La reliquia de Palazuelos y el sociocentrismo religioso (2)

II

 

(Continuación)

De la lectura del texto anterior pueden extraerse una serie de “motivos” o “expresiones” que dan fe de ese sociocentrismo al que he aludido antes. Veamos unas cuantas que considero interesantes:

– Su reliquia (la de Palazuelos), es mayor que la de los pueblos circundantes, en caso de que tengan alguna reliquia.

Es evidente que el tamaño de la reliquia influye en la mentalidad popular rural; parece ser que cuanto más grande fuera la reliquia, mayor era su grado  efectividad, su poder sobre el mundo terrenal. 

– Está hecha con madera de la cruz en que crucificaron a Cristo. 

Este es un apartado muy importante y digno de ser tenido en cuenta por encima de los demás. No se trata, en este caso, de una reliquia “mínima”, por así decir, perteneciente a los restos de un “simple” mártir; no, ya que se trata de una reliquia verdaderamente importante, puesto que procede de la mismísima cruz en la que Nuestro Señor padeció su Santo Sacrificio. 

– Hace más milagros y es más importante. 

Completa este punto el anterior, puesto que se trata de la cruz que estuvo en contacto “directo” con Jesús, el Hijo de Dios, su poder es mayor, más milagroso y, por lo tanto, comparada con otras reliquias, es de menor importancia (no tiene ni punto de comparación). 

– Se sienten orgullosos de poseer tal reliquia en su pueblo. 

Este es el tema fundamental. Aquí se pone de manifiesto la verdadera superioridad de Palazuelos (y su reliquia) respecto a los pueblos circunvecinos. Es “su” reliquia desde siempre y nadie puede, ni podrá nunca, nada contra ella. Está por encima del resto. 

– Tienen gran fe en las rogativas. 

Podríamos pensar en formas antiguas de ver las cosas, la religiosidad popular rural tan anclada, en aquellos años a sentimientos y manifestaciones anteriores, heredadas- generalmente por vía familiar- que, en gran parte, seguían impregnadas de conceptos que nada tenían que ver con la religión católico apostólico romana y que llegaron desde una especie de superstición que, con el paso del tiempo, la propia Iglesia ha ido desechando, pero que hasta hace relativamente pocos años formó parte de la vida cotidiana de los pueblos. 

– La sacan con sacerdote y todo. 

No hay que olvidar que el cura era el factotum de los conceptos religiosos del lugar. Era la máxima autoridad religiosa del lugar y todos se plegaban a cuanto, en ese terreno, él ponía en el tapete. Siempre, eso sí, siguiendo ciertas normas que les marcaban las sinodales correspondientes.  

– Incluso un año la sacó el propio obispo de Sigüenza. 

Para colmo de los colmos, es un decir, siguiendo el esquema literario arriba contenido, no fue el cura, como máxima autoridad religiosa del lugar, quien sacó la cruz (reliquia o lignum crucis, que tal es y de tal se trata), sino el propio obispo en persona. Si se me permite la expresión, el jefe del cura. La persona que estaba por encima de él.

Si en el pueblo, en un lugar rural, en los años cincuenta o sesenta el cura era el que mandaba espiritualmente sobre la prole lugareña, el obispo era el desideratum.

Que fuese el propio obispo en persona a sacar la reliquia -saltándose las reglas del juego establecido, ya que debía ser un niño el que la expusiese a la tempestad- debía ser considerado como signo de gravedad.

Algo muy importante debía estar pasando en el pueblo cuando el propio obispo, en persona, se desplazaba a Palazuelos para exponer la reliquia.

Quizá él, pensara la gente del momento, por ser el más importante representante de la Iglesia, al estar más cerca de Dios, podría tener mayor poder para salvar al pueblo de la nube.

No lo he podido constatar todavía.

–          Pero debe sacarla un niño.

No debemos olvidar que el niño y la infancia, en general, representan la claridad, lo blanco o albo, la pureza de instintos y sentimientos.

También podría pensarse en una representación del Niño Jesús o por ser, precisamente un niño, el “Niño de las Flores”, el que está colocado en el altar, junto a la reliquia de la cruz.

– En cuanto sacan la cruz el efecto contra los nublados es benéfico, es decir, surte efecto positivo, alejando la tormenta. 

Ya pueden decir lo que quieran los que no crean mucho en el poder benéfico de la reliquia de la cruz contra los nublados y las tormentas de pedrisco: en cuanto el niño la asoma por la puerta de la iglesia, la tormenta desaparece (o se va a descargar a los pueblos de los alrededores -hecho que magnifica el sociocentrismo de la reliquia de Palazuelos-). 

– La protección de la cruz solo sirvió para el término y tierras de Palazuelos. La nube “sacudió” en los pueblos aledaños. 

Este párrafo abunda en el concepto contenido en el anterior. 

– Se montó un gran revuelo por culpa de los de Sigüenza al quererse llevar la reliquia. 

Clara alusión al centralismo religioso de Sigüenza como sede del obispado o lugar donde residía el poder eclesiástico. 

– Curiosamente, el viajero no da crédito a que sea la cruz de Cristo, pero le da igual. 

El viajero piensa que, son tantos los trozos existentes de cruces atribuidos a formar parte del árbol donde Cristo padeció su muerte, que no está por la labor y prefiere pasar del tema.

Estamos, justamente, ante lo contrario de lo que estamos comentando. Nada más alejado del sociocentrismo que negar el valor y las propiedades de la cruz de la que se le está hablando. El viajero escucha, pero no participa de la conversación, no dice nada al respecto (y es mejor que no lo diga); es mero receptor, y así consta en su cuaderno de notas. 

– La comparación con otras reliquias y “santitos” de Riosalido, en este caso, lleva a la conclusión de que estos últimos no tienen poder alguno contra las tormentas y no merecen la pena. 

Aquí es cuando se demuestra el mayor grado de sociocentrismo  que comentamos. Las gentes -las mujeres y el hombre que acaban de descender del autobús- no se conforman con decir lo que ya hemos leído, sino que, además, se atreven (parece correcto en un diálogo) a comparar su reliquia -la mayor y mejor y además la más protectora- con la de otros pueblos cercanos, en este caso con los “santitos” de Riosalido (algún problema debía de haber entre alguno de los intervinientes, con alguien de Riosalido).

Palazuelos y su reliquia están siempre a la cabeza, siempre atienden las súplicas de sus habitantes, mientras que el resto de lugares son considerados como “menores”, en cuanto a la protección y “poder” de sus reliquias o imágenes.

Es curioso destacar, como queda dicho, la forma de denominar a otros santos protectores, de menor importancia que los de Palazuelos, llamándoles “santitos”, un tanto despectivamente, o sea, indicando la prioridad de la reliquia de la cruz.

  (Continuará)

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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