ESPAÑA-LA
MARAGATERÍA, ¿NOS parecería un nombre aceptable para nuestro país, España, si
mañana mismo, por ejemplo -sin saber por qué sí o por qué no- un Real Decreto
del Gobierno decidiera que a partir de su publicación éste debía ser el nombre
oficial del Estado…? ¿El Reino de España-La Maragatería?
Pues
una sorpresa similar nos llevamos los habitantes de Castilla, cuando allá por
1982 se publicó la Ley Orgánica 9/1982 de 10 de agosto que aprobaba el Estatuto
de Autonomía de una nueva región, nunca antes nominada así ni compuesta por las
provincias que se le asignaban, llamada Castilla-La
Mancha.
En
efecto, los más perspicaces de nuestros lectores ya se habrán dado cuenta de la
similitud que presentan los dos
componentes territoriales que cierran secundariamente el guion o empalme
nominal de ambos sintagmas tan extraños…
“La” Maragatería y “La” Mancha, ambos
con un claro artículo delantero que anuncia -en nuestro maltratado y cada vez
menos vehicular, comunicativo y unidor idioma castellano-, que lo que viene a
continuación es una comarca geográfica,
es decir, una parte espacial de algo
político mayor que ella.
“La”
Maragatería, una dignísima y muy antigua comarca de la provincia de León, del
reino de León, que desde 1230 camino unido con el reino de Castilla… Y la
Mancha, otra dignísima comarca de sur de Castilla, que desde el siglo XI o
siglo XII, según se mire, anda también unida con el conjunto del reino de
Castilla.
Para
todos los que en 1982, sin venir a cuento histórico ni a petición popular de
ningún tipo, pasamos desde ser conocidos como castellanos de Castilla la Nueva
a ser designados oficialmente como “castellano-manchegos”, la anomalía del
guion que separaba lo que antes estaba unido, resultó un asombro, un pasmo, un
estupor y un sobrecogimiento que nos tiene el ánimo tiritando desde entonces.
Nadie
ha explicado –ni podrá- por qué se separan mediante guion un antiguo Estado histórico y una de sus
comarcas internas.
ASOMBRO
2: El Gobierno maragato
EL
GOBIERNO “MANCHEGO” DICEN y escriben los medios de comunicación -con frecuencia
cada vez mayor- para referirse a lo que oficialmente deberían denominar el
Gobierno “castellano-manchego”. Por añadidura, por avance en el error, según
parece.
E
incluso se escuchan en las televisiones crueles ignominias como denominar a Sigüenza la ciudad “manchega” o como afirmar que la temperatura mínima del
país la ha alcanzado el municipio “manchego” de Molina de Aragón.
Nueva
conmoción y aturdimiento mentales. ¿Alguien se imagina que al binomio
denominativo “España-La Maragatería”
le fuera sustituyendo, poco a poco, la designación pasmosa de “el Gobierno maragato” para referirse al
de la totalidad de la península española e islas adyacentes?
Pues
eso, lo de “maragato” es lo que se está haciendo con gobierno “manchego”, lo
que pasa es que, a fuerza de repetir esa mentira un millón de veces en los
medios de comunicación, para quienes deseen que eso sea cierto, se les irá
convirtiendo en “verdad informativa”, ya
que no real.
Si
no se pone tope y límite a la mentira fenomenal o al fenómeno de esta mentira,
“La Mancha” acabará bordeando Suecia y sumergiéndose en el Mediterráneo, y el
Gobierno manchego podrá estrenar Consejería del Polo Norte y Consejería de
Marina de Guerra…
ASOMBRO
3: La acción u omisión culposa de las instituciones.
PERO
LO QUE MÁS estupefacción me causa no es lo anterior, sino que el Gobierno Regional de nuestra región, la
Diputación provincial de nuestra
querida Guadalajara o los Ayuntamientos
implicados en esta desorientación informativa CALLEN.
Por
acción propia (lo que sería culposo) o por omisión propia (lo que es culposo)
consienten que este fenómeno errado y errático avance en los medios de
comunicación, para desorientación general de los sufridos españoles y
ciudadanos de la región, en particular.
ASOMBRO
4. El gobierno, oficial o extraoficialmente, debe hacerse oír.
Probablemente,
bastaría una intervención pública ante los medios de comunicación de nuestro
presidente Emiliano García-Page, al
cual por cierto ya le he reconocido más interés en los temas castellanos que a
ninguno de los anteriores presidentes regionales –y me agradaría volver a reconocérselo-,
para que se aclarase el malentendido de una sola vez por todas.
Dar
a Castilla lo que es de Castilla y a “La” Mancha lo que es de “La” Mancha
(aunque encontrar identidad histórica a “La” Mancha distinta a la de Castilla
exigiría hallar lo imposible) parece una cuestión de justicia denominativa… Y
mientras no se pueda subsanar la contradicción conceptual de 1982, al menos que
se respete el absurdo que comenzó ese año, no que se agrave.
Y,
otra posibilidad, si no se quiere recurrir a una intervención pública (pese a
que claramente lo merecería), que las Oficinas de Prensa de las instituciones
antes dichas hagan saber su incomodidad por tal error a los medios de
comunicación nacionales que incurran en el mismo, por vía privada.
NOTA
ÚLTIMA: ¿Para cuándo unas reuniones estables y periódicas de todos los
gobiernos de las diversas Castillas en un “Consejo
de las Comunidades Castellanas”?
Eso
haría visible a Castilla. Su eclipse y mutis por el desaguadero de los pueblos
de España (supongo que porque a alguien le interesaba que desapareciese) fue el
principal error de los años 80. El Estado autonómico tiene un agujero inmenso
en el centro de él, pues ha dejado fuera a Castilla, que puede probar su
personalidad y existencia desde el año 800 hasta nuestros días.
SABIDO ES QUE,
DEBAJO de un árbol gigante de Navidad, de esos que se plantan en las plazas de
las ciudades para iluminar los alegres y nostálgicos atardeceres de los
primeros copos del frío y las noches largas y eclipsadas de la fechas próximas
al 25 de diciembre de cada año, así como también para alegrar la vista de todos
los transeúntes en las horas benevolentes y clarificadoras de más luz diurna,
son muchas, dispares, entretenidas y variadas las cosas que ocurren a quienes
por allí transitan o se encuentran.
Las raíces de
estos árboles gigantes de la Navidad están plantadas en la tradición y sus
ramas de hojas perpetuas igualmente en ella se instalan… Incluso hay quien
dice que sus bolas redondas son reflejo de las manzanas del Paraíso que alguien
mordió hace tiempo y desde entonces se introdujo el desorden en el mundo que
antes de ello estaba debidamente estructurado, muy metódica y cuidadosamente
sistematizado todo cuanto estaba establecido.
También hay
indicadores culturales para sostener que las luces que brillan en los árboles,
ya sean minúsculos, medianos o gigantes de Navidad, son las luces de la
esperanza, de la redención y del deseo de que todo vuelva a ser como antes de
que el árbol de las manzanas prohibidas fuera hollado por los dientes de la
persona humana que lo desordenó, tan calamitosamente.
Un Espectador Sentado, bastante
escéptico.
-BAH.
TONTERÍAS –SE DIJO el observador sentado, que se encontraba cerca de la entrada
del Mercado de Artesanía Navideña que el Ayuntamiento había instalado aquel
año, en la plaza de Santo Domingo, conocida en toda la ciudad donde se
desarrollan estos acontecimientos.
El observador
sentado podría haber tenido otro nombre pero lo llamaremos el Observador
Sentado, porque efectivamente se encontrada arrellanado y acomodado sobe uno de
los bancos que había en la isleta peatonal del principio de la plaza, cerca de
un olivo en no muy inmejorables condiciones de poda, que a su derecha se
encontraba.
Detrás del
Observador Sentado se erigía la Iglesia de San Ginés de aquella ciudad, sobre
cuyo arco semicircular habían dispuesto una gran pancarta que cubría de lado a
lado la parte superior de la misma, en donde aparecía la figura de un regordete
Niño Jesús que extendía sus manos para abrazarse al mundo. También había una
interjección muy optimista que declaraba entre dos amorosas exclamaciones…
-¡Feliz
Navidad!
Al leerlo,
unos segundos antes, el Observador Sentado había dicho:
-Bah.
Tonterías.
Pero lo que
más había admirado e incluso desconcertado al Observador Sentado es el
sorprendente mensaje que podía leerse sin ningún pudor, recato, miramiento ni
decoro en la parte superior del antedicho cartel y en donde era dado descubrir con
todas sus letras, un pasaje del profeta Isaías, aquel rabino hebreo del siglo
VIII antes de Jesucristo, que los judíos tienen la costumbre de llamar Ieshaiáhu, y que significa
(«Jehová es salvación»), en que podía observarse e interiorizarse -y
a gran tamaño- la siguiente herejía:
-“Se
manifestará la Gloria del Señor y todo el mundo verá la salvación de nuestro
Dios”
El Observador
Sentado, antes de haberse acomodado en el banco donde ahora descansaba, cuando
todavía estaba enfrente de la enormidad y exuberancia rectangular de cartel del
copioso, coloreado y opulento de brillos y tonos, se había santiguado al leer
aquello, pensando que era inaudito que semejante mensaje pudiera emitirse desde
una Iglesia católica consagrada al Señor, y, mientras se santiguaba de nuevo,
para purificar su mente, sus ojos, su pecho y ambos de sus costados, a causa de
lo que profundidad del abismo y depresión en que había caído su entendimiento
por semejante afirmación, murmuró entre dientes para que no se escandalizara
ningún transeúnte de los que se encontraban en la explanada de la Iglesia.
-¡Cielo santo!
Y volvió a santiguarse repetidamente, signarse y persignarse con insistencia, a fin de que el sosiego de su conciencia tornase a su normalidad serena y calmada en que se encontraba antes de leer aquella aquel asertivo testimonio, rotunda declaración y categórico alegato.
Suma inquietud en el espectador sentado
-¡SI Ieshaiáhu LEVANTASE LA CABEZA… lo que
haría con los redactores y compositores de este cartel, incluso después de
tomarse con santa calma y benévola paciencia, eso de que le llamara “Isaías”
que sólo muy vagamente recordaba a su verdadero nombre hebreo, en una lengua
novedosa para el santo y paciente varón de otros tiempos, lugares y épocas que
diose a conocer a sus contemporáneos y connacionales levíticos con el
comprensible, natural y paisano –para ellos- nombre de Ieshaiáhu.
De tal forma
había quedado conmovido, sobrecogido e impuesto el Observador Sentado, antes de
tomar asiento, cuando leyó aquel cartelón sobredimensionado y pancarta
monumental, considerable y mayúscula, que volvió a leer el mensaje y pasaje
bíblico por si se hubiera confundido en su primera lectura rápida…
Pero no, de
todas, todas y sin duda alguna, sobre la fachada del templo de San Ginés de la
ciudad donde ocurren estos verídicos acontecimientos, ponía sin lugar a
equívocos y sin que pudiera negarse, en un perfecto castellano, muy bien
caligrafíado, xerigrafiado y en letras blancas purísimas sobre un inmaculado
azul celeste oscuro, muy adecuado si fuere otra la ocasión, el trance y el
anunciado aviso que traía estampado, el siguiente mensaje:
-“Se
manifestará la Gloria del Señor y todo el mundo verá la salvación de nuestro
Dios” Is (Ieshaiáhu) 40.5
-¡Sapristi!
–tornó a decirse para sí el Espectador Sentado, antes de tomar asiento, cuando
aún estaba ante el arco de entrada de la Iglesia de San Ginés-. ¡Es cierto que
lo pone! ¡No hay confusión posible!
A lo que
añadió:
-¡Ave María
Purísima y el Señor nos vala!
Y sin salir
todavía de su asombro, ni mucho menos, prorrumpió a exclamar en voz baja, para
que nadie resultara dañado al oír lo que a él mismo le había dañado tanto:
-¡A qué
extremos de decaimiento y envilecimientos de todos los conceptos, pero más de
los del espíritu hemos llegado!
Finalizando su
triste, amarga y acibarada reflexión con una aún más amarescente y dolorosa
conclusión:
-O tempora o
mores! ¡Qué tiempos, qué costumbres!, como escribió ya Marco Tulio Cicerón, en
su primera Catilinaria “Oratio in Catilinam Prima in Senatu Habita”. En su
discurso contra Catilina, que había intentado asesinarlo. En ella Cicerón
deplora la perfidia y la corrupción de su tiempo…
Y yo, a la vista
de un mural tan osado, tan audaz y hasta tan mucho irrespetuoso como éste no
puedo más que afligirme, dolerme y lamentar por las costumbres decadentes de
nuestros tiempos que a estos extremos nos han bajado, para oprobio, baldón y
vilipendio de nuestros desafortunado, nefasto, aciago y astroso siglo XXI…
Así lloraba y
se condolía, el Espectador Sentado, antes de tomar asiento, ante la visión del
cartelón inmenso que pendía del arco semicircular de piedra de la Iglesia de
San Ginés, que parecía la pobre criatura un nuevo Jeremías redivivo para
dolerse, apesadumbrarse y lamentarse por los errores y desviaciones en que
había incurrido nuestro pérfido, maléfico y dejado de la mano de Dios tiempo de
errores, descuidos, yerros y cabalgamientos sobre las herraduras de los caminos
errados y herrados por la inexactitud, la incuria y la desidia, cuando no por
el dolo, la trampa y el engaño de los sentidos.
-¡Oh,
Jeremías, Jeremías! –se decía para sí el Espectador Sentado, antes de sentarse-
¡Cuán poco viste y padeciste en tu época para lo que es corriente, moliente y
usual en nuestro desdichado tiempo, como ahora mismo puedo comprobar ante mis ojos
con ese impío mensaje que se ofrece al escándalo de la feligresía y de los
ciudadanos y ciudadanas en general, beatos y beatas todos y todas como están
llamados vocacionalmente a ser, pero no por este letrero maligno, enorme y
sinuoso!
Reflexionó un
instante el Espectador Sentado, antes de sentarse, mientras contemplaba el
rótulo de tela despiadado y engañoso sobre él, y al darse cuenta de que había
nombrado como “Jeremías” al augur y arúspice, recordó que ya este profeta
llamaba a los reyes y a los sacerdotes a que se arrepintieran de sus múltiples
pecados, porque tenían esclavizados a los seres sometidos a ellos, y les había
vaticinado que sus pecados serían castigados de la misma manera, siendo ellos
también -los reyes crueles y los sacerdotes impíos y falsarios- sometidos a la
esclavitud de pueblos extranjeros.
-¡Oh, piadoso
Jeremías, acaso el único hombre justo de tu tiempo, cuánta razón tenías acerca
de los vicios, corruptelas, perversiones y depravaciones en que habían
incurrido los poderosos de tus días, que acaso se parezcan como dos gotas de
agua a las deshonestidades e impurezas que cometen los poderosos del presente
en los nuestros!
Dicho lo cual,
tornó a leer el sobrecogedor mensaje que figuraba estampado en el cartelón
enorme de la fachada de San Ginés de aquella ciudad, que algunos dicen que se
llamaba Carriaca
y otros Vetusta Pétrea
y algunos más
pretenden que su nombre era Nueva Babilonia,
Vieja Sodoma y
Gomorra
y la Viejísima
Yerushaláyim
y más antigua
aún Carpetania del Río Dulce de las Piedras,
dicho esto
último en alfabeto celtíbero…
y se santiguó
de nuevo para apartar de sí los malos pensamientos y los pésimos espíritus que
pudiera haber pululando por el entorno y,
con abundante
lágrimas en los ojos,
que regaban
incluso las baldosas del pavimento,
se dijo en voz
baja, para no extender más la herejía pecaminosa, tan múltiple, que aquel
cartel propalaba,
lo siguiente:
-¿La salvación
de nuestro Dios?
Y repitió
mentalmente:
-¿La salvación
de nuestro Dios?
No daba
crédito a lo que leía.
-¿Es que su Dios
está condenado y debe salvarse?
Se horrorizó
más:
-O incluso
“ser salvado”. Con una voz pasiva que indicaría aún con mejor exactitud la
impotencia divina para realizar esa acción por sí mismo. Y no quiero entrar
aquí en cuestiones de género gramatical: lo diré de una forma neutra: ¿No puede
realizar dicha acción de salvarse o ser salvado… “per se”?
Se asombró
ante aquella confesión asomada hasta la fachada de un templo católico de la
ciudad de Carriaca, o Vetusta Pétrea, o Nueva Babilonia, o Vieja Sodoma y
Gomorra, o Viejísima Yerushaláyim
o más antigua aún Carpetania del Río Dulce de las Piedras, y, tras asombrarse,
no se arredró sino que continuó avanzando hacia el espeluzne, hacia el espanto,
hacia el horripile, el sobrecogimiento y el terror que le invadía a lo largo y
ancho de todo su ser.
¡Sapristi, Sapristi!
-¡SI ESTAS
COSAS SE dicen a las claras por fuera, que no harán a las oscuras y a las
lóbregas por las estancias, capillas y sacristías y salas de reunión y
planificación dentro de la Iglesia! ¡Sapristi!
-¿Sapristi?
–se preguntó a sí mismo el Espectador Sentado, antes de tomar asiento, mediante
uno de los lóbulos de su cerebro, en interrogación demediada que al parecer iba
dirigida al otro de los lóbulos de su mente-.
-Eso he dicho.
¡Sapristi! –le repondió el otro lóbulo, bastante más racionalista e entendido
en estas cosas-.
-¿Qué es
“sapristi”?
-¿Quieres
saber lo que es “sapristi”?
-¡Te lo ruego!
-Conforme, sea
como tú quieres, hermano lóbulo…
-¿Y bien?
-Sin meter
prisas, hermano, que aún prosigo aterrado, y eso no es nada bueno en estas
fechas de Navidad.
-Tate, tate,
folloncicos, de ninguno sea tocada que esta empresa de explicarme de dónde
viene la expresión “sapristi” para ti sólo estaba guardada. Expónmelo cuanto de
pete y plazca, hermano.
-Pues mira,
“sapristi” viene de la expresión de la lengua francesa “sacristi”, “Sacré Christ” deformado.
-¿Sapristi,
que tanta gracia nos hace cómo suena viene de algo tan solemne y sagrado como
“Sagrado Cristo”, “Sacré Christ”?
-En efecto,
deformado.
-Aquí está
claro que, al pasar de unas lenguas a otras las palabras y los conceptos se
deforman. E incluso dentro de un periodo de la misma lengua y otro periodo, al
correr de los siglos y de los milenios…
-Las cosas
cambian, las palabras se deforman y los conceptos no se expresan exactamente
igual, al reformularse una lengua o al pasarse desde una oriental a otra
occidental o desde una norteña a una sureña…
-Ya. ¡Terrible
problema para todo e inclusive para la Teología que debe partir de verdades
exactas e inmutables reveladas por Dios, sin las cuales el mundo, el cosmos,
las galaxias o incluso el propio Dios implosionarían desde su interior y
podrían quedar participes de algo distinto de los que eras o incluso
desaparecen en el espacio inexplicablemente.
-De hecho, las
reencarciones de dioses antiguos en otros dioses modernos son fácilmente
secuenciables, podemos establecer la trazabilidad de casi todos los dioses
olímpicos de todas las culturas, y también podemos asistir al momento en que
algunos otros implosionan, estallan y se transforman en polvo de recuerdo de lo
que habían sido: nada, pero brillante en la memoria de las gentes.
Monumental destrozo teologal
-Y QUÉ
ABERRACIÓN DEFORMANTE crees que se ha producido para que una iglesia católica
se atreva a sacar una pancarta tan enorme como esa a la fechada central de su
iglesia, sin que al parecer nadie de la jerarquía haya detectado el monumental
destrozo teologal que acaba de perpetrar con ello.
-Es que no es
sólo un monumental destrozo teologal, sino que hay muchos reunidos, como
producto de la incuria de quien escogió esta frase o como producto de su escasa
formación bíblica antigua.
-¿Es cierto
que hay más herejías en esta frase de simple anuciación de un nuevo ciclo anual
que está a punto de comenzar?
-Tantas
herejías juntas como quieras encontrar. .En realidad, lo que el profeta Ieshaiáhu, rebautizado como Isaías por
los gentiles muchos siglos después, sin que el difunto Ieshaiáhu. pudiera hacer ya nada desde la tumba expuso en el siglo
VIII antes de Cristo ha recibido tal cantidad de trasladas de leguas e
interpretaciones que apenas tiene nada que ver entre lo que se escribió en
hebreo antiguo, en su traducción moderna, en su versión griega, a su paso a
lengua latina, y finalmente, cuando desemboca en las lenguas tomances modernas
que también continua s evolución a lo largo de los siglos…
-Pues ¿Qué dice
exactamente el profeta Isaías?
-En realidad
lo que de verdad dice el profeta Isaías en el pasaje 40:5 es lo siguiente:
.”Se manifestará la gloria de Jehová, y
toda carne juntamente la verá, porque la boca de Jehova ha hablado.” Is (Ieshaiáhu) 40.5,
Y no lo de más
abajo, donde podrás apreciar claramente las discordancias, aunque se atribuye
al mismo prestigioso emisor y el mismo prestigioso Libro de Libros que, por lo
que se ve, cambia más que un libro de mago:
-“Se manifestará la Gloria del Señor y todo el mundo
verá la salvación de nuestro Dios” Is (Ieshaiáhu) 40.5
En la primera línea es la gloria de
Jehova la que se manifiesta y se asegura
que toda la carne la verá porque la bova de Jehova ha hablado.
En la segunda frase que ya ha hecho
el recorrido desde el hebreo hasta el espsñaol la Gloria del Señor se
manifiesta y todo el mundo podrá ver la salvación de nuestro Dios.
-También puede sobreentenderse “de
nuestro días”.
-En efecto, puesto a sobreentender
y a interpretar, cabe interpretar lo que guste o convenga. Yo me limito a leer
una traducción aprobada por la Iglesia.
-Ya.
-Y aún así no
dice gran cosa.¿Quedaría todo lo
demás, precisar cuándo ocurrirá esto y en qué modo?’
-En realidad,
las buenas nuevas como las malas noticias de la Biblia nunca son precisas,
juegan a la ambigüedad de las fechas y de los acontecimientos.
-Así es.
-Lo que para uno de sus exégetas ya ha
ocurrido, para otro todavía, no, o bien no ocurrirá del modo esperado sino de
otro modo muy distinto.
-Es lo que se
suele conocer como el misterio bíblico, esa pátina de vejez y polvo a la
palabra de Dios, para que estando muy oculta por distintos celajes ennegrecidos
no pueda estar al alcance de unas cuanto advenedizos sino sólo de los sabios
que controlan el poder.
.No está mal
pensado.
Por otra
parte, hay que dice que si existen tantas sectas y tantas interpretaciones y
tantas escisiones en la Iglesia de Cristo es porque los sacerdotes no tienen
apenas que trabajar, fuera de sus ritos litúrgicos….
-¿A qué te
refieres?
-Por eso
dedican tanto tiempo a elucubrar nuevas teorías, cada vez más extrañas, que
triunfan y son aceptadas o no, pero en ambos casos sin necesidad de probarlas,
sólo porque se incorporan o se rechazan al corpus de las verdades de fe por
parte de la jerarquía que quiera pasar a la historia con un hallazgo teológico
más, que gloríe su nombre de prelado en el futuro.
-Es un camino
hacia la santidad, y éste en concreto, hacia la santidad con renombre: un nuevo
misterio que meditar, por parte de los feligreses que quieran quebrarse la
cabeza, y a cambio, nombradía eterna de teólogo agudo.
-Dicen que es
verdad que por falta de trabajo real, que no tienen, cuando un rabino está
hablando con otro en la esquina de una calle, es seguro lo que están haciendo,
sin necesidad de acercarse al grupo, esto es: discutir sobre este o aquel pasaje de las Sagradas Escrituras.
Y, sin que ninguno de ellos esté
dispuesto a admitir error ninguno en la interpretación dispar que cada uno
extrae del mismo texto.
-Pues lo mismo
podría decirse de un grupo de sacerdotes cristianos que si no acaba en reunión
de herejías incompatibles, será porque el poder exige por algún motivo que se
pongan de acurdo las doctrinas, y entonces se amoldan al capricho del poder las
doctrinas imperantes, a fin de que el poder político siga sosteniendo el culto
en su carísima iglesia.
-Más los sueldos
del personal y el mantenimiento de imágenes y templos, que como sabemos es cosa
que cuesta un ojo de la cara y Dios no quiere perder ninguno de los ángeles que
ya tiene, dedicándolo a estos menesteres, ni tampoco crear de la nada una
legión de ángeles albañiles, a fin de alzar y reparar las casas divinas que se
necesiten para el culto adecuado del Ser Superior.
Traducir la letra, traicionar el
espíritu
POR OTRAS
PARTE, EL problema de las traducciones es irreductible… ¿Cómo saber lo que
predicó Joshua de Nazaret si resulta ser un ágrafo funcional que no escribió
sus enseñanzas, sino que las predicó en idioma arameo, es decir, una lengua ya diferente de comprender para los puros
hebreos, que les parecía algo extraño que quien se decía el Hijo de Jehová se
expresare en una lengua regional poco prestigiosa y no el hebreo que cabía
suponerle a un judío culto.
Y que no
escribió ninguno de sus sermones, probablemente porque no sabía expresarse por
escrito, debiendo quedar esta delicada función ya en manos de segundos o
terceros, con los riesgo de no entender lo que se debe transmitir, y de
efectuar cambios voluntarios y deliberados por diferentes intereses o
espontáneos y debidos a la diferente estructura de las lenguas, según se
traduce el texto divino de una lengua humana a otra lengua humana, tan suyas
todas y tan peculiares y distintas.
–Yaakov Bar Yosef Akui di Yesua,, Santiago, hijo de José, hermano de Jesús,
dice una inscripción de la época en perfecto arameo que es la lengua que
hablarían los tres familiares, “el padre Yosef, el hemano Yaakov y hermano de
Jesús”.
-¿En qué
posición deja eso a la Virgen María, querido lóbulo izquierdo de mi inteligente
cerebro?
-Deberías
decírmelo tú a mí, lóbulo derecho, que sabes bastante más que yo de estas
cuestiones… Pero no es ese debate el que nos plantea el cartel en una iglesia
católica que acaso esté pensando su propia reforma doctrinal en el credo genérico, lo cual sería
interesante saber cómo evoluciona y cómo interactúa con las creencias oficiales
de la Iglesia española.
.¿Una reforma
doctrinal que parta de la existencia de un dios condenado que se debe salvar a
partir del nacimiento de un Niño bonachón?
-Habría que
suponer que Dios padre ha cometido algunos graves errores o pecados en su
infinita y tan compleja actuación, y se necesita un cordero de Dios que se
sacrifique por el para que Dios pueda verse salvado.
-Es una
interpretación muy sugestiva… Pero habrá que esperar a que el equipo de
teólogos que ha apunado esta teoría, probablemente basada en profundos estudios
bíblicos, de a conocer todas las variantes de esta nueva Teología que acaso
coloque a esta ciudad a la cabeza de los logros de la teología mundial,
trayendo grandes beneficios para muchos sectores de la ciudad, empezando por la
hostelería y el turismo.
-No corras
tanto y menos hacia términos crematísticos… ¿Qué es lo que tenemos en estos
momentos, concretamente?
-Que Dios
necesita su salvación, que le mundo la verá y que así se manifestará la Gloria
del Señor, que es la única cosa que parece estar confirmada en el texto original hebreo y en el texto castellano que
han situado sobre el semicírculo de entrada de la Iglesia de esta ciudad.
¿Una herejía local o una conspiración
internacional impulsada por China o Rusia?
-¿Y SI FUESE
UNA imitación de las 95 tesis que Martín Lutero clavó en una puerta de la
Iglesia de Todos los Santos de Wittemberg, en la Sajonia alemana, dando inicio
a la reforma luterana?
-¿La iglesia
de San Ginés foco de un segundo movimiento de reforma de la curia europea a
través de 95 pancartas colocadas una tras otras para corregir a la teología
oficial y a la línea oficialista vaticana?
¿Y era un
movimiento de reforma cuyo origen era local, alcarreño, y se tratababa de la
primera manifestación de un simulacro mayor quizá alentado y financiada desde
China o desde Rusia para debilitar, enfrentar y a la larga aniquilar los
valores de la civilización occidental?
-Tal vez, tal
vez. Y se ha buscado la paz de estas noches para ir colocando las pancartas
rompedoras a la curiosidad de las gentes, sin hacer ruido todavía, hasta que
pasadas las fechas el debate de abra de un modo más organizado, general y
mundial su preciso fuere.
¿Qué otras
contradicciones teológicas aprecias en la pancarta?
-Pues traducir
el hebreo Jehová, por el cristiano el Señor, que parece que Dios de repente se
ha hecho de los nuestros, habiendo sido durante toda la eternidad de “los de
ellos”.
-Sí, curioso
caso, sólo por el mero hecho de cambiar el nombre bíblico por otro que le
conviene más al que se lo cambia.
-“Y toda carne
juntamente la verá la gloria de Jehová”,
-“Todo el mundo verá la salvación de
nuestro Dios”. “Todo el mundo” por “toda la carne juntamente” y “la salvación
de nuestros Dios, por la gloria de Jehová”.
En fin el
traductor que mete mano a un texto lo traiciona, casi inevitablemente, y más si
procura hacerlo para aclarar más lo que cree que debe aclararse o oscurecer
mejor lo que creo que no debe entenderse de tal forma esquiva.
-Va a ser
cierto que si los rabinos y los sacerdotes y obispos trabajaran más en lugar de
ponerse a leer creativamente las Escrituras Sagradas, estas se encontrarían
muchos menos manipuladas en nuestros días, que para que no ha habido siglo ni
época que no haya tenido que reescribir lo que, acaso, ni siquiera se dijo en
el sentido que hoy suponemos sino ya entonces en el contrario.
El Observador
Sentado, antes de sentarse, dejó de hablar entre los dos lóbulos de su cerebro,
como si fuese un varón demediado, y decidió acercase hasta la fachada de la
Iglesia de San Ginés. Colgaban de ella otros carteles, que también darían mucho
que hablar:
“Ven a tu parroquia. Es tu familia” le hacían
decir a un retrato alargado de un varón moreno alargado que representaba ser Josua
de Nazaret…
Pero en ningún
lugar aclaraban que en dicha ya constituida familia había padres –“a nadie
llaméis ´padre´ sino al que está en los cielos, dejó dicho Jesús de Nararet-,
hermanos, tíos, tías, y por abajo, primos y primas –en todos los sentidos de
estas palabras-, aspirando a subir en la pirámide familiar, lo cual como todo
el mundo sabe es físicamente imposible, porque una pirámide que deja escalar mucho
a su base, pierde equilibrio, cae y se destruye: el voto de obediencia hará el
resto, no es una familia, es una casta piramidal.
A la derecha,
otro cartel rectangular colgaba mostrando una custodia con una hostia
consagrada reluciente dentro y un pasaje bíblico que indica “El Maestro está
ahí y te llama” Juan, 11-28.
Pero si se va
a ese pasaje bíblico hay dos personas reales, las hermanas Marta y María y es
Marta quien le dice a María: “El Maestro
está aquí y te llama”.
Estaba, en la
casa de Marta y María, iba a hablar, con su propia voz, sin traducciones
interminables, sin interpretaciones continuas, directamente… Puesto sobre el
muro derecho de la fachada de San Ginés, era un señuelo más, no un hecho
comprobable como el que se nos narra en las Sagradas Escrituras, fuese escrito
por Juan o por quien fuese escrito su evangelio; pero aluden a un hecho que se
presume real, no a una simbología que deba aceptarse por verídica.
El Observador
Sentado, antes de hacerlo quiso adentrarse en el templo de San Ginés, a ambos
lados de la entra sendas mesas disponían un nutrido grupo de sobrecitos para
limosnas con que cubrir las varias necesidades de la parroquia: sobres de color
marrón para esto, sobres de color marrón para aquello, sobres de color blanco
para aquel otro objetivo y para el otro, más el cepillo de ofrendas para la
Iglesia que, si uno se fijaba bien, ya no era un cepillo grande de madera, como
antaño lo había sido, sino una caja de caudales con su combinación numérica y
todo.
Inclusive se
ofrecía el método de auxiliar a la Iglesia en sus necesidades económicas
mediante el novedoso método del BIZÚN, un medio electrónico de pago para el que
estaban habilitadas las aplicaciones pertinentes y que ofrecían la novedad de
procurar un descuento en la Declaración de la Renta del siguiente ejercicio.
-Descuentos de
Navidad… ¡Es asombroso a qué ritmo se moderniza la Iglesia en sus medios de
cobro tanto como es comprensible que mantenga la voz de los profetas y la voz
de Jesús de Nazaret silenciada en todo aquello que va contra la jerarquía
eclesial y contra el poder real e imperial constituido, palabras hoy
silenciadas e interpretadas a modo de los sapientes y que entonces, en tu
tiempo, al nazareno le costaron la vida!
A la salida
del templo, una gitanilla de las que venden almanaques desparramados por el
suelo, a la parte derecha de la puerta de entrada de la Iglesia -¿de qué país
vendrían esos almanaques, de dónde habrían salido esos diseños millones de
veces visto, qué esclavos en talleres ocultos de que ignotas ciudades los
habrían impreso día y noche, quizá por la mala comida, en qué furgoneta sin
papeles y casi sin ruedas los habrían traído a España, por la noche-, ofrecía
su mercancía a los viandantes:
-¡Almanaque!,
¡compre un almanaque, señor!, ¡cualquiera, cualquiera…! ¡Antes de que venga la
policía!
Y luego
añadió:
-¡Le ofrezco
dos por uno, señor, dos por uno! ¡Estamos en Navidad!
“Descuentos de
Navidad”, volvió a decirse el Observador Sentado, mientras se dirigía al banco
desde el cual había empezado esta narración, cerca de la entrada del Mercado de
Artesanía Navideña que el Ayuntamiento había montado para aquellas fechas.
A partir de
ahora, el Observador Sentado pensaba concentrarse en lo que sucedía dentro del
recinto del Marcado de Artesanía, que no era poco ni anodino, por cierto, sino
sobremanera extraño y sorprendente.
-Este
descuento de Navidad no será el único que me propongan antes de que termine la
jornada. ¡Seguro!
(Continuará la narración y dará un giro inesperado,
con duendes, hadas y sátiros endemoniados… en Navidad)
COMENZARÉ
REPRODUCIENDO Y ANALIZANDO un villancico, apropiado para estas fechas, que
circula anónimamente por internet y que, a mi modo de ver, aclara algunas cosas.
El villancico prueba que no hay división posible entre las provincias de
Castilla la Vieja y de León, o con Santander o con Logroño, o entre Madrid y
Segovia o Guadalajara, o entre Ávila y Toledo porque… en la división provincial actual –la de 1833– se mezclaron a voleo tierras de una provincia en las de la otra de
al lado (o no de al lado).
Por ejemplo de la provincia de Toro (hoy inexistente) integraba en su interior, antes de 1833, a la provincia de Palencia y a la parte sur de Santander (concretamente la zona de Reinosa), mientras que Burgos llegaba hasta el mar de Santander y Burgos también compartía la provincia de Logroño (inexistente) con la de Soria.
Obsérvese
en este mapa que muestra las ciudades
con voto en Cortes de Castilla y los territorios que representaban cómo la
verde provincia llega hasta el mar y comprende media provincia de Logroño (la
otra media es Soria) y cómo la provincia de Toro incluye a la actual de
Palencia y la parte de Reinosa que hoy han desligado de Castilla.
Doy
paso al villancico aclaratorio:
MARIMORENA DE CASTILLA ENTERA
Entre Toro y
Tordesillas
no haya límite
ninguno…
Toro hablaba
por Palencia;
en las Cortes,
su tribuno.
.
Y luego Toro
también
por Reinosa era
montuno,
entre su
provincia estaba…
¡Toro y Reinosa
en consuno!
.
Pero, ¿qué me
va diciendo
algún medio
bien tontuno
que entre Toro
y Tordesillas
busque lindero
ninguno?
.
O, igual que, con
La Montaña
-que es
territorio que encuno
como cuna de
Castilla-
haya
distanciarse alguno.
.
¡Ande, ande,
ande,
la marimorena,
qué bien que
estaría
toda Castilla
entera!
.
Y si de Ávila y
Segovia
salen pueblos
más de uno,
para hacerlos
de Madrid,
siendo solar
carneruno…
.
Y pasan otros a
Toledo
entre pinar y
aceituno,
¿por qué el
pueblo de Castilla
no es por
siempre… siempre uno?
.
¡Ande, ande,
ande,
la marimorena,
qué bien que
estaría
toda Castilla
entera!
.
Quien este canto
lo cante
se va haciendo
más toruno,
más valiente y
más Castilla…
Deja de ser
ovejuno.
.
¡Ande, ande,
ande,
la marimorena,
qué bien que
estaría
toda Castilla
entera!
.
Desearía
completar la información que aporta el villancico son estas notas:
NOTA
1: Todas las taifas castellanas son inventados engendros, todas las taifas castellanas.... pero como además tienen tierras de
unas provincias en las otras provincias… LA ÚNICA SOLUCIÓN HOY se llama Consejo de las Comunidades Castellanas.
En
los 80 la solución habría sido hacer una Comunidad autónoma llamada CASTILLA,
pero eso lo impidieron los separatistas catalanes y vascos, y lo ejecutaron sus
SIERVOS dentro de Castilla para hacerlo: todos los demás partidos, desde el
primero al último, que SIGUIERON LAS ORDENES DICTADAS POR LA PERIFERIA
anticastellana.
NOTA
2: No te dejes engañar, amigo lector, por los partidos políticos (cualquiera o
todos), Castilla es la misma, es grande
-y unida es fuerte- y además en realidad son iguales provincias superpuestas.
NOTA
ÚLTIMA: O dicho de otra forma, los políticos de OTRAS PARTES, MIENTEN para
agrandar sus tierras o comunidades. Los políticos CASTELLANOS NOS MIENTEN para
empequeñecer Castilla, y además por
orden de aquéllos.
2.
Y ahora añadiré una composición más, en homenaje a mi admirado Miguel Delibes,
aunque debo informar a quien le interesen estas cosas, que el soneto se me
ocurrió hace un par de noches, contemplando uno de los cipreses de la fachada
de San Ginés (Guadalajara), el cual efectivamente se movía en su parte
superior, como un mástil de embarcación navegando por un mar oscuro y sin agua.
LA NOCHE DEL CIPRÉS ES PROLONGADA (A
Delibes)
A Miguel Delibes, mi Cervantes particular del siglo XX,
en respuesta a una duda –duda: uno de los nombres de
la inteligencia- que él mismo albergaba y que deseaba
CENSURA, DELIBES, J. PÉREZ, CASTELLANIDAD
EN LA HISPANIDAD
LOS
ACONTECIMIENTOS SE ACUMULAN sobre la fechas y al alzar esta columna de
GuadalajaraDiario son muchos y variados los temas sobre los que podrían tratar,
si mi espacio fuera ilimitado.
A/ Moción de censura
PERO
NO LO ES. Por eso, apenas me ocuparé de la moción de censura que estos días se
ha debatido en el Congreso de los Diputados. Santiago Barra y Jesús Orea
saben más de estas cuestiones políticas que yo, por lo que los lectores de este
medio están perfectamente informados de ellas a través de estos compañeros de
tribuna.
Yo
sólo recordaré una frase del debate que ha quedado en mi memoria, y que ni
siquiera sé qué interviniente pronunció, dado mi desapego total de la política.
Pero la frase resuena en mí todavía mientras escribo estas líneas:
-Cuando un periodo histórico termina en una
Guerra Civil, ello supone el fracaso de todos los dirigentes políticos que
intervinieron en aquel periodo.
Pues
parece cierto…
Incomprensible,
pues, que se siga admirando y loando la década de los años 30 del pasado siglo
–necia y perversa como pocas en la Hª reciente de España- y que, sin embargo, se procure enterrar la
Transición de los 70 y 80.
La
Transición es un ejemplo mundial de reconciliación y de sabiduría que supieron
dar los integrantes de aquella generación errada de los 30, para cuarenta años
después convertirse en una generación –ya muy mayor- que supo rectificar y reconciliarse, mediante la primera Constitución refrendada por la población de la Historia de
España: la más democrática de ellas, por éste y otros motivos, la de 1978.
Y eso lo digo yo, que ajeno a la política pero simpatizante del raciocinio y de la reflexión, la he criticado profundamente en 4 o 5 de mis libros (algunos muy voluminosos). Y que puedo hacer sobre ella, muy brevemente, una crítica tan sucinta pero tan dura como la que aquí expongo:
Pues pese a ello, es infinitamente más memorable el éxito colectivo de la Transición de finales de los 70 que el fracaso colectivo de todos los dirigentes políticos de los años 30.
B. Delibes
EL
VALLISOLETANO MIGUEL DELIBES, el escritor más importante de su generación, pese
a que no tuviera avidez de premios y reconocimientos literarios (aunque acabó
ganando todos los posibles españoles) cumplió el 17 de octubre de 2020 los cien
años desde su nacimiento.
Con
este motivo, Valladolid le ha levantado una estatua a doscientos metros de su
casa natal.
Tuve
el inmenso honor de que el propio Miguel
Delibes llevara mi primer libro a TVE, el cual publiqué en nuestra
Guadalajara –Prialsa- a mis 25 años, y que allí se lo mostrara a las cámaras y
me dedicara tales elogios –¡él a mí!-, como puede comprobar quien busque en
internet el programa “Esta es mi tierra,
Valladolid y Castilla. Miguel Delibes”.
Después
me honró con su amistad, la amistad de un maestro con un jovencito y mero
aprendiz, e incluso aceptó prologarme la segunda edición de aquel libro, con un prólogo denso, exacto, preciosista y
atinado, sobre la cuestión que a ambos nos dolía: la destrucción y la despoblación -el vaciamiento demográfico de
Castilla, diríamos ahora-, que fue deliberado y planificado. Aunque de él y
de ello, como de nada que se refiera a Castilla, no se hable en los medios de
comunicación.
En señal de respeto y admiración a la obra de Delibes, escribí ese mismo día este poema este poema a Delibes, que ahora ofrezco a los lectores de GuadalajaraDiario.
EL
8 DE OCTUBRE de 2020 murió en Burdeos, el historiador francés Joseph Pérez, un
hispanista que, más exactamente, fue un castellanista nacido en Francia…
Porque
lo que NO hay ni se deja que haya en España, castellanistas, es jardín de abundante flora que brota, se abre, se
desarrolla y prospera en abundantísimo número allende nuestras fronteras, dado
el potentísimo patrimonio cultural e histórico que ofrece Castilla para ello.
¡Inagotable!
“La Revolución de las Comunidades de
Castilla”, el libro de 1970 publicado en francés, y prohibida su traducción
al castellano hasta 1977, nos abrió los ojos tempranamente a quienes
manejábamos los rudimentos del francés para abrirlos desmesuradamente ante lo
que allí se nos decía y probaba con todo tipo de documentos…
Las
Comunidades de Castilla (1520-1521) habían sido una Revolución, y además la Primera
Revolución Moderna o Contemporánea, como queramos considerarla, anterior en
250 años a la Revolución americana y a la Revolución francesa. ¡Nada menos!
Y
nos había dejado, además de unos hechos bélicos, más o menos rememorables, un
cuerpo doctrinal inconcebible y adelantado a la Edad Contemporánea, la Constitución de Ávila de 1520, que los
comuneros llamaron “La Ley Perpetua” o
Constitución de Ávila.
He compendiado poéticamente estos hechos en esta elegía que estrené en GuadalajaraDiario, tras conocer el fallecimiento del castellanista francés:
TAMBIÉN
EN ESTAS FECHAS previas llegó el Día 12 de Octubre. Esto es, uno de los más
destacables de la Historia de la Corona de Castilla.
No
el más glorioso, porque estamos celebrando ahora (o deberíamos), por ejemplo,
los 500 años de la 1ª Circunnavegación del Mundo, que en tres años realizó una
flotilla de 5 barcos sobre todos los cuales ondeaba –como sobre las tres
carabelas de Colón- el pendón cuartelado
de la Corona de Castilla.
Pues
bien, habría mucho espacio histórico para hablar de la Castellanidad y de la
Hispanidad, y del 12 de octubre… Pero como espacio físico no me va quedando,
expondré en verso lo que podría desarrollarse mucho más, pero que de forma
rimada parece que queda más epigrafiado sobre el mármol digital de esta
columna…
Hasta
nuestro nuevo encuentro, amigos lectores.
CASTELLANIDAD,
UNO DE LOS SOPORTES NECESARIOS PARA
ESTABILIZAR EN SUS VARIOS PIES LA HISPANIDAD
EN EL EL
ANTIGUO RÉGIMEN VIGENTE o Régimen Señorial de hoy o Despotismo sin Ilustración actual
bajo el que permanecemos, sin haber pasado del siglo XVIII, pero sin las
aportaciones ilustres y deslumbrantes de aquel siglo al pensamiento, el Indulto
a un o unos delincuentes políticos y económicos juzgados y condenados vienes a
ser lo que a continuación se dice con alguna eufonía, pero sobre todo con
bastante veracidad.
EN 2015
PUBLIQUÉ UNA NOVELA sobre la ciudad de Guadalajara –solamente, sin deambular
más que por sus calles, no por otros lugares de la provincia- de la que siempre
me he sentido complacido y satisfecho. Acabo de releerla, y he modificado mi
opinión en este siguiente sentido:
“Viaje por
Guadalajara” me parecía una novela compleja y de difícil lectura, porque mezcla
la prosa y el verso, y éste último en grandes proporciones.
Me relectura
actual ha prestado atención sólo a la parte en prosa –prescindiendo de las
numerosas interrupciones del verso- y entonces ha aparecido ante mí una narración ágil, gráfica y representativa,
que me ha permitido revisitar una ciudad de Guadalajara que reconozco
perfectamente y por la que “se viaja”, de capítulo en capítulo, “viendo” y
“contemplando” los monumentos, las calles, plazas y avenidas, los comercios,
bares, restaurantes y parques de esta ciudad arriacense.
Y además, el
lector va encontrándose con personas más o menos conocidas de las ciudad,
algunas de ellas citadas por sus nombres, y otras descritas físicamente, aunque
sin mencionar sus nombres.
Voy a publicar
íntegro el inicio y primer capítulo de la novela, que comienza en el Palacio del Infantado, a ver si les
suena en esta descripción a los lectores… Y también ofreceré a continuación sendos
enlaces al capítulo II –dedicado a la estatua
en bronce del Cardenal Mendoza, que está en una esquina del Infantado- y al
capítulo III –la iglesia de Santiago
Apóstol-.
Me parece una lectura apropiada para estos días veraniegos por los que todavía transitamos…
CAPÍTULO 1.
ANTE, BAJO, DESDE Y SOBRE EL PALACIO DEL
INFANTADO
ANTE LOS OJOS DEL VIAJERO, que ha
recitado estos versos, ha ido apareciendo la fachada principal, de estilo
gótico tardío, del Palacio de los duques del Infantado, de Guadalajara. Nos
encontramos enfrente de ella, poco después de las diez de la mañana de un día
agradable, ya menos caluroso, de finales del mes de agosto.
Hay viandantes
que transitan en una y otra dirección. Algunos entran al palacio, pues sus
puertas se hallan abiertas, viéndose en parte el patio de los leones del
edificio ducal.
El tráfico de
la ciudad es sosegado, soportable, intermitente. Hay automóviles que vienen,
sobre todo, por la Avenida del Ejército y, al llegar a la altura del Infantado,
se desvían a derecha o izquierda. Unos, hacia la calle Miguel Fluiters, en
dirección al centro de la ciudad; otros, en cambio, hacia la calle Madrid, que
baja a la estación de ferrocarril y a los polígonos industriales.
El Viajero,
que frisa los cincuenta años, de pelo entrecano, algo grueso de cuerpo, más
alto que bajo, y que semeja ser una persona apacible y reposada, se queda
contemplando un buen rato la fachada gótica del palacio del Infantado y piensa
que en materia de ornamentar la portada de un edificio mediante piedras en
pico, estos puros clavos o puntas de diamantes engastadas en trece hileras
góticas son sin duda uno de los bravos lujos áulicos de España.
Esos clavos
decorativos, a la luz de la mañana, aparentan ser las cumbres puntiagudas de
unos montes horizontales, iluminadas más bien por su vertiente este, mientras
que, al otro lado de las puntas de piedra, la noche de las sombras todavía
bosteza con notable negrura y lobreguez, como si le costara despertarse y
abandonar del todo la opacidad de las tinieblas en que ha pasado las horas
atezadas y brunas anteriores.
No obstante,
la fachada del Palacio de los duques del Infantado se va constituyendo ya, como
cada día, en un deslumbrante motivo de atracción para los oriundos de la ciudad
y para los turistas, los cuales, inevitablemente, elevan los rayos de su mirada
hacia tales diamantes de piedra engastados en el edificio.
El palació se halla coronado de parte a parte por una galería gótica corrida donde se alternan los balcones de arcos prodigiosos, a los que sólo les faltan las damas que se asomen por ellos, con los garitones saledizos del mismo estilo, para que el resguardo y protección de los vigilantes o centinelas de la casa-fortaleza.
A esas horas de la mañana, ya hay turistas saboreando y disfrutando esta maravilla en piedra que edificó el genio del pre-renacimiento que se llamó Juan Guas, y allí se quedan contemplándolo durante un buen rato, con la expresión más de pasmo, asombro y aturdimiento por la belleza que es capaz de crear el ser humano que de indiferencia o desafecto.
El Viajero se para a contemplar los velludos hércules que sostienen las armas de los Mendoza y Luna, en honor a su constructor, Íñigo López de Mendoza, segundo duque del Infantado, los cuales dos velludos y gigantescos varones, están puestos en dicho lugar y función, como seres prehistóricos, para expresar la antigüedad del linaje cuyas armas portan.
Los dos
gigantes, más bien dan la impresión de acabar de subirse a las grandes columnas
que los sostienen, a ambos lados del portón de entrada, después de haber
ayudado a los operarios humanos de la madrugada a remachar la faena de los
clavos, para que todo estuviera previsto y concluido al despuntar los primeros
rayos de la mañana.
Bajo la
protección de las sombras que el zaguán o vestíbulo del palacio le ofrece,
entre el portón de entrada exterior y el postigo o puerta pequeña que da acceso
verdadero al interior de la suntuosa residencia, el Viajero se adentra en el
patio de los leones del palacio.
Lo que se encuentra, cuando llega al otro lado
del vestíbulo, es una doble arquería que semeja un bosque de arcos góticos en
doble curva ascendente; en la arquería inferior, dos leones rampantes caminan
hacia la cima de cada uno de los arcos; en la superior, son los alados animales
mitológicos llamados grifos, mitad águilas, mitad leones, quienes realizan esa
función de escalar por parejas los arcos.
Pero los
leones no prestan atención ninguna al ascenso por la arquería que están
acometiendo. Al contrario, a quien otean fijamente, contorsionando con
violencia sus cabezas para mirarlo de frente, es a todo aquel visitante que
entra en el patio, el cual es afluente inmediato de sus miradas, que lo
escrutan y escudriñan detenidamente, examinándolo con detalle.
Se trata de
veinticuatro leones en piedra gótica que atisban al Viajero desde lo alto. A
diente abierto. En hostil facies nada sonriente. Dulces o fieros o tristes o
fatuos o burlones, diversos en ojos, en gesto y en facciones, pero todos ellos
amenazantes, aunque de una belleza tan gloriosa como sólo el estilo gótico
puede darnos.
La inquietante
arquería superior otra distinta alarma alada implanta, los puntiagudos grifos
giran también la cabeza hacia el visitante que se aventura a adentrarse en el
patio. El cuerpo es de león, de águila sus semblantes. Esta galería cimera es
quizá aún más bella que la de los leones, por encima exactamente de ellos.
Torvo el pico, la garra y el ala amenazantes de cada uno de los seres
mitológicos de piedra entre dorada y blanca.
El Viajero
piensa que, aunque la belleza del lugar es deslumbrante a aquella primera hora
de la mañana, nadie debería pasar en semejante patio una noche entera, a solas.
“Seguro que espanta cruzar por entre las tinieblas de la noche aquí dentro,
pernoctar entre su negrura”, se dice para sí, “uno se imagina que las fieras
quizá bajen de las columnas, dueñas de las sombras, y paseen por el patio,
abriendo sus rugientes gargantas”.
“Y que tan
sañudas aves sobrevolarán la intemperie misteriosa de unos cielos opacos,
rasgando con sus garras las cortinas de las sombras entre un sobrecogedor y
estruendoso aleteo, quedando expuesto quien aquí esté, bajo rugientes fauces y
alas, a los carnívoros rugidos y a los picos en vuelo que estas columnas y
arquerías guardan durante el día”.
“No, no
quisiera pasar una noche a solas en el patio rectangular, alargado del palacio
gótico isabelino de los duques del Infantado, en Guadalajara”.
Desde casi el
centro geográfico del rectangular patio de los leones del palacio del
Infantado, de Guadalajara, más largo que ancho, a esas horas luminosas de la
mañana un guía turístico, alto, treinteno, con barba recortada y ademanes de
conocer muy bien lo que dice, está señalando, a un grupo de unos quince
visitantes que le rodean, una delgada y prolongadísima banda o estela tallada
que desde allí se divisa.
La estela
tallada sirve de separación entre las pezuñas de los leones y el remate de los
arcos dobles, formados por siete lóbulos cada uno, y lleva inscrita, en
hermosos caracteres góticos y gustoso castellano que aún tiene por doblar la
esquina lingüística del siglo XV, la siguiente ondulante leyenda:
El yllustre señor don yñigo lopes de mendoça
duque segundo del ynfantazgo, marqués de santillana, conde del rreal e de
saldaña, señor de Mendoça y de la Vega, manda faser esta portada. Año del
nascimiento del nuestro salvador Iesu-cristo de MCCCCCLXXXIII años… Seyendo
esta casa edificada por sus antecesores con grandes gastos e de sumptuoso
edificio, se puso toda por el suelo, y por acrescentar la gloria de sus
proxenitores y la suya propia la mandó edeficar otra vez para mas onrrar la
grandeza de su linaje. Año myl e quatrocientos e ochenta y tres años.
El Viajero,
mientras recorre las distintas dependencias abiertas del palacio, donde halla
muy interesantes frescos renacentistas, ya del siglo XVI, con escenas bíblicas
y mitológicas, y una exposición bibliográfica sobre la provincia, prosigue con
sus meditaciones personales, que es a lo que esencialmente ha venido a
Guadalajara, a reflexionar sobre sí mismo y a poner en orden algunas cuestiones
sobre su vida que necesitan ser revisadas.
Una cámara
cinematográfica que estuviera grabando en estos momentos la escena que
comentamos, además de rodar la planta baja y el primer piso del Palacio del
Infantado, de Guadalajara, iría recogiendo también el color bermellón de las
paredes, en uno y otro piso, y efectuando un barrido muy rápido iría
registrando horizontalmente la facies inquietante de los leones, mostrando sus
muy distintas expresiones de aviso y advertencia, para a continuación enfocar
la arquería mitológica de los grifos, pasando de aquellos más claros e
iluminados por el sol a los que, estando todavía en sombras, conservan mejor la
negrura propia de la noche de la que aún están desperezándose.
Posteriormente,
a partir de un primer plano de la cabeza, dorso y alas de uno de los
amenazantes grifos, la cámara cinematográfica se iría elevando hasta tomar un
plano medio del mencionado patio, ligera, oblicuamente picado de arriba hacia
abajo, que captara al grupo de turistas en el centro del patio, rodeando al
guía, y a un hombre que frisa los cincuenta años, de pelo entrecano, que semeja
ser una persona apacible y reposada, separado del anterior grupo por muy poca
distancia.
Por último, la
cámara ejecutaría una rápida ascensión hasta recoger una panorámica general de
los aleros y saledizos del patio, de los primeros tejadillos de color rojizo,
del tejado general del palacio-mansión…,
Y luego
tomaría ya una panorámica general de los jardines y corralizas del mismo, que
casi triplican su extensión, incluido un central laberinto de altos sotos que
trazan figuras geométricas para el solaz, en su momento, de las damas y
caballeros del palacio y, en estos tiempos, de todos los visitantes que tengan
a bien acercarse hasta el mismo para disfrutar de su verdor, de sus calles o de
sus pasillos.
El Viajero, en
tanto recorre las diversas dependencias del palacio, prosigue su declamación,
en una especie de monólogo interior rimado, que no es oído por el resto de los
visitantes. Un tiempo después se pone en marcha, sale del palacio y camina
hacia el centro de la ciudad.
ROMANCES DE
GUADALAJARA Y “El romance del espartero mágico de Tórtola de Henares” debería
haberse titulado este artículo, si es que el espacio de cabecera fuese flexible
y diese para tanto, en lugar de ser fijo, tozudo, cabezota, terco y
predeterminado.
Lo cierto que
entre los veinticinco romances y otros tantos poemas en diferente metro que
componen el libro “Romancero castellano
y otros poemas” que publiqué a principios de este año de 2020, se cuentan
unos diez romances ambientados en Guadalajara y su provincia,.
Unas veces
porque era imprescindible, y otras que no lo era, porque así lo ha establecido
su autor, que es este compadre contumaz, cabezón e incorregible que se empeña
en traerse para Guadalajara todo lo que puede, y está por ahí a disposición de
quien vaya por el campo libre del romancero, lo colecte y lo replante en donde
le plazca… Y a mí me ha complacido trasplantarlo a Guadalajara.
Uno de los
trasplantados para repoblar el monte de los romances de Guadalajara fue ni más
ni menos que el archiconocido “¿Dónde
vas, Alfonso XII, dónde vas, triste de ti?”, que aunque parece una canción
del siglo XIX –y lo es-, hunde sus raíces en el romancero folklórico castellano
del siglo XIV y XV, donde ya aparece tan conocido estribillo, referido a un
caballero que recibe la noticia que ha perdido a su esposa, cuando regresa de
las Guerras de Granada.
ROMANCE DE
SIGUENZA
EN MI VERSIÓN,
EL caballero es don Martín Vázquez de
Arce, “El doncel de Sigüenza”, el que regresa malherido de la Guerra de
Granada hacia la ciudad seguntina, y mientras lo hace narra el momento en que
resultó herido a las puertas de Granada y sueña con llegar a Sigüenza, para
allí descansar de la batalla leyendo eternamente un libro que no pudo terminar
antes de partir para la Guerra.
Esta historia,
entonada con la melodía tradicional de “¿Dónde vas, Alfonso XII…?” a mí me
resulta seductora y apetecible. ¿Y a ustedes…?
ROMANCE DE
TÓRTOLA DE HENARES
Pero más me
agrada ahora centrarme en otro de los “romances de Guadalajara” que aparecen en
el libro, y que se titula “El espartero
mágico de Tórtola de Henares”, un largo romance del que aquí reproduzco su
fragmento inicial:
Comienza el
romance reseñando la importancia histórica que ha tenido el esparto en toda el
área mediterránea y en concreto en la localidad de Tórtola de Henares, donde
sigue siendo una tradición muy recordada y celebrada.
Luego
aparecerá la “magia” y el romance se transformará en una especie de Pinocho a la española, porque dos de las
figuras de esparto que trenza el “espartero mágico”, un niño y una niña,
cobrarán vida real e irán a la escuela y aprenderán la habilidad de trenzas
objetos o personas con el esparto tortoleño, que es en el fondo lo que más les
gusta a los dos niños de esparto del romance.
LORCA,
HERNÁNDEZ, DARÍO
SI LOS OTROS
VEINTICINCO “romances castellanos” que constituyen el libro son tan
prometedores como los dos referidos, a lo mejor el libro merece la pena de leerse, disfrutarse y degustarse como buen
yantar tradicional, pero reelaborado con técnicas nuevas, que por eso
asoman García Lorca, Miguel Hernández y
Rubén Darío, en la portada del libro, porque aportan nuevas formas de
versificar a los ingredientes añejos y tradicionales.
EL TIEMPO AVANZA Y HUYE sin remedio, que dirían los clásicos latinos, y, burla burlando, nos hemos quedado sin primavera, cierto, pero ya hemos arribado al verano. Con lío mundial de estatuas, sobre lío mundial de virus. ¡Hay años que no está uno para nada…!
1/ Tengo
pendiente hablar de “Romancero
castellano y otros poemas”, el último de la serie de quince libros de
versos “Cantil de Cantos”, que he ido sacando desde 2017 (catorce libros) hasta
2020 (uno, el que ahora digo).
El libro salió
y llegó a las librerías a finales de febrero y he recibido ya algunos
parabienes por él, pero en realidad puede decirse que se estrena ahora, porque
los meses desde marzo hasta el presente, ya sabemos todos que han sido
inhábiles para las librerías.
Para todas
menos para la Librería “La Alcarreña”
que se ha mantenido abierta al público y con “Romancero castellano…” en su
escaparate, junto con otros dos libros míos recientes. Es decir, que con
pandemia y todo, “La Alcarreña” ha hecho su servicio a la cultura de
Guadalajara hasta el final.
La librería
“La Alcarreña” cierra definitivamente el próximo martes 30 de junio, por
jubilación de sus propietarias, después de llevar abierta desde 1940. No será
lo mismo pasar por la calle Mayor Baja y no ver ya abierta “La Alcarreña”. Un
recuerdo entrañable para la librería y para sus propietarias.
Sobre “Romancero
castellano” habrá que dejar su comentario para otra ocasión. Diré tan sólo que
yo me encuentro satisfecho con él, y que lo considero un buen libro en sí
mismo, además de ser el remate de una amplia serie.
He aquí uno de esos romances –tradicionales, pero rehechos de otra forma por mí- ambientado en Guadalajara, además. Lleva las explicaciones correspondientes en su comienzo:
2/ La “Guerra
contra las Estatuas” que se ha desatado en USA y Europa no deja de sorprender,
porque se hace sobre unos postulados equivocados.
Todas las épocas, pueblos, razas y
continentes han conocido la esclavitud y ADEMÁS LES HA PARECIDO BIEN.
Negros han
esclavizado a negros y a blancos, islámicos han esclavizado a negros y a
blancos, y a la inversa…
Era parte de
la forma de vida aceptada, hasta que fue PRECISAMENTE EUROPA Y OCCIDENTE a
partir de la Ilustración quien empezó a considerar esa idea indigna del ser
humano, y a partir del XVIII y XIX Europa y Norteamérica empezaron a abolir lo
que en otras culturas y razas continuaba y, más o menos encubiertamente,
continúa.
Pero no se ve
esta evidencia, sino que se utiliza la actual “guerra de estatuas” contra Europa y Occidente, lo mejor que ha alumbrado la cultura humana,
sin duda.
Ya publiqué un escrito en GuadalajaraDiario al respecto, cuando se iniciaron los ataques incomprensibles sobre un navegante, Cristóbal Colón, que fue a llegar casualmente a un continente lleno de caníbales y de imperios indígenas que se comían literalmente a los pueblos indígenas que tenían esclavizados, incluso como alimento. Mi escrito fue éste:
3/ Pero la ignominia
cometida contra Cervantes en San
Francisco, donde su busto ha aparecido maltratado, insultado y embadurnado de
pintura color rojo sangriento, supera ya
la frontera de la incultura para entrar en la de la infamia.
A/ En primer
lugar, Cervantes NO viajó a América,
o sea, que lo que esté pasando o haya pasado allí entre unos descendientes de antropófagos y otros descendientes de
antropófagos y de esclavizadores o de esclavosen nada afecta al genio alcalaíno, uno de los mayores Genios de la
Humanidad.
B/ En segundo
lugar, Miguel de Cervantes SÍ fue él
mismo esclavo en Argelia, donde sufrió esta condición durante cinco años
hasta que fue comprado/rescatado por los frailes españoles que se encargaban de
comprar esclavos blancos europeos en
tierras musulmanas para devolverles la libertad…
Que el esclavo
Cervantes –Genio Universal pese a todo- sufra ahora agresiones verbales y
coloreadas demuestra la zafiedad de quien ha cometido ese NUEVO acto de
barbarie contra él.
Por cierto que
aquí mismo, en España, esta condición de esclavo de Cervantes se desconoce y en
algún rifirrafe me he visto envuelto por defender al alcalaíno.
Miguel de
Cervantes Saavedra, sépase bien, fue un hombre
desafortunado en vida hasta extremos increíbles, que conoció la maldad humana en todas sus formas y
variantes, que tuvo que trabajar en labores muy desagradables durante todos los DÍAS de su vida, hasta el
final de ella –con 69 años- y que dedicó las
NOCHES que pudo, siempre y cuando hubiera podido conseguir velas, a escribir.
Porque esas velas
de cera necesarias para sus noches de escritor genial, incomparable y
apasionado las podía comprar con mucha
dificultad. Y sin gafasque llevarse a
los ojos (no mucho tampoco al estómago), porque ese era un artículo de
ricos en su época, que él no pudo permitirse, a pesar de que un lector y
escritor de su avanzada edad, NECESITABA GAFAS para ver las para él borrosas
letras… Pero la vida también se las negó.
Pero alumbró una de las más asombrosas literaturas de la
Historia de la Humanidad, y, desde luego, convirtió en MÚSICA el idioma
castellano, de una forma tal que nunca podrá ningún otro prosista castellano
acercársele jamás.
Y quizá otra
cosa igual de asombrosa: En Cervantes,
nunca hay rencor, sino humanidad, humor y comprensión de las miserias humanas,
que disculpa, entiende y perdona.
Pero hasta
esto desconocemos en España sobre nuestros verdaderos prohombres, a tenor de
los rifirrafes en que me he visto envuelto ante españoles que justifican la
agresión a su escultura en San Francisco.
CODA: Además,
fue un sorprendente buen poeta, inventor de estrofas, como este “ovillejo” que yo me he permitido
dedicarle en humilde e ineficaz desagravio:
CERVANTES,
ESCLAVO, PERO MÁS AUN GENIO, INSULTADO Y EMBADURNADO CON PINTURA SANGRIENTA EN
SAN FRANCISCO
EL 31 DE MAYO
es la festividad de la Región que, se piense sobre ella lo que se piense, es la
región que tenemos y que, como mínimo, merece nuestro respeto oficial.
Desde luego,
todo en la vida es perfectible y yo
ya he expresado en varios lugares que consideraría muy adecuado ampliar las
relaciones de Guadalajara con nuestra
región económica natural: el Corredor del Henares y ese Madrid cuya línea
de torres vemos a simple vista, paseando tranquilamente por la parte oeste del
propio centro de Guadalajara.
Más
compactación regional que verse a simple vista, difícil de imaginarla.
1/ DÍA DE CASTILLA-LA MANCHA. El
Gobierno regional debería ser más sensible a este hecho que cada vez irá a más,
porque el gigante Madrid cada vez estará
más cerca de Guadalajara… se quiera o no se quiera. Es cuestión de pocos
años.
Luego… hay que
irse preparando hacia lo inevitable, y, si se tiene responsabilidades
políticas, más aún, porque el político debe prever
el futuroya inmediato, sobre
todo cuando es tan inmenso como la silueta de Madrid, tan próxima a
Guadalajara. Y expandiéndose…
También vería
muy adecuado la reactivación del “Consejo
de las Comunidades Castellanas”, organismo que funcionó a principios del
XXI, para coordinar actividades comunes a Castilla
y León, Madrid y Castilla-La Mancha, que son muchas, interesantes y
variadas.
Con ocasión
del Día de la Región de este año, 2020, he escrito el siguiente poemalo (lo
reconozco: no es poemario, ni poebueno), donde enlazo precisamente ambas ideas:
Castilla-La Mancha y Consejo de las Comunidades Castellanas.
AL NOMBRE DEL ABRAZO ENTRE LAS DOS
CASTILLAS
(Ante el 31 de mayo, Día Regional de
Castilla-la Mancha)
Tiene hoy la
Nueva Castilla
nombre en
Castilla-La Mancha.
Siempre
Castilla fue ancha…
que sea
–importa- Castilla.
Así la una a
otra orilla
a la de al
lado la ensancha,
y ninguna se
arrodilla.
Si desde
centuria oncena
dos Castillas
en escena…
sea mayo la
semilla
que por dos
caras resuena.
A la una y la
otra Castilla
esta fecha sea
arcilla
de toda
Castilla llena.
31 mayo,
sirena
que a cantar
ambas a coro
-a la Vieja y
a la Nueva-
una mano bien
se atreva,
y abrazarla
con sonoro
abrazo que a
ambas engancha.
Y ese abrazo
se nombra -entre parejas paisanas-:
“Consejo de
las Comunidades Castellanas»
2/ EL “HIMNO A GUADALAJARA”, EN FRANCÉS.
UN POEMA QUE NO considero poemalo sino, al menos, poemediano es el “Himno a Guadalajara”, que me han traducido al francés y lo pongo en esta cartulina, que lo contiene.
¿Qué dice exactamente el “Himno a Guadalajara”? Pues muy fácil, aquí se indica en su versión castellana:
El VEINTITRÉS
DE ABRIL es una fecha en la que se han conjuntado diferentes signos para hacer
de ella una conmemoración especial.
Por una parte
es la fecha en que fue enterrado Miguel
de Cervantes Saavedra, fallecido el día anterior, esto es, el castellano y
español más alto en el campo de la letras que ha habido y que habrá, porque el
idioma castellano logra con él una exactitud y una musicalidad tan cimera que
no puede ser superada.
Quizá algún
siglo alguien puede acercarse al nivel de la prosa cervantina, superarlo,
nunca.
El 23 de abril
es también es también el Día
Internacional del Libro, que primero lo fue oficialmente en España, a
principios del siglo XX, y después fue admitido como tal por la UNESCO. Para
conmemorar que también fue la fecha de fallecimiento de William Shakespeare.
Pero, por si fuera poco, el 23 de abril de 1521, es la fecha de la batalla de Villalar, esto es, cuando se produjo la uncimiento o subyugación del reino de Castilla al complejo conjunto de Estados que llegó a regir la Casa de Habsburgo, con un objetivo común: defender y acrecentar los intereses de esta familia en Centroeuropa, a través de la esquilmación humana y económica del más pujante y rico de los reinos que heredaron y sometieron, Castilla.
Castilla, por
cierto, había logrado esta posición de primacía antes de la llegada de Carlos I a España, por lo que no le debe
nada en su ascenso a esta Casa Real. Sí en cambio, le debe todo en el desvío de
sus intereses hacia cuestiones bélicas centroeuropeas que no le atañían, y que
a la larga llevaban aparejada su decadencia.
La historia de
la batalla de Villalar que se produjo el 23 de abril está relatada en este
poema que, a su vez, va inserto en esta película.
Que disfruten
ambas cosas, el poema –que es propio- y la película –que es ajena- y que por
eso puedo decir que es sumamente gráfica e ilustrativa-:
Juan Pablo Mañueco nació en Madrid el 21 de noviembre de 1954 y a los tres meses de edad ya residía en Guadalajara, de donde es su familia materna. Licenciado en Filosofía y Letras, Sección de Literatura Hispánica, por la Universidad Complutense de Madrid. Ha ejercido la docencia de Lengua y Literatura Españolas, en diversos centros de Enseñanza Media de Guadalajara y de Madrid.