López de los Mozos sigue esta semana con las cancioncillas que Epifanio Herranz recoge en diversos pueblos de Guadalajara.
También suenan las cancioncillas del Alto Tajo:
“Va corre que se las pela
el Tajo por hondo foso,
le quieren cerrar el paso
con presas todas en fila”.
Y es que le van poniendo presas y saltos, como para no poder avanzar ¡Y si no que se lo digan a los viejos gancheros del Río que nos lleva!
Molina de Aragón huele a humo:
“Quemada, disminuida
por ser leal y valiente,
¡Molina, la bien amada!
Canta el Gallo bajo el puente”.
Y Barbatona, al igual que Molina, habla de la francesada: “En el año de 1811, día 9 de enero, la división ‘Soria’ de los franceses atacan Sigüenza, donde se defienden los hombres del Empecinado. Al no poder resistir se retiran a Bujarrabal por los pinares. Otros seguntinos que se hallaban fugados por allí imploran el auxilio de la Virgen de la Salud, y se corta la luz del día por lo que se vieron libres de peligro.”
“Huyendo a Bujarrabal
cuando la invasión francesa,
les libra de todo mal
una sombra prodigiosa”.
Atienza es una lección de arquitectura antigua, medieval y castrense:
“Es Atienza medieval
de los pies a la cabeza,
de la Trinidad al Val
todo es fina grandeza”.
Pastrana es más bien ducal:
“El Albaicín, morisco;
la Colegiata, cristiana;
el Palacio, levantisco
y los Conventos de doña Ana”.
El Albaicín sigue siendo el barrio morisco por excelencia. Y doña Ana no fue otra que aquella de Éboli, con el parche al ojo -quizá por coquetería- que tanto juego dio a Felipe II y tan caro le costó. Lo de los conventos que se lo pregunten a santa Teresa de Jesús…
Cifuentes es la capital de la miel:
“En Cifuentes, noble y viejo,
desde el castillo ruinoso
a la fuente del `Piejo´
todo resulta curioso”.
Sacedón queda en el agua, junto a las Entrepeñas. Su canción no puede ser más marinera ni más inquisitiva:
“Sacedón crece y mengua,
tiene un mar de miniatura,
porque se llevan el agua
a la vega del Segura”.
La Virgen de Peñahora es la patrona de Humanes de Mohernando y se saca en procesión cuando arden los rastrojos (el segundo sábado de septiembre, a través de su “procesión del fuego”) (25), purificando la tierra y al hombre que la cuida y la mima. También tiene su canción:
“Ermita de Peñahora
cuidada por ermitaños,
de Humanes protectora
contra los males y daños”.
Otra advocación es la de Nuestra Señora de la Mayor, de Sigüenza, de la que se dice que en la Guerra de la Independencia se salvó porque una mujer la sacó del fuego:
“Tanto te quiere Sigüenza
¡Oh Virgen de la Mayor!
Que, por salvarte, su vida
una mujer despreció”.
(25) LÓPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón, Fiestas Tradicionales de Guadalajara, Guadalajara, Diputación de Guadalajara, 2001, pp. 118-119.