Archive for junio, 2023

Un 1-1-1 esculpido en mármol

No hemos terminado de superar las elecciones del 28-M (en Guadalajara todavía hay ayuntamientos como el de Pioz que no se han constituido y eso frena a la Diputación, que tampoco) y ya estamos metidos, por decisión de Pedro Sánchez, en unas elecciones playeras que maldita la gracia le hace al personal, sobre todo los que deban estar al frente de las mesas electorales. Pero esto es lo que hay; y es de lo que tenemos que ocuparnos.

Si en el 28-M, les contaba que las elecciones en el Ayuntamiento de Guadalajara se decidirían por un concejal y que las Autonómicas iban a estar más apretadas que nunca en Castilla-La Mancha, el 23-J tiene la pinta de estar el pescado más vendido; y en lo tocante a Guadalajara veo esculpido en piedra el reparto de escaños de 2019 (1 PSOE, 1 VOX y 1 PP), aunque es más que probable que ése no sea el orden en cuanto a los sufragios que reciba cada partido. En las segundas elecciones del año 2019, en Guadalajara se produjo un suceso inimaginable, como fue que el PP perdió el liderazgo de la derecha, que se desplazó más a los extremos al recibir el partido de Santiago Abascal el 24,18% de los votos y dar así el sorpasso a los populares de Pablo Casado, caídos hasta el 23,2%, mientras que el PSOE de Pedro Sánchez fue claramente el más votado con el 31,4%, sumando casi diez mil votos más.

Las tendencias han cambiado mucho a lo largo de estos últimos cuatro años, y cuando apenas queda un mes para la nueva cita con las urnas, el promedio de los sondeos electorales que se publican en España, salvo el del CIS de Tezanos, que no se rige por la demoscopia sino por las leyes de la alquimia, nos avanzan que el PP de Feijóo ganaría los comicios con el 33,2% de los votos, el PSOE de Sánchez caería hasta el 26%, mientras que Sumar y Vox se disputan la tercera plaza. De momento, Vox es tercero con el 14,2% y anotamos que el Sumar de Yolanda Díaz no suma porque tiene el 12,6%, mientras que solo Podemos en las últimas elecciones llegó al 12,9%.  La traducción de estos datos es que el PP ganará las elecciones, pero Feijóo no conseguiría lo que Moreno Bonilla en Andalucía, poder gobernar sin Vox, que a día de hoy es indispensable para tocar los 176 escaños que otorgan la mayoría absoluta. De ahí se explica la incertidumbre en la estrategia popular en las negociaciones sobre los gobiernos autonómicos. Era inevitable desde el momento en que Feijóo decidió dar la responsabilidad a sus barones regionales, y así vemos que mientras Mazón en Valencia fue generoso en el reparto del poder con Vox, en Extremadura su candidata, María Guardiola, se pegaba un tiro en el pie y se ponía exquisita en su relación con Vox, dejando a sus compañeros de otras comunidades en mal lugar al marcar unas  líneas rojas que en todo caso le habría correspondido fijar al presidente nacional. Feijóo sabía que ése era el riesgo al no haber firmados unos pactos  nacionales PP-VOX, con el campo de juego más delimitado, pero el gallego es gallego y ha querido dar protagonismo a los territorios, con un resultado desigual.  

Tanta incertidumbre es consecuencia de la geopolítica electoral instalada en España y que ahora pasa por la fase bloquista; una fórmula que a muchos nos desagrada porque es la que peor resultado nos ha dado en otros momentos de nuestra cainita historia. Porque más que ofrecer una alternativa propia esta consiste en que no venza el contrario. Feijóo se equivocaría si todo lo fiara al cansancio del pueblo español sobre Sánchez y su legado. Solo recordar que a las elecciones de 1933, el Conde de Romanones no se presentó en Guadalajara como liberal o fusionista sino al frente de una coalición monárquica que se llamó Bloque Antirrevolución, mientras que socialistas y azañistas lo hacían por el Frente Popular, no por el PSOE e Izquierda Republicana.  A este bloquismo de trinchera se le dio solución en España en la Constitución de 1978, que alumbró la Transición, aunque como con gran ingenio ha escrito el ex ministro socialista  -y ex rector de la Universidad de Alcalá- Virgilio Zapatero, los autores de la Constitución de 1978 deberían haber añadido, al final del texto, una especie de Manual de Instrucciones que dijera algo así como: “Atención, este instrumento no funciona con bloques políticos enfrentados entre sí”. Pero esto es lo que hay; y es el legado de la fragmentación electoral hacia los extremos, sufrida por la aparición de Podemos y Vox, este último partido germinado por el radicalismo del anterior a modo de parachoques anticomunista.

Antonio Román, cabeza de lista al Congreso por el PP./Archivo.

El bloquismo esta vez va a favorecer a los partidos que lideran ambos bloques, PP y PSOE, pero no es previsible que en Guadalajara sea suficiente como para levantar ese 1-1-1. En lo provincial, Socialistas y Populares han acertado con los candidatos provinciales, pues ambos han puesto a los más conocidos por los electores, Antonio Román y Alberto Rojo, popularidad que deviene de haber sido alcaldes de Guadalajara.

Alberto Rojo tiene intención de seguir en el Ayuntamiento, aunque salga elegido diputado, porque el PSOE no le da por amortizado en su carrera municipal (tiene todas las papeletas para repetir en 2027), por su buen resultado electoral (subió 5 puntos), aunque dejará el cargo y el sueldo de portavoz a Sara Simón, que será el azote de Guarinos en el salón de plenos. Sumar en Guadalajara suma muy poco, y menos cuando han puesto a una candidata que no era la elegida por la organización provincial de Podemos, lo que refuerza el voto útil del PSOE.

Alberto Rojo, cabeza de lista del PSOE al Congreso./Archivo.

El PP ha puesto encabezando a otro primer espada, Antonio Román, y su primer objetivo es deshacer el sorpasso de Vox de las elecciones de 2019. Lo veo muy factible, pero  algo menos que ese impulso le alcance para superar al PSOE como partido más votado, aunque en la práctica el señor D’Hondt nos dice que se repetiría el 1-1-1 de 2019.  Hay otro dato que favorece al PP: Ciudadanos, a pesar de perder su diputado al Congreso, todavía reunió 10.169 votos en 2019 que entonces se fueron a la basura, y que Román está en condiciones de recoger.

Vox sigue estando fuerte en el Corredor y en el sur de Guadalajara -la zona más poblada-, con porcentajes que superan en la capital casi diez puntos sobre el promedio nacional del 14,2%. Así que está en condiciones de adjudicarse el tercer escaño en Guadalajara. Y eso a pesar de la decepción que ha supuesto la repetición de la candidatura de López Maraver, un colaborador estrecho de Abascal, y que no ha tenido la menor trascendencia como diputado por Guadalajara. Ya sé que Vox es un partido de jerarquía y que su elector sobre todo vota a las siglas, pero ya que te envían a un paracaidista por lo menos hay que procurarse un paracaídas. Maraver es que no ha venido ni a las procesiones. Entre él y Luis Fraga este último parecería de Guadalajara de toda la vida. Sí, ya sé que estamos en unas elecciones Generales, en las que lo que prima es la política nacional, pero también tenemos nuestro terrenito y si no se abona saldrán los ¡Soria, ya! o Teruel Existe. Provincias ambas vecinas.

P.D.- Esta semana, Ione Belarra, número 5 de Sumar en Madrid y secretaria general de Podemos, ha terciado en la polémica sobre la soberanía para respaldar el “derecho a la autoderminación” en el conjunto de un estado plurinacional. Ambos conceptos están fuera de la Constitución, que en su título preliminar, artículo 2 punto 2, dice lo siguiente: “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”. Belarra va por la vida sin manual de instrucciones y sin que nos ilustre cómo va a resolver el problema legal de convocar un referéndum otorgando la soberanía a una comunidad autónoma, y despojarla así del pueblo español, como reza en la Constitución. Que Belarra se preste al discurso independentista y disruptivo del Estado Español no sería novedad, lo que le da relevancia es que lo haga una ministra del Gobierno de Sánchez y que el jefe político del bloque guarde silencio. ¿Están por el estado republicano y confederal y por enterrar la Constitución de 1978 mediante un proceso constituyente y que sea lo que Dios quiera? Pues que lo digan.       

Guarinos fue “paloma” y apela al diálogo

El Partido Popular gobierna el 61,4% de la población de las ciudades con más de 50.000 habitantes, entre ellas Guadalajara y todas las de Castilla-La Mancha, menos Cuenca capital; después ya estaría Azuqueca de Henares. En números, eso se traduce en 15,4 millones de ciudadanos gobernados por el PP, lo que a poco más de un mes de las Generales, es una ventaja que nunca, antes, ha dispuesto el centro-derecha español. Solo hay que subrayar que, en España, siempre una victoria en las municipales ha sido el prólogo de un triunfo en las Generales, y esa es la prima de riesgo a la alemana con la que Feijóo afronta  el 23-J.

Guarinos recibe la felicitación de su predecesor, el alcalde Alberto Rojo./GUDiario.

Guadalajara ha sido uno de esos ayuntamientos en los que el PP ha debido recurrir a un pacto con Vox para desbancar de la alcaldía al PSOE, como lista más votada. El otro en la región ha sido Toledo y solo por eso se va a poner sobre ellos la lupa. La nueva alcaldesa, Ana Guarinos, una mujer con mucha mili a cuestas, lo sabe muy bien y eligió un discurso moderado para su toma de posesión en el que se puso el acento en el pacto y el diálogo y en el que prescindió del triunfalismo y la soberbia. Guarinos, quien todos la tenemos por un halcón en política (recordando aquella distinción entre halcones y palomas, según expresión de Henry Kissinger, durante la Guerra fría), fue esta vez paloma, porque es lo que toca: si bien es cierto que el centro-derecha ganó las elecciones en la capital, en votos (19.669) y concejales (13 por 12), la izquierda tuvo un resultado global entre los mejores de la historia (20.463 votos entre PSOE, Aike y IU-Podemos), lo que obliga a la alcaldesa popular a practicar una política no sectaria y de inteligente moderación en cuestiones que son especialmente sensibles. Me estoy refiriendo a la violencia machista, la inmigración o a la diversidad sexual, que hasta ahora han sido los charcos habituales en los que se han metido sus aliados de Vox. Al PP le basta acentuar su identidad en “la defensa de la Constitución y la nación española”, como dijo la alcaldesa, para poner en valor sus principios y subrayo como un acierto este párrafo: “Mi obligación es buscar puntos de acuerdo: Quien busque la confrontación, no me va a encontrar”.

El tono del discurso de despedida de Alberto Rojo fue el de un caballero y el de un demócrata que lo demuestra con hechos. Dejó meridianamente claro que el pacto entre PP y Vox es “legítimo” y “democrático”; como no podía ser de otra manera en un partido que ha accedido en tres mandatos a la alcaldía, mediante pactos, en la primera época de Javier de Irízar ( con el PCE), luego Jesús Alique (con IU) y finalmente con el propio Rojo ( con CS). Pero es muy saludable que se reconozca por el perjudicado para legitimar la institución. Y a partir de ahí, cabe cualquier reserva, como la manifestada por el alcalde Rojo sobre si el carácter “ultraderechista” de Vox puede poner en cuestión las políticas sobre “igualdad, emigración o la diversidad sexual”.  Rojo, que dejará en pocos días el Ayuntamiento, si es elegido diputado al Congreso, anticipó que la oposición socialista será “leal y constructiva”, aunque también advirtió –sin la aspereza de su última rueda de prensa– que “no callarán ante las políticas extremistas”. El alcalde saliente deseó “lo mejor” a su sucesora y yo, como vecino, le deseo lo mejor a él; y el día que cuelguen su retrato en la galería de alcaldes, siempre recordaré que durante su mandato tuvo que afrontar dos emergencias terribles como Filomena y la pandemia del Covid, y en las que se manejó con eficacia y serenidad.

La nueva alcaldesa y su primer teniente de alcalde./GUDiario.

Todos los oídos estaban puestos en el discurso del primer teniente de alcalde, Javier Toquero del Vado, y cumplió las expectativas. Si algunos querían ver en él a un peligroso ultraderechista, salieron defraudados. Los que por edad sabemos – y padecimos-, lo que es la extrema derecha, con correajes, no podemos reconocerla en el perfil de hombre tranquilo de Javier, y me alegró escuchar de su boca que “vamos a demostrar que no se cumpla esa etiqueta que nos han colgado”. Para terminar: “Los cuentos de terror son solo cuentos”. “Trabajaremos por una ciudad más justa e igualitaria para todos”.

Todos los ediles de Vox juraron su fidelidad a la Constitución, al Rey y al Estatuto de Autonomía sin apostillas y comentarios, en contraste con la portavoz de Aike, Susana Martínez, que su fidelidad al Rey es “por imperativo legal”, utilizando esa expresión que en su día puso de moda Herri Batasuna, y sin menoscabo de “sus principios republicanos y sobre la igualdad”. Por tanto, una promesa a la carta de la señora Martínez sobre la Constitución, que si se extendiera al resto de ediles y explicitaran también lo que no les gusta de ellos, las tomas de posesión se parecerían al Hotel de los Líos de los Hermanos Márx, en esa antológica escena sobre “La parte contratante de la primera parte….”

Ex alcaldes de Guadalajara, presentes en la sesión de investidura/GUDiario.

Por tanto, el discurso radical y frentista de la mañana estuvo a cargo de la citada portavoz de Aike,  que sustituye a un buen concejal, Jorge Riendas, a quien -presumo- vamos a echar de menos. Susana no dio cien días al nuevo equipo de gobierno, como aconseja la tradición, ni tan siquiera una hora, pues se refirió a él como “la tristeza de siempre, ya los conocemos” , y reclamó sacar a la luz ese pacto de 120 puntos, que según la concejala han firmado en secreto ambos partidos. La portavoz de Aike llamó a la “resistencia” ante el nuevo equipo de Gobierno, y finalizó con un recuerdo a su compañera Blanca Calvo, la primera alcaldesa, interpelando a Guarinos “sobre el legado que quiere dejar usted”. Blanca Calvo no asistió al acto, aunque estaba invitada, como el resto de alcalde vivos, a pesar de que era simbólico: es la segunda vez que Guadalajara elige a una alcaldesa, pero es la primera vez que esta es de derechas. Por lo que se cierra un círculo virtuoso sobre el papel de la mujer en la política local que los que hicimos la Transición valoramos especialmente. Y así lo recoció Ana Guarinos en su discurso al subrayar que la igualdad se manifiesta con hechos; y que ella, una mujer, fue candidata por el PP.

Esto es lo que hay; que no es poco. Y lo que venga, se lo iremos contando.    

Sánchez pasa factura a Page, pero solo a medias

Pedro Sánchez pasó factura a las federaciones más críticas queriendo imponer sus candidatos al 23-J en Aragón, Castilla y León Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana. Solo Page le dobló el brazo, aunque a medias, porque el secretario general del PSOE no se atrevió a escenificar, metidos ya en elecciones, un choque frontal con el único presidente socialista que ha ganado las elecciones por mayoría absoluta, Emiliano García-Page. Lambán, Tudanca y Ximo Puig, por perder, se tuvieron que tragar todos los candidatos que tuvo a bien meter Sánchez en las listas de Aragón, Castilla y León y Valencia.

Sánchez demostró que entiende la política como aquellos jugadores de póker que después de una mala noche apuestan todo lo que les queda al 8 negro. No se anda con medidas tintas. Está molesto con Page y le quiso dar donde más le duele: pretendiendo quitar del número 1 por Toledo a su mano derecha y número dos del PSOE castellano-manchego, Sergio Gutiérrez. Y poner en su lugar a la sanchista Milagros Tolón, alcaldesa derrotada en Toledo, elevada a presidenta del Comité Federal del PSOE, y que muchos la veían como la alternativa a Page si este hubiera perdido las elecciones. Page logró salvar el honor manteniendo el número 1 para su secretario de Organización, pero a cambio tuvo que ceder y ver cómo Tolón será la número dos por Toledo, un puesto que le garantiza cuatro años más en la política profesional, para lo que se desplazó a Esther Padilla, otra estrecha colaboradora de Page al número 3, con lo que previsiblemente se quedará fuera del Congreso. La mentada Tolón no se ahorró lo que todo el mundo interpretó como una velada crítica a Page en su intervención en el Comité Federal al llamar a la unidad de todo el partido y a que «nadie anteponga sus intereses electorales particulares a los que tiene la organización y nadie se preste a ser el tonto útil de la derecha». Page no asistió a la reunión del Federal.

Sánchez fue a por todas en el Comité Federal y eso que Page había propuesto unas las listas poco provocadoras. Así, como número 1 por Ciudad Real está Isabel Rodríguez, que es la ministra-portavoz del presidente del Gobierno; en Cuenca, la única capital regional donde va a gobernar el  PSOE, está el secretario provincial, Luis Carlos Sahuquillo; en Albacete Emilio Sáez, otro secretario del PSOE local y alcalde perdedor; y en Guadalajara, Alberto Rojo, que sin la corriente antisanchista que llegó como  mar de fondo el 28-M, seguramente habría sacado el decimosegundo concejal que le habría permitido gobernar con AIKE. Rojo no dispuso de una estrategia propia, como Abel Caballero o el mismo Page, aceptó disciplinado la cartelería y enfoque de la Ejecutiva Federal, que parecía preparada para unas Generales, una desventaja en una ciudad como Guadalajara, y el sábado comprobará como a la veterana candidata del PP, Ana Guarinos, aunque su partido sigue atascado en el 31% y solo gana 11 votos, le dará para ser la segunda alcaldesa de Guadalajara. Rojo, que con mérito ganó 5 puntos respecto a 2019, podrá seguir en la política profesional una legislatura más, aunque como su predecesor Antonio Román, no liderará a su partido en la oposición, que dejará a Sara Simón, la secretaria local del PSOE, que se maneja bien en la refriega política y que nos dejará momentos  de gloria con otro halcón de la política, Ana Guarinos.

Sánchez abraza a Page en su primera investidura como presidente de CLM. /Archivo.

Aunque cuando escribo este post sigue sin rubricarse el pacto de investidura entre PP y Vox, no tengo ninguna duda de que se anunciará al final de la semana. Por una razón muy sencilla: porque el electorado de Vox pasaría factura (como a Ribera con Ciudadanos) si no utilizara sus 6.500 votos para derribar a un alcalde del PSOE de Sánchez, y los 16.877 electores del PP, tampoco entenderían que su partido hubiera despreciado la oportunidad de regresar al gobierno municipal, aunque sea con la derecha populista, como el PSOE hizo con Alique en 2003, con el respaldo de la izquierda comunista. Vox tiene una ventaja en la negociación con el PP y es que el pacto debe plasmarse antes del sábado 17, ya que de lo contrario gobernaría Alberto Rojo, como cabeza de lista más votada. Y las mociones de censuras posteriores, ya sabemos que solo traen inestabilidad a la institución.    

Estamos también en la recta final de las elecciones Generales, cuyas candidaturas deben presentarse hasta el 18 de junio. El PSOE, mal o bien, ha terminado con su trabajo; y es público. Pero no así el resto de los partidos. Del PP lo único que les puedo avanzar es que esta vez no va a ocurrir como en las Autonómicas, donde los barones regionales tuvieron una completa autonomía, mientras que ahora quiere ser el candidato, Alberto Núñez-Feijóo el que controle todo el proceso. Eso aumenta las posibilidades de Antonio Román, que está en la Ejecutiva de Feijóo, para volver a encabezar la lista al Congreso, con lo que al final dos ex alcaldes de Guadalajara podrían encontrarse en el camino. De Vox, como es habitual, se sabe poco. Me temo que será la Ejecutiva de Abascal quien ponga su candidato, con lo que se elevan las posibilidades de que vuelva a ser un paracaidista, a pesar del fracaso de gestión que ha supuesto el tal Maraver, su actual diputado. Lo tengo dicho: un paraca podría salir elegido, porque son unas Generales, pero Vox es un partido con escasa presencia orgánica en la provincia; y los partidos  se hacen y se extienden desde las instituciones y con diputados dispuestos a patearse Guadalajara. Que se lo digan al PSOE, que en 1982 apenas tenía implantación fuera del Corredor, y ahora va a disfrutar de una cómoda mayoría absoluta en la Diputación, con tres diputados de diferencia, por su peso institucional. Las elecciones se empiezan a ganar, o perder, al día siguiente de contar los votos.

Falta por saber la incidencia de Sumar en Guadalajara, el partido de Yolanda Díaz (y nunca mejor dicho, porque su foto aparecerá en las papeletas como la coleta de Iglesias en 2015), que se estrena después de haber llegado a un pacto con 15 pequeños partidos de extrema izquierda y soberanistas periféricos. No obstante, en Guadalajara la cabeza de lista le corresponderá a Podemos, a pesar del gran fracaso del 28-M, porque así figura en los acuerdos firmados, por lo que el partido de Ione Belarra tiene seis numeros 1 en provincias donde hay opciones de sacar algo, y 7 más en circunscripciones en las que no tienen posibilidades. Entre ellas está Guadalajara. Así que nada impediría que candidatos descolgados de la lista de Madrid pudieran acabar en Guadalajara, aunque yo no veo a Irene Montero de candidata, después de haber sido vetada en la lista de Madrid.

Con los resultados del 28-M, y realizadas las debidas ponderaciones al tratarse de unas Generales, lo que en Guadalajara son al menos tres puntos más para el PP, cualquier reparto de escaños que no fuera un 1-1-1 sería para mí una sorpresa. Aunque en un escenario más bipartidista, lo previsible es que Vox sea el tercer partido y el PP recupere el segundo puesto, pero con posibilidades de ser el más votado si no remite la ola antisanchista. Y no hay tiempo.

P.D. Con posterioridad a la edición de este blog, se confirma lo avanzado en él. Román, el hombre que supo esperar, será el cabeza de lista al Congreso por el PP, con lo que el ex alcalde popular vuelve a la Cámara baja. El escaño lo ocupaba Iñaki Echániz, hasta ahora presidente de la Comisión de Defensa del Congreso, que queda en la reserva de altos cargos ante un eventual gobierno de Feijóo.

Una fiesta que no lo es; y las listas

Este jueves del Corpus es uno de los días del año en que reluce más el sol, junto el Jueves Santo y el Día de la Ascensión, según el dicho popular, pero en Castilla-La Mancha se anuncia tormenta.  ¿Castigo divino o cambio climático? Me inclino por lo segundo, aunque el Jueves del Corpus ya no es lo que era, porque si bien el gobierno de la Junta de Comunidades lo sigue considerando festivo en toda la región, la Iglesia Católica solo lo reconoce en la ciudad de Toledo. Estamos por tanto ante una fiesta religiosa que no lo es, lo que no deja de ser un dislate; aunque tiene su historia.

Para entenderlo habría que remontarse a los tiempos de Felipe González cuando su gobierno decidió meter mano al calendario festivo, demasiado generoso entonces con las fiestas religiosas sobre otros países de la Unión Europea. Y lo que hizo González, que no quería disgustos con el Vaticano, fue negociar con su Nunciatura un recorte de esas fiestas, y así quedaron fuera del ámbito nacional las del Corpus Christi, Santiago Apóstol o San José, aunque estas dos últimas pasaron a ser autonómicas en Galicia y Comunidad Valenciana, respectivamente. Años después, ya con José María Barreda en la presidencia de la Junta, se decidió inopinadamente que el Jueves del Corpus, que había seguido siendo fiesta local en la ciudad de Toledo, se extendiera al resto de Castilla-La Mancha. Pero lo que no consiguió Barreda es que la Iglesia diera marcha atrás en su liturgia y volviera a celebrar el Corpus el jueves, porque no le pareció serio que  primero tuvieran que desplazar su fiesta del  jueves al domingo,  por indicación del Gobierno central, y años después le pidieran desde un gobierno Autonómico que vuelva con sus ritos y procesiones, otra vez al jueves. Pacta sunt servandan, dijo la Jerarquía eclesiástica y por ello tenemos una fiesta religiosa que no lo es, y así la procesión de los Apóstoles, la más antigua del calendario guadalajareño, sigue celebrándose el domingo y no el jueves, ya veremos este año si con alfombras o de qué manera por las reformas en la Calle Mayor.  (Que a mí me gusta, aunque habrá que comprobar cómo afectan las pinturas de colores a ese delicado pavimento verde).

Esto es lo que hay: una fiesta religiosa pero local jueves, aunque su liturgia se ha trasladado al domingo, pero que la Junta mantiene con carácter regional, se supone que para realzar la fiesta local de Toledo. ¿Y por qué no hacemos fiesta regional el día de la Antigua?  

Y OTRA VEZ CON LAS LISTAS.- Acabamos de sufrir un proceso electoral y ya estamos metidos en harina con otro, porque así lo ha decido el presidente del Gobierno para acallar cualquier debate interno sobre su responsabilidad en los malos resultados del 28-M y que planteó a modo de plebiscito.

Y así estamos, otra vez dándole vuelta a las listas. En el PSOE se proclamarán el próximo sábado, cuando hay reunión del Comité Federal de su partido. En el PSOE provincial va ganando cuerpo la idea de premiar a Alberto Rojo con el número 1 al Congreso, por sus buenos resultados en Guadalajara, victoria que puede caer en saco roto si, como todo lo indica, PP y Vox llegan a un pacto de investidura para hacer alcaldesa a Ana Guarinos. En el PSOE de Bellido y Page han puesto en valor que la lista de Rojo creció cinco puntos sobre las anteriores elecciones, llegando hasta el 40% de los votos, pero solo se vio recompensado con 1 escaño, el que perdió Podemos, porque no tiene a su izquierda nadie con quien pactar. Mientras tanto, Guarinos lo puede hacer gracias al Vox de Javier Toquero, que ha doblado en votos y concejales: del 7,6% al 15%. A Guarinos, que como tengo dicho en política es una mujer con suerte, le ha salvado del éxito al fracaso apenas 11 votos para conseguir 1 concejal más que Román, a pesar de que el porcentaje del PP en Guadalajara, incluso con el mainstream a su favor, se estancó en el 31% de los votos. Pero tuvo 1 edil más, decisivo, y así son las cosas en los sistemas proporcionales, que buscan afinar más que los mayoritarios tipo Gran Bretaña o Estados Unidos. Sería ventajista y poco democrático poner en duda su legitimidad, porque ahora no te beneficia.  

Habrá que estar muy atentos a lo que pasa en Ferraz, el sábado, porque a Pedro Sánchez se le han quedado muchos ministros y estrechos colaboradores colgados de la brocha, y vamos a ver si no acaba alguno en Guadalajara. Si Magdalena Valerio estuviera disponible, no habría habido dudas, pero la ex ministra preside el Consejo de Estado y su escaño está libre.

En el PP no han dicho cuándo ni cómo. Feijóo es un presidente que tiende a dar toda la responsabilidad a su organización territorial, pero ahora el que se presenta es él, no Paco Núñez. Y seguro que querrá hacer sus listas, como me confirman en fuentes de este partido. Lo más interesante será saber si Paco Núñez encabeza alguna de las listas, porque si así fuera nos dará a entender que se abre un escenario para un cambio de candidato en las Autonómicas de 2027 tras el fracaso del domingo. Nadie se atreve a asegurar si Echániz seguirá de cabeza de lista, aunque con Feijóo el ex consejero de Cospedal tiene menos fuerza que con Casado, si bien en la actual legislatura ha acabado siendo presidente de la Comisión de Defensa, uno de los cargos más golosos. Si no fuera Echániz y se quedara en la reserva por si el PP gobierna; habrá que ver si la oportunidad le vuelve a tocar en la puerta a Román, quien tiene una buena relación con Cuca Gamarra, pero menos con Paco Núñez. Al presidente provincial, Lucas Castillo, le acaban de reelegir alcalde de su pueblo y no parece que esté en la carrera. Yo no descarto nada, pero subrayo que cada vez que al PP provincial le han flaqueado las piernas, le han colocado un paracaidista. También le pasó a Vox en 2019, que puso de diputado a un cazador de Madrid y que para Guadalajara ha sido absolutamente intrascendente. Aunque yo les aviso: por estos caprichos de la Ley D’Hondt, y a pesar de que Vox va a aumentar su caudal de votos respecto a 2019, van a tener más difícil conservar su acta de diputado, y que se repita el 1-1-1. En 209 vamos hacia unas elecciones más bipolarizadas (el PP ya no tiene que competir con CS, que reunió 10.169 sufragios entonces) y ese deseo de echar a Sánchez, que detectan los sondeos, es una prima que el PSOE no tiene con Feijóo. Me quedo con una idea que ha avanzado Narciso Michavilla, el que más sabe de sondeos en este país, y que también se la he oído a Page: el 23-J se va a elegir más al candidato que no quieres que salga, que al candidato ideal. Es decir: van más de vetos que de votos.

En Guadalajara, en 2019, el más votado fue claramente el PSOE, y aun así no logró el 2-1. El 23-J parece que volveremos al voto útil; aunque si Feijóo quiere gobernar deberá aspirar en provincias como Guadalajara al 2-1, para lo que necesita recuperar el 45% de los votos que tuvo su partido cuando gobernó en España con Aznar y Rajoy. No les será fácil; ya lo anticipo.  

P.D. Después de publicar este post, se ha hecho oficial lo que apuntaba al mediodía sobre Alberto Rojo: que será el candidato propuesto por el PSOE de Guadalajara; ya les anticipo que tiene el visto bueno de Page y del PSOE regional, y el sábado veremos si también de Sánchez, que gobierna con mano de hierro el Comité Federal y su Comité de Listas.

Page conserva la mayoría contra Sánchez

Y tras al análisis del 28M en el ámbito municipal, vamos en este post con lo Autonómico y Provincial.

No deja de ser curioso, alguno lo calificaría de esperpento, que uno de los grandes activos electorales de Emiliano García-Page haya sido que ha publicitado convenientemente (con especial atención a los medios de comunicación nacionales) su antisanchismo, o por decirlo más finamente: su oposición a importantes leyes del Gobierno PSOE-Podemos y en general a sus alianzas parlamentarias, con especial castigo a Bildu y los independentistas, y  haciendo gala de la  defensa de la unidad de España y de la Constitución, que atacan dichas fuerzas. Page hizo todo lo posible por alejar a Sánchez de Castilla-La Mancha, y este solo consiguió un mitin conjunto en Puertollano, utilizando para ello a su ex alcaldesa y actual portavoz de Gobierno, Isabel Rodríguez, con un resultado elocuente: el PP conquistó por primera vez en la historia democrática la alcaldía de la ciudad minera.

Con este bagaje, y el correspondiente a una legislatura con una cómoda mayoría y una oposición débil, Page ha alcanzado la única mayoría absoluta entre los presidentes socialistas en una jornada electoral aciaga para el PSOE, porque ha perdido los principales ayuntamientos que gobernaba y comunidades emblemáticas como Comunidad Valenciana, Aragón o Extremadura. Solo Page se ha salvado de la quema, y lo ha hecho siguiendo la receta de José Bono, su padre político, que le enseñó los rudimentos de este socialismo conservador que se despacha en el PSOE de Castilla-La Mancha, y que les permite ganar las Autonómicas en una región en la que el centro-derecha casi siempre ha ganado las Generales. Por ello, si alguien piensa que esta victoria del PSOE de Page se va a repetir en las elecciones anticipadas del 23 de julio, se equivoca de cabo a rabo. Lo más probable es que, entonces, el PP de Feijóo arrase a un PSOE que ya no será de Page sino de Sánchez, porque será ese día cuando miles de electores moderados que han apoyado a Page afilen sus navajas para evitar que se repita una mayoría Frankenstein al cuadrado, que es a lo que aspira Sánchez, no a ganar las elecciones. Sánchez prefiere inmolarse que sufrir una muerte lenta y no asistir a la sedición de la parte bolivariana de su gobierno;  y por ello ha privado a su partido de un debate necesario sobre si el PSOE debe recuperar la centralidad o seguir confundiéndose con la extrema izquierda; si el modelo territorial de España es el estado unitario pero descentralizado que encaja en la Constitución de 1978; o si hay que ir a un estado confederal y republicano que reconozca la autodeterminación a las naciones que lo integran, como quieren sus socios parlamentarios; y a resultas de ese debate presentar el candidato más adecuado. No se puede poner delante el carro de los bueyes, como ha hecho Sánchez con este adelantamiento trampa a modo de segundo plebiscito tras perder el primero. Pero Sánchez ha hecho del PSOE un partido peronista, que solo quiere fidelidades inquebrantables, como se vio ayer en el Congreso, y solo se irá cuando pierda el poder.

Este adelanto electoral por lo menos va a dejar tranquilo a Page en Castilla-La Mancha, a quien ya empezaba a mirar ese PSOE de toda la vida y que un mal día perdió las primarias con Sánchez.

 Page estuvo a punto de perder Castilla-La Mancha y toda la emoción estaba en el escrutinio de Ciudad Real, después de que en Guadalajara y Albacete igualaran a escaños, Page sacara uno de ventaja en Cuenca y 2 en su Toledo natal. Por ello, decidía Ciudad Real, que al final se decantó por Page, con otros dos escaños de ventaja, que sumaron el 17 de la mayoría absoluta. Contrasta que este resultado de Ciudad Real coincide con el derrumbe socialista en una provincia que siempre le fue fiel al PSOE, y que asistió a la victoria del PP en el ayuntamiento de la capital y en la Diputación.

¿Y Guadalajara? El PSOE tenía aquí una misión casi imposible, como era defender el escaño número 3, que al final recupera el PP, a pesar de sumar 15.505 votos menos. Era lo previsible. También que Vox se llevara el escaño que en 2019 fue a parar a Ciudadanos, partido que se ha extinguido en la región y en toda España, por sucesivos errores propios. Destacar que Vox  Guadalajara (16%) es el único partido que está por encima de la media regional de su formación (12%), situación que no se da con PSOE y PP, que suman 3 puntos menos en nuestra provincia. Por tanto, triunfo claro del PSOE de Bellido en una provincia donde en la etapa de Tomey el PP ganaba claramente las Autonómicas, pero disminuyendo su aportación en el conjunto del PSOE de Page, como sucedió en 2019. Habrá que ver si por ello el azudense tiene fuerza para seguir presidiendo las Cortes regionales o regresará al Congreso en las elecciones veraniegas.

Emiliano García-Page es el gran triunfador de estas Autonómicas, porque ha sido capaz de no ser arrastrado por ese mainstream de un intenso color azul; por lo que  podríamos colegir que a Paco Núñez, el candidato del PP, le ha sucedido lo contrario. ¿Es por lo tanto el gran fracasado? Es un hecho que Núñez, un político de quien sus compañeros destacan su capacidad de trabajo, no ha sido capaz de plantar cara a Page; y ahora la duda del PP será si aguantar con él otros cuatro años en la oposición a ver si en 2027 ya se ha aburrido Page y no se presenta, o dar la alternativa a otro candidato más joven, que ahora no llama a la puerta.

Si el PSOE no ha recibido premio en las Cortes regionales a pesar de esos 15.505 votos de diferencia, sí lo ha tenido en la Diputación Provincial, institución en la que alcanza una cómoda mayoría absoluta después de haber gobernado en este mandato, en minoría, con Ciudadanos. En estos últimos ocho años, el PSOE, con el impulso de la Junta de Comunidades, ha tomado una gran ventaja al PP en el medio rural guadalajareño, especialmente en los partidos judiciales de Molina y Sigüenza, en donde los conservadores deberían hacer una seria reflexión. Con la desventaja que acumulan en ambos distritos es muy difícil que el PP pueda volver algún día al gobierno provincial.

Esto es lo que hay, y termino. Soy un firme defensor de las diputaciones, porque lo soy de la provincia de Guadalajara,  frente a otras administraciones superiores, como la Autonómica, que la veo como más lejana y de la que nos separa territorialmente Madrid, que nos da tanto. Pero es impresentable que la elección de sus diputados sea de tercer grado y en la que solo participan las cúpulas de los partidos. Que a estas alturas no se sepa quién va a ser su presidente (imaginamos que José Luis Vega, que ha repetido un buen resultado en Mondéjar y no ha salido diputado provincial) no es de recibo. Los ciudadanos deberían tener derecho a elegir de una forma directa la Diputación, porque sería además una manera de prestigiar la institución y de que su presidencia y diputados tuvieran una autonomía de la que ahora carecen, al ser unos meros delegados del partido de turno. Lo que no se corresponde con los presupuestos que manejan. 77 millones de euros la de Guadalajara. Ha llegado la hora de democratizar las diputaciones    

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