Guadalajara, Córdoba y Quevedo

 

EN ESTO QUE VAMOS VIVIENDO, como sin darnos cuenta de que los días están adquiriendo una velocidad de vértigo y se marchan las semanas, las fechas y las horas hacia no se sabe dónde, pero muy aladas y deprisa…, resulta que se nos ha ido la Semana Santa de marzo y que nos hemos plantado en el mes abrileño. Esperemos que con la buena simiente de la alegría, de la dicha y de la esperanza en que el mes nos sea propicio y abundoso de bienes, como también lo sean los siguientes.

1. Guadalajara. La Semana Santa, para mí en particular, ha supuesto una buena colección de saetas, algunas de las cuales ha publicado este mismo medio de comunicación “GuadalajaraDiario” y otras me han supuesto felicitaciones y parabienes por parte de alguno de los pasos procesionales de nuestra capital. Como muestra, citaré una composición que me ha granjeado un correo de felicitación por parte de la Cofradía del Santo Sepulcro, de la concatedral de Santa María. Hela aquí, con mi acuse de recibo y mi agradecimiento por la felicitación.

 

Saeta al Cristo Yacente del Santo Sepulcro, de la concatedral de Guadalajara

Cristo, Cristo, va pasando,

Cristo, Cristo, ensangrentado.

Cristo, Cristo, desfilando,

con la lanzada el costado.

Sangre le cae manando

de su cabeza, aflorado

reguero de amor bajando

para limpiar el pecado.

 

Yacente Cristo que al lado,

trae penitentes llorando,

 

y una música que gime

mientras Jesús nos redime.

 

Se aleja el tambor sonando

por el Cristo sepultado,

 

Ya la trompeta esperando

queda a Dios resucitado.

2. Córdoba. La primera parte de la Semana Santa tuve la suerte de pasarla en las tierras andaluzas de Córdoba, que, sorprendentemente, al menos en esos primeros días de semana, no estaba llena de turistas, sino sólo lo justo, quedando despejados y expeditos los hoteles y las calles, los patios cordobeses y la cafeterías de ambiente local, nacional e internacional.

El asunto de la catedral-mezquita -que es lo primero desde el siglo XIII, como antes de ser mezquita había sido iglesia cristiana visigoda y antes templo romano, y que sigue siendo monumentalmente lo segundo, porque a los castellanos que reconquistaron la ciudad no les dio por destruirla, sino que la conservaron y ampliaron- trae soliviantada a la ciudad.

Se oyen voces para que se quite a la Iglesia católica el uso exclusivo de la catedral, y se convierta en una especie de batiburrillo intercultural para todos los gustos. Y eso, porque a Fernando III el Santo, ya digo, le dio por respetar el monumento. Sé culto, tolerante y santo, para que, andando el tiempo, te hagan esto los políticos.

Yo, de momento, y en espera de lo que ocurra, que también puede haber quien entre pronto en el recinto con teas incendiarias y acabe de un fogonazo con Cristo, con Mahoma, con Leovigildo, con Venus, con Febo y con Apolo… me traje de allí esta estrofa “Castellana”, que, como ya saben lo que sigan esta sección, es innovación estrófica de este año, y que dice así:

CASTELLANA DE LA CATEDRAL DE CÓRDOBA                            

 Bosque de arcos de herradura mirada

en hileras solas; y palmerales

si por doble faz miras sus señales.

Oasis bicolor con alma alzada.

 

Columnas de otra época naturales,

romanas y visigodas, espada

de paz que, desde la tierra alargada,

de un espacio aéreo son portales.

 

Y de senda hacia dentro caminada

del alma hacia el interior de Dios guiada.

 

Gongorino rumor barroco luego,

en zona renaciente que el sosiego

 

de columnas rompe, porque brote

altar, púlpito, coro, nave dentro;

como un cristiano y renaciente islote.

 

3. Quevedo. Y podría bastar por hoy, pero como ya hemos salido de las fechas meditativas de la Semana Santa y entrado en las más alegres y humoradas de la primavera, me ha venido a las mientes una composición que escribí hace unos meses, y cuyo comienzo pongo aquí. El resto, ya que se trata de un poema muy largo, a imitación del que Quevedo dedicó a Felipe IV, puede leerse en el enlace que va abajo.

Lo que sí se garantiza es la sonrisa a quien se tome la molestia de leerlo completo.

Padre nuestro rimado del rey Felipe VI

PADRE NUESTRO, FELIPE

Felipe que el mundo aclama
como el mejor de los sextos
y que figura en los textos
como el que a España la ama,
oye una tierra que exclama
hundida en tantos pretextos
y que la verdad reclama,
óyenos tú, padre nuestro. 

 

http://blogs.periodistadigital.com/juan-pablo-manueco/2015/01/22/padre-nuestro-rimado-del-nuevo-rey-felipe-vi/

 

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