(Dedicado a todas las musas mujer, varón, estados intermedios y espíritus puros que se encuentren ahora en GUADALAJARADIARIO y este poema estén leyendo)
Me preguntan bastante por las musas…
Me dicen “¡Eh, Mañueco!, ¿que tal el soneto
Que ayer ya me dijiste casi neto?
¿Te ayudaron? ¿O acaso eran confusas?”
“¡Eh, eh, eh, eh, Mañueco! ¿qué soneto
escribiste ayer tarde, ellas inclusas?
¡Eh, eh, eh, eh, Mañueco! ¡Tan profusas
son las tuyas que no hay forma estés quieto!”
“¡Eh, eh, eh, eh, Mañueco, qué marca usas
de musas hacedoras de soneto;
dime si siempre guárdalas reclusas…”.
“¡Eh, eh, eh, eh, Mañueco, algún aprieto
si te pregunto cuándo estén conclusas
rimas que alojen nuevo algún soneto…?”
-No ninguno, ¡estrambote yo te auguro
que hagas fortuna cual musa tú mismo!,
pues sólo a tu voz, verbo y tu murmuro
hecho he yo este soneto…! Y lo crismo.
Después de ti llegó, silencioso, un gran mutismo.
Juan Pablo Mañueco (para los lectores de GuadalajaraDiario)