Archive for noviembre, 2014

La Cámara, la Ceoe y una estrategia en el aire

Desde el día en que se liberó a las empresas de pagar la cuota a las Cámaras de Comercio e Industria se condenó a estas viejas instituciones españolas a su estrangulamiento financiero. Sin un papel claro que jugar más allá de unas difusas competencias en materia de comercio exterior y ferias,  acumulan deudas y problemas, que muchas veces alcanzan a los propios trabajadores de la institución, como sucede en Guadalajara, y desde el ámbito empresarial  se las empieza a dar por amortizadas, por lo menos en su vigente modelo. Recordemos lo que decía a la prensa recientemente  el presidente de la CEOE de Guadalajara, Agustín de Grandes, quien reconoció  que los empresarios de la provincia ya han hecho una petición para que funcione  corporativamente una sola Cámara de Comercio Regional de CLM  con sede en Toledo y unos departamentos que dependieran de las CEOEs provinciales, “porque íbamos a dar los mismos servicios, pero mejor, y lo que queremos los empresarios es que el dinero público se utilice de una forma eficiente y no nos gusta que haya duplicidades en cosas que no tiene porqué haberlas”.

Esta es la tónica general que impera, ahora, y más en Guadalajara donde la calamitosa situación financiera generada en tiempos pretéritos (ese Círculo Mercantil que ni se pagó, ni llegó nunca a funcionar ) ha desencadenado que la Cámara vaya a perder  su histórico inmueble de  la Calle Mayor, adjudicado en una subasta judicial por un precio cuatro veces inferior a lo que fue tasado oficialmente. Un buen negocio,  por tanto, teniendo en cuenta que además de la antigua casona de los Torres queda edificabilidad para construir hasta tres alturas en el actual jardín junto a la Travesía de Santo Domingo.

Lo que no trascendió fue una operación un tanto chapucera por parte de la Junta de Comunidades para quedarse con el edificio y luego vendérselo a la Ceoe de Guadalajara, que formaba parte de esa nueva estrategia para que la Patronal de Guadalajara pase a asumir las pocas funciones que le han quedado a la Cámara. Al tratarse de una subasta judicial, la comunidad autónoma habría tenido oportunidad de igualar la mejor oferta,  pero se durmió en los laureles y cuando quiso reaccionar, ya era tarde. De hecho, hasta un director general vino a Guadalajara con los poderes firmados y llegó a tener los papeles preparados en una notaría de la capital. Pero al final hubo que dar marcha atrás, porque por un lado el edificio ya estaba formalmente adjudicado desde el 15 de noviembre . Pero, además,  al  tener la Cámara más acreedores de los que promovieron la subasta judicial, la cosa se podría haber complicado y los afectados podrían haber promovido una demanda por alzamiento de bienes.

¿Por qué no participó directamente la Ceoe en la subasta judicial teniendo  en cuenta el precio tan bajo con el que se adjudicó la primera subasta, precisamente a una sociedad familiar del último  presidente de la Cámara, Juan José Cercadillo? Fuentes de la patronal me dicen que no lo hicieron porque en la subasta participan otras empresas; y no habría estado bien. En otros sectores se hacen otras interpretaciones.

Lo que parece  indiscutible es  que el edificio e la Calle Mayor sería un inmueble ideal para una organización como la Ceoe, y además con posibilidades de ampliarlo para centro de formación y otras dependencias. Pero, repito, perdieron la ocasión, y ahora la Junta va a tener que buscar otro local para trasladar los restos del naufragio  de la vieja Cámara, como así lo ha insinuado la Consejera de Fomento, Carmen Casero, que  en la última visita a Guadalajara pidió a los periodistas repetidamente que estuviéramos “tranquilos” sobre el futuro de la Cámara. ¡Se pueden imaginar lo que nos quita el sueño!  Pero son ellos  los que parecen  nerviosos.

TODO TIENE SU TIEMPO.- El alcalde Román repite que “todo tiene su tiempo” cuando le invitan a que desvele si se presentará a las elecciones y algo parecido fue lo que dijo el secretario de Acción Electoral del PP Leandro Esteban el otro día en El Casar sobre el calendario: “ Los tiempos que el PP maneja para poder designar sus candidatos aún no han llegado formalmente. Se producirán más adelante”.  Es decir, que no hay calendario.

¿Cómo puede interpretarse entonces las palabras del número dos de Cospedal, Vicente Tirado, que anunció la candidatura de Román, con el consiguiente enfado del interesado? ¿Cómo la expresión de un deseo? ¿O tal vez como un intento de presión?

Como ya he escrito otras veces, en el PP no hay ningún problema para que Román encabece la lista, la de la Alcaldía me refiero,  pero otra cosa es cómo se elabora y en qué orden. Y el número dos es innegociable: será Ana Guarinos, la presidenta del partido.

El segundo desencuentro de Román con su partido en los últimos días  fue por el tema del aborto. El diputado por Guadalajara, que procede de la corriente democristiana del PP,  se ha significado como uno de los parlamentarios que más han  apoyado la contrarreforma de Alberto Ruiz-Gallardón, y lo ha hecho hasta el final. No solo ha dado el aliento a la convocatoria de organizaciones cristianas que se manifestaron el pasado en Madrid, sino que fue uno de los siete parlamentarios que posaron frente al Congreso de los Diputados en demanda de que Rajoy retome la Ley, porque considera que hay tiempo para ello. Si bien algunas encuestas aseguran que la mayor parte de los votantes del PP respaldan la posición de Rajoy de retirar la Ley Gallardón,  sin embargo  este grupo entiende que la «mayoría social” del PP está con ellos. La realidad es que los diputados que dieron visibilidad a ese rechazo fueron solo 10 de los 346 parlamentarios que tiene el PP en  ambas cámaras. Y Román estuvo con ellos, con los diputados  Eugenio Azpíroz, Javier Puente,   Rocío López y Lourdes Méndez. Y los senadores Beatriz Elorriaga, Gari Durán, Ángel Pintado, Gloria Larriva y Luis Perales.

Esto es lo que hay.

 

 

 

La fundación “fantasma” de Caja Guadalajara

En un reportaje que GuadalajaraDiario publicaba el 5 de abril de 2013, denunciábamos que la Fundación Caja Guadalajara llevaba 2 años y 3 meses empantanada. Aunque el Patronato de la Fundación Cajasol, entidad a la que se fusionó Caja Guadalajara, aprobó en su asamblea de 30 de diciembre de 2010, la creación de la de «Fundación Privada Caja de Ahorro Provincial de Guadalajara”, la realidad es que la citada fundación nunca llegó a inscribirse en el registro, por lo que en la práctica es como si no existiera.

Y añadíamos entonces: “La Obra Social de la extinta Caja Guadalajara se encuentra, por tanto en una especie de limbo, ya que Caixabank, que con posterioridad absorbió a Banca Cívica- Caja Sol, tiene su propia Obra Social”. En los acuerdos de fusión entre Caja Sol y Caja Guadalajara, refrendados por los consejos de ambas cajas antes de su unión, se establecía que la Obra Social de Caja Sol se reservaba para la fundación Caja Guadalajara una planta en la antigua torre de Caja Guadalajara para sede de la misma, la sala de exposiciones de la entidad y diverso patrimonio cultural, en su mayoría cuadros. Nada de esto se ha cumplido, y de hecho la actual propietaria de la torre es CaixaBank, que la puso a la venta o alquiler al carecer de uso.

Cuando recababa información para elaborar ese reportaje, pude comprobar que lógicamente las instituciones de Guadalajara no eran desconocedoras del asunto que tenía entre manos, aunque también me quedó claro que nadie estaba interesado en tirar del hilo. Ni por consiguiente se iban a «mojar»  pidiendo públicamente el cumplimiento de unos acuerdos que se incumplían con notoriedad y alevosía. Y así sucedió que cuando lo habitual es que se pregunten todas clase de banalidades en ayuntamientos, diputaciones y parlamentos regionales y nacionales sobre cuestiones que poco o nada tienen que ver con la institución en cuestión a ningún cargo público se le ocurrió preguntar sobre qué estaba pasando con la Fundación Caja Guadalajara y con su fantasmagórica Obra Social. A ninguno.

Pus bien, han pasado casi un año y medio desde entonces, y ahora va a ser más difícil seguir tapando el asunto, porque el escándalo  ya ha saltado a la prensa nacional en El Confidencial, que dirige el periodista alcarreño Nacho Cardero,  y con una nueva aportación que corrobora punto por punto la información que entonces avanzamos en GuadalajaraDiario, y que va más allá. Se trata del escrito -¡lástima que no se hubiera filtrado antes!-  del  último presidente de Caja Guadalajara, el socialista José Luis Ros,  presentado en diciembre de 2013 ante la Junta de Andalucía ,  en el que responsabiliza por completo del  incumplimiento al máximo ejecutivo de Cajasol y actual presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, del acuerdo para crear la Fundación Caja Guadalajara dentro de la estructura de la entidad que él pilota.

Son de destacar  algunos fragmentos del escrito de Ros:

Así, dice que la finalidad del presente escrito es «solicitar la actuación administrativa con el objeto de acabar con una situación que está generando diversos perjuicios y situaciones de riesgo de conservación del patrimonio cultural de la fundación absorbida”. ¿Dónde está ahora ese patrominio, compuesto por numerosos cuadros? ¿Sigue en el edificio  cerrado de Torre Guadalajara o la Fundación Caja Sol lo ha puesto a buen recaudo? ¿Pero en dónde?

Pero tal vez, lo más interesante del escrito del  último presidente de Caja Guadalajara es que pone en cuestión el cumplimiento del protocolo  de integración que permitió la absorción de la entidad por Caja Sol con esta palabras:  «resulta claro que el compromiso asumido por las entidades en su Protocolo de Bases para la Integración, no solo tiene la fuerza propia de un acuerdo de voluntades privado» sino que el incumplimiento de los compromisos asumidos de cara al mantenimiento de la Obra Social de Caja Guadalajara «supone el incumplimiento de un presupuesto sin el cual, como hemos visto, la fusión hubiese sido autorizada».

Es evidente que la antigua asamblea de Caja Guadalajara jamás habría autorizado la absorción en esas condiciones.

Cuando publicamos nuestro reportaje,  la Fundación Caja Guadalajaran llevaba 2 años y tres meses empantanada. Nada ha cambiado desde entonces: solo que ahora ya son 3 años y 9 meses lo que dura el empantanamiento.

¿Las instituciones de Guadalajara y de Castilla-La Mancha seguirán cruzadas de brazos sin reclamar lo sus representantes aprobaron en ese citado Protocolo de Bases para la Integración? No estamos hablando  solo de unos cuadros de ignoto paradero, no. Lo más relevante es que la Fundación Caja Sol  debería haber aportado a la Fundación Caja Guadalajara una “asignación anual inicial, durante los 3 primeros ejercicios económicos, que será al menos el 50% superior a la dotación social de Caja Guadalajara en el año 2009”. Quiere esto decir que si  Pulido y la Junta de Andalucía no se hubieran saltado el Protocolo a la torera, la Fundación Caja Guadalajara habría recibido solo en  los tres primeros años desde la fusión unos cinco millones de euros  en base al citado cálculo. ¡Con  la necesidades sociales que se podrían haber atendido en Guadalajara en plena crisis!

¿Y ahora qué?

El  expresidente de Caja Guadalajara entiende que “el incumplimiento de los compromisos asumidos en relación a la Obra Social genera una situación ilícita de la que resulta responsable la persona jurídica resultante de la fusión”, es decir, carga toda la responsabilidad en Antonio Pulido, y apunta a la Consejería de Economía de Andalucía como la única competente para exigir el cumplimiento de los pactos de fusión. Pero de paso reconoce un  inconveniente y se aligera a la vez de  responsabilidades: “Caja Guadalajara no puede ejercitar acción alguna  toda vez que no existe. Y si no existe, ninguna obligación pesa sobre los miembros de sus extintos órganos de gobierno”.  En consecuencia, José Luis Ros finaliza su escrito recordando que es la administración que autoriza la fusión, la consejería de Economía de la Junta de Andalucía, la que actualmente ejerce el protectorado sobre la entidad beneficiaria  de dicha fusión y la que “debe velar por el cumplimiento de aquello que fue un presupuesto  del acto administrativo autorizado”.

Todo esto escribía  el ex presidente de Caja de Guadalajara en diciembre de 2013, es decir,  se va a cumplir pronto un año de aquello, sin que la Junta de Andalucía haya movido un solo dedo desde entonces. Pero desde la otra autoridad competente en la autorización de la fusión, la Junta de Castilla-La Mancha, tampoco que sepamos se ha reclamado nada.

El Confidencial informa que  un portavoz del equipo de Pulido,  preveía desplazarse esta misma semana a Guadalajara y Toledo para reunirse “con políticos”, sin especificar  con quién, y en contra de todas las apariencias este asegura que la fundación de  Caja Guadalajara  se está “impulsando” y que proyectos como este “acaban saliendo más tarde de lo previsto”. “Las cosas al final no son tan ágiles”, señaló este mismo portavoz.

Pues evidentemente que no son tan ágiles: Ya llevamos  3 años y 9 meses de retraso respecto al calendario previsto.

Esto es lo que hay.

El 9-N, un paso más del independentismo ante la abulia general

Se celebró la jornada independentista del 9 de Noviembre, ya estamos en el 10-N y es hora de preguntarse: ¿Y ahora qué? Y la respuesta sería: pero qué de qué.

Pues eso, que los defensores de la idea de la España constitucional, cada día lo tenemos menos claro todo, se ha roto la unidad de acción que posibilitó la Constitución de 1978,   e incluso las fuerzas emergentes que entonan sus cantos guerreros detrás del muro de Adriano, para ellos España ha dejado de ser una prioridad como patria común de todos los españoles y están dispuestos a aceptar derechos preconstitucionales tan etéreos como ese derecho a decidir, que se sabe donde comienza, ahora en Cataluña, pero jamás donde puede acabar.

Pero mientras  ese  sentimiento patriótico de lo español, en el sentido republicano que identifica  la nación con la soberanía, la igualdad entre los territorios de un Estado y la libertad va camino de decaer todavía más, en el independentismo  no hay pasos atrás. Y el 9-N es prueba de ello.

El 9-N, sin haber sido un “éxito total” como quiere vender Mas, sí ha sido un paso adelante en esa estrategia por la independencia, porque ha conseguido visualizar en España y en el extranjero que tenemos un problema serio con los independentistas en Cataluña. Tal es así, que han logrado arrancar titulares falsarios  en la prensa anglosajona del estilo de  «el 83% de los catalanes votaron sí a la independencia en un referéndum simulado», sin destacar que  ese porcentaje no llega ni tan siquiera a un tercio del censo electoral del Principado.

Veamos: la jornada del 9-N  no fue ni una consulta, ni menos un referéndum. Porque no se daban las condiciones democráticas para ello. Fue un extraordinario acto de propaganda del independentismo, en gran medida  pagada con fondos públicos,  en el que participaron fundamentalmente sus seguidores, y algunos pobres a los que consiguieron engañar con la cortada de que también podían votar que no. ¿Y qué reflejan los datos que ofrecen las propias organizaciones soberanistas que dieron soporte logístico a la jornada? Pues que después de dos años de una desaforada campaña a favor de la soberanía de Cataluña,  los que dijeron sí a la independencia  totalizan 1,8 millones de catalanes, una cifra que está lejos de esos 2,1 millones de votos que en las últimas elecciones Autonómicas sumaron los partidos en favor de ese derecho a decidir. Hay que precisar que más de 225.000 se pronunciaron a favor de que Cataluña fuera un estado, pero sin separarse de España, y más de cien mil a seguir como estamos.

Las cifras que arroja esta singular consulta, lo que debelan es que el independentismo no avanza  lo que ellos les gustarían, porque hay dos tercios de catalanes a los que no sacan de casa  para que les voten ni con agua caliente, pero tampoco debemos engañarnos. En términos cualitativos, ese tercio de independentistas activos acaparan el universo público de Cataluña, hasta el punto de haberlo convertido en un referente de lo políticamente correcto.  La calle es hoy de los independentistas y la mayoría de los medios de comunicación privados, que cuentan con ayudas públicas inexistentes en otras autonomías españolas, bailan el agua al soberanismo. Los jóvenes catalanes, criados en democracia y bajo el manto del Estatut ,  son hoy más independentistas que nunca –por eso votaban los mayores de 16 años—y todo es cuestión de tiempo para que ese tercio de electores que votaron por la independencia acaben siendo mayoritarios en Cataluña; y será entonces, más tarde o más temprano, cuando acaben consiguiendo ese referéndum vinculante pactado con lo que queda de España.

Siento ser pesimista al respecto. El 9-N, el independentismo catalán no arrasó, pero ha dado un importante paso adelante, y los que no lo quieran ver es que están ciegos. Pero esto no se arregla  enviando a las fuerzas de seguridad a que se lleven las urnas y aporreen a los votantes, como alguno/a dice insensatamente por ahí. Eso es lo que les gustaría a los independentistas, que metieran a Mas en un calabozo  solo una hora  para convertirlo en Companys. Evidentemente que habrá que exigir responsabilidades, si  ha habido desacato a las órdenes del Tribunal  Constitucional, y parece que sí, pero sin perder de vista cuál es el meollo de la cuestión. Me refiero a la educación y la propaganda.

Adolf  Hitler, a base de discursos incendiarios en las cervecerías de Munich, primero, y sirviéndose de la radio, después, fue capaz de convencer a una mayoría del pueblo alemán para que le votara –aunque nunca logró la mayoría absoluta–, que luego ya se encargó de desmontar el sistema democrático para que no hubiera más elecciones.  Ni remotamente estoy comparando el nacionalismo catalán con el nazismo, aunque singularmente a alguno de sus líderes le esté empezando a crecer sospechosamente el bigote, solo que sí digo que los medios de propaganda que posee el independentismo en Cataluña no tiene parangón en el mundo democrático. De ahí, mi pesimismo. Si Alex Salmón hubiera tenido una televisión autonómica tan parcial y militante como TV3, y no la BBC escocesa, sometida al rigor que caracteriza a la corporación pública británica, sin lugar a dudas que habría ganado el referéndum escocés. Por no hablar de la educación: ¿Pero cómo no van a  salir los chavales de Cataluña independentistas si en el colegio están viendo unos mapas  en los que  Cataluña es un ente independiente de España, si estudian una historia inventada en la que Wifredo el Pelat es un héroe de la independencia catalana, Sevilla sale en la televisión como una “ciudad europea” y Valencia pertenece a unos Países Catalanes que no existen?  Y por si fuera poco, a cualquier problema complejo de la vida diaria  le dan siempre la misma respuesta simplista:¡esto se arreglaría si fuéramos independientes!  El futuro juega a favor del soberanismo, porque casi nadie en Cataluña tiene un altavoz para explicarles lo más básico: por ejemplo, el día que se independizara Cataluña tendría que llevarse su parte proporcional de la deuda según su PIB, con lo que al día siguiente, lejos del paraguas protector de España y del Banco Central Europeo, entraría en default.    

Pero nada de esto importa con tal de llegar al mantra utópico de la independencia. Y nadie en la sociedad visible en Cataluña se cuestiona: ¿Pero independencia,  para qué?  Quienes cuestionan  el fundamentalismo nacionalista,  hace tiempo que se convirtieron en unos malos catalanes para el pensamiento único, y claro, nadie quiere que le vean con esta morralla social. Creo que Rajoy  ha acertado en su análisis de no querer buscar la confrontación de la  que se retroalimenta al nacionalismo, pero también éste y todos los anteriores gobiernos han coadyuvado a ello al dejarles la educación y los instrumentos de propaganda en sus manos, acuciados por una ley electoral que favorece a los nacionalistas. De esta suerte constatar  que la idea de España cada vez tiene menos altavoces en Cataluña — y lo mismo sucede con el País Vasco–, sumado a que el gobierno central hace tiempo que renunció a hacer pedagogía de la unión, pensando equivocadamente que les valía con mostrar la Constitución como si fuera una cabeza de ajos ante el ataque de Drácula.

Los independentistas no han tenido el “éxito” del que presumen, pero 1,8 millones han dicho que no quieren  ser españoles, y eso es mucho como para ignorarlo. Lo lógico sería que a partir de ahí se entablara algún tipo de diálogo, pero sobre qué base y con quien. ¿Sobre ese federalismo del que habla  Pedro Sánchez,  que no sabemos en qué consiste, y lo que es peor, que no interesa un pimiento a los nacionalistas catalanes? ¿Pero con quien se puede negociar un tratamiento todavía  más diferenciado de Cataluña, que podríamos asumirlo, si el jefe de los insurgentes, Oriol Junqueras, ya dice que lo único que cabe negociar son las condiciones de esa separación?

Pero esto es lo que hay. Al contrario de lo que hizo Francia con los nacionalismos, nosotros les dimos la llave del cofre por esa puñetera Ley D,Hondt, y ahora hemos descubierto que se lo han gastado todo en propaganda,  porque quieren tener un cofre para ellos solos. Y los partidos españoles, con el bolo colgando, y sin capacidad para articular un discurso nacional en positivo, que se pueda contraponer a ese pensamiento único que ocupa la vida política, cultural, social y hasta deportiva de Cataluña.

Lamento ser pesimista, porque tampoco estamos en los tiempos en que esto se arreglaba pidiendo al general  Batet,  que le asuste a Companys con unos sonoros cañonazos. Llevamos tanto tiempo en labores de desmontaje del Estado, que ahora hemos descubierto que nos pasa como al rey desnudo.

Que estamos en pelotas y todavía no nos hemos enterado, porque con la crisis estamos en otras cosas más acuciantes. Menos ellos.

La encuesta del CIS, una patada en el tablero de la política española

Tengo escrito que no me fío de la encuestas hasta que las elecciones están a la vuelta de la esquina, pero al mismo tiempo añado que las que se hacen bien sí marcan lo que los sociólogos llaman tendencia, que es algo así como el retrato en directo de la sociedad en un momento determinado. Y lo que se aprecia en la fotografía realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en la semana entre el 1 y 13 de octubre es que el PP tiene una patina oscura sobre un señor triste con barbas, que en el PSOE hay un joven  agraciado que abanica la niebla  y aparenta que quiere salir de ella, mientras el ángulo más lumioso está todavía más hacia la izquierda y desde el que  otro  joven con coleta sonríe como si hubiera vendido todo su género en el mercado y en vista del éxito podría subastar hasta la furgoneta de carga.

Las encuestas son eso, anatomía de un instante, como diría Javier Cercas, y habrá algunos que pongan excusas al empedrado, porque ese sondeo (2.469 encuestas en 245 municipios y 48 provincias) coincidió con el escándalo de las tarjetas negras-negrísimas de Caja Madrid -¿pero de verdad alguien se cree que en la caja de Blesa y Rato habían acampado los hermanos Dalton y a ninguno de los demás chiringos financieros  se les pasó por la cabeza semejantes utilidades para su plástico B?-, pero la actualidad para los partidos mayoritarios parece gobernada por la Ley de Murhy, y yo creo que la desafección y el cabreo general habría sido peor tras conocerse la trama que se montó el tal Granados para llegar a fin de mes con sus cuates. ¡Para habernos matao si preguntan entonces a la señora Aurelia tras un intermedio del Wyoming!

Tan fea era la meada de la perrita, que hasta se filtraron los resultados principales para que a ningún ministro le diera un ictus al saber que el gabinete en pleno había suspendido y que la intención de voto directo a su partido, es decir, todos aquellos héroes que estaban dispuestos a reconocer que votarían al PP  solo sumaban ya el 11,47%, más de dos  por debajo de ese 14,3% que había admitido que votaría al PSOE de Pedro Sánchez, y seis puntos menos de aquellos que gozosamente proclamaron que lo harían por el joven Pablo Iglesias para llevarnos directamente al paraíso, y además  gratis, porque como en la Cataluña de Mas, todo ha quedado pagado. Tan disparatado había salido el sondeo a la pregunta espontánea: “dígame a qué partido votaría hoy si hubiera eleccciones”, que el CIS ha tenido que llamar a Chicote y a toda su banda de intrigantes cocineros para llegar a la siguiente conclusión: como en este país, la gente miente más que habla a los encuestadores, y alguno se cree  que confesar que van a votar a populares y socialistas le llevará directamente al infierno de lo políticamente incorrecto, pues ha habido que hacer la siguiente traducción demoscópica:  El PP seguiría siendo el más votado con el 27,3% de los votos, el PSOE alcanzaría el 23,9% y los de Podemos, sin apenas cocina, llegarían al 22,5%,  con lo que nos quedaría un parlamento sin mayorías absolutas,  y a expensas de una coalición a la alemana entre PP y PSOE, bendecida por la inteligencia político-financiera de Europa, o un experimento de frente amplio izquierdista de previsibles consecuencias. Pero no avancemos tanto y vayamos por partes, dijo Jack el destripador en esta hora incierta de España, con un peligroso regusto por el escapismo y la aventura.

¿Por qué cae el PP? Porque si bien ha cumplido  con la política de ajuste que marca Alemania, con esa manera tremenda de hacer las cosas que tienen  los alemanes cuando creen tener razón, y es un dato objetivo que España ha salido de la recesión, se  ha empezado a crear empleo y los analistas avanzan que vamos a crecer más que los grandes países europeos que no se  han tomado en serio lo de las reformas (especialmente Francia e Italia), pues a la gente corriente y moliente no le da por leer el Expansión, sigue viviendo más bien jodida y no se ha enterado de la buena nueva. Y así lo evidencia el sondeo: el 82% juzga la situación económica de España como “mala o muy mala”, pero lo peor viene a continuación. A pesar esos  indicadores macroecnómicos  que nos dicen que ya se está produciendo un cambio  de tendencia, pues  los tíos de la encuesta del CIS no se creen nada, que se deben llamar todos (santo) Tomás, y van y dicen el 70% que dentro de un año la economía española va a estar igual o peor,  y solo hay un 20% de optimistas dispuestos mirar el futuro con cierta alegría y no dejarse vencer por el abatimiento . Ahí está la clave del descenso del PP, sus líderes  carecen de credibilidad para comunicar lo más positivo de su gestión,  que han controlado  la sangría financiera y con la reforma laboral se han sentado las  bases para la recuperación del empleo, que ya se empieza a notar, aunque todavía revestido de gran precariedad.  Y especialmente señalado es el presidente Rajoy, que recibe la peor valoración de todos los líderes nacionales, con el 2,31%, por debajo de Pedro Sánchez con el 3,85% y Cayo Lara el 3,48%.  Obama ha sacado a Estados Unidos de la crisis con menos bajas que en Europa, ha llevado el paro por debajo del 7%  y en cambio ha perdido las elecciones parciales con los republicanos, que todavía querían más marcha y menos intervencionismo; todo lo contrario que en España. ¿Así,  qué puede suceder con Rajoy, que se ha saltado las rayas rojas para llegar a fin de mes y que reconoce que “prometí bajar los impuestos y los estoy subiendo”? Rajoy pensaba que la recuperación iba a ser más percentible cuando se celebren las elecciones– ¿en diciembre de 2015?–, y todo parece indicar que según el  FMI, la OCDE, el Eurostar y el oráculo de Davos, así será, pero los sondeos dicen que a Rajoy no le creen a no ser que los indicadores de la economía española los publique el Marca y se analicen en un  debate de la Sexta un día que no vaya Pablo Iglesias, lo que va a ser difícil como no sea a las cinco de la madrugada.

¿Cuál es ahora la esperanza del PP? Pues por lo que dicen que dice Arriola, viene a a ser algo así como que el temor a la inestabilidad que podría traer una organización como Podemos, peleada con todo el establisment Europeo y sus instituciones, sacará  de la cama a los más apáticos, pero que consideran que los experimentos mejor con gaseosa. En el PP, me reconoce un barón regional,  dan por perdido el voto más joven, el sector más castigado por la crisis, pero confían en que los más maduros y los pensionistas les saquen de este atolladero.  Y su objetivo es que ese 27,5% se convierta como poco en un 38%, lo que les permitiría gobernar en minoría como hizo UCD.  ¿Posible? Pues dependerá mucho de ese 19,5% que no sabe lo que va a votar (otro 15,7% afirma que no votará) y entre los que puede haber un nicho importante de electores críticos que respaldaron a Rajoy en 2011.

¿Y en el PSOE? Pues la encuesta no es para tirar cohetes, pero sí es un balón de oxígeno para su lider, Pedro Sánchez, porque por primera vez parece que el partido  toca suelo y sube casi tres puntos respecto al anterior sondeo del CIS. Eso sí, Podemos le pisa los talones y amenaza con convertirse en la primera fuerza de la izquierda española, una situación que sería inédita en Europa, salvo en Grecia, el único país donde  la izquierda no está liderarada por socialdemócratas.

¿Cómo se explica el éxito de Podemos, un partido que no solo quiere cambiar al gobierno sino el sistema? Nunca ningún partido en España ha tenido un crecimiento tan meteórico.  Es un fénómeno nuevo , porque nuevo es que un líder se abra camino en una tertulia de televisión, y que se presente a unas elecciones con su foto. Ese 17,6% del voto directo, que es una barbaridad, indica que sus seguidores están firmemente convencidos en lo que representa Podemos, y no tienen miedo a decirlo públicamente. Iglesias, un gran polemista que ha tenido a mucho insolvente enfrente, ha sabido recoger como nadie el cabreo general que hay en el país por los recortes y la disminución del poder adquisitivo de una  mayoría,  no sólo de la izquierda más ideológica, sino muy especialmente por la proletarización de esas clases medias, que han perdido su trabajo o lo han encontrado a costa de convertirse  en seiscientoseuristas u ochocientoseuristas. Estos desheredados de la crisis han llegado a la conclusión de que apenas nada tienen que perder, de que los partidos mayoritarios ya no les defienden y han encontrado en Iglesias el perfecto símbolo para patear el trasero de los corruptos, de los banqueros sin escrúpulos y de los políticos acomodados. De momento, vienen subidos en la cresta de la ola, porque no han gobernado y por lo tanto no se les puede responsabilizar de nada. Pero pronto tendrán que hacer frente a las contradicciones de toda fuerza política. Aunque para ello, primero hay que presentar un programa, del que todavía carecen, salvo una colección de utopías izquierdistas colgadas del aire, que quedan muy bien en las tertulias en donde se vende humo gratis.  Pero aquí están, con el 22,5% de los votos, y el que no les tome en serio es que no sale a la calle.

De momento, ya se han merendado   a Izquierda Unida (4,8% en intenciòn de voto), que no siendo menos neocomunistas que el grupo de profesores universitario de Iglesias, se han visto lastrados por líderes como Cayo Lara, que sí lo parece, y suena a viejo y fracasado, claro. Y apunto lo de comunista, porque apenas un 2,3% de los encuestados se reconoce como tal en la encuesta del CIS. Y claro, aquí hay algo que no cuadra, pero no me negarán que cuando usted está hasta el gorro de casi todo, no han tenido la intención de romper la vajilla de la suegra.

UpyD se desinfla,  y me temo que gran responsabilidad de ello la tiene su líder carismática. Lo de Sosa Wagner, un tipo muy por encima de la media de la política española,   y el proceso frustrado sobre  la propuesta de convergencia con Ciudadanos evidencia de que la bisagra empieza a chirriar y yo no sé si será suficiente con el tres en uno.

Esto es lo que hay, pura incertidumbre, tanta que en la política española lo que pueda pasar en una semana –del 9 de noviembre ya hablaremos el 10–entra en el género de la ciencia ficción.

Coda: Viene hoy Cospedal y el ministro Soria a Guadalajara a un acto en la fábrica de Airis, expectación entre los periodistas por un día cargado de noticias, y con mucho que explicar por parte del PP y de su gobierno a la generalidad del pueblo español y a sus electores en particular, y nos encontramos con un discurso institucional sin preguntas. Me temo que siguen sin entender nada.Y si es así, esto solo puede ir a peor.

 

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