Villancico aclaratorio y la Noche del Ciprés

COMENZARÉ REPRODUCIENDO Y ANALIZANDO un villancico, apropiado para estas fechas, que circula anónimamente por internet y que, a mi modo de ver, aclara algunas cosas. El villancico prueba que no hay división posible entre las provincias de Castilla la Vieja y de León, o con Santander o con Logroño, o entre Madrid y Segovia o Guadalajara, o entre Ávila y Toledo porque… en la división provincial actual –la de 1833– se mezclaron a voleo tierras de una provincia en las de la otra de al lado (o no de al lado).

Por ejemplo de la provincia de Toro (hoy inexistente) integraba en su interior, antes de 1833, a la provincia de Palencia y a la parte sur de Santander (concretamente la zona de Reinosa), mientras que Burgos llegaba hasta el mar de Santander y Burgos también compartía la provincia de Logroño (inexistente) con la de Soria.

Ciudades con voto en Cortes

Obsérvese en este mapa que muestra las ciudades con voto en Cortes de Castilla y los territorios que representaban cómo la verde provincia llega hasta el mar y comprende media provincia de Logroño (la otra media es Soria) y cómo la provincia de Toro incluye a la actual de Palencia y la parte de Reinosa que hoy han desligado de Castilla.

Doy paso al villancico aclaratorio:

MARIMORENA DE CASTILLA ENTERA

Entre Toro y Tordesillas

no haya límite ninguno…

Toro hablaba por Palencia;

en las Cortes, su tribuno.

.

Y luego Toro también

por Reinosa era montuno,

entre su provincia estaba…

¡Toro y Reinosa en consuno!

.

Pero, ¿qué me va diciendo

algún medio bien tontuno

que entre Toro y Tordesillas

busque lindero ninguno?

.

O, igual que, con La Montaña

-que es territorio que encuno

como cuna de Castilla-

haya distanciarse alguno.

.

¡Ande, ande, ande,

la marimorena,

qué bien que estaría

toda Castilla entera!

.

Y si de Ávila y Segovia

salen pueblos más de uno,

para hacerlos de Madrid,

siendo solar carneruno…

.

Y pasan otros a Toledo

entre pinar y aceituno,

¿por qué el pueblo de Castilla

no es por siempre… siempre uno?

.

¡Ande, ande, ande,

la marimorena,

qué bien que estaría

toda Castilla entera!

.

Quien este canto lo cante

se va haciendo más toruno,

más valiente y más Castilla…

Deja de ser ovejuno.

.

¡Ande, ande, ande,

la marimorena,

qué bien que estaría

toda Castilla entera!

.

Desearía completar la información que aporta el villancico son estas notas:

NOTA 1: Todas las taifas castellanas son inventados engendros, todas las taifas castellanas.... pero como además tienen tierras de unas provincias en las otras provincias… LA ÚNICA SOLUCIÓN HOY se llama Consejo de las Comunidades Castellanas.

En los 80 la solución habría sido hacer una Comunidad autónoma llamada CASTILLA, pero eso lo impidieron los separatistas catalanes y vascos, y lo ejecutaron sus SIERVOS dentro de Castilla para hacerlo: todos los demás partidos, desde el primero al último, que SIGUIERON LAS ORDENES DICTADAS POR LA PERIFERIA anticastellana.

NOTA 2: No te dejes engañar, amigo lector, por los partidos políticos (cualquiera o todos), Castilla es la misma, es grande -y unida es fuerte- y además en realidad son iguales provincias superpuestas.

NOTA ÚLTIMA: O dicho de otra forma, los políticos de OTRAS PARTES, MIENTEN para agrandar sus tierras o comunidades. Los políticos CASTELLANOS NOS MIENTEN para empequeñecer Castilla, y además por orden de aquéllos.

2. Y ahora añadiré una composición más, en homenaje a mi admirado Miguel Delibes, aunque debo informar a quien le interesen estas cosas, que el soneto se me ocurrió hace un par de noches, contemplando uno de los cipreses de la fachada de San Ginés (Guadalajara), el cual efectivamente se movía en su parte superior, como un mástil de embarcación navegando por un mar oscuro y sin agua.

LA NOCHE DEL CIPRÉS ES PROLONGADA (A Delibes)

                  A Miguel Delibes, mi Cervantes particular del siglo XX,

en respuesta a una duda –duda: uno de los nombres de la inteligencia- que él mismo albergaba y que deseaba

se resolviera del modo que aquí se expone.

La noche del ciprés es verde y fría,

cetrino verdemar de arboladura

que sembla sostener la noche oscura

ante la mar sin agua y ya vacía.

.

El arriba del mástil su figura

mece con viento negro todavía,

que añora el ayer que hubo el otro día

cuando mar navegaba con luz pura.

.

La noche del ciprés, melancolía

sin su sombra alargada, noche incluso

el resto último al día que quedaba.

.

Sólo la luna en medio del profuso

silencio solo seco, cuya aldaba

se sumerge en la noche sin el día.

.

Y quiera Dios respuesta preguntada

-en cada siglo el rezo más profuso-

sea “sí” a vida eterna  y añorada.

.

Juan Pablo Mañueco.

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