José Ramón López de los Mozos hace referencia a los Judíos de Mondéjar en este nuevo capítulo sobre la obra de Epifanio Herranz
30) Más adelante don Epifanio habla de los conocidos “Judíos” de Mondéjar, que son una representación de los “pasos” de la Pasión de Cristo y que se conservan, recientemente restaurados, en la cripta de la ermita de San Sebastián. Son representaciones a tamaño natural cuyo origen parece datar del siglo XVI gracias a la tenacidad de un monje de San Bartolomé de Lupiana, que los realizó con la ayuda pecuniaria de la familia López-Soldado. La primera vez que tuvimos ocasión de verlos, hace ya más de cuarenta años, mal conservados y con escasa iluminación, llamaban la atención como figuras más o menos tétricas y fantasmagóricas. Después sufrieron una remodelación un tanto colorista y hoy, afortunadamente, bien conservados, protegidos de las manos voraces y con luz adecuada, son un buen ejemplo de imaginería tradicional, cuya visita recomendamos.
Don Epifanio acompaña su breve escrito con unas “Letrillas” del pueblo de La Toba, que no podemos dejar pasar por alto y que transcribimos para que sean conocidas por el lector interesado:
“Jesús que triunfante entró
domingo en Jerusalén,
lunes le lavan los pies,
martes en el huerto orando,
miércoles en la columna,
jueves de espinas coronado,
viernes con la cruz a cuestas,
sábado en el calvario
y domingo resucitó
aquel cuerpo soberano”.
Todo un recorrido por la Pasión cristiana.
Pero la pregunta surge después: ¿Sigue teniendo interés el Misterio Pascual en nuestra sociedad actual?
Indudablemente, de lo contrario no se celebraría la bendición de palmas y ramos, ni el lavatorio y el “monumento” de Jueves Santo tendrían razón de ser, ni se adoraría la cruz, ni se encendería la hoguera pascual… que en tantos casos se dramatizan a través de las correspondientes procesiones “de la Borriquilla”, el lavatorio que el obispo hace de los miembros de la Cofradía de los Apóstoles en la concatedral de Santa María la Mayor de la Fuente, de Guadalajara, ni tendrían lugar los víacrucis ni los calvarios, ni las pasiones vivientes, de Sigüenza, Hiendelaencina, Fuentelencina, Albalate de Zorita, Trillo, ni los atrayentes juicios y ahorcamientos de tantos “judas” que se queman en tantos lugares de nuestra provincia.
Y siguen las “Letrillas” de La Toba, con todo su encanto popular y su profundo contenido:
“Entre la una y las dos,
sabiendo que Cristo muere,
de luto se cubre el sol.
Tinieblas cubren los aires,
Las piedras de dos en dos
Se parten unas con otras.
Alma, si no eres piedra,
mira, advierte y considera” (39).
Un folletito de lo muchas páginas, con sencillas poesías alusivas y muchas fotografías a color, firmado por Crispiniano, recoge estas figuras barroquizantes cuyos sayones tanto recuerdan a los soldados de los Tercios de Flandes o a esas otras figuras de grandes bigotes y mosca en mentón que aparecen azotando a Cristo en los pasos de la Semana Santa pucelana, obras de Gregorio Fernández o de Martínez Montañés que tratan de epatar al espectador y recordarle crudamente los sufrimientos del Salvador hecho hombre (40).
(39) Idem., op. cit., pp. 217-218 (22-III-1989).
(40) CANCHO DUPRADO, F., “Los judíos de Mondéjar. Expresión escultórico-popular con base en una manifestación místico-religiosa”, en Narria, n.º 1 (Madrid, Museo de Artes y Tradiciones Populares. Universidad Autónoma de Madrid, 1976), pp. 24-25; LÓPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón, “Judíos” y “Mariones”, en Miscelánea del Folklore Provincial, Guadalajara, 1976; Idem., “Catálogo de piezas menores religiosas )I)”, en Wad-Al-Hayara, 4 (Guadalajara, 1977); LÓPEZ VILLALBA, José Miguel, “La ermita de San Sebastián y los judíos de Mondéjar”, en Cuadernos de Etnología de Guadalajara, n.º 17 (Guadalajara, 1991, 1.º), pp. 7-46.