Viaje a Brihuega y recusación de Triespaña

“EL QUE CORTA EL BACALAO de la conversación vuelve a ser Manolo Torija Martínez que torna a enhebrar el hilo de la conversación a la aguja del diálogo conducido por él, la cual va a seguir cosiendo el tema de debate llamado Triespaña.

-Pues sí, señores, Triespaña, o la conjunción plutocrática de los capitales de Barcelona, Bilbao y Madrid, es lo que manda en España desde principios del XIX hasta aquí.

-¿Y todo lo que ha habido en medio?

-Realizaciones políticas de ese poder verdadero, oculto, secreto y continuo que ha regido la nación española desde entonces.

-En consecuencia, ¿los partidos políticos del XIX, del XX o del XXI…?

Marcas blancas. Tú te pones en este, tú te pones en aquel, y entre todos vamos sacando el capital y nuestros intereses triespañoles adelante.

-¿Triespañoles?

-Sí, triespañoles, ya he dicho a qué tres territorios sirve Triespaña con desprecio absoluto de los restantes: el resto de España a Triespaña no le importa nada.

-Y entonces ¿qué es España para Triespaña?

-Sólo tenemos utilidad como colonia y como territorio que explotar para extraer materias primas, energía, población emigrante y recursos de ahorro, que, evidentemente, succionan también hacia sus propios bancos y, a través de ellos, hacia sus propios territorios.

-¡Vaya panorama que está pintando usted! –dijo Pedro Bernardo-.

-El que hay”.

Este que va entrecomillado es un párrafo, tomado al azar, de mi novela. «Viaje a Brihuega y las cincuenta primeras castellanas» (2016), que aunque esta ya publicada y distribuida en algunas librerías de Guadalajara, no será hasta el mes de septiembre cuando se distribuya debidamente, y entonces la dedicaremos su oportuno comentario.

De momento, lo publico aquí como homenaje al “Jardín de la Alcarria”, que está celebrando sus fiestas agosteñas, además de lucir en medio de su hoya, medio caída hacia el Tajuña, que es lo que está mandado que haga la villa briocense.

Y nada más por hoy, sino rogar a los lectores que mediten sobre lo que dice el párrafo, en especial sobre el concepto de “Triespaña”, que a lo mejor es un aporte al acervo cultural español que conviene tener en cuenta, porque explica bastantes cosas de las que nos pasan.

Y que Dios nos pille confesados a los que no somos miembros de Triespaña, sino meros españoles de a pie.

 

 

 

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