Archive for noviembre, 2017

Un cambio de tendencia tras la larga travesía del desierto que yo saludo

Yo sí quiero saludar el proyecto para promover un complejo de ocio y residencial en Alovera en torno a la playa artificial más grande de Europa (nos dicen que tendrá una lámina de agua de casi 25.000 metros cuadrados rodeada de una playa de arena de 15.000 metros cuadrados) por cuanto supone el apunte de un cambio de tendencia en la larga travesía del desierto que las empresas inmobiliarias y la promoción de suelo residencial e industrial en nuestra provincia han pasado en los últimos años.

Que empresas que estuvieron al borde del precipicio, y que se tuvieron que defender con concursos de acreedores y el repliegue de su actividad comercial a la mínima expresión empiecen a recuperar suelos y promociones es una buena noticia para la economía de Guadalajara, y esto lo acabará siendo para el empleo en general, como ya lo está anticipando las últimas EPAs en nuestra provincia y los datos que mensualmente ofrecen los servicios de empleo. Aunque en el frente populista, desde los que no conciben cualquier otro empleo que no sea el público ya se encargarán de poner pegas a este y cualquier proyecto privado que exceda de una modesta promoción de viviendas, hay que subrayar que en el Corredor del Henares vuelve el optimismo, que pronto tendremos noticias de nuevas instalaciones de grandes empresas relacionadas con la logística y antiguos proyectos que estaban congelados, como la Ciudad de Transporte vuelven otra vez a cobrar vida y esperemos que esta vez no haya frenazo y marcha atrás. Mi esperanza es que esta nueva expansión, que ahora en gran medida está relacionada al sector de la logística, se extienda también a la industria convencional, que fue la plataforma  del gran salto que dio esta ciudad en los años setenta. Y  no me gustaría que la lentitud en el desarrollo de suelo industrial en Guadalajara (pongamos que hablamos del Ruiseñor) o la obsoleta parcelación en lo que queda de polígonos como el del Henares no lo acabe pagando la ciudad, que es notorio, ha perdido competitividad frente a otros municipios del Corredor, singularmente Cabanillas en donde van como motos.

Desconozco los intríngulis de este proyecto, más allá de su vistosa presentación, pero me quedo con las grandes cifras: su construcción supondrá la creación de 130 empleos directos y 200 indirectos y durante su explotación en temporada alta empleará directamente a 170 trabajadores, dijo Félix Abánades, el presidente de Rayet. La idea de Alovera Beach surgió cuando buscaban cómo revitalizar el desarrollo urbanístico del sector, donde se prevén más de unas 4.000 viviendas a largo plazo. También nos han contado que la gran laguna cristalina supone un consumo muy bajo de recursos como agua y energía. Me alegro, pero falta por saber de qué consumo estamos hablando, de qué concesión de agua va a tirar y cómo se garantizará la sostenibilidad de un proyecto de esa envergadura. Pero para eso están las administraciones, que son las que deben velar por el interés general y acomodar los proyectos a la realidad. Recuerdo las primeras gestiones que se hicieron por parte de Mahou para instalarse en Alovera cuando buscaba un sitio alternativo a su vieja fábrica en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón. Mahou, como empresa madrileña que es y en donde tiene su razón social, pensó primero en Madrid, pero acabó montando en Alovera una de las mejores fábricas de cerveza de Europa, porque solo aquí le garantizaban agua de calidad (la del Sorbe, que requiere un mínimo tratamiento) y en cantidad suficiente para el crecimiento de producción que iba a tener la nueva fábrica. Para lograr todo ello hubo que cambiar hasta los estatutos y concesiones de la Mancomunidad de Aguas del Sorbe, pero aquí está Mahou, una de las industrias más prósperas de Guadalajara y que mejor paga a sus trabajadores.

Es evidente que proyectos como este de Alovera y otros que se están gestando, no solo industriales sino también agrícolas, necesitan agua suficiente para que el inversor no se eche para atrás, lo que debería servir para dar pasos con mayor ambición por parte de la Mancomunidad de Aguas del Sorbe y de las administraciones competentes. En la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos (APAG) están cansados de repertirlo: Beleña se ha quedado pequeña, y no vale con ese caudal de 4,5 Hms que en caso de urgencia la MAS puede detraer de Alcorlo, que lo necesitaremos pronto si sigue sin llover. Es necesario que Beleña pueda también enviar agua del Sorbe a Alcorlo cuando la pluvimetría sea favorable, y hay que remover los obstáculos legales para ello, para no tener que hacer nuevas presas en el Sorbe, que sería otra de las soluciones. Si la vieja Mancomunidad del Sorbe no hubiera sido previsora ahora la Mahou no estaría en Alovera.

Esto es lo que hay. Hay movimientos interesantes en Guadalajara que nos pueden consolar de la tristeza de los últimos ocho años cuando aquí no se construía ni una caseta de perro, pero hay que estar preparados y aprender de los errores cometidos. Aunque siempre habrá alguno que se moleste.

Algo se mueve en los fogones de Guadalajara

Uno de los síntomas de la recuperación  está en la buena mesa. Y me da la impresión de que algo se empieza a mover en lo fogones de Guadalajara, muy afectados por los efectos de la crisis, que en la capital tuvo una incidencia mayor tras los días de vino y rosas en que media docena de promotoras alcarreñas se convirtieron en empresas nacionales e incluso con importante presencia en el extranjero. Eran los días en que costaba reservar en el Amparito Roca, el restaurante de Jesús Veslasco al que la Asociación de la Prensa le distinguió con uno de sus premios,  o en Las Llaves de Marchamalo.  Pero llegó la crisis, empresas, profesionales  e instituciones no tuvieron más remedio que ajustarse el cinturón, y los fogones de la ciudad se empezaron a apagar. Tal que en la guía Michelín de 2017, la biblia de la cocina moderna, en la capital tan solo hay dos referencias (un número muy escaso   para una ciudad de casi 90.000 habitantes), el restaurante Lino, y el ya citado Amparito Roca, aunque esta última referencia está desactualizada. Jesús Velasco trasladó su cocina, la marca y parte de su personal a Madrid, me consta que le va bien y ha cerrado para siempre su local (lo tenía alqulado)  de la calle del  Amparo, en el que conoció años de éxito cuando se vino aquí desde su Atienza natal.  No hay más referencias en la capital en  la emblemática guía roja, aunque para mi gusto yo daría una tercera al Aurum Gastrobar, en el que el cocinero pastranero Carlos Gumiel  hace una interesante cocina de amplio espectro, con detalles de innovación, a la que no acompaña el  pequeño bar que la acoge.

Escribía que algo se mueve en los fogones de Guadalajara, porque tras unos meses en que cerraron los dos restaurantes de la calle el Amparo, Gran  Reserva y el Amparito, ya ha abierto en el chalé que ocupó, el primero, un japonés, Kaiseki, que se merece le demos tiempo, y en el local que dejó Jesús Velasco  se ultiman las obras de reforma del restaurante que el cocinero David Guerrero (hijo del veterano Miguel Ángel), abrirá con el nombre de Bureo. Les deseo suerte o a todos, aunque ya sabemos que en gran medida a la suerte también se la llama esfuerzo y algo de ingenio, para que en futuras ediciones de la Michelín nuestra ciudad tenga mayor presencia.

Que no se me enfade nadie, pero mientras tanto la capital de la cocina provincial sigue siendo Sigüenza, lo que reporta agradecidas sinergias a la nueva capital del turismo rural español, ya que en  la ciudad del Doncel se combina, cada vez en mayor número y calidad, los tres elementos que dan valor al turismo de interior: buenos paradores, hoteles y casas rurales; restauración variada y de calidad; y un patrimonio cultural rico y activo, como es el de Sigüenza en el que no hay fin de semana que  no se ofrezca un acto cultural de calidad o una exposición temporal de campanillas . La guía Michelín  lo reconoce con cuatro referencias gastronómicas y otras dos  en alojamientos. A destacar el restaurante Nöla, el único establecimiento provincial  con la categoría Bib Gourmand, con el que la guía distingue un momento gastronómico por menos de 35 euros, y yo les amplío por mi parte que este fogón del cocinerro Jorge Maestro  lo merece con creces por sus sugerentes menús de temporada de cocina tradicional con toques de innovación. Es también un gran activo su ubicación  en los bajos de la casa de D. Martín Vázquez de Arce, el mítico Doncel de Sigüenza, con lo que también podemos aprovechar la visita para echar una vistazo a tan emblemático edificio, que en el piso superior alberga la colección de instrumentos musicales de José Luis Romanillos, el prestigioso lutier jubilado que vive en Guijosa.  Las otras dos referencias de la guía Michelín son  El Doncel, un pionero de la cocina tradicional seguntina con toques de autor,  que gobiernan con profesionalidad los hermanos Pérez,  o el más tradicional Calle Mayor, otro establecimiento que trata con gusto la cocina de temporada con aires actuales. Una cuarta referencia la encontramos en el espectacular  Molino de Alcuneza, que también se recomienda  en la categoría de alojamientos junto al Parador del Castillo de Sigüenza, uno de los valores más seguros (y rentables) de la red de paradores.

Aunque en cuestión de cocina, hay gustos y todo tipo de opiniones, la Michelín no regala referencias y clasificaciones, por lo menos en lo que yo alcanzo, y hoy la he querido traer a colación a propósito de este nuevo impulso que empiezo a notar en los fogones de Guadalajara (los antiguos Faroles parece que también podrían abrir con  nuevo dueño)  y que confío vaya a más, impulsado por la creciente profesionalidad de cocineros y empresarios de la restauración. Por hoy, esto es lo que hay.

 

Fotos. Obras en el antiguo Amparito (superior) y  Jorge Maestro (inferior) chef del Nöla de Sigüenza.

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