Gracias a Page y a Ahora Guadalajara. Y vídeos.

EN MI ANTERIOR ARTÍCULO DE GuadalajaraDiario comenté la posibilidad, la conveniencia política y hasta la utilidad turística de que Guadalajara levantase un monumento al comunero Juan Bravo, el cual, aunque ha pasado a la fama como capitán de los comuneros de Segovia, era natural de Atienza, siendo llevado cuando niño a la hermosísima ciudad castellana del otro lado de la Sierra.

También expuse que cuanto más se pareciese nuestra estatua a la excepcional que luce y asombra en Segovia, mejor para la belleza,  para el gremio de las estatuas y para Guadalajara.

Y dije que si, inclusive, podía ser una reproducción exacta o muy parecida a la bravísima y esbelta que se alza en la plaza de Medina del Campo, de Segovia, aún mejor para Guadalajara, para Juan Bravo y hasta para Segovia, que inició la primacía de tan airosa figura.

Pues bien, Emiliano García-Page, presidente de la Junta de Comunidades (¡qué nombre tan histórico y evocador: el nombre precisamente de la Santa Junta de las Comunidades de Castilla en 1520!) de Castilla-La Mancha ha tenido la amabilidad de dirigirse a mí para indicarme que le parece una muy buena idea, y que ese mismo fue su pensamiento (el de levantar una estatua a Juan de Padilla en Toledo, desde que entró en el Ayuntamiento de la capital regional como concejal) hasta que consiguió verla erigida a principios del año 2015. 

Aplaudía mi opción de dedicar una estatua a Juan Bravo en Guadalajara, y me indicaba no obstante que, siendo competencia municipal, era el Ayuntamiento de Guadalajara quien debía decidir al respecto.

Me he dirigido al Ayuntamiento de Guadalajara (cosa que vuelvo a hacer desde este artículo). ¿Y cuál ha sido el resultado?

Que debo agradecer y se lo agradezco sinceramente a José Morales, responsable del Grupo Municipal de Ahora Guadalajara haberme respondido. Y además, haberme respondido afirmativamente. Indicando que lo ve una buena idea y dándome otros nombres de comuneros de Guadalajara que participaron en aquella jornada, que deberían ser asimismo homenajeados.

¿La respuesta del Grupo Popular, del Grupo PSOE, del Grupo Ciudadanos/Partido de la Ciudadanía?

La estoy esperando… En cuanto me responda alguno, se lo transmitiré a ustedes, con sumo agrado.

Y si no, pues aquí queda formulada nuevamente la petición, a la que sólo le veo ventajas.

O estatua o calle, pero Juan Bravo era de nuestra castellana –desde siempre- provincia. Y toda Castilla, es Castilla, histórica y culturalmente. Ergo… (aquí deben ser también los políticos quienes extraigan la lógica consecuencia, para la cuestión autonómica).

Por si quieren informarse más de los motivos que me llevaron a plantear esta petición, aquí los tienen, “La estatua que Guadalajara debe a Juan Bravo”:

http://guadalajaradiario.es/blogs/jpmanueco/2017/04/19/la-estatua-que-guadalajara-debe-a-juan-bravo/

 

  1. Y como los temas se acumulan y el espacio se abrevia, dos enlaces más para los lectores que deseen seguir leyendo sobre otras cuestiones parejas:

Una petición distinta, pero relacionada, al presidente García-Page:

http://www.guadalajaradiario.es/el-rincon-del-lector/22176-a-mi-presidente-emiliano-garcia-page.html

 

Quiénes son los comuneros, expresado en verso:

http://blogs.periodistadigital.com/juan-pablo-manueco/2017/05/02/coplas-de-llacasti-ay-mi-llacasti/

 

Quiénes son y qué falta por llevar a la práctica de su ideario (más avanzado que los idearios políticos vigentes), en vídeo. Recomiendo escuchar a partir del minuto 4…

https://www.youtube.com/watch?v=E8y3IGZkMIc

 

Y unos versos que apoyan a Cataluña, al PP, al PSOE, a Podemos, a C´s y a España, si es que ellos los quieren aprovechar…

http://blogs.periodistadigital.com/juan-pablo-manueco/2017/05/03/apoyando-a-pp-a-psoe-cs-y-podemos-a-cataluna-y-a-espana/

Gracias a todos. Y yo, al menos, lo he intentado.

 

La estatua que Guadalajara debe a Juan Bravo

EFECTUANDO OTRO PARÉNTESIS ENTRE los comentarios de la novela (“La sombra del sol”) y de poesía (los seis “Cantil de Cantos”) de este autor que les habla, los cuales han visto la luz en lo que va de año, conviene reparar que este domingo, 23 de abril, es la fecha de la todas las fechas, o la celebración de todas las celebraciones… Y más que debería acumular tal día en nuestra Guadalajara, como ahora veremos.

Festividad religiosa y política 

-Oiga, caballero, ¿a qué celebraciones se refiere que ahora mismito no caigo, porque estoy desayunando mientras leo su artículo?

-Pues en primer lugar es la festividad de San Jorge, que de ser un soldado romano de Capadocia (en Turquía, es decir, asiático) ha pasado a ser casi el no va más de los santos y militares de Europa, patrono de numerosos reinos, ciudades y pueblos, a quienes ha ayudado mucho en sus contiendas bélicas.

-¿Una especie de Santiago Matamoros, señor articulista?

-Eso es, pero matando y ayudando a matar a mucha más gente, sin fijación por una sola raza humana o especie animal.

-Ya.

-Sino que San Jorge combate con éxito –y según las normas de caballería, eso sí, que es un santo honesto- a tirios y troyanos.

-A todo el que se le ponga por delante…

-Incluso a animales alados que arrojaban fuego por la boca (vulgo, dragones), con tal de ayudar a la buena gente que le veneraba y ante la que acudía montado sobre caballo blanco desde las llanuras del cielo, donde se distraía practicando ejercicios militares con otros caballeros celestiales.

-¿Acudía?, ¿es que ya no acude?

-Acude, ¡claro que acude! Pero acude menos.

-¡Cómo va a ser eso de que ahora San Jorge acuda menos montado sobre un caballo blanco y armado con lanza para ayudar a las buenas gentes que le solicitan sus favores!

-Es que la Iglesia pone menos empeño en que se tomen por verídicas estas historias y leyendas de siglos pasados, y entonces San Jorge se ha enfadado y acude, ¡claro que acude!, pero menos veces de las que se le solicita.

-Entiendo.

-Bien, pues, el domingo 23 de abril es el día del capadocio San Jorge, que se celebra en media Europa y en otros continentes y religiones (no sólo en el cristianismo). Y en España es el día de Aragón (región) y en general de toda la Corona de Aragón.

-¡Ah! Pues a mí me suena más como día que se celebra mucho en Cataluña y en Barcelona, casi como cosa independiente.

-Es que en Cataluña y Barcelona son muy suyos y les gusta hacer como propio lo que es común, en este caso de la Corona de Aragón, la pobre, que esa sí que es una tierra a la que había que dar más protagonismo de la que se le da en nuestros días.

-Y que lo diga, señor articulista. Pero ¿sabe lo que a mí me parece?

-No, señor lector… Dígamelo usted, que ya está quitándome espacio para escribir mi artículo, como hace usted todas las semanas. ¡Pero le soporto con resignación cristiana!

-Pues que a mí me gusta más, entre los caballeros de cielo que se presentan a las batallas montados sobre caballo blanco y armados con lanza o espada…

-¿Quién? ¿Santiago apóstol, el hebreo?

-¡No hombre, no! ¡Quiá…! ¿Qué me va a gustar a mí más Santiago Matamoros?

-¡Ah, perdón, señor lector! Y entonces, ¿qué caballero celestial le gusta a usted por encima de cualquier otro?

San Millán! ¡San Millán de Castilla, que también es muy combativo, monta un caballo blanco precioso y tiene una espada de las que hacen mucho daño al enemigo, cuando se le atiza con el filo de ella!

-¿San Millán…? ¿Y por qué?

-Porque es un santo de la tierra, de la Rioja (y no de Capadocia, que queda muy lejos). Un santo ermitaño del siglo V y VII y por eso es el patrón de todo el reino de Castilla.

-Es paisano, no cabe duda.

-Y además de ser fundador de monasterios y culto, a la hora de venir a caballo repartiendo mandobles a mansalva, se presenta por los cielos como el primero.

-¡Ah, me olvidaba que es usted muy castellano, señor lector, y de ahí le viene a usted su devoción por este santo!

-¡Hombre, pues claro! Yo amo a Castilla, que es lo mío. ¿Usted no ama lo suyo, señor articulista?

-Sí, sí, pero veo que soy menos exaltado que usted… De todas formas, no me reprenda tanto, que tengo que continuar escribiendo mi gacetilla noticiera.

-Siga, siga. Uno está hecho a leer cualquier cosa, ¡viniendo de usted!

  1. Día del Libro y de Cervantes

 

-Pues muchas gracias por darme permiso para continuar, señor lector.

-Por cierto que ya he visto antes que ha titulado usted su artículo como “Día del Libro y de Cervantes”. ¿Se refiere también al 23 de abril, verdad?

-Eso es, el 23 de abril es el Día del Libro, precisamente por ser la fecha del fallecimiento del mayor genio que nunca ha tenido ni tendrá la lengua castellana, Miguel de Cervantes.

-Eso ya lo sabía, no hace falta que me lo explique.

 

  1. Día de Castilla

-¿Y lo del día 23 de abril como “Día de Castilla”, señor lector?

-Eso también lo sé, el 23 de abril es el Día de Aragón, por lo del capadocio mílite cortacuellos y dragones ése, y que Dios me perdone por lo que he dicho, en su infinita misericordia.

-Sí que necesita usted perdón divino, sí.

-Y el “Día de Castilla” porque se perdieron las libertades de Castilla ese día sobre los campos de Villalar de los Comuneros, ante las tropas imperiales del mayor saqueador de las arcas públicas de Castilla que han conocido los siglos, Carlos V…

-Hombre, no lo ha expresado usted muy mal

-¡Y mira que saqueadores de arcas públicas ha habido muchos, en época de Carlos V, y en nuestros días, mismamente y sin ir más lejos!

-Ya veo, ya, que está enterado, señor lector.

-¡Andá esté! ¡Como que se creerá que los que leemos sus artículos somos tontos!

-¡No, ni mucho menos, señor lector…! Y hasta creo que ha habido un poco de elogio hacia mí, en ese comentario suyo.

-Psé… Simplemente he comentado que yo ya sabía todo eso.

-Y nombrado usted al 23 de abril como “Día de Castilla”… Y no “Día de Castilla (la Vieja) y León” como nos venden últimamente.

-Nos menteca(p)tan con eso, es verdad, señor articulista.

-¿Nos menteca(p)tan? ¡Qué palabra tan expresiva! Me la voy a apuntar por si la uso en algún otro texto. Da gusto tener lectores tan inteligentes como usted, amigo mío.

-Pues claro, ¿cómo no va a ser el Día de Castilla entera si lo que se rememora es la Revolución de las Comunidades de Castilla? ¡De todas!

-Claro.

-También de las Comunidades de Guadalajara, de Cuenca, de Toledo, de Madrid… que se levantaron en armas contra el saqueador Carlos V.

-Sin duda, sin duda, de toda Castilla es. No se soliviante usted, señor lector.

-Y si el principal capitán comunero, decapitado en Villalar, fue Juan de Padilla, ¡toledano!

-Efectivamente.

-Y si la revolución comunera, que se había iniciado en Toledo, aún duró varios meses más en esta ciudad castellana, que resistió heroicamente comandada por María de Pacheco, la viuda de Juan de Padilla.

-María de Pacheco, gran mujer, gran castellana, gran luchadora… Oriunda de Guadalajara.

-Pues ya lo sé, no me dice usted nada nuevo, señor articulista. ¡Está usted de un espeso importante, en la fecha de hoy!

  1. La estatua que Guadalajara debe a Juan Bravo y a María de Pacheco

-Voy a ver si intento ser original en algo, señor lector. Con su permiso…

-Lo tiene. Venga, inténtelo.

-¿Usted sabe que el capitán de las milicias segovianas y segundo de la revolución comunera, Juan Bravo, había nacido en Atienza, dentro de la actual provincia de Guadalajara?

-¿Cómo?

-Aunque fue llevado por su familia de muy niño a Segovia, donde adquiriría fama, reconocimiento y honra…

-¿Ah, sí? ¡Mira qué bien un paisano!

-Y a principios del siglo XX, Juan Bravo alcanzó otra cosa en Segovia: una absolutamente maravillosa estatua callejera, que hoy es uno de los principales atractivos turísticos de Segovia, por su porte y belleza.

-Pues eso del origen guadalajareño de Juan Bravo es algo que no sabía. Se ve que es un dato poco conocido.

-Es que Guadalajara apenas presume ni publicita lo que tiene.

-Así es… (Algo más interesado ya) ¿Pero cuál es la cosa original que usted va a intentar comentarme, señor articulista?

-Pues eso, que Guadalajara debería plantearse erigir una estatua a Juan Bravo en el futuro. Hasta por atractivo turístico, además de por recuperación histórica.

-¡Vaya, pues no está mal pensada la idea!

-Y ya de paso, también otra o en el mismo grupo escultórico a María Pacheco, oriunda de esta tierra… Y así, de paso, nos convertimos en la ciudad más comunera de toda Castilla y del mundo.

-Eso, eso. ¡A pensar a lo grande, y por poco dinero, que tampoco hay que subirse a la parra!

-No, ni falta que haría. Pero bien seguro que sería rentable turísticamente, en poco tiempo… Además que se me ha ocurrido otra idea.

-(Muy extrañado) ¿Dos ideas el mismo día y en el mismo artículo? ¡Me sorprende usted mucho, señor articulista! ¡Venga la segunda idea, por pequeña que sea…!

-Que a lo mejor las autoridades de Guadalajara podrían hablar con las de Segovia, para que -dada la doble tierra o patria de Juan Bravo y la extraordinaria belleza del monumento segoviano-, sacar un molde de la estatua segoviana y colocar una copia exacta en Guadalajara.

-¡Hombre, pues no me parece mal, sino bien y hermosamente pensado!

-Y así, se hermanaban Segovia y Guadalajara, que son limítrofes y tantas cosas en común comparten, incluida una preciosa Sierra.

-¡Vaya, vaya! Pues está empezando a gustarme la idea. (Pausa. El lector se queda pensativo). Óigame usted.

-Diga, querido lector.

-¿Y a usted cómo es que se le ha ocurrido una idea como ésta?

-(Quitándose la importancia que no tiene). Psé… Fijándome en esto y en aquello. 

¿Fijándose en qué?

-Pues en que Madrid, Segovia, Toledo, Salamanca y otras ciudades que fueron comuneras ya tienen calles o estatuas a los comuneros. O sea, que Guadalajara se está quedando atrás, cuando la cuestión nos toca por partida doble.

-¿También Toledo tiene estatua a Juan de Padilla?

-Pues claro, señor lector. ¿Es esto una cuestión que usted no sabía?

-No lo sabía, no. ¿Y desde cuándo ha erigido Toledo esa estatua a Padilla?

-Se inauguró en marzo del año 2015, en la plaza de Padilla, donde en su momento estuvo la casa de Juan. Ese día de marzo se inauguró una bella estatua de bronce al toledano, aunque para mi gusto no tan airosa como la de Juan Bravo en Segovia, que lo es y mucho.

-¡Ah, pues me alegra saberlo! Y fue una decisión consensuada por todos los partidos políticos o motivo de discrepancia entre ellos.

-(Sorprendido) ¡Qué va…! Consensuada por todos los partidos, que allí se reunieron aquel día para festejar a los comuneros y a Juan de Padilla. ¿Qué controversia va a haber, si los comuneros están retratados en el Congreso de los Diputados desde el siglo XIX.

-Ya, ya.

-Pues eso, padres de nuestro sistema democrático. Por eso afirmo que sería más que apropiado recordar a Juan Bravo y María Pacheco en Guadalajara.

-(Pensativo y asintiendo con la cabeza). Sí que es cierto eso.

-En Toledo, estuvieron todas las fuerzas políticas de la ciudad y provincia, desde el entonces alcalde Toledo, Emiliano García-Page.

-Hombre, Emiliano, como San Millán, que es eso exactamente lo que significa “Millán”, Emiliano.

-Bueno, eso no es apropiado para este momento del artículo, le ruego que no me interrumpa.

-Bien, pero lo que digo es que Emiliano, que además de haber nacido en Toledo, es oriundo de la zona de Talavera de la Reina, a mí me cae estupendísimamente. ¡Más castellano resulta difícil ser!

-Yo sólo digo que en la inauguración toledana del monumento a Padilla, acudió el alcalde Emiliano García-Page, que había tomado como cosa propia la creación de una estatua a Padilla en la ciudad, casi desde que entró como concejal en el Ayuntamiento de Toledo.

-¿Ah, sí? Pues que tome nota ahora que es presidente de la Junta de Comunidades para levantar las estatuas a Juan Bravo y a María de Pacheco en Guadalajara (o a ésta última, también en Toledo, que ahora hemos de ser todos feministas, y María se lo merece, al menos, tanto como su marido).

-Y también acudieron concejales de todos los grupos políticos municipales, del PP, del PSOE y de IU. Y además ocurrió una cosa sorprendente en medio del acto.

-¿Qué se apareció San Millán, montado a caballo?

-¡Oiga usted! (Enérgico y enojado). Esto es un artículo (y acaso ya una pequeña obra de teatro) seria y formal, de manera que es improcedente la facecia que acaba de pronunciar.

-Es cierto. Disculpe.

-(Más calmado).  Pero de todas formas, no anda usted muy descaminado. 

¿Ah, no? 

-Quien apareció de repente fue don José Bono (que no es santo, pero es de lo poco que ya le falta por alcanzar), y no descendió de ningún caballo, sino de muchos…

-¿Eh?

-Sí, de los muchos caballos de vapor del taxi que le transportaba y con el que llegó a la plaza.

-¡Hombre de Dios! Si ya me habían dicho que José Bono tuvo sentimientos castellanistas (de la Castilla integral y entera en su juventud). ¡Se ve que las buenas ideas no se pierden nunca…!

-Bueno, eso sería motivo de otro artículo. Ahora no podemos entrar en ello.

-Le doy la razón.

-Lo que hay que señalar es que fue un acto feliz y festivo, que ya digo que habría que reproducir en Guadalajara.

-Pues estoy plenamente conforme.

-Y también hay que señalar la perseverancia en solicitar esa estatua a Padilla que ha tenido, desde 1988, un partido político como el Partido Castellano, que desde esa fecha la venía solicitando insistentemente.

-¡Ah, caramba! Conozco a alguna persona de este partido, y algunas cosas de interés dicen, y otras que podrían decir, pero no quieren. O no tienen medios suficientes.

-Bien, señor lector, pues este artículo ya va tocando a su fin.

-¿No tiene nada más que contarme?

-Sí, tengo. Y de hecho, hasta que volvamos a comunicarnos la semana que viene le voy a mostrar dos enlaces donde puede ir usted meditando estos días sobre tales cuestiones.

-¿Dos enlaces…? A saber.

Enlace primero: un relato en verso, recitado, con imágenes fijas y cinematográficas sobre los sucesos de Villalar de los Comuneros del 23 y 24 de abril de 1521.

https://www.youtube.com/watch?v=E8y3IGZkMIc

-Pues muchas gracias.

-Que usted lo disfrute, y fíjese en los versos e imágenes finales, que es cuando se habla de que estos señores son personas de futuro, no de pasado.

-¿De futuro?

-Eso es, su ideario está todavía por llevar a la práctica en su totalidad. Y ese es el principal legado de futuro que nos dejaron.

-¿A qué se refiere?

-¡Vea el vídeo que le he puesto, hombre de Dios! Y fíjese sobre todo en lo que de recita en el poema a partir del minuto 4 (o un poco antes) y ya hasta el final… Eso es lo que nos dejaron los comuneros como herencia ideológica, a través del principal monumento de ideas que nos dejaron.

-¿Desde el minuto 4? ¿Herencia ideológica? ¿Y es?

-“La Ley Perpetua de Ávila de 1520” o “Constitución castellana de Ávila de 1520”, la primera de las Constituciones del mundo (aunque derrotada en Villalar) y más avanzada en muchos aspectos que todas las liberales, socialistas o comunistas que después se han sucedido.

-¡Vaya!

-Mucho que aprender de ella, sí señor lector.

-¿Y el otro enlace que me ha dicho usted que me va a dejar para que lo medite estos días?

-El otro enlace es éste:

http://blogs.periodistadigital.com/juan-pablo-manueco/2015/07/11/himno-cultural-a-castilla-o-madre-nutricia-castilla-de-juan-pablo-manueco/

-¿Y qué hay en él?

-El “Himno Cultural de Castilla”, escrito en 1982 y que desde entonces va dando vueltas por ahí.

-¿Himno cultural?

-Eso es. Castilla es, sobre todo, una cultura, que no puede trocearse. El día que todos los políticos comprendan ese respeto que merece Castilla, ganarán mucho la política, la cultura, Castilla, España y la Humanidad. Porque Castilla es una potencia cultural mundial, indestructible e irrompible, aunque la hayan roto torpemente en lo político, pero nunca lo conseguirán en lo cultural.

-Me deja usted anonadado. Voy a ver inmediatamente esos enlaces.

-Y como el 23 de abril es, para mí y para cualquiera que lo vea con objetividad, una fecha de ideas y cultural, vaya así mi despedida… ¡Viva Cervantes! ¡Vivan los libros! ¡Viva Castilla de ideas! ¡Viva la unidad cultural castellana, que ya existe y sólo debe ser reconocida! ¡Viva la libertad!

-¡Viva!

Y con esto que se dijeron los dos interlocutores de nuestro entremés o pieza teatral breve, se fueron, no sin antes haberse despedido hasta la semana y obrita teatral que viene. Y cuentan que el lector se puso inmediatamente a hojear los dos enlaces descritos…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cantil de Cantos: Guadalajara por doce (inéditas)

REFRENAMOS MOMENTÁNEAMENTE LA EXPOSICIÓN que estamos realizando en exclusiva para los lectores de GuadalajaraDiario de la documentación hallada en Sigüenza acerca del encuentro, conversaciones y viaje que realizaron juntos Miguel de Cervantes, Alonso Quijano y Quesada y el cura seguntino Pedro Pérez de Abajo en 1601, según se recoge en el libro “La sombra del sol”, para dar cuenta de otra noticia cultural y libresca que se nos ha colado entremedias y que además viene multiplicada por seis.

-¿Ha dicho usted multiplicada por seis o por doce?

-He dicho por seis

-Pues en el título pone “Guadalajara por doce”.

-En el título pondrá lo que quiera, pero yo he dicho por seis.

-Pues no lo entiendo.

-Mire usted, señor lector, antes del verano van a ser “Guadalajara por doce”, pero ahora mismo, en primavera, son “Guadalajara por seis”, y de esto es de lo que yo voy a hablar en este artículo, si usted me lo me permite.

-Naturalmente que lo permito, e incluso le diré que estoy muy interesado en ello.

Y bien, la noticia cultural y libresca consiste en que la semana pasada alumbré -y ya están en las librerías- media docena de churumbeles librescos en el mismo día, lo cual no es frecuente que ocurra… De hecho a mí, no me había ocurrido nunca hasta el martes de la semana pasada.

A los sextillizos se les ha puesto el nombre común de “Cantil de Cantos”, el subtítulo común de “Poemas Ejemplares”, y luego ya a cada cual su nombre propio e intransferible, que son los siguientes:

-Cantil de Cantos. Poemas Ejemplares I. Los sonetos alcarreños.

-Cantil de Cantos. P. E. II. Las octavas olas o coplas alcarreñas.

-Cantil de Cantos. P.E. III. Las estrofas ´castellanas´

-Cantil de Cantos. P.E. IV. Las ribereñas.

-Cantil de Cantos. P. E. V. Saetas a las Semanas Santas de España.

-Cantil de Cantos VI. Las leyendas medievales y otras estrofas nuevas.

-Y por qué les ha puesto usted el nombre de “Cantil de Cantos”, señor articulista.

-Porque son efectivamente un “cantil” o “cantera” de donde extraer muchos cantos.

-¿Cantos de cantar o de piedra?

-De cantar, naturalmente; ¡los cantos de piedra o pedruscos son los que yo le voy a lanzar a usted, como no me deje terminar mi artículo…! ¿No ve que me está esperando mi señora para salir un rato a pasear, aprovechando el buen comienzo de abril que nos está haciendo?

Les decía, preciados y discretos lectores, que “Cantil de Cantos” se llaman todos por el número de cantos que pueden extraerse de esa cantera o acantilado lleno de cantos.

-Y lo de “Poemas Ejemplares” como subtítulo, ¿a qué se debe?

-¿Otra vez usted, impertinente lector?

-Ya ve, es que me interesa saberlo.

-Pues se debe a que se ponen “ejemplos en los poemas” que componen los libros. De ahí que se llamen “Poemas Ejemplares”

-¿Y cuántos ejemplos se ponen?

-Pues unos mil versos de ejemplo en cada libro de los seis.

-Pero ejemplos ¿de qué?

-De nuevas estrofas métricas.

-¿De nuevas estrofas métricas? Pero ¿eso es posible…? Yo creí que ya estaban inventadas todas.

-Y yo también lo creía, hasta que me he puesto a inventar y a crear otras muchas estrofas nuevas, que no existían previamente.

-¡Qué hombre, qué lince! (“bueno, pensó el lector impertinente, ya pensaré después si me decanto por lo primero o por lo segundo”).¿Y cuántas estrofas, exactamente?

-Quince estrofas inéditas y desconocidas hasta la fecha, que ahora se estrenan.

-¿Quince…? Y por qué van a ser, antes del verano, “Guadalajara por doce”.

-Porque van a ser doce los libros que se editen con ejemplos de mil versos cada uno, para las doce mejores estrofas. Y sólo algunos ejemplos de las estrofas que no les veo que puedan tener mucho recorrido; pero sí alguno. Y por eso publicaré también algunas muestras de ellas.

-¿Y qué tiene que ver Guadalajara con todo ello?

-Mucho.

-¿Por ejemplo?

-Que varias de las estrofas están  bautizadas como “alcarreñas”, por los motivos que usted comprenderá en cuanto las lea. Y porque una en concreto –la ribereña– está muy relacionada con el marqués de Santillana. Y también porque los libros se iban a llamar en principio “Arriaca, cantil de cantos”, aunque al fin vi que ya era mucho guijarro, pedrezuela y cascote, y decidí hacerme más internacionalista, y dejarlo en lo que se ha quedado.

-Ah, pues me parece muy interesante. ¡Corro a echar un vistazo a esos “cantiles” en la primera librería que encuentre!

Y de esta forma fue cómo conseguí quitarme de encima al lector impertinente. De forma que, tras poner punto final a este artículo, ya podré salir a pasear un rato del brazo de mi señora.

Eso sí, les aseguro que como vuelva a interrumpirme en mi paseo el lector impertinente, voy a ir bien armado de cantos, guijarros y chinazos para dejarle debidamente descalabrado.

Un abrazo y un saludo cordial, preciados y discretos lectores que hasta esta línea habéis mostrado la paciencia de llegar.  Quedamos emplazados para la semana que viene.

PD.: Como estos cantos han salido muy cantables y gratos de leer o de entonar, comento que ya los están cantando por diferentes partes de España.

Aquí va un ejemplo visual y sonoro, para que ustedes lo disfruten.

Que ustedes lo entonen bien:

https://www.youtube.com/watch?v=RPlHSeF_tsY

 

 

 

 

Lo que Cervantes, Quijano y Pérez conversaron, luego de conocerse

SIGUIENDO CON LA TRANSCRIPCIÓN que estamos realizando en exclusiva para los lectores de GuadalajaraDiario de las primeras palabras que cruzaron entre sí el escritor Miguel de Cervantes, el hidalgo manchego don Alonso Quijano y Quesada y el cura seguntino Pedro Pérez de Abajo, cuando se conocieron en la temprana fecha de 1601, es decir, cuatro años antes de la publicación del Quijote, añadiremos lo siguiente.

No sin antes recordar que estos hechos se conocen por uno de los manuscritos que componen el legajo “Munio Juan Montañón y Díez”, descubierto el año pasado (2016) en el Archivo Diocesano de la Catedral de Sigüenza, y que ha sido publicado este año 2017 en la narración y estudio histórico titulado “La sombra del sol”, recientemente aparecido en librerías.

Estos son los textos que ofrecemos en exclusiva a nuestros lectores, en espera de los siguientes:

* * * * * * * * * * *

Capítulo XXIII. En el que se exclama: “¡Tate, tate, folloncicos! De ninguno sea tocada” y otras cosas menos cariealegres y gozosas, pero no menos sentidas, sino más o, cuanto mínimo, lo mismo. 

NO TARDARON EN AMISTARSE Y HACERSE los tres hombres las primeras presentaciones, sobre todo teniendo en cuenta que alguna nombradía y cierta admiración tenían los viajeros que ya estaban en la plaza por quien acababa de llegar a ella.

Acordaron posponer para después las restantes y más detenidas y reglamentarias salutaciones y preámbulos, porque el recién llegado manifestó su deseo pronto de visitar el interior del Colegio de San Ildefonso, cogollo de la Universidad cisneriana, la cual según declaró le traía recuerdos de su infancia, que había pasado muy cerca de aquel lugar, correteando, cuando niño, cerca de la misma y por las calles y plazas aledañas.

-¿De manera que sois nacido en este ciudad de Alcalá de Henares? –inquirió el hidalgo Alonso Quijano a su nuevo acompañante y antiguo conocido por alguna nombradía-.

-Así es, alcalaíno soy de cuna y por decirlo en forma más culta, hallándonos ante la fachada del edificio ante el que nos encontramos, complutense de nación, infancia y primeros años de mi vida.

-Complutense, gran gentilicio.

-Por todos estos lugares tuve mi niñez y primera infancia, hasta que el viento de la vida me ha llevado de acá para allá, como acostumbra –expresó quien había dicho tener por nombre el de Miguel y por patronímico el de Cervantes Saavedra-.

-Bellos lugares para nacer, crecer y corretear señor Cervantes Saavedra –indicó el cura Pedro Pérez, a quien la nombradía del recién llegado resultaba más nombrada y quizá más admirada que a don Alonso, su compañero de viaje-. Aunque no lo son menos los míos.

-¿Y de donde es vuesa merced, señor cura? –preguntó el recién llegado-.

-De un lugar de las tierras de Sigüenza, adonde nos dirigimos mi camarada de viaje don Alonso y yo mismo, porque he prometido mostrársela y enseñársela morosamente.

-Según me cuenta el señor cura es ciudad mitrada con múltiples encantos, catedral de las hermosas de España, castillo de los más espléndidos, palacios de los más notables, primorosos y preclaros e iglesias que son el ‘non plus ultra’ de la Cristiandad y el acabóse de los estilos y las decoraciones.

-Y hasta tenemos Universidad, para no carecernos de nada –añadió el cura, muy ufano, esponjado y carialegre con lo que se decía, como que se podría pensar que lo habían inflado con un fuelle-.

 

 

 

 

 

Las primeras palabras entre Cervantes, Quijano y Pérez

 

EL MANUSCRITO RECIENTEMENTE HALLADO  en el Archivo Diocesano de Sigüenza conocido como legajo “Munio Juan Montañón y Díez”, por el historiador seguntino del XVII que los recopiló, nos describe perfectamente cuáles fueron las primeras palabras que cruzaron entre sí, al conocerse personalmente en 1601, el escritor Miguel de Cervantes Saavedra, el hidalgo manchego don Alonso Quijano y Quesada y al cura seguntino Pedro Pérez de Abajo.

Cubierta completa La sombra del solTal hecho ocurrió, como está probadamente documentado, una mañana de ese año inicial del siglo XVII, ante la fachada de la Universidad Cisneriana, en unos momentos en que el escritor alcalaíno se hallaba muy bajo de inspiración, porque había comenzado a triunfar el estilo barroco dejándole a él –tan renacentista- cariacontecido, descolocado, anticuado y sin ideas literarias de las que servirse.

En tales circunstancias, según se recoge en la narración y estudio histórico “La sombra del sol”, recientemente aparecido, éstas fueron las primeras palabras que entrecruzaron Cervantes, Quijano y Pérez al conocerse, las cuales transcribimos aquí, en exclusiva, para los lectores de GuadalajaraDiario.

 

 

         * * * * * * * * *

 

Capítulo XXII.  (Fragmento final).

 

Dicho lo cual, el caballero del gesto abatido comenzó a sollozar como un chiquillo sin importarle estar ante la concurrencia que en este momento cruzaba la plaza de la Universidad en diversas direcciones.

Tampoco fue óbice que impidiera su lamento y gemido la presencia de dos personas a quienes no conocía, que estaban delante de él, la una montando un rocín blanco, que más parecía estar pensado para el trabajo agrícola que para el viaje, según manifestaba su amo que lo usaba, por la índole de su traje, y la otra caballero sobre una mula, vestido a la usanza de los clérigos.

Quien montaba el rocín blanco tanto se conmovió con el llanto del jinete recién llegado, después de tan sentidas palabras y expresiones, que tomando las riendas de su montura, picó espuelas hacia donde el recién llegado se encontraba, y al llegar hasta su altura le dijo.

-Sosiéguese vuesa merced, señor caballero, que no hay razón para hipido tan de tanto estremecimiento ni para queja y suspiro tan de tantos y tan profundos como en los vuestros noto, aprecio y me percato, o si la hubiere, tendría que ser mucha la razón y muy honda la causa, pero yo no la conozco…

A lo que añadió bien sentidamente, pues su corazón se lo demandaba:

-¡Aquí tenéis a un hidalgo manchego para lo que menester hubiere en socorrer, y si necesitáis mi brazo o mi regazo para cualquier cosa que sea, sea de vos sabido que también lo habéis de tener!

No contento con lo cual, apostilló, acotando, aclarando, adicionando y glosando cuanto había dicho:

-Éste soy yo, don Alonso Quijano, natural de un lugar de la Mancha que no es procedente mencionar aquí, para cuanto aquello que pueda haceros falta y esté en mi mano el concederos, aunque ni siquiera conozco vuestra gracia.

A lo que el jinete sobre caballo oscuro ibérico, aquilino de rostro, respondió serenándose del dolor en que se encontraba.

-Mi nombre es Miguel de Cervantes Saavedra, señor hidalgo manchego don Alonso Quijano, y soy natural de esta ciudad de Alcalá de Henares, de la que falto desde hace bastantes años.

 

 

 

 

 

 

Cuando Cervantes conoció a Alonso Quijano y a Pedro Pérez

COMO YA SE DIJO EN ESTA MISMA SECCIÓN en semanas pasadas el hecho revolucionario para la Historia de la Literatura de que en el Archivo Diocesano de Sigüenza se haya podido encontrar un manuscrito de 1601, donde se expone detalladamente el momento en que el escritor Miguel de Cervantes Saavedra conoció personalmente, en efecto, al hidalgo manchego don Alonso Quijano y Quesada y al cura seguntino Pedro Pérez de Abajo necesariamente ha de traer consecuencias imprevisibles para el análisis de las fuentes de la inmortal obra cervantina.

El original en cuestión se denomina por los expertos “Legajo Munio Juan Montañón y Díez”, a causa del historiador del siglo XVII que recopiló numerosos manuscritos de la época, entre ellos la historia exacta del encuentro de Cervantes con el hidalgo manchego y el cura seguntino.

Se hallaba Miguel de Cervantes en unos momentos de creatividad baja y acercándose a una edad –la sesentena- donde además las capacidades creativas suelen mermar en el común de los mortales.

Pero de dicho encuentro del alcalaíno con ambos muy peculiares y singulares seres humanos iban a surgir un torrente de ideas y de posibilidades, como puede suponerse.

El caudal de ideas se incrementó con las conversaciones de los tres durante el viaje hasta Sigüenza, pasando por Guadalajara, que Quijano y Pérez habían emprendido, al que se unió Miguel de Cervantes, a causa de los enriquecedores diálogos que estaba sosteniendo con ellos.

Transcribimos aquí, en exclusiva para los lectores de GuadalajaraDiario el momento en que Cervantes conoce a la pareja de viajeros, según se recoge en la narración y crónica “La sombra del sol”, de reciente aparición en librerías, que sigue fielmente el legajo Montañón y Díez.

 

He aquí el momento aludido, sin añadir coma ni poner punto, pues ambas cosas sobraren:

 

         * * * * * * * * *

 

Capítulo XXII. Donde se dará cuenta del encuentro más inesperado de esta Historia –en la que habrá otros muchos-, el cual revolucionará los acontecimientos y traerá las consecuencias que todo el mundo puede empezar a degustar ya con su imaginación.

DESDE LA CALLE DE LOS LIBREROS, que así se llamaba por estar ocupada mayoritariamente por integrantes de este gremio e imprentas para componer los libros que se requerían en la Universidad fundada por Cisneros, hacía tiempo que venía al paso hacia la plaza de la Universidad un caballero sobre un caballo ibérico de color oscuro, de alzada media, cuello ancho y ligeramente arqueado, las crines tupidas, y las formas redondeadas como es común a todas las razas de caballos ibéricas.

La sombra del Sol_CubiertaEra el caballero de la edad de unos cincuenta y cinco años, que a más no llegaría, ni estaría muy por debajo de ellos tampoco;

aquilino de rostro por no decir aguileño, que es adjetivo ya usado mucho en algún que otro retrato, lo cual viene a querer decir que era su rostro largo y delgado y no que perteneciese a águila ninguna como podría desviarse el sentido equivocadamente, sino a persona de esta característica facial;

el cabello castaño y las barbas de plata, con alguna hebra todavía de oro que mostraban que habíanlo sido así todas unas años atrás;

la frente serena de hombre entrado en saberes, lisa y desembarazada;

los ojos alegres aunque con algún aspecto de no haberlo pasado bien siempre en esta vida que a veces se azacana, se apura y se complica;

los bigotes bien poblados casi llegando a mostachos por lo grandes, vastos y holgados;

la boca sin embargo corta y chiquilla por lo que apenas se le veía bajo tanta pelambre;

algo escaso de dientes si uno se fijaba en ese detalle;

y el cuerpo negador de extremos y de límites de ambos tipos, pues ni a lo excesivo y sumo se iba ni a lo corto y menguado se reducía;

la color alegre e intensa, más blanca que oscura;

siendo cierto que venía ya algo más cargado de espaldas de lo que quisiera, y menos ligero en el modo en el que conducía las riendas de lo que quizá en su juventud lo hiciera.

El caballero venía con una cierta expresión de abatimiento en su gesto y una indudable señal y semblante de melancólica amargura en su rostro, que expresaba algún quebranto y desconsuelo por el que atravesaba.

Llegó sin ser notado por el hidalgo y el cura y se situó un poco detrás de ellos, contemplando también la fachada de la Universidad Complutense, como si la reconociese y le trajera antiguos recuerdos.

Permaneció en silencio unos instantes hasta que, de repente, sin poder sostener más su emoción, declamó en voz no muy alta, pero sí lo sobrado para que fuese oído por el cura y el hidalgo, que se volvieron de inmediato que escucharon semejantes palabras, lo siguiente:

 

 

 

Cuatro, creí mi techo; esta novela lo es

DE CUATRO NOVELAS ANTERIORES, puedo decir y digo que, al poner su punto final, creí que eran mi techo, tejar y bóveda máxima de lo que yo podía escribir en prosa

La sensación comenzó a producirse cuando finalicé “Viaje por Guadalajara” subtitulada “¿Dónde estáis los que solíais?”, el relato de una jornada de verano, a finales de agosto de 2014, donde se cuenta el viaje de una persona solitaria a la ciudad de Guadalajara –y sólo a la capital- y su transitar por las calles, plazas, cafeterías, restaurantes, establecimientos comerciales reales de la ciudad, mientras se encuentra con personales también reales que transitan por sus calles y da cuenta de ellas.

Mañueco 4 novelas 22-2-17“Este es mi techo” dije al concluir el largo relato. Y más cuando comprobé que era una especie de “Ulises” de James Joyce: el deambular de un hombre solitario por Dublín durante 24 horas, sólo que esta vez trasladado a las doce horas en que callejea por Guadalajara ese misterioso visitante.

Semejanza de la que me di cuenta, al terminar el relato; no antes, dicho sea de paso… Pura coincidencia no buscada.

Lo mismo me ha ocurrido, por tres veces, entre 2015 y 2016, cada vez que he puesto punto final, primero, a “La Virgen de las Batallas”, ambientada en la Guadalajara y Castilla del siglo XIII, a la que llega la noticia de la recuperación para la cristiandad de la Taifa de Sevilla, a cargo de Fernando III el Santo.

Y luego, ya en 2016, con “Viaje a la Alcarria, versión siglo XXI”, cuyo título indica su contenido.

Siempre que se sepa, quede esto claro, que no es ningún remedo, ni quiere serlo, de ninguna novela previa, sino que se trata de un viaje por esta comarca de Guadalajara, efectuado en nuestros tecnológicos días, sin fijarse para nada en las mulas, moscas, carros, burros que salieran al paso del nuevo viajero… Entre otras cosas porque de todo eso ya va quedando bastante poco por la actualidad posmoderna.

También dije eso mismo al rematar “Viaje a Brihuega y las cincuenta primera castellanas”, asimismo de 2016, una novela más breve, continuación de la anterior, donde dos viajeros y dos máquinas sorprendentes continúan el recorrido, desde el mismo lugar donde había quedado detenido el de la novela precedente.

Pero aunque yo creyera que eran mi techo, tejar y cumbre de lo que podía escribir, ahora sé que lo es la novela con la que he inaugurado 2017, “La sombra del sol”, que lleva el largo subtítulo de “Historia del ingenioso escritor Miguel de Cervantes Saavedra, letrado en esta lengua”, lo es.

Mi techo es éste… Podré mantener la techumbre de esta novela, y de hecho ya tengo previstas varias continuaciones. No superarla.

Una investigación histórica que da como resultado averiguar que Miguel de Cervantes, el hidalgo cuerdo y sensatísimo manchego Alonso Quijano y Quesada y el cura seguntino Pedro Pérez de Abajo, que ejerce su apostolado en el lugar de la Mancha de donde es el hidalgo, se conocieron realmente, en Alcalá de Henares, en el año 1601 (es decir, cuatro años antes de la publicación del Quijote) y que emprendieron un viaje hacia Sigüenza, patria de este último, pasando por y pernoctando en Guadalajara, necesariamente debía conducir a un batacazo notable o bien a un argumento que permitiera largamente el lucimiento de quien lo iniciara. 

Es mi techo. Se ha producido la conjunción perfecta: el argumento idóneo y las aventuras adecuadas que lo desarrollan.

Procuraré mantener la techumbre alcanzada, no superarla.

Cervantes, Alonso Quijano y Pedro Pérez, en viaje hacia Guadalajara

POR SI ALGÚN LECTOR NO HA CAÍDO, al pronto, en quiénes puedan ser este Alonso Quijano y este Pedro Pérez, que el titular de nuestro artículo indica que están viniendo en viaje hacia Guadalajara, hay que aclarar inmediatamente que, en efecto, se trata de Alonso Quijano y Quesada, el hidalgo manchego, y de Pedro Pérez de Abajo, el cura seguntino que ejerce su apostolado en el lugar de la Mancha que fue inmortalizado por el escritor alcalaíno Miguel de Cervantes, a principios del siglo XVII… Concretamente, en 1605, cuando se publicó “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”.

Pues bien, resulta que estamos en condiciones de afirmar que cuatro años antes de la publicación de dicho relato, esto es, en 1601, tanto Miguel de Cervantes Saavedra, como Alonso Quijano y Quesada y Pedro Pérez de Abajo se conocieron en Alcalá de Henares

Y además en un momento en que el escritor complutense se acercaba peligrosamente a la sesentena de su edad, sin que hubiera dado a la estampa ninguna obra literaria destacable.

La sombra del Sol_CubiertaSe encontraba además Miguel de Cervantes en un periodo de creatividad baja, mientras que veía que autores veinte o treinta años más jóvenes que él -llamados por ejemplo Lope de Vega, Luis de Góngora y Argote y Francisco de Quevedo y Villegas– se alzaban estrepitosamente con el triunfo literario, inaugurando un estilo literario que comenzaba a llamarse “Barroco” y que al renacentista y veterano escritor alcalaíno le resultaba incomprensible, intolerable, abigarrado y confuso…

Del encuentro de aquellas tres singulares personas, que aconteció precisamente en la plaza de la Universidad cisneriana, y de la conversación que seguidamente mantuvieron se produjo un vuelco total en la creatividad de Miguel de Cervantes, que iba a transformar para siempre la Historia de la Literatura.

¿Y qué tiene que ver Guadalajara en todo ello…?  Pues mucho, porque Alonso Quijano y Pedro Pérez estaban precisamente en viaje hacia Sigüenza, ciudad a la que el segundo había invitado a conocer al primero, cuando se produjo el feliz encuentro con el escritor Miguel de Cervantes, el cual se siente tan interesado por la conversación que mantiene con ellos que decide acompañarles también en su viaje y destino.

Como argumento de un relato de ficción, ya estaría bastante bien este planteamiento para seguirlo… ¡y a ver qué sale!

Pero resulta que la historia que se recoge en “La sombra del sol”, que es -por declararlo paladinamente- de lo que estamos hablando, no es un relato de ficción, sino una historia y un viaje real, perfectamente documentado, que puede dar un cambio completo a los estudios cervantinos y quijotescos.

En efecto, un legajo que contiene varios  manuscritos de comienzos del XVII, encontrado en el Archivo Diocesano de Sigüenza, está llamado a transformar las investigaciones sobre la obra más universal de la Literatura de todos los tiempos.

El conjunto de manuscritos, denominado legajo “Munio Juan Montañón y Díez”, por el historiador del siglo XVII que lo recopiló y organizó, refleja un viaje real que se efectuó en 1601, desde la Mancha hasta la ciudad de Sigüenza, por parte de tres personas, como decimos: el escritor Miguel de Cervantes Saavedra, el hidalgo manchego Alonso Quijano y Quesada, y el cura seguntino Pedro Pérez de Abajo.

El libro “La sombra del sol” que es el título elegido para alojar dicho manuscrito, puede modificar e innovar radicalmente el estudio de las fuentes de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, pues parece comprobada la existencia real del hidalgo Alonso Quijano y del cura Pedro Pérez, que realizaron dicho viaje en compañía del escritor Miguel de Cervantes, y que precisamente esos dos personajes reales y la conversación que mantuvieron durante el viaje con el escritor fueron los modelos, el origen y la fuente principal del inmortal libro cervantino.

Aparte de su valor para la investigación literaria, la narración histórica que en el volumen titulado “La sombra del sol” se recoge tiene calidad literaria suficiente para que pueda recomendarse su lectura, por sí misma.

Avisados quedan los lectores de “GuadalajaraDiario”.

 

 

 

 

 

La sombra del sol y las interpretaciones que están dando

HA SIDO DAR EL TÍTULO DE “La sombra del sol” como el correspondiente a mi próxima novela -que ya ha entrado en imprenta, por lo que estamos a pocos días de que vea la luz pública-, y se han disparado las interpretaciones sobre lo que se puede ocultar sobre un título tan misterioso.

La sombra del Sol_Cubierta“El sol no tiene sombra” me han dicho los prosaicos.

“¿Te refieres a las manchas solares?” han inquirido los ecologistas y los astrofísicos.

“La sombra la produce algo que se interponga con el sol, como un eclipse o un objeto, pero luz y sombra son antagónicas”. Y en este plan.

A todos les ha parecido un título sugerente, pero incomprensible.

Por ello he tenido que añadirles el subtítulo de la novela “Historia del ingenioso escritor Miguel de Cervantes Saavedra, letrado en esta lengua”… y entonces las caras de duda han dado paso a las de asombro. Todavía no sabían de qué les estaba hablando, pero ya iban atando cabos sueltos, que nada ataban.

Hasta que aclaraba lo que ahora nuevamente aquí aclaro: es algo que nunca se ha hecho.

Un antecedente o precuela del Quijote que se va a dar a la estampa. No una secuela o continuación, que esa vulgaridad sí se ha hecho muchas veces, a pesar de estar prohibidísima por el propio Cervantes en su novela. No, no es una continuación… Es un precedente…

El precedente o fuente original de la inmortal obra cervantina que tanto se había buscado…

manueco_13a (2)Un viaje del escritor Miguel de Cervantes Saavedra, y de los personajes también reales el hidalgo manchego Alonso Quijano y Quesada y del cura seguntino Pedro Pérez de Abajo, por las tierras centrales de España (Madrid, Alcalá, Venta de Meco, Guadalajara, Hita, Jadraque, Sigüenza…) ocurrido en 1601, es decir cuatro años antes de la publicación de la primera Parte del Quijote, en 1605.

El viaje previo y con personajes reales que daría lugar, a través de sus conversaciones, a  la fuente al libro quijotesco y cervantino.

Eso es “La sombra del sol”. Eso está a punto de salir, porque ya está en imprenta.

 

 

La sombra del sol, Kastilla y kastellanos antikísimos

 PROMETÍ EN MI ANTERIOR ARTÍCULO en GuadalajaraDiario que esta semana hablaría de “La sombra del sol”, mi próxima e inminente novela; pero que por razones varias se va a retrasar una semana más.

Algo digo de ella, y es que quienes ya la han leído me dicen que es mi mejor novela, con diferencia… Ya veremos qué ocurre con ella, como sucede con todo lo que va a nacer

2. De manera que escribiré hoy sobre algo que titulo “De vaskoñas y de kastellanos antikísimos”, y que dice así:

EN UN FB DE UN AMIGO (pero descarriado), me he encontrado las palabras «pintxo» y «perrotxico», porque había ido a tomarse unos pinchos a Vitoria (que es castellanoparlante desde la época de Fernán González e incluso desde época visigoda), así que le he puesto estas notas en su muro o entrada:

Juan Pablo Mañueco: Me encanta todo… menos la TX, y la K, que tienen de vasco lo que yo de marciano. Son letras latinas/castellanas, puestas a «lo raro» para que parezcan vascas… Porque el «puro» -corrompido hasta la médula- vasco no tiene ni alfabeto y ha cogido el abecedario castellano.

Por cierto, ni la lengua vasca ni la vaska son más antiguas que el castellano: ambas son de la misma antigüedad (de cuando la Humanidad rompió a hablar).

Lo que pasa es que el castellano es de padre conocido -desde el latín y éste de otro y éste otro y de otro anterior difuso y ya indetectable, etc., hasta llegar a ser kastellano- y así hasta Adán y Eva, komo todas las lenguas, ya lo he ditxo antes: ke todas las lenguas son igualmente antiguas.

Unas de padre conocido (y con un peso cultural que ya, ya; incluso en tiempos del padre), y otras sin padre apreciable (pero existente previo) aunque sin peso alguno o con poko peso kultural.

Lo que pasa es que el castellano (o bien, dicho a lo «basko» o a lo vallekano) el kastellano ha evolucionado y se ha hecho ágil para el siglo XXI, y el vascuence NO, salvo en lo que copia a las ágiles lenguas modernas como el «kasteyano» (¡demontre, qué peculiar y diferente me ha salido esta última parida y gran txorrada!)

En kuanto se fanaticen unos kuantos kastellanos kambiamos la hortografía y pedimos la independencia, o un concierto económico en base a nuestros antiguos fueros (que, claro es, tuvimos como todo el mundo. De hecho era el rey de Kastilla el que concedía los fueros a los vascos y a los kastellanos)  o por lo menos un Hestatuto de Hautonomía de primera klase, ke eso sí que faría falta y mutxa falta que nos faría a los kastellanos o castellanos…

¡Kuanta gilipollez euskalduna de don Sabino Harana, convertida en dogma de fe fanátika, Jesukristo!

KUANTA VERDAD KE ASÍ NO PUEDE SEGUIR KASTILLA

Pero kuánta verdad en que Kastilla debería ser una, rekonocida y al mismo nibel que las otras ne-cionalidades ispanyolas, ke más que Kastilla no son.

¡Non, non lo son…! Digo, repito y me refago en lo ditxo que non e que non son más que Kastilla!

¡Y a mí que me suena lo de «Perrotxico»…!, -guau, guau- ¡ké basko, koño!

Son cómo niños, y los que no les dicen estas verdades, hacen el juego a los nenes baskistas, ke tienen una inteligencia como la de mi gato txico.

Y por cierto los bárdulos son tan antiguos como los vascos, pero los castellanos presumimos menos de ser antiguos, pese a que somos bárdulos puros (lo que pasa es que no nos ha dicho nadie quiénes son nuestros abuelos los bárdulos: bueno, yo sí lo he ditxo en un libro ke se llama: «Castilla, este canto es tu canto» (2015), en dos tomos de mucho tomo y lomo).

¡Ke el cielo nos hampare de kalimotxeros, ke empinan el kodo mutxo en Bilbo (el Bilbao de toda la vida desde la Edad Media, en Donostia -¡ay, ké daño la hostia,(la hostia de daño me ha hecho Donostia) y eso que es una hostia de San Sebastián!-, y en Gasteiz -desde el siglo VIII, Vitoria, puesto que visigodos fueron sus fundadores, y no baskos-, pero se ve que los kalimotxeros en materia lingüística… vaskoñan por un tubo!

Y menos mal ke ya no matan estos soplatxistus por este alfabeto castellano vaskonizado a golpe de capricho batúa, o sea, inventado… Pero siguen dando la murga, la matraka y la tabarra con este inkordio de querer ser más que nadie, y creyéndose más antiguos e importantes que ninguno.

¡Ké kruz, Maitetxu y Txumari; ké kruz! ¡El día que los castellanos nos empecemos a dar la importancia que sí tenemos, esto de la igualdad entre los habitantes de España empezará a ser real…!

¡Venga, kastellanos, a ver si nos empezamos a dar cuenta ya, que eso sería bueno para nosotros y para la igualdad territorial de España!

¡Ahora, los que deberían kallar por su poka monta kultural, no paran de sakar petxo y de presumir no se sabe de ké! (y de sacar perras txicas y perras grandes y más euros que nadie por ser supuestamente pekuliares más que los demás).

Venga matraka, venga matraka con ke son muy antiguos, vetustos o betustos y antikuados. Bueno, un poco antikuados e imbentandos artificiosamente sí ke son.

Repetabilísimos, y yo les respeto… Pero tanta matraca por tan poka txitxa, y kerer privilegios fiskales por ello, cansa. Oye, para ké nos vamos a engañar: kansa… ¡Kansa mutxo, koñe!

Respeto sí, pero para todos. También para los castellanoparlantes de allá y para la antiquísima Castilla/Castiella/Bardulia de aquí.

ANTIKÍSIMOS PERO IGNORADOS KASTELLANOS

Porque si nos ponemos a hacernos los antiguos, sakamos nosotros a los autrigones, caristios, arévakos, vaceos, carpetanos, vetones, turmódigos, pelendones, berones, titos y belos y etc., y nos kedamos solos presumiendo de pueblos antiguos prerromanos.

Que para eso nuestro territorio castellano es más grande y tenemos más pueblos viejos de los que presumir y estar ufanos, si quisiéramos.

Y por cierto el que quiera saber dónde estaban los bárdulos en época romana (es decir, cuando los vascones se subieron huyendo del invasor hasta los Pirineos, y allí se estuvieron hasta que escampó la dominación romana) que vea el escudo de Guipuzcoa y verá una cartela que pone (en latín, o sea en el padre del castellano, no en vasco): «Fidelissima Bardulia, nunquam superata». 

OJO CON LOS DERETXOS HISTÓRICOS, KE A LO MEJOR TENEMOS MÁS NOSOTROS

Es decir, que si nos pusiéramos tontorrones los bárdulos/castellanos con esto de los deretxos históricos… reivindicamos Guipúzcoa y toda su tierra y costa como tierra nuestra, porque allí estábamos los bárdulos hasta que bajaron del Pirineo después de Roma los vascones, en pie de guerra y sobre todo de hambre, y los bárdulos perdimos a katxiporrazos la «Fidelissima Bardulia…», o sea, la actual Guipúzcoa que algunos llaman…

Aunque yo, en mi círculo de amigos íntimos, llamo a esa tierra Bardulia Vieja, y sé que digo una gran verdad bárdula.

Lo que pasa es que luego los bárdulos nos desplazamos un poco por la costa y fundamos nuestra capital en «Castro Bardulies» o «Castro Vardulies» (el castro de los bárdulos): Castro Urdiales.

De forma que ojito con ponerse farrukos (que ya son 150 años de farrukería). Las dos lenguas de Guipúzcoa y Vasconia son ambas respetables: la más antigua en la zona, o sea, el kastellano; y la más reciente en el lugar, o sea, el vasco.

Pero sin imposiciones monolingüsiticas de nadie: sin tiro en la nuka, ni sekuestro, ni bombazo terrorista, komo hacían algunos hasta hace poko; ni por la abrumadora superioridad de la CULTURA escrita en una de las dos lenguas de Guipúzcoa (y Vasconia) sobre la otra.

Y a ser posible también sin vascoñas sobre ningún tema, porque Vasconia es territorio respetable pero con DOS LENGUAS

Ya lo dice la propia palabra de provincias VASCONGADAS (o sea, «vasconicatas» -en latín-; o vasconizadas -en castellano mas claro-, porque antes de que las vasconizaran los invasores y okupas vascones, NO eran vascas, sino bárdulas, como queda claro)

 

Y LUEGO DESDE CASTRO URDIALES, ¡HALA A CONSTRUIR KASTILLOS Y CASTILLA!

Y desde allí, desde Castro Urdiales, los várdulos cuando llegó la invasión musulmana en el siglo VIII, ¡hala, allá arriba de los peñascales que se fueron, a la Cordillera Cantábrica! ¡A sellar los desfiladeros montañosos con pequeños castros o «castillos» y a ser conocidos ya desde entonces esta tierra y estas gentes (las mismos que los anteriores) como «Castilla» y «los castellanos«.

“Bardulia, que ahora llamamos Castilla”, que dicen los documentos latinos, a partir del siglo IX

¡Así que menos presumir de antiguos, señores y amigos vascos, ke en Iberia, das una patada al suelo y salen antikísimos pueblos por todas partes!

¡Ah, y todavía conservamos en nuestro actual castellano palabras de esos pueblos antiguos que fuimos y somos, aunque sería artículo distinto si ahora me pusiera a hacer relación de dichos términos iberos que perviven en nuestra ágil lengua de hoy!

Así que pondré una palabra solo, a guisa de ejemplo de lo que digo… Va en la firma y concluyo:

Juan Pablo Mañueko, bárdulo puro, como indica mi prerromano/bárdulo apellido.

Posdata para políticos y políticas a los que de verdad les interese la igualdad, y si no hacen caso es que nos les interesa (que a lo mejor es cierto que no).

Polítikos de los viejos y nuevos partidos, ¡a ver si nos enteramos de que akí en España todos somos o deberíamos ser iguales o, si no, los perjudikados, ninguneados, divididos y empobrecidos somos los kastellanos!

¡Y komo que no mola, señores y señoras polítikos y polítikas!

Hagan caso a este artíkulo (con perdón por la terminación), o se notará mutxo que a ustedes los polítikos y las polítikas la IGUALDAD territorial se la refanfinfla.

Y Kastilla/Castiella/Castilla también… aunque esto ya lo vengo yo notando desde hace cinco siglos, más o menos desde Carlos V.

¡No sé si me ekivokaré, ke kreo que non!

¡He ditxo, y en verdad digo que aunque lo parezca, he puesto muy pocas coñas (yo)…!

¡Otros dicen tantas, aunque muy serios, que no pongo yo la mano en el fuego con que se krean o no las koñas que kuentan en sus discursos un poquiello fanátikos!

Pero por esas koñas, más falsas que Judas, piden kuartos, kuartos y más kuartos que los demás, y así están de archihenchidos e inflados de orgullo y vanidad! ¡Por sus grandes koñas imbentadas! ¡Jesukristo, ké fatuos ke son y kuántos kuartos piden por sus vaskoñas!

¡Viva Kastilla, leñe!, con “C” o con “K”, pero que la dejen vivir, y reunificada, que eso será bueno para todos, histórico, natural y, sobre todo, cultural de la misma magnífica cultura castellana.

NOTA FINAL: El artículo ya se ha alargado demasiado; pero en su versión completa aún es más largo… Y se puede leer entero, aquí. Gracias a todos por su tiempo:

http://blogs.periodistadigital.com/juan-pablo-manueco/2017/01/29/de-vaskonas-y-kastellanos-antikisimos/

 

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