Romances de GU: Tórtola de Henares

ROMANCES DE GUADALAJARA Y “El romance del espartero mágico de Tórtola de Henares” debería haberse titulado este artículo, si es que el espacio de cabecera fuese flexible y diese para tanto, en lugar de ser fijo, tozudo, cabezota, terco y predeterminado.

Lo cierto que entre los veinticinco romances y otros tantos poemas en diferente metro que componen el libro “Romancero castellano y otros poemas” que publiqué a principios de este año de 2020, se cuentan unos diez romances ambientados en Guadalajara y su provincia,.

Unas veces porque era imprescindible, y otras que no lo era, porque así lo ha establecido su autor, que es este compadre contumaz, cabezón e incorregible que se empeña en traerse para Guadalajara todo lo que puede, y está por ahí a disposición de quien vaya por el campo libre del romancero, lo colecte y lo replante en donde le plazca… Y a mí me ha complacido trasplantarlo a Guadalajara.

Uno de los trasplantados para repoblar el monte de los romances de Guadalajara fue ni más ni menos que el archiconocido “¿Dónde vas, Alfonso XII, dónde vas, triste de ti?”, que aunque parece una canción del siglo XIX –y lo es-, hunde sus raíces en el romancero folklórico castellano del siglo XIV y XV, donde ya aparece tan conocido estribillo, referido a un caballero que recibe la noticia que ha perdido a su esposa, cuando regresa de las Guerras de Granada.

ROMANCE DE SIGUENZA

EN MI VERSIÓN, EL caballero es don Martín Vázquez de Arce, “El doncel de Sigüenza”, el que regresa malherido de la Guerra de Granada hacia la ciudad seguntina, y mientras lo hace narra el momento en que resultó herido a las puertas de Granada y sueña con llegar a Sigüenza, para allí descansar de la batalla leyendo eternamente un libro que no pudo terminar antes de partir para la Guerra.

Esta historia, entonada con la melodía tradicional de “¿Dónde vas, Alfonso XII…?” a mí me resulta seductora y apetecible. ¿Y a ustedes…?

ROMANCE DE TÓRTOLA DE HENARES

Pero más me agrada ahora centrarme en otro de los “romances de Guadalajara” que aparecen en el libro, y que se titula “El espartero mágico de Tórtola de Henares”, un largo romance del que aquí reproduzco su fragmento inicial:

Comienza el romance reseñando la importancia histórica que ha tenido el esparto en toda el área mediterránea y en concreto en la localidad de Tórtola de Henares, donde sigue siendo una tradición muy recordada y celebrada.

Luego aparecerá la “magia” y el romance se transformará en una especie de Pinocho a la española, porque dos de las figuras de esparto que trenza el “espartero mágico”, un niño y una niña, cobrarán vida real e irán a la escuela y aprenderán la habilidad de trenzas objetos o personas con el esparto tortoleño, que es en el fondo lo que más les gusta a los dos niños de esparto del romance.

LORCA, HERNÁNDEZ, DARÍO

SI LOS OTROS VEINTICINCO “romances castellanos” que constituyen el libro son tan prometedores como los dos referidos, a lo mejor el libro merece la pena de leerse, disfrutarse y degustarse como buen yantar tradicional, pero reelaborado con técnicas nuevas, que por eso asoman García Lorca, Miguel Hernández y Rubén Darío, en la portada del libro, porque aportan nuevas formas de versificar a los ingredientes añejos y tradicionales.

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