Archive for abril, 2017

¿Más pronto que tarde o más tarde que pronto?

Emiliano García Page  declaraba hace unos días que lo del Presupuesto para 2017  “tendrá arreglo más pronto que tarde”, aunque no nos ilustró sobre las razones para ese alarde de optimismo. En el mejor de los casos, todos damos por hecho que movimientos de verdad no los habrá hasta que se termine el  Congreso regional de Podemos y las Primarias del PSOE. En Podemos no están ahora en otra cosa que no sea resolver sus crisis interna, con dos  concepciones diferentes de entender la formación morada: la  “presidencialista”, que encarna  el “pablista” José  Garcia-Molina, y la “asamblearia” que lidera el diputado por Guadalajara, David Llorente, de la corriente “anticapitalista”.  Y luego están las Primarias del  PSOE. No es lo mismo que gane Susana Díaz o que lo haga Pedro Sánchez, teniendo en cuenta el papel  que está desempeñando  García-Page en el soporte de la candidatura de la presidenta andaluza, y la relación de familiaridad que Sánchez dibuja con Podemos. Así que mucho me temo que la resolución  de este rocambolesco episodio difícilmente va a tener lugar antes del verano, porque hay que negociar unos  nuevos presupuestos, no sabemos todavía en qué condiciones políticas externas, que luego deben ser debatidos y aprobados en su caso por las Cortes regionales.  En fin, un lío gordo, como le gusta decir a Rajoy, no menor al que él tiene en el Congreso de los Diputados con los Presupuestos del Estado.

Que a pesar de ello, España y Castilla-La Mancha presenten unos datos alentadores en cuanto a crecimiento del PIB y el empleo , solo demuestra que cuando la maquinaria de la economía se pone en marcha, en un principio aguanta bien  el  desorden que proviene del mundo de la política. Pero no nos equivoquemos: cuando esa inestabilidad se torna en permanente a la larga acaba  influyendo. No podemos olvidar que un Presupuesto prorrogado no tiene capacidad de incorporar nuevas partidas de gasto, y aunque esto le puede venir bien al control del  déficit, tanto la situación nacional como regional viene ya demandando políticas de gasto más activas en materia de inversón y empleo sin que por ello se ponga en riesgo el necesario equilibrio presupuestario. Un presupuesto prorrogado no solo evitará que el proyecto de campus universitario se paralice, o los regadíos de Cogolludo, o la contratación de interinos, o se frene la ampliación de plantillas que adelgazaron con la crisis. Es  como meter a un cuerpo  que ha crecido en las medidas del sastre del año anterior, y  pasa que los pantalones se le han quedado cortos y la chaqueta no hay manera de abrocharla. España y Castilla-La Mancha apuntan a previsiones de crecimiento del PIB entorno al 3%, y para ello se necesitan  unos Presupuestos en consonancia. O habrá frenazo, y no solo en cuanto a medidas y programas sociales que el gobierno de Page se encarga de enumerar y pregonar a los cuatro vientos. Estamos hablando de décimas en el PIB. De crecimiento.

Llegado a este punto, en que la política se convierte en una frenazo a la Economía, los presidentes tiene en su poder la posibilidad de accionar ese “botón nuclear”, que son las elecciones  anticipadas. Rajoy y García-Page sabrán valorar cuando llegaría ese momento, que no puede diferir mucho de las vacaciones parlamentarias del verano.  Porque de lo contrario, lo que sucederá es que nos habremos saltado los Presupuestos de 2017, en el Estado y de Castilla-La Mancha, porque ya lo que toca es negociar es el de 2018.

En fin, un lío. Porque el tiempo pasa, y como el propio Page reconoce:  “El tiempo no es irrelevante en absoluto”.

Encuentro con Rivera: Se le veía cómodo a García-Page en el encuentro que mantuvo con Albert  Rivera en Fuensalida, que se escenificó con una rueda de prensa conjunta,  y en la que el presidente de Ciudadanos hablaba de favorecer  la gobernabilidad aprobando Presupuestos aquí y allá. Pero para desgracia del presidente socialista,  Ciudadanos no está representado en las Cortes de Castilla-La Mancha, aunque sea injusto, porque este partido  sumó el 8,6 % de los votos: un total de 95.230, apenas 12.000 menos que Podemos,  que consiguió 2 escaños, el PSOE logró 15 asientos con 398.104 sufragios y el PP 16 escaños con 413.349 votos.

Es evidente, que Castilla-La Mancha necesita una nueva electoral que corrija estas desproporciones. Page y Rivera parece que son partidarios de tirar hacia delante, aprovechando incluso la composición del actual  parlamento español, que podría avalar una reforma estatutaria.  Aunque esto supondría dejar fuera del pacto al Partido Popular, a imitación de lo que hizo Cospedal con el PSOE en la reforma del Estatuto en la pasada legislatura. Fue un error entonces, que se le volvió en su contra, como a Barreda el cambio en Guadalajara en 2011,  y lo sería ahora.

Castilla-La Mancha necesita de una reforma duradera, consensuada, en la que se pueda combinar la deseable representación provincial con una sistema mixto para que Ciudadanos, Izquierda Unida u otra formación no malgaste los votos, como hasta ahora, sin necesidad de incrementar desproporcionadamente el número de diputados para lograr esa representación. No voy a entrar en detalles, para no aburrirles. Lo que hace falta es un poco de sentido común por parte de todos, porque esto es lo que hay y no parece justo.

Podemos hace descarrilar los presupuestos, y puede que la legislatura

Les engañaron hasta el último momento. Solo había que ver la cara que se le quedó al presidente del parlamento regional, Jesús Fernández Vaquero,  cuando en en la votación del Presupuesto miraba al vicepresidente primero de la Cámara, el secretario regional de Podemos, José García Molina, votando en contra  junto con los diputados del Grupo Popular. Hasta entonces no se dieron cuenta de que Podemos había decidido hacer descarrilar ¿la legislatura?, y como dijo después el vicepresidente regional, José Luis Martínez Guijarro, todo lo que ha ocurrido en las últimas semanas ha sido “puro teatro”, ya que la decisión estaba tomada. Una decisión que a buen seguro tiene varios padres y que trasciende del Presupuesto regional y entra de lleno en la alta política. La explicación pública dada por los portavoces del Ejecutivo de Emiliano García-Page es que hay que leer la decisión en “clave interna”, pues la formación morada está a un mes de la elección del nuevo secretario general de Castilla-La Mancha. Pero a nadie se le escapa que esto sucede apenas quince días después de que García-Page haya dado su respaldo a la candidatura de Susana Díaz, quien no parece dispuesta a ejercer un papel subsidiario de Podemos, a quien  calificó de «una izquierda inútil” y “nada de fiar” tras el revés sufrido por el presidente castellano-manchego.

Lo de menos es la razón formal que han dado desde Podemos para justificar lo injustificable. Fue precisamente la no aprobación de las enmiendas parciales que Podemos presentó al presupuesto, deteniéndose especialmente en una que no tenía ni pies ni cabeza. Se trata de la drástica reducción de las  horas de religión en la educación pública para destinar ese dinero al transporte escolar, que está perfectamente asegurado sin necesidad de Podemos, o los importantes recortes en la aportación a la educación concertada y destinarlo a mejorar las instalaciones de la educación pública, que también se abordaban en el presente Presupuesto sin  necesidad de desnudar a nadie. Reducir de golpe 14,1 millones a la concertada  y 3,2 millones a pagar los profesores de religión, habría supuesto que numerosas aulas habrían tenido que cerrar, porque no habría presupuesto para pagar a los profesores,y que las clases de religión se habrían reducido a la mínima expresión por el mismo motivo. Podemos sabía perfectamente que el Gobierno de García-Page no podía aceptar una propuesta tan radical como esta, y él ya se lo había advertido. Pero no solo porque en Castilla-La Mancha ha funcionado bien el modelo actual, en el que la enseñanza pública es mayoritaria, pero los padres que lo desean disponen de libertad para elegir la educación de sus hijos en un centro financiado con fondos públicos. Es que no hay una mayoría social o parlamentaria que asuma el modelo autoritario que anida en la propuesta de Podemos, con lo que como bien dice Susana Díaz, toda esta cohetería forma parte de «una izquierda inútil que no está en las soluciones a los problemas de los ciudadanos», sino que quiere emponzoñar lo que en Castilla-La Mancha funciona con normalidad, desde la Transición, hasta la llegada del populismo neocomunista. Podemos tenía que buscar una excusa para justificar que iba a tumbar el Presupuesto con el respaldo del PP, que pasaban por allí, y están encantados con el regalo recibido, y qué mejor que esta farfolla contra la religión y la enseñanza concertada que presentar a García-Page como un carcamal defensor de curas y arzobispos,  porque su hijas estudian en aulas concertadas y él es católico practicante.

Todo esto es puro teatro y apariencia, como diría Mouriño, pero con consecuencias que pagamos todos. Un Presupuesto prorrogado significa que no se puede gastar un euro más de lo previsto en las partidas de referencia. Y eso abortará no solo ese Plan de Rentas, que al decir de Podemos iba a ser una especie de bálsamo de fierabras, aunque de él no teníamos apenas pistas, sino que habrá que renunciar a la ampliación de plantillas en la función pública y la enseñanza, a reducir los ratios, a inversiones no previstas en hospitales (Guadalajara), campus universitarios (item mas) y carreteras; y hasta para aplicar el incremento  del 1 por ciento en las retribuciones de empleados públicos previsto en los Presupuestos Generales del Estado (si finalmente a Rajoy no le pasa lo que a Page), habrá que detraer esa cantidad de otras partidas presupuestarias equivalentes, con lo que alguien se quedará inevitablemente en pelota picada. Una prórroga de presupuestos tiene también un efecto negativo sobre el empleo, porque no solo no se podrán aplicar determinados programas nuevos contemplados en el Plan  de Empleo Regional, sino que frena el crecimiento económico y la inversión en unos momentos en que las previsiones empezaban a ser favorables para Castilla-La Mancha.

Un rechazo al Presupuesto es, también, una moción de censura a un gobierno, pero en esta caso pasa como con las reprobaciones en el Ayuntamiento de Guadalajara. Que no conducen a ninguna parte, porque detrás de ellas no hay una mayoría alternativa. En fin, que es lo más parecido a lo del perro del hortelano, con lo que de persistir el bloqueo el único escenario posible son las elecciones anticipadas. Supongo que García-Page esperará a ver qué pasa con el congreso regional de Podemos, y las Primarias socialistas antes de apretar el botón nuclear, como está haciendo Mariana Rajoy en el parlamento español. Pero si llega el verano, y estamos con estas pintas, García-Page tendrá que hacer un ejercicio de responsabilidad y convocar elecciones, como está previsto en el artículo 22 del Estatuto, antes de que todo se empiece a degradar para regocijo de quienes creen que cuanto peor mejor. Unas elecciones a las que llegaríamos sin haber cambiado la Ley Electoral y en las que podría pasar cualquier cosa. Pero siempre será mejor que tener a un gobierno con el freno echado o ceder a chantajes de irresponsables que se piensan que un país o una región se gobierna como si fuera una asamblea de facultad. A golpe de ocurrencias.

Esto es lo que hay. Desde el viernes, una marea tóxica se ha instalado en la política de Castilla-La Mancha, y esta vez no viene del Tajo.

Reprobación con retranca y otras píldoras más

El pleno reprobó al alcalde Antonio Román porque considera que falta transparencia e información en el Ayuntamiento. Una acusación bastante habitual que la oposición hace en todos los ayuntamientos, y que en principio no hay que desatender, pero que en el de Guadalajara cobra un interés especial. ¿Por qué? Porque en el pleno de Guadalajara, la oposición es mayoría y se puede permitir el lujo de aprobar iniciativas sin cuento, demasiadas veces sin el necesario respaldo presupuestario, con lo que muchas se quedan en nada, porque  el encargado de ejecutarlas es el Equipo de Gobierno y este lógicamente se resiste, si  no se está de acuerdo.

Siempre  me ha parecido una fruslería que desde la oposición se pretenda marcar a cualquier gobierno su hoja de ruta cuando lo que tiene que hacer el gobierno es gobernar en función de un programa electoral sometido a las urnas; y la oposición controlarlo y que no caiga en abusos. Por eso yo tampoco acabo de entender muy bien en qué consiste reprobar la gestión de un alcalde, más allá de escenificar públicamente su castigo en la picota mediática. Pero lo que tal vez no repara la oposición es que cada vez que se ponen de acuerdo para afear al gobierno de Román, y luego eso no se traduce en nada,  porque las mociones de censura en España son “positivas” – es decir, requieren de un candidato alternativo-,  son reprobaciones con retranca: lo que muestran es que no hay más alternativa posible que la del actual gobierno en minoría (11 ediles de 25), por muchos sopapos que la leal oposición tenga a bien inferir en cada pleno al excelentísimo. Y en esas aguas procelosas Ciudadanos cada ves se maneja peor.

Plaza de España.– Guadalajara ya tiene una plaza principal dedicada a la nación española, aunque sea de aquella manera, y eso me complace  menos. Para reparar no sé qué agravio a uno de los bandos del conflicto,  cuando ya en la época de Javier de Irízar se dejó muy claro que la plaza era de todos los Caídos al añadir el término “en la Guerra Civil”. Ahora se llamará plaza de España cuando en el acervo popular se había instalado el uso de “plaza del Infantado” como alternativa al oficial. Antes lo fue de La Fábrica, por la industria Real de Paños,  y en el primer tercio del siglo XX  Plaza del Conde de Romanones,  el político más influyente que ha tenido Guadalajara en la historia, con sus claros y sombras,  que allí tuvo su casa principal en la ciudad. Así que los caídos de ambos bandos se han quedado sin plaza, como antes el Conde de Romanones en tiempos de la República… ¡Qué ganas de no dejar a la historia en paz!

Nada es gratis.-Me parece bien que el Ayuntamiento favorezca  la posibilidad de que en Guadalajara puedan existir huertos urbanos, ya sea en el casco o en la periferia (¿por qué no en la finca de Castillejos?), pero siempre que el servicio se financie con las tasas correspondientes, como exige la Ley. Cada vez que se aprueba un nuevo gasto sin generar el correspondiente ingreso estamos generando un aumento del gasto ordinario, que es el principal enemigo de la inversión productiva y el empleo. Porque al final solo se financia con nuevos impuestos en una ciudad que ya tiene demasiados. Nada es gratis, y si el kilo de tomates de un paisano sale a 5 euros en un huerto urbano, podrá compensar por el entretenimiento y la vida saludable, pero es él el que lo debe financiar,  no el resto del vecindario. Había que darle una vuelta a la moción que presentó Ahora en el pleno, y para eso está el Equipo de Gobierno.  Esto es lo que hay.

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