Archive for octubre, 2019

El Gigante, una sensible pérdida para Guadalajara

Guadalajara tiene tres eventos que podríamos calificar de multitudinarios, amén de los encierros y las carrozas dentro del ciclo Ferial. Son el Maratón de Cuentos, el Tenorio Mendocino y el Festival Gigante.

Hay diferencias entre ellos. Maratón y Tenorio surgieron, y perviven, gracias a la iniciativa del Seminario de Literatura Infantil y Juvenil y de la asociación Gentes de Guadalajara, respectivamente. En ambos casos se nutren de presupuestos públicos, esencialmente del Ayuntamiento de Guadalajara, pero si no hubiera detrás un nutrido grupo de voluntarios que realizan las mil y una funciones que son necesarias (en el Tenorio, hasta los actores lo hacen gratis, porque son aficionados; caso diferente a los cuentacuentos profesionales del Maratón), sería imposible su celebración. Maratón y Tenorio, aun recibiendo público de fuera, se nutren del consumo interno de la ciudad, y ambos ya forman parte del paisaje arriacense, si ahora le encargaran a Jorge Inglés realizar un nuevo retablo para el Marqués de Santillana.

El formato del Festival Gigante es diferente. Es una empresa privada la que se juega su dinero, por lo que es natural que esta quiera unas garantías antes de tirarse a la piscina. Y este año, con la incertidumbre sobre dónde se iba a ubicar el Festival, y que carecía de un cabeza de cartel de relumbrón como años anteriores (Bunbury, Love of Lesbian, Amaral, Sidonie, Vestusta Morla, Lori Meyers...) pues la piscina estaba medio llena; y acabaron palmando unos 25.000 euros a pesar de que mantuvieron una asistencia con cerca de veinte mil espectadores entre  las cuatro jornadas. A pesar del impacto que el Gigante tiene en la ciudad, el Ayuntamiento no se juega un euro. No hay subvención directa, y su colaboración consiste en dejar gratis la Fuente de la Niña y correr con los gastos del escenario principal. ¡Pero ojito, que ese escenario es el que se utiliza para los conciertos de Ferias, con lo que no hay un gasto extra! Así que si el formato es diferente, el resultado es el mismo: el Gigante dinamiza a la ciudad, le quita la caspa, y da satisfacción especialmente a los jóvenes, aquellos a los que solemos oír protestar porque “Guadalajara está muerta” cuando la comparan con Alcalá de Henares. Y a los que hemos estudiado en la cuna de Cervantes y de Azaña, no nos extraña. Por todo ello, los portavoces municipales deberían ser muy cuidadosos cuando hablan alegremente de que el “Ayuntamiento no va a hurtar del debate a la ciudad porque una empresa privada necesita tomar decisiones”. (sic)  

La puñetera verdad, como apunta el periodista Fernando Rojo, que de festivales sabe un rato, mientras todos estos están contratando en estos momentos los grupos del año que viene, «aquí estamos empezando procesos participativos». Y a día de hoy, el Ayuntamiento de Guadalajara no garantiza que el Gigante se pueda celebrar allí, en 2020, la condición que ponían los organizadores para seguir en Guadalajara. Resulta, además, que el Gigante, con seis ediciones a sus espaldas, se ha convertido en un producto muy sabroso para cualquier ayuntamiento, y según ha podido saber este diario digital, su empresa tiene una oferta muy jugosa encima de la mesa de Alcalá de Henares, que supera la colaboración que nuestro consistorio presta al Festival.

Así las cosas, salvo verdadero milagro, Guadalajara va a perder al Gigante y la séptima edición, la de 2020, se celebrará en Alcalá de Henares, y los mentideros festivaleros apuntan que con Vetusta Morla de cabeza de cartel.  A estas alturas alguno me puede replicar: “tío listo, qué haría usted si fuera el alcalde o la responsable de Festejos”. En primer lugar, acompañarlos en el sentimiento, porque hagan lo que hagan van a salir trasquilados, porque seguir en la Fuente de la Niña es una mala solución (para las pistas y con los atletas a los que se les priva de su elemento natural tres semanas) y bajarse al Escartín es casi peor, fastidiaría al Deportivo, habría que desmontar una tribuna y el escenario tampoco convence a la empresa del Gigante.

Ante este panorama, aun reconociendo que tiene los inconvenientes apuntados, lo que yo haría es firmarun convenio por tres años con el Festival Gigante, con luz y taquígrafos, garantizándoles seguir en la Fuente de la Niña y en las condiciones de las seis ediciones anteriores; y durante ese tiempo proseguir ese debate ciudadano para que todo el mundo pudiera opinar con un mínimo de rigor. Aunque para no acabar dando palos de ciego es imprescindible delimitar cuál es el campo de juego. Es decir: hay que buscar un lugar alternativo a los conciertos de la Niña, que ahora no lo hay, o bien ampliando el recinto Ferial o buscar, como han hecho en Aranda de Duero con el Sonorama, un espacio nuevo que no deja de ser una gran explanada pavimentada, y poco más. Es imprescindible por lo tanto centrar el debate, pero al final es el equipo de gobierno el que toma la decisión, que para eso los elegimos y por ello los pagamos. No una asamblea de unos cuantos.

El asunto no es sencillo, aunque nunca lo fue montar un nuevo Ferial en Guadalajara, y si no que les pregunten a los alcaldes que lo promovieron: Javier de Irízar, que sacó las barcas de La Concordia, o José María Bris, que libró al barrio de la escandalera en que se había convertido el recinto de  Adoratrices y luego, con Román, les legó un gran parque. Es ley de vida. Ahora al Ayuntamiento de Alberto Rojo le toca dar otra vuelta de tuerca; pero sería una grave pérdida que por el camino se dejara uno de los festivales más importantes de España.  Y mucho ojito, porque además del Gigante nos quedaríamos sin un recinto para seguir ofreciendo conciertos punteros en las Ferias. Es decir, que en lo musical bajaríamos de golpe a tercera división.

Esto es lo que hay, y ciertamente no tiene buena pinta. De hecho, el compañero Evaristo Olcina, ahora metido en asuntos de la política, se mostraba convencido en su twitter de que la decisión de marcharse estaba tomada por el organizador del festival incluso antes de su última edición en Guadalajara. Y que las pistas «son excusas baladíes». Pues sería una sensible pérdida para Guadalajara.  Pregúntenles a sus hijos.

Foto: Luis Toquero Ochayta

Nota de urgencia: Como se esperaba, la organización del Gigante ha confirmado horas después de que colgara este post que abandonan Guadalajara. Lo achacan a la «incertitumbre» y a la «dejadez institucional en los últimos años». Ahora vendrán los reproches mutuos entre nuestros políticos, sobre quién ha contribuido más al desenlace, aunque en el fondo ya da igual. Quien realmente pierde es Guadalajara, por no saber conservar uno de los tres eventos más multitudinarios que se organizan durante el año, y el más seguido por nuestros jóvenes. En Alcalá de Henares, o en Torrejón de Ardoz, que gana enteros en los últimos días, lo sabrán agradecer.

Ana del Campo, una periodista que honró a su profesión

La periodista Ana del Campo Illera llegó a Guadalajara desde su Madrid natal en la primavera de 1979, con poco más de veinte años. Aquí tenía la ocasión de comenzar su carrera periodística en un periódico «Guadalajara, Diario de la Mañana», un medio tan joven como ella que nació con una pretensión que la historia ha demostrado imposible: contar con un diario impreso en Guadalajara. El periódico, a pesar de la buena voluntad de sus fundadores, duró un par de años, pero le dio tiempo a Ana del Campo a acreditar su buen hacer, lo que le valió, con Javier de Irízar de alcalde, para poner en marcha el primer gabinete de comunicación que tuvo una institución de Guadalajara. Allí estuvo desde mayo de 1981, y en 38 años de servicio le ha dado tiempo a conocer seis alcaldes (Irízar, Blanca Calvo, José María Bris, Jesús Alique, Antonio Román y Alberto Rojo), quienes tuvieron la oportunidad de conocer de su profesionalidad, honradez con la institución, y el rigor que se ha de pedir a cualquier gabinete institucional, cualidad de tanto valor en unos tiempos donde tan a menudo se confunde la información con la propaganda y las opiniones con los hechos. Ana del Campo siempre estuvo allí para servir a los periodistas esos hechos y la información de interés general que merecía ser conocida por el vecino de Guadalajara, sin apostillas, dejando que fuera cada medio el que la valorara libremente. En ese sentido, Ana puede de dar clases a los aprendices de periodistas sobre cuál es el papel de un gabinete institucional, y cómo servir de herramienta para que el periodista tenga la información que precisa, y no convertirse en cortafuego del cargo público. Un periodista nunca es un guardaespaldas.

Esa Guadalajara que no había saltado de los cincuenta mil habitantes, que solo tenía dos semanarios (Flores y Abejas y Nueva Alcarria), ninguna radio propia y ya no digamos televisión (un monopolio que todavía ejercía el Estado) fue en la que Ana del Campo creció como periodista; y como persona. En lo profesional vivió una etapa tan apasionante como aquellas primeras elecciones locales democráticas y en la que fuimos testigos del patinazo más trascendental de la historia electoral de Guadalajara. Esta mañana recordábamos aquella tardanza de tres minutos en presentar la candidatura de UCD por culpa de un gobernador civil que no había puesto en hora su reloj con las formas de la democracia que llegaba, y que a la postre impidiera que Luis Suárez de Puga, de UCD, fuera el alcalde y Agustín de Grandes, el primer presidente de la Diputación tras la dictadura. Y cómo todavía apenas unas horas antes de la resolución de la Junta Electoral (órgano judicial ciertamente novedoso) ese mismo gobernador declaraba que no habría ningún problema con lo del reloj.

Pero si apasionantes eran aquellos años en los que la Transición llegaba a todas las instituciones del Estado, no menos fue la etapa de Ana en el Ayuntamiento y donde con la ya fallecida María Cruz Crespo, recibieron el encargo de abrir las puertas del Consistorio a la ciudad y contar lo que allí había. Todo un acontecimiento porque antes de llegar la democracia a la prensa no se nos comunicaba ni cuando se celebraban los plenos y había que enterarse del orden del día por algún concejal amigo. Desde el recién creado gabinete también se puso en marcha con Jesús Ropero de fotógrafo la primera revista municipal, Calle Mayor, entre marzo de 1981 y mayo de 1991, llegando a convertirse en una publicación diaria coincidiendo con la celebración de los primeros encierros taurinos en la ciudad. La revista cumplió con su papel de servir esa información de las fiestas al día al que no llegábamos desde nuestros semanarios. También fue la responsable de varias revistas de información interna en el Ayuntamiento y de otras publicaciones como la revista “Tragaluz”.

En lo personal, Ana unió sus destinos a aquella provinciana capital de provincia que tanto le llamó la atención el día que la conoció, aquí se casó, tuvo sus hijos, fue muchos años miembro de la Asociación de la Prensa y con su trabajo -no lo dudes- contribuyó a hacerla más abierta, menos envarada, y sin ceder nunca al principal enemigo de la democracia: el sectarismo.

Esto es lo que hay. Ana del Campo Illera se jubila. Aunque ya sabemos que los periodistas no nos acabamos de jubilar del todo. Por eso, aquí sigues teniendo tu casa.

P.D. Mientras escribo estas líneas están echando por la televisión la exhumación del cadáver de Franco con todo lujo de detalles (¿no habíamos quedado en que iba a ser una ceremonia íntima?); y además de no entender muy a qué viene tal despliegue, que parece una etapa de montaña de La Vuelta, solo siento indiferencia. Queridos niños: aunque la presencia de un dictador en un monumento nacional es una anomalía que había que resolver, no creáis que hoy ha acabado la transición porque Franco repose a partir de ahora en Mingorrubio. La Transición terminó hace tiempo, el día en que la sociedad española decidió que nunca más debería haber vencedores y vencidos. Por ello hay que tener mucho cuidado en confundir la justicia histórica con la revancha, y a tal efecto hacer coincidir la «resurrección» de Franco con la campaña electoral no es la mejor manera de despejar la política española esa gran lacra que es el guerracivilismo. Entonces la pregunta es: ¿A quién beneficia? No a los moderados.

Eso sí, el Tour de Franco desde Cuelgamuros hasta Mingorrubio hurtó de la apertura de los telediarios la noticia del peor verano para el empleo desde 2012 y que en Guadalajara la EPA nos ha traído mil parados más que hace tres meses. Si a esto sumamos el rapapolvo que le han dado a la ministra Calviño por el déficit de las cuentas que presentó a la Comisión Europea, y que es anuncio de nuevos recortes por el gobierno que salga, pues qué quieren que les diga. Que este reallity-show de Franco de vuelta a El Pardo me suena a pan y toros. Solo falta que lo presente Kiko Matamoros.

Yo también pediría el indulto

Era de esperar que una sentencia tan compleja como la del “Procés” fuera acogida con división de opiniones. La han rechazado tajantemente Vox y los independentistas, se celebra en el gobierno de Sánchez, la respetan pero no muestran entusiasmo PP y Cs, y en Podemos en Belén con los pastores con Iglesias predicando paz y amor.

El presidente del Tribunal, Manuel Marchena, ha hecho un esfuerzo para lograr la unanimidad so pena de que su resultado valga igual para un roto que un descosido. Empezando por el argumento principal para decantarse por el delito de secesión frente al de rebelión. Ciertamente, la violencia ejercida el 1-0 no fue suficiente como para tumbar el orden constitucional, ni puede atribuirse directamente a los procesados, pero no es menos cierto que algún peligro había cuando tuvo que salir el rey Felipe por televisión como lo hizo su padre en el golpe del 23-F. ¿Qué habría pasado si no se hubiera reaccionado desde el Estado, con la aplicación del artículo 155 y la intervención policial? La respuesta es: Eslovenia.

Con todos los matices que ustedes quieran, la sentencia tiene la virtud de haber puesto a los golpistas en su sitio. Pero si no fueran tan miopes y radicales verían que deja la puerta entreabierta a la clemencia. Dado que, hasta ahora, no se ha producido una desgracia irreparable, yo también estaría dispuesto a pedir su indulto tras un tiempo prudencial, si los condenados mostraran su arrepentimiento y defendieran la independencia por vías legales. Pero el gran problema del «Procés», más allá de esta sentencia, es lo que dijo ese iluminado que preside la Generalitat: “Lo volveremos a hacer”.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es Aeropuerto-Prat.jpg

Ante esta respuesta tan contumaz, no hay espacio para la generosidad ni para nuevos experimentos, en la línea de volver a reformar el Estatuto para que los nacionalistas se sientan cómodos en España. Así se ha hecho varias veces, y los independentistas lo único que han hecho es dar un paso más en su desafío al Estado. Ha llegado el momento de cortar por lo sano, de detener la infección. Y para ello es indispensable que una televisión pública que se paga con los impuestos de los catalanes y del resto de españoles deje de estar privatizada por el independentismo. O que en las escuelas se enseñe, sin que la alta inspección se dé por enterada, historias falseadas sobre Cataluña y España.

De lo contrario, más tarde o más temprano, habrá un gobierno que tendrá que negociar alguna extraña fórmula constitucional para que Cataluña pueda ejercer esa autodeterminación que no existe en ninguna constitución europea. Y Torra, Puigdemont y la tropa de fanáticos que ha ocupado las instituciones catalanas, y desprecian a los no nacionalistas, lo saben. Es la independencia a plazos. Un conflicto que, como el Brexit, está peor que ayer, pero menos que mañana.

Esto es lo que hay. Nada que celebrar.

10-N: Mas incertidumbre que hace 6 meses. El caso de Guadalajara

Han pasado apenas seis meses desde que fuimos a las urnas para unas elecciones legislativas, y la demoscopia empieza a apuntar dos cosas: que en el conjunto de España los resultados pueden ser envenenados, porque no resolverían la ecuación que los líderes políticos han sido incapaces de resolver, mediante pactos de gobierno. Mientras que en Guadalajara los resultados generan más incertidumbre que entonces. Si en abril el 1-1-1 estaba cantado desde el inicio de la campaña, el electorado ha experimentado sensibles cambios desde entonces, especialmente el de Cs, y el diputado que entonces el partido de Albert Rivera “robó” al PP,  el 10-N va a estar más disputado que el voto del señor Cayo, como diría Mingote. Hasta tres partidos están en condiciones de adjudicárselo, por este orden: Vox, PSOE y el propio Ciudadanos.

Recuerdo la mecánica que empleo. Hago el promedio de todos los sondeos publicados en España (en este caso a comienzos de semana), se aplica un índice corrector en base a los resultados obtenidos en las últimas elecciones generales en Guadalajara y en función de su resultado se realiza la proyección voto.  Y este es el primer diagnóstico:

PSOE: Algún asesor áulico de Pedro Sánchez se puede estar tirando de los pelos por no haber estirado más la negociación con Podemos y ni tan siquiera haberlo intentado “Con Rivera, no”. Porque los sondeos confirman el retroceso del PSOE, al que tampoco le viene bien la acumulación de noticias sobre la desaceleración económica, que siempre castiga al que gobierna. En Guadalajara le damos, ahora, un porcentaje en torno al 30% de los votos, ligeramente por encima del resultado cosechado el 28 de abril -los mejores, después de los de 1982- , que le vale para disputar el segundo escaño, aunque necesitaría subir de ese último resultado, para así doblar en votos a Ciudadanos y Vox, quienes -paradojas de la política- son esta vez sus rivales directos en Guadalajara, por encima del PP. El PSOE será, din dudas, el partido más votado en Guadalajara, circunscripción en la que no se presenta el partido de Errejón. Promedio nacional: 27,8% . Proyección Guadalajara: 28,9%.

PP: Pablo Casado empieza a obtener fruto en su estrategia de no exponerse mucho y rehuir las polémicas, una vez que queda claro que Cs ha fracasado en la disputa del liderazgo del centro-derecha. Está en alza en los sondeos, desde abril, con cerca del centenar de diputados mientras que  el 28-A tocó fondo con 66. En Guadalajara pilotará la nave, con el respaldo de la dirección nacional,  un “apparatchik” muy experimentado, José Ignacio Echániz, con Román encabezando el Senado. Solo pueden ir para arriba tras la catástrofe de hace seis meses en que el PP obtuvo los peores resultados de su historia. Tienen 1 escaño garantizado, pero con el 24,2% de los votos, que tendrían a día de hoy, están lejos de entrar en la pelea por disputar el segundo. Así que Daniel Martínez Batanero lo tiene muy complicado. Promedio nacional: 20,9%. Proyección Guadalajara: 24,2%.

Cs: Todos los estudios publicados coinciden en que Ciudadanos sigue cayendo y podría perder hasta un tercio de su electorado. Mantener a toda costa la promesa electoral de no pactar con Sánchez, ha sido una estrategia equivocada de Rivera, como le reprocharon sus compañeros de partido con más experiencia, ya que condenó a Ciudadanos, a pesar de tener 57 diputados, a la irrelevancia. Además de no lograr el “sorpasso” con el PP,  por no conformarse con su condición de influyente bisagra, sería un triunfo que en estas elecciones frenara su caída hasta el punto de ser decisivo en unos futuros pactos a izquierda o derecha.  Aunque tuviera veinte escaños menos. En Guadalajara está en trance de perder ese tercer escaño, que disputa con el PSOE y Vox.  Promedio nacional: 11,2%. Proyección Guadalajara: 14, 1%

Unidas Podemos: Podemos sigue en baja, aunque en Guadalajara tiene la ventaja de que no se presenta Errejón con su +País. Aun así, las posibilidades de sacar escaño son remotas, ya que la media de los sondeos les otorgan el quinto puesto y el PSOE les dobla claramente. Hay que recordar que en una circunscripción como Guadalajara, para obtener el tercer escaño con la ley D’Hont en la mano no puedes ser doblado por la primera fuerza política. Promedio nacional: 12,5%. Proyección Guadalajara: 12,8.

Vox: El partido de Santiago Abascal se pegó una costalada en las Europeas, pero está remontando y vuelve a estar en una media nacional en torno al 10%, como hace seis meses.  Tiene el hándicap de que un escenario de voto útil en el centro-derecha les perjudica, pero es un partido que por su radicalismo no solo puede pactar con la derecha sino atraer votos de orillas aparentemente muy lejanas. Por lo que podría salir bien librado en un escenario de abstención alta. En Guadalajara, Vox tiene una prima de seis puntos y  los sondeos le conceden una sólida base electoral que raya el 16%, lo que significa que entra claramente en la disputa de ese tercer diputado. Ello explicaría que un asesor tan cercano a Abascal, el periodista madrileño Ángel López Maraver, encabece su lista en Guadalajara, aun siendo cunero. Hay que recordar que Tezanos, equivocándose, ya llegó a conceder a Vox 1 diputado en las anteriores elecciones.  Promedio nacional: 9,7%. Proyección Guadalajara: 15,9 %.       

Esto es lo que hay, esta semana. A finales de mes, más.  

UNA SORPRESA RELATIVA.– Si alguien se cree que en Génova iban a quedarse quietos después de que en Guadalajara se cosechara el peor resultado de su historia es que desconocen al PP y a la política en general. El ambiente de críticas y reproches que se vivió en el último comité ejecutivo provincial presidido por Guarinos no fue diferente a los que soportaron en el PSOE después de alguna negra noche electoral, que ha habido varias. Pero hechos son hechos: mientras el PP ha perdido todas las instituciones que gobernaba, y Paco Núñez tuvo que irse a la toma de posesión del alcalde de Yunquera, como primera opción, en el PSOE pasaba algo inédito: gobiernan todo, algo que no sucede ni en Sevilla. Así que Génova ha movido ficha, Echániz vuelve a Guadalajara por deseo expreso de Casado y Egea, y al carro se ha subido Paco Núñez, que tiene de 2 en el Senado a un paisano de El Casar. Román, un superviviente nato, sigue encabezando el Senado, con Isabel Nogueroles, que fue su concejal, de número 3, al no postularse  Ana González. De 2 en el Congreso está un compañero de pupitre de Echániz, Daniel González Batanero, que como probablemente no saldrá seguirá en su exitosa carrera profesional. Aunque con el oído puesto.

PD. Felicidades a La Crónica y a Augusto González Pradillo por sus 20 años en el frente digital. Con la perspectiva y serenidad que dan los años y el haber librado cien batallas, algunas contra gigantes que luego eran molinos, mi reconocimiento por el trabajo bien hecho. Que desde la competencia siempre es estimulante.

Ir a la barra de herramientas