José Ramón López de los Mozos sigue su serie sobre Epifanio Herranz, y se refiere en este quinto capítulo a las vírgenes más populares de la provincia y al «casillo de los pobres»
17) Ya hemos dicho que la obra de don Epifanio Herranz es fundamentalmente religiosa, pero aún dentro de este mundo, uno de los aspectos que más le interesa es, sin lugar a dudas, el de la mariología en sus más variados aspectos. Una muestra de ello puede encontrarse en “Letanía mariana”, un amplio recorrido a través de las más importantes y llamativas advocaciones de la provincia de Guadalajara, escrito con motivo de la celebración del Año Mariano de 1987.
Allí aparecen las Vírgenes de la Salud, de Barbatona, protectora del miedo al dolor, la enfermedad y la muerte; de la Antigua, de Guadalajara, El Casar y Campillo de Dueñas, desde la reconquista; de la Hoz, de Ventosa, a donde acuden todos los pueblos del Señorío de Molina; de la Alcarria, de Fuentes de la Alcarria; de la Concepción, de tantos lugares… Molina de Aragón, Cillas, Matillas, Villarejo de Medina; de la Carretera, de nueva advocación, en Almadrones, cuya ermita circular -como una rueda- realizara nuestro fallecido amigo Antonio González Lamata; de la Medalla Milagrosa, de las Hijas de la Caridad de san Vicente de Paul; del Rosario, quizá la de mayor número de advocaciones: Barriopedro, Ledanca, Málaga del Fresno, Palazuelos, Romancos, Setiles, Yélamos, Zorita de los Canes…; de la Bienvenida, de El Recuenco; de la Esperanza, de Durón, junto al pantano; del Pópulo, en Hontanares.
Del Campo, de Trillo (y con ella, de las Viñas, de Mondéjar; de la Oliva, en Moratilla de los Meleros, y de los Huertos, en Chillarón del Rey).
De la Peña, en Brihuega; de Peñahora, en Humanes de Mohernando; de Peñamira, en Beleña de Sorbe; de Sopeña, en San Andrés del Congosto, y de Sopetrán, en Torre del Burgo.
De la Vega, en Azañón, Cubillejo de la Sierra, Sotodosos y Valfermoso de Tajuña; del Valle, en Malaguilla y Taracena; del Prado, en Valderrebollo, y de la Cañada, en Padilla del Ducado.
Del Buen Labrado, en Ablanque; del Buen Amor, en Terzaga, y del Buen Suceso (o parto), en Codes.
De la Mayor, título que se extiende desde Sigüenza hasta Alcoroches, Fontanar, Guadalajara y Molina de Aragón; de la Madre de Dios, en el monasterio cisterciense de Buenafuente del Sistal, y de Belén, en el de las capuchinas de Cifuentes.
De la Carrasca, en Castellar de la Muela y Rillo de Gallo; de los Enebrales, en Tamajón; del Espinar, en Alcocer; del Madroñal, en Auñón; de los Olmos, en Maranchón y Casa de Uceda; del Pinar, en Galve de Sorbe; del Sauce o del Saz, en Alhondiga, y de la Zarza, en Valdelcubo.
De Arán o de Aranz, en El Sotillo; de Pálmaces, en Turmiel; del Peral de Dulzura, en Budia, y de Océn, en Hortezuela de Océn.
De la Caridad, que apareció en el despoblado de Caritas, en Miralrío; de la Paz, que tanto se repite, en Alovera, Baides, Mandayona y Mazuecos, donde tienen “soldadesca” y “botarga” en su honor; de la Leche, cuya imagen alabastrina y policromada tiene su sede en la catedral seguntina, y de Nazaret, en Viana de Mondéjar.
Del Amparo, en Guadalajara y Torija; Auxiliadora, de los Desamparados, en Tordellego; de los Remedios, en Albalate de Zorita, La Bodera, Cogolludo, Mochales, Pareja, Peralveche y Tortuera; del Consuelo, en Mantiel; de la Merced, en Abánades; de la Piedad, en Cerezo de Mohernando; del Socorro, en Illana y Sacedón, y de Quita Angustia (que no Quinta), en La Toba.
De Valbuena, en las Cendejas; de Valdeiglesias, en Cantalojas, y de Valdelagua, en Robledillo de Mohernando.
De la Salceda, en Peñalver y Tendilla; de Monsalud, en Córcoles; de Óvila, en Sotoca de Tajo, y de Bonaval, en Retiendas.
De la Natividad, en Alustante, Espinosa de Henares, Zaorejas, Tomellosa, Tierzo…
De las Angustias, de los Dolores, del Traspaso y de la Soledad, en casi todos los pueblos, donde una ermita aparece bajo una de estas advocaciones: Atienza, Azuqueca de Henares, El Cubillo de Uceda, Escariche, Guadalajara, Hinojosa, Horche, Usanos, Valdeavellano, Villel de Mesa, Yebra…
De la Alegría.
De los Albares, en Algar de Mesa; de Castejón, en Jadraque; del Castillo, en Castilmimbre; del Robusto, en Aguilar de Anguita; de la Torre, en Peñalén y Riofrío del Llano; del Lubio (Llubio o Yugo), en Clares, y del Viso, en Razbona.
Del Puente, en Cañamares; de la Escala, en Escamilla y del Puerto, en Salmerón.
Del Montealejo, en Cereceda; de la Muela, en Driebes, y del Molino, en Pastrana.
De la Asunción -como dogma de Fe- y del Gavilán, en Anchuela del Pedregal.
Y, para terminar, Nuestra Señora de la Minerva, en Selas, con procesión el tercer domingo de cada mes en la propia iglesia (19).
18) Después de esta amplísima nómina hagionímica, las páginas del libro que comentamos nos conducen hasta “El casillo de los pobres”, un artículo breve en el que explica el tema vivido con la curiosidad propia de los niños, pues se trataba de una especie de covacha a la que daba respeto entrar.
Ahora se refiere al “casillo” de Sotodosos, donde moraban transeúntes gitanos, titiriteros, componedores y paragüeros… todos pobres de solemnidad, que casi siempre mirábamos como gentes laterales, como apestados… Allí no faltaba paja ni leña del pinar cercano y allí permanecían algunos días si el trabajo se daba bien (silleros, lañadores, estañadores, toda esa fauna errante y alguna más que se me olvida) (20).
Ahora ya no hay “casillos” sino albergues y casas rurales, pero no son para los silleros y estañadores…
(19) Ibidem., pp. 131-137. (9-XII-87).
(20) Ibidem., pp. 148-149. (27-I-88).