así te quedes soltera

y se te seque el perejil! (4)

donde vemos una nueva palabra con significado oculto, que bien pudiera aludir al mismo significado que “moño”, “puerta” o “yabedura”, y que, en este caso, es “perejil”. Como se sabe, la expresión “Perejil mal sembrado” se refiere a la poca barba que posee un hombre, pero que en este caso concreto más bien se refiere al vello púbico femenino y, por extensión, al propio órgano sexual.

     José Ramón López de los Mozos

 

NOTAS

(1) DÍAZ, Joaquín, Palabras ocultas en la canción folklórica, Madrid, (col. Cuadernos Taurus, nº. 108), 1971, págs. 29-30.

(2) SANZ Y DÍAZ, José, “Arte popular español. Apuntes sobre el folklore del antiguo Señorío de Molina. (Conclusión)”, en El Alcázar, edición para Guadalajara (9-VIII-1947).

(3) SANZ Y DÍAZ, José, “El baile típico de “El Pollo” en Alustante”, en Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, Tomo XXXI (Madrid, 1975), Cuadernos 1, 2, 3 y 4, pág. 138.

(4) ARAGONÉS SUBERO, Antonio, Danzas, rondas y música popular de Guadalajara, Guadalajara, Patronato Provincial de Cultura “Marqués de Santillana”, 1973, pág. 137.

Y XXXV: Punto y final.

 

XXIII.- Como todo tiene fin en esta vida, los comentarios a los artículos de don Epifanio también llegan al suyo. Es curioso, pero el libro, Guadalajara por dentro, termina con unas “Aleluyas de Navidad” que dan la bienvenida a otro año que siempre se quiere mejor (101).

Se trata de un grupo de ocho composiciones sencillas, cuartetas muy populares, en las que don Epifanio recoge aspectos referentes a las elecciones locales para la alcaldía, a la reclamación por entonces surgida en petición de la devolución a sus pueblos de los pinares del antiguo Ducado de Medinaceli, de aquella enfermera que trató de llevar a los pueblos medio abandonados mozas casaderas, y otros aspectos que el lector podrá degustar a sus anchas.

Ahí quedan para el recuerdo:

Dicen que Blanca es ingenua,

más ingenuos fueron otros

que la hicieron alcaldesa

con la suma de sus votos.

 

Tras la votación primera

quieren su dimisión

y Bris sigue en la espera

de poder subir al sillón.

 

Mientras tanto don Fernando,

alcalde marchamalero,

con doce años de mando

continúa en candelero.

 

Pueblos del viejo Ducado

reclaman que los pinares,

perdidos en el pasado,

retornen a sus hogares.

 

Mayte Montes, enfermera

de Megina, quiere importar

chicas de edad casadera,

y los mozos puedan casar.

 

Otro enfermero Mingo Solís

visita a pié o en burra

los pueblos, y a sí susurra:

está con fiebre el país.

 

El nuevo obispo José

recién venido a Sigüenza,

sigue atareado, lo sé,

en ver todo con presteza.

 

Con “EL DECANO” en la mano

en estas fiestas sin par,

les quiero felicitar;

¡Feliz Navidad! hermano.

 

Muchos lectores recordarán estos sucesos a pasar de haber transcurrido casi cinco lustros.

Adiós.

Evidentemente nosotros continuaremos con nuestros comentarios etnográficos.

 

 

(101) Op. cit., pp. 332-333 (Flores y Abejas, 25/XII/1991).

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