A FINALES DEL MES DE AGOSTO pasado se me ha muerto en Madrid un escritor al que admiraré siempre y un amigo de juventud –de primera madurez en él- de largo aliento en la defensa literaria de Castilla, Jesús Torbado.
Nadie se lo ha agradecido. No le han puesto placas en su honor por los pueblos y ciudades de Castilla. No han inaugurado calles con su nombre. Nadie ha dedicado un castillo a su obras (magníficas y ganadoras de múltiples premios, entre ellos el Planeta de 1976; aunque él, secretamente, despreciaba este premio).
“Una defensa de Castilla”, por parte de un escritor leonés, igual que tantos otros de esta provincia
- NADIE SE LO ha agradecido.
Incluso en 1982 se atrevió a pronunciar una magistral conferencia en el Ateneo barcelonés, ante todas las fuerzas políticas y económicas del nacionalismo rampante catalán.
Ya saben esas lumbreras del odio racista y supremacista que llaman desde el siglo XIX “bestias de apariencia humana a los inmigrantes” y en general a todos los castellanohablantes (¡ojo, ministra de Migraciones, doña Magdalena Valerio, ilustre alcarreña de adopción, que aquí tiene tema de trabajo, si quiere interesarse por esta función ministerial).
“Sectarismo catalaúnico totalitario”, lo llamo yo, a este subproducto cultural que triunfa en Cataluña desde finales del siglo XIX. “Catalanazismo” lo están llamando otros ya abiertamente, en nuestros días, denominación en la que yo no entro. ¡Los jueces y los Gobiernos sabrán!
“Una defensa de Castilla”, se titulaba la conferencia de Torbado en el Ateneo de Barcelona… La consecuencia fue la inclusión de Jesús en la lista negra del totalitarismo catalaúnico, el ser despedido de algún periódico barcelonés en el que escribía y el no ser llamado nunca más ni por la prensa de Barcelona ni por el Ateneo de una presunta ciudad amiga del diálogo.
Sin embargo, “Una defensa de Castilla” es un prodigio literario (no podía ser de otra forma, en un escritor valiosísimo como él), que tuve el honor de editar en folleto separado, el año siguiente, cuando el jovenzuelo que era yo entonces dirigía la Editorial Riodelaire, pionera de los temas castellanistas durante los años de la Transición.
Otro día, quizá, reproduzca algunos párrafos de esa conferencia… Para asombro de quienes no conozcan a Torbado, pasmo de quienes ignoren el clima agobiante que ya se respiraba en la Barcelona de los 80, y embeleso de quienes no barrunten siquiera los muchos valores de Castilla, que son casi todos, incluidos los propios castellanos.
Tierra mal bautizada
JESÚS TORBADO CARRO HABÍA escrito en 1966 ‘Tierra mal bautizada’, un libro de viajes por las cuatro provincias de la Tierra de Campos (León, Zamora, Valladolid y Palencia), que le había encargado expresamente Camilo José Cela para la Editorial Alfaguara -que entonces dirigía el gallego- al jovencísimo escritor terracampino, de apenas 23 años.
El libro le salió tan bien a mi admirado Torbado que Cela -para entonces cincuentón- se lo rechazó y el jovencito leonés bisoño tuvo que buscarse la vida y esperar tres años a que se lo publicara Seix Barral, en 1969…
Definitivamente, debo decir que el espacio se me acaba por hoy
Otro día revelaré las conversaciones que mantuve con Jesús Torbado en vida y diré por qué Cela le rechazó finalmente a Jesús su magnífico libro de viajes, hecho con amor y dolor por esa tierra, aunque iniciado por encargo, luego desechado.
Adelanto que Cela quería seguidores y adeptos, no jovencitos capaces de escribir libros de viajes que nada tenían que envidiar a los suyos. Y desde luego, no quería enamorados de la tierra castellana por la que viajaban.
Jesús Torbado Carro lo era. Hasta el punto de señalar las culpabilidades del Régimen de los 60 para con Castilla. Demasiado para Cela, obviamente.
A-diós, Jesús. A-Castilla, amigo y maestro. ¡Que algún día tu tierra a la que amaste hasta el punto de ser represaliado antes de la democracia y ya en presunta democracia (no en Cataluña) te dedique el homenaje y la atención que mereces!
Que te honre con alguna placa por aquellos lugares por donde pasaste. Y si no un castillo, sí al menos que te reserve un redondo palomar de teja y barro de los muchos que se van arruinando por nuestra querida Tierra de Campos.
Hasta entonces, “Sit tibi terra levis, Jesús”, que es una forma latina de pensar en la posteridad, porque se dirige directamente al difunto.
Y que la Tierra de Campos y la tierra de Castilla te recuerde.
ENLACES:
Mi homenje poético a la muerte de un castellano excepcional e igual literato
“Elegía a la muerte de Jesús Torbado”
Editorial Riodelaire, que se honró con un par de títulos debidos a la pluma de Jesús Torbado:
https://es.wikipedia.org/wiki/Editorial_Riodelaire