Notas etnográficas en la obra de Epifanio Herranz (VI)

En esta sexta entrega sobre la obra de Epifanio Herranz, López de los Mozos nos habla de las «Máscaras y botargas» , de la leyenda sobre la Virgen de la Antigua, de El Casar y el Calvario, Hiendelaencina y Congostrina.

 19) Las “Máscaras y  botargas” no quedan en el olvido de don Epifanio. Son y significan el carnaval, con lo que representa: botargas de Retiendas y Valdenuño-Fernández, de Montarrón (Félix Megía San José, botarga desde hace ya  muchos y años amigo entrañable), de Aleas, ya casi muerta, y de Beleña de Sorbe, que ha cambiando su fecha de actuación al 15 de agosto, como las de Majaelrrayo -dos botargas dos- que vieron sus fechas también alteradas.

No eran -ni son- los tiempos dados al invierno, cuando salían -y salen- los mejores, ya que los ganados habían de subir a la sierra, a catar los pastos frescos, y por ello cambiaron las fechas de salida. (Pero lo bueno es que aún salgan, sea en la fecha que sea, y que sigan dando “sopa” de salvado a quienes se duermen en la misa mayor del día de la fiesta).

Dice don Epifanio que el comportamiento es desigual y que a veces ocurren burlas de lo sagrado (bajo pretexto de cultura) (21).

No creemos que lo que dice se haga con mala intención, sino que cuando se cambian los roles sociales, cuando el hombre hace de mujer y la mujer de hombre y lo divino se convierte en humano y viceversa, las cosas aparentemente cambian, pero luego vuelven a su lugar de origen. Es el leve permiso que el poder -sea el que sea, político, religioso, militar…- otorga, por un corto espacio de tiempo, a modo de escape de energías, a la sociedad en la que vive y, desgraciada la que no se adapte a estas circunstancias que  sólo son admitidas en esos precisos momentos.

Por lo tanto sigamos.

20) La patrona de Guadalajara es la Virgen de la Antigua, –“Nuestra Señora de la Antigua”-. Dicen la leyenda y la tradición que su imagen fue escondida en un hueco practicado en la muralla de la ciudad, durante la dominación musulmana, y que después “apareció” en el momento de la reconquista de Guadalajara por Alvar-Fáñez de Minaya la noche de san Juan del año 1085. Algo que aparece representado en el escudo de la Ciudad, cuando el santuario de la Antigua recibía el nombre de Santo Tomé.

Don Epifanio señala varios hitos marianos referidos a este templo: las gracias espirituales que la cofradía recibió del Papa Pulo V en 1610. Y el que en el año 1883 (el 21 de diciembre), el cardenal-arzobispo de Toledo, a petición del Ayuntamiento de Guadalajara, la declarase patrona (después de haber sido nombrada alcaldesa honoraria a perpetuidad, -por pleno municipal-) y el 28 de septiembre de 1930 fuera coronada canónicamente (22).

21) No son muchas las explicaciones que don Epifanio ofrece sobre variados aspectos de arquitectura religiosa, pero una de las pocas es la que se refiere al pueblo de “El Casar y su calvario” cuyas imágenes fueron realizadas en piedra a tamaño natural y están dispuestas dentro de un rectángulo de ladrillo al que le falta el techo, con ocho arcos y enrejado. Data del siglo XVII (1648) y fue realizado con los dineros de Diego López, canónigo de Santa María de Arvas.

El rectángulo fue financiado posteriormente por el doctor Gregorio López, cura de Fuentelfresno (1687), que dejó unas tierras con las que fundar una obra pía para el cuidado del Vía Crucis y Calvario.

En el primer cuarto del siglo XVIII se iniciaron las obras parietales y el techo, que acabaron en 1749, pero al poco se hundió la cubierta y así permanece sin reponerse. (Actualmente se encuentra restaurada desde hace unos años).

Luego pasaría a manos del Estado. Hoy, gracias al pueblo todo de El Casar, la lámpara de aceite sigue luciendo como huella del pasado religioso-cultural que ha llegado hasta nuestros días (23).

22) Cualquier pueblo de esta tierra alcarreña por antonomasia es digno de aparecer en renglones rectos.

La poesía es la expresión precisa de su vida, de la forma de ser y de vivir de sus gentes y de todo lo que contribuye, en fin, al ser del pueblo en sí mismo.

Congostrina y su Pascua florida” es un artículo donde la poesía aparece constantemente:

“Un pueblo pequeño y pobre

                                                 con un nombre: Congostrina,

                                                 un pueblo que siempre tuvo

                                                 raíz y sangre mariana”.

 

Hiendelaencina le queda cerca y fueron muchos los que allí acudían, andando, a las minas de plata, por eso las canciones que aún se cantan hacen alusión:

 

“Un mineral codiciado

                                               bajo profundos caminos

                                               ricos fueran los vecinos

                                               y no haber emigrado”.

 

Luego se habla del caserío, de las gentes, de las tradiciones y de las Pascuas, que allí tienen su rito propio…

 

“Cuando las ramas verdean

                                               cada nueva primavera,

                                               en Congrostrina festejan

                                               la Pascua de vieja manera.

                                               Un árbol ya florecido,

                                               cargado de dulces y fruta,

                                               a Jesús Resucitado

                                               en belleza representa”.

                                                      

Después, en el centro de la iglesia se “planta” un árbol, que permanece erecto en manos de los jóvenes durante la celebración de la Santa Misa. De sus ramas cuelgan dulces y frutas que una vez terminada la misa se reparten entre todos y se comen en fraternal armonía (24).

(21) Ibidem., pp. 153-154. (17-II-88).

(22) Ibidem., pp. 156-157. (2-III-88).

(23) Ibidem., pp. 162-163. (30-III-88).

(24) Ibidem., pp. 164-165. (6-IV-88).

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