Quizás el “lugar común” más utilizado sea el de la “aparición” a gente humilde, a pastores, generalmente, que van en busca de algún animal perdido. Y puede que éste sea un símbolo más: que el animal extraviado (es decir, el hombre echado a perder por el pecado) vaya en busca de la luz (la aparición y, por medio de ésta, al encuentro con Dios).
Tal es el caso de la que se cuenta acerca de la Virgen de la Hoz, cuyo santuario se encuentra en el término de Ventosa, junto a la ribera del río Gallo, encajonado entre areniscas rojizas.
Según dicha leyenda, un pastor se interna en el monte, cerradísimo de vegetación salvaje, para buscar una vaca que se le ha escapado del rebaño. En esta tarea llega la noche sin que se dé cuenta. En la garganta rocosa hay animales peligrosos y el pastor se considera perdido, pero… de repente, oye una música deliciosa y, muy cerca de donde se encuentra, una luz vivísima y atrayente. Se acerca al lugar de donde parecen proceder estas señales. Allí encuentra el animal perdido. Lleno de alegría, se acerca a él, que permanece inmóvil, con la vista levantada, por lo que, alzándola también, queda atónito al contemplar una hermosa imagen de la Virgen sobre un pedestal de rocas y toda ella cubierta de una maravillosa luz (17).
Según don Claro Abánades, una antigua tradición cuenta que el obispo Gabinio, último de la diócesis ercavicense, ocultó la imagen de María en el barranco. Imagen que pudo ser venerada en tiempos visigodos y ocultada posteriormente por los cristianos que huían de la invasión agarena (18).
Encontramos un gran parecido con el portento anterior en el “aparecimiento” de la Virgen de la Granja, patrona de Yunquera de Henares, que sucedió de la siguiente manera: un pastor llamado Bermudo, hombre muy piadoso, apacentaba las ovejas en un monte denominado “La Granja”, al que tenía costumbre de subir a rezar el Rosario todas las noches (¿?). Cierta noche observa que de unas zarzas cercanas sale un gran resplandor, por lo que asustado, se retira convenientemente. Otra vez, estando en oración en la cumbre de dicho monte, volvió a repetirse el hecho, pero en esta ocasión escucha claramente las palabras que le dice la Virgen: “Bermudo, llama”, como así hace por tres veces sin que nadie del pueblo hiciera caso a sus llamadas, hasta que las autoridades religiosas y civiles suben al lugar y ven con sus propios ojos como las zarzas arden sin consumirse, produciendo una luz vivísima que ilumina los contornos… Ante lo que todo el pueblo, en ayunas, acude en procesión a La Granja, donde ven que los resplandores han decrecido su luminosidad. Entre tanto, el sacerdote busca con cuidado entre la planta ardiente y “encuentra una imagen de la Virgen”, que entre todos bajan al pueblo (19). (Continuará).
Nótese que se habla de “aparición” en el primer caso y de “encuentro” en el segundo.
Notas
(17) García Perdices, Jesús, Cual Aurora Naciente (Advocaciones marianas de la provincia de Guadalajara), Guadalajara, O.P.E. / El Autor, 1974, pp. 125-126.
(18) Abánades López, Claro, Ntra. Sra. de la Hoz (brevísima historia entresacada del libro del mismo autor La Reina del Señorío), Madrid, s/f. (pero el imprimatur es de 1953), p. 6. En su obra Tierra molinesa (p. 133), da la fecha a la obra mencionada: Madrid, 1951. Mientras que La Reina del Señorío está datada en Sigüenza y 1928. En las páginas 6-8 de Ntra. Sra. de la Hoz, se cuenta el relato de la aparición que hizo el cronista Licenciado Elgueta, coincidente con la posterior en siglos a la que ofrece García Perdices, excepto en el conocimiento del suceso milagroso en los pueblos de los alrededores, ya que otro pastor, de ovejas, vio también el resplandor y sintió curiosidad por él: “Viendo de lejos un grande resplandor en aquella peña, y procurando saber lo que era, fue el primero a quien se descubrió la Virgen Nuestra Señora, y así fue a los pueblos cercanos a publicar esta maravilla”.
No he podido encontrar el título de la obra o manuscrito de Elgueta que cita Abánades, pero sí el de algunas otras obras que podrán servir de bibliografía para un mejor conocimiento de la Virgen de la Hoz. Son las siguientes:
– Casa de Ntra. Sra. de la Hoz y antigüedad de Molina, por don Diego Sánchez Portocarrero, 1635. [Se trata de un poema en verso heroico que, Tomás Muñoz y Romero, Diccionario bibliográfico-histórico de los antiguos reinos, provincias, ciudades, villas, iglesias y santuarios de España, 2ª. ed., Madrid, 1973 (la 1ª. es de 1858), p. 191, S.V. “Molina”, núm. 4, no supo si había sido impreso].
– Historia breve de Nuestra Señora de la Hoz, por el Lic. don Gregorio López de la Torre [y Malo]. (Muñoz y Romero, op., cit., S.V. “Molina”, núm. 7, s/f. ni lugar de impresión, puesto que fue tomado de un catálogo donde tampoco se hacía constar), p. 192.
– La ninfa más celestial en las márgenes del Gallo. La milagrosa aparecida imagen de Nuestra Señora de la Hoz, por don Antonio Moreno, cura de la parroquia de San Miguel, de la villa de Molina, Calatayud, por Joaquín Esteban, 1762, en 4º. (Op. cit., p. 192, S.V. “Molina”, núm. 8).
(19) García Perdices, op. cit., pp. 132-134.