El ahorcado de Mandayona (XVI)

López de los Mozos habla esta semana de «El ahorcado de Mandayona» en su serie sobre Epifanio Herranz 

36) Otra nota etnográfica que recoge don Epifanio Herranz en su libro –Guadalajara por dentro-, que venimos siguiendo, es la titulada “El “ahorcado” de Mandayona” (49).

Se trata de una manifestación ancestral que ha ido cambiando con el paso del tiempo. En un principio tenía lugar a finales de enero, con motivo de la celebración de las fiestas patronales en honor de la Virgen de la Paz que, tras su cambio de fecha, se celebraron a comienzos de otoño (hoy el 8 de septiembre).

El cuarto día, el 27, tenía lugar la “fiesta del ahorcado”.

Dice don Epifanio que en aquellos años de principios del siglo XX, eran muchos los pobres y menesterosos que acudían a Mandayona, donde encontraban cobijo y alimento, y que al atardecer del tercer día desaparecían como por arte de magia, aunque siempre quedase algún forastero, o de la propia localidad, que se prestaba a desempeñar el papel de “ahorcado” de la fiesta.

Tras apresarlo convenientemente, los mozos recorrían con él -en parigüelas- las calles del pueblo, con acompañamiento musical y chiquilleril, leyendo en las esquinas una especie de sentencia que venía a decir:

“Hombres y mujeres de esta villa,

 venid a oír la sentencia de la justicia.

Por mangante y tramposo,

mujeriego y brivón,

que si regulín,

 que si regulán,

a la horca con el holgazán”.

Después de la lectura, en el olmo de la plaza -hoy desaparecido-, se procedía a cumplir la sentencia, de una forma ficticia, ante el dolor de su mujer (viuda) y el jolgorio general.

Luego venía lo que se llamaba el “dao”, o sea, la petición de una limosna con que socorrer a la viuda y a sus huérfanos.

Y añade al final esta cuarteta que nos habla con cierta tristeza de la fiesta como recuerdo del pasado:

 

El viejo olmo se secó,

No habrá más ahorcados

Que son ya tiempos pasados

Y todo en historia quedó.

Fiestas de este tipo eran relativamente frecuentes en tierras de Guadalajara, juicios y sentencias como los de Fuentelahiguera de Albatages y Berninches, que tenían lugar en fechas próximas al carnaval y al finalizar la “procesión del Encuentro” de numerosas localidades (“judas”)(50).

Una especie de “purificación ritual” del pueblo que realiza el “ahorcamiento” en cuyo sujeto descarga todas sus culpas y pecados comunales.

 

 

(49) Ibidem., op.cit., pp. 236-237 (13-VI-1989). Sobre esta fiesta del “ahorcado” véanse ORTIZ GARCÍA, Antonio y RUBIO FUENTES, Manuel, Historia de la villa de Mandayona, Guadalajara, Aache Ediciones (col. Tierra de Guadalajara, 32), 2000, p. 77 y 80, y LÓPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón, “Sobre los posibles orígenes de la fiesta de “El Ahorcado” (Mandayona, Guadalajara)”, en X Encuentro de Historiadores del Valle del Henares. Alcalá de Henares, 23-26 Noviembre 2006. Libro de Actas, Alcalá de Henares, Institución de Estudios Complutenses, Institución Provincial de Cultura “Marqués de Santillana” y Centro de Estudios Seguntinos, 2006, pp. 765-780; CARO BAROJA, Julio, El Carnaval. (Análisis histórico-cultural), 1.ª ed. Madrid, Taurus, 1965, pp. 335-359; FRAZER, Sir James George, La rama dorada. Magia y religión, Madrid, Fondo de Cultura Económica de México, 1981, pp. 652-661.

(50) GARCÍA SANZ, Sinforiano, “La quema del judas en la provincia de Guadalajara”, Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, tomo IV (Madrid, C.S.I.C., 1948), pp. 619-625: LÓPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón, Guadalajara. Fiesta y Tradición, Guadalajara, Ed. Nueva Alcarria, S. A., 2005, pp. 176-177. Véanse también Cuadernos de Etnología de Guadalajara, 16 (1990-4º), pp. 49-78, “Dos ejemplos de censura popular en Fuentelahiguera de Albatages: El Testamento de Semana Santa” y 17 (1991-1º), pp. 103-106, “La sentencia del ahorcado (Berninches)”. También, VV. AA. El Casar y su fiesta de las Candelas, Guadalajara, Excmo. Ayuntamiento de El Casar. Concejalía de Cultura, 2013.

 

 

Ir a la barra de herramientas