DESPUÉS DE LOS SEXTILLIZOS de marzo/abril con que se aumentaron de golpe el número de las criaturas de Guadalajara, ha llegado mayo y, claro, no podía quedarse atrás este mes en el asunto de los prodigios parturientos.
De manera que el mes de las flores (a María o a la dama que cada quién quiera) nos asombra y nos desconcierta un tanto con el alumbramiento de trillizos, los cuales han venido a complementar el número de moradores de la ciudad.
-¿Oiga? Después de sextillizos en marzo, ahora ha habido un parto de trillizos en Guadalajara.
-Eso es.
-Exactamente. En marzo seis, y en mayo tres, la misma persona. ¡Y eso luego de otra criatura, que había alumbrado en enero la misma persona multípara!
-¡Que bárbaro! ¡Tremendo! ¡Enorme…! A esta paso la provincia va a estar repoblada demográficamente en muy poco tiempo.
-Bueno, demográficamente…
-¡Acabáramos! ¡Ya decía yo que no había forma humana de reponerse en tan poco tiempo de tanto parto…! ¡No estamos hablando de personas, sino de conejos!
-No, señor, no. ¡Se equivoca usted! Bien claro le he dicho que el alumbramiento lo ha efectuado la misma persona humana.
-¿Y entonces?
-Entonces, ¿qué?
-Pues que no estamos hablando de conejos, pero tampoco de críos, nenes o niños.
-¿Y en consecuencia, de que ha sido el alumbramiento?
-De libros.
-¿De libros?
-Eso es, siete, más tres de ahora. Es decir, que ya llevamos diez salidas a la luz en estos cinco meses del año en curso.
-¡Caramba!
-Y por lo que parece, no ha sido el último parto que se espera, antes del verano.
-¿Ah, no? ¿Se esperan más antes del verano?
-Sí. Bastantes.
-¡Pero cómo que bastantes! Esto va a acabar siendo noticia nacional.
-Ya lo es un poco, no se crea…. Porque alguno de los libros ha venido con un pan bajo el brazo.
-Pero ¿cuántos libros más se esperan antes del verano en este asunto multíparo?
-¿Aún no le he hablado de los neonatos y ya quiere usted saber de los venideros?
-Tiene usted razón. ¡Dígame el nombre de los recién nacidos!
-El primero en nacer fue “Castilla y el primer Villalar de 1976”, una novela directa y sencilla, ni muy larga ni muy corta, y que lleva un prólogo que Miguel Delibes escribió para otro libro, quedó inédito durante años, y ahora ha sido de mucha utilidad por lo apropiado de éste.
-¡Vaya! ¿Y el segundo?
-El segundo es de poesía y apunta todo lo alto que se puede apuntar en poesía.
-No le entiendo.
-Le diré el nombre. Se llama “Veinte nerudas de amor y una canción propia”.
-Original nombre. Neruda convertido en nombre común y con un adjetivo numeral delante… ¡Esperemos que cumpla las expectativas de lo que promete!
-Y luego falta el tercero en nacer.
-¿Con qué nombre?
–“La comedia de la Nueva y Vieja política o Esperando a Prometeo”. Esta es una obra de teatro, que según cuentan es divertidísima, aunque también da que pensar.
(Oído lo cual –sobre todo, lo de “divertidísima”-, el contertulio salió corriendo, como si le hubiesen avisado de que se acercaba un toro de lidia, y sin despedirse de su interlocutor, el cual le dijo:)
-¡Oiga!, ¿adónde va usted?
-A comprar las entradas del teatro. ¡Esa comedia yo no me la pierdo!
-Pero ¡hombre de Dios! ¡Si aún no está montado el espectáculo, le he dicho que acaba de publicarse en libro la pieza cómica!
-¡Ah, bueno! Como aquí las cosas suceden a tanta velocidad, creí yo que…
-Pues no.
-Y entonces ¿me va a contar algo más sobre ellos o sobre los otros inminentes alumbramientos que van a poner a Guadalajara en órbita, a este ritmo…?
-Sí, pero otro día. Ya en el artículo de la semana que viene.
-Pues quedamos emplazados para entonces, porque verdaderamente he quedado sorprendido en esto, en aquello y en lo de más allá, acá y acullá.
-Pues eso, hasta la próxima semana, amigo mío.
Dicho lo cual, que no había sido poco, los dos contertulios se saludaron y despidieron afectuosamente.