Archive for julio, 2014

No es un pucherazo, pero se ha perdido otra oportunidad

Castilla-La Mancha ya tiene nueva Ley Electoral que reduce de 49 a 33 los diputados a elegir apenas a 10 meses de las elecciones y se ha armado la marimorena. Algunos incluso sospechan que Rajoy quiere ver lo que pasa y si no pasa mucho a lo mejor se decide a promover la elección directa de alcaldes, de la que ya hablé en un artículo anterior. Queda feo cambiar las reglas en medio de un partido. Pero el asunto merece una pensada.

¿Estamos ante el mayor pucherazo electoral de la democracia?, como decía ayer Cayo Lara y Emiliano García-Page con lo boquita pequeña.  Rotundamente, no, aunque si admitiéramos pucherazo como animal de compañía estaríamos por lo menos ante un puchero de dimensiones similares al que utilizó Barreda para cocinar la reforma Electoral con la que acudió a los  de 2011. El meollo de la cuestión está en las provincias impares. Hay que aclarar que en ellas lo normal es que se saque un diputado de diferencia con  ganar por un solo voto al partido que queda en segundo lugar. En las provincias pares, en cambio, se necesita ganar por más votos de diferencia para no empatar. Pues bien, Barreda aprovechó que Guadalajara había superado en población a Cuenca, y teniendo un diputado menos, para hacer el siguiente guiso:  pongo un escaño más a Guadalajara y otro a Toledo y dejo a todas las provincias pares menos a una, casualmente Ciudad Real, con lo que la provincia natal de ex presidente se convertía en la circunscripción en la que se decidía las elecciones en Castilla-La Mancha. También casualmente Ciudad Real es una provincia en la que tradicionalmente las Autonómicas las ha ganado el PSOE.  Este guiso tenía además un ingrediente con mucho picante, que habría contaminado la comida entera: El PSOE podría perfectamente  haber ganado por un escaño las elecciones  en CLM aun recibiendo menos votos que el PP, con lo que la presentación final del plato habría quedado cochambrosa. Pero algo falló: los populares ganaron en Guadalajara por una diferencia mayor a la esperada y el previsible reparto de escaños entre los dos partidos mayoritarios  se convirtió en un 5-3 que anuló la ventaja  por 6-5 que los socialistas habían obtenido en Ciudad Real. Y Cospedal se convirtió en presidenta de CLM, a pesar del truco de Tamariz de Barreda.

¿Y cuál es el guiso de Cospedal? Esta vez la benéfica justificación ha sido reducir el número de diputados, con lo que estoy de acuerdo, como luego explicaré. Pero los políticos no dan puntada sin hilo, y lo que ha vuelto a cocinar Cospedal es un puchero con ingredientes muy parecidos a los de Barreda. Con la excusa de que nos vamos a ahorrar 15 escaños, en lo que en principio estamos casi todos de acuerdo menos los 15 diputados que los iban a ocupar, Cospedal  hizo otro revuelto con  las provincias pares e impares y después de hacer sumas y restas  como para calcular la trayectoria de un viaje a la Luna salió la siguiente base para el guiso: todas las provincias tendrán un mínimo de tres diputados y el resto se van añadiendo en función de la población. El mejunje tiene mejor pinta que el pisto manchego  de Barreda, pero después de revolverlo todo en qué se queda: que Guadalajara, Toledo y Cuenca se convierten en provincias impares, lo que en principio –solo en principio—parece beneficiar al PP, mientras que Ciudad Real pierde su estatus privilegiado de Princesa de La Mancha y se queda como provincia par, al igual que Albacete. Y el PSOE monta en cólera, porque en teoría les perjudica.  Debían haberlo pensado el día en que ellos  cambiaron unilateralmente la ley Electoral. Entonces escribí que un mapa electoral que se cambia sin consenso en beneficio propio está condenado a ser modificado por el mismo procedimiento. Ye eso es lo que sucederá cuando la izquierda retorne el poder en esta región, aunque aplicando esta nueva  ley no le va a resultar fácil. Por lo menos en 2015. Conclusión: con estos antecedentes no es el pucherazo más grande de la democracia, pero sí se ha perdido una nueva ocasión, otra más, para hacer una ley Electoral por consenso en donde la asignación de escaños sea menos interesada y más objetiva.

¿Son necesarios  49 diputados en Castilla-La Mancha? Ya les digo que no. No hay trabajo parlamentario  para tanta tropa. Aunque el ahorro sea entorno al millón de euros, y más de alguno diga que es el chocolate del loro en los parlamentos autonómicos españoles hay tanto loro comiendo chocolate que van a dejar a Guinea sin cacao.  Pero esta no es la cuestión de fondo. La izquierda ha vendido bien en los medios el argumento de que no sólo se reducen el número de diputado sino que han quitado el sueldo a los diputados (en realidad les han dejado mileuristas, como  varios  millones de españoles, que es lo que cobrarán en dietas) y eso es un agravio porque solo los ricos se van a poder dedicar a la política en Castilla-La Mancha. Dejando a un lado que los ricos tienen otras cosas más provechosas que hacer a lo largo del día que ir al parlamento de Toledo,  ese razonamiento sería perfectamente defendible si no fuera porque en el fondo es falso. En Castilla-La Mancha, la mayoría de los diputados tienen otro cargo, son alcaldes, concejales de ciudades importantes o fontaneros importantes de sus respectivos partidos, y hasta que Cospedal  les hizo mileuristas dedicaban la mayoría de su tiempo no a la actividad parlamentaria  sino a las funciones reseñadas. Las Cortes de Castilla-La Mancha se habían convertido en una pagaduría, y eso queda muy feo. Dicho esto, que las Cortes regionales podrán funcionar perfectamente con 33 diputados, sí me parece que los que queden deberían tener unas rigurosas incompatibilidades y solo así serían merecedores de un sueldo superior a mil euros.

¿Es antidemocrático este nuevo sistema electoral? Evidentemente, no, señor Cayo Lara, otra cosa es que a usted le interese unas Cortes con 81 diputados para obtener una mayor representación. Le aseguro que en eso le entiendo, cada uno defiende sus intereses, como el partido de la señora Díez o la fuerza política de moda en la izquierda. Pero argumentar que un sistema  no es democrático porque no tiene una representación proporcional pura es tanto como negar que Estados Unidos o el Reino Unido sean democracias, por tener sistemas mayoritarios. Un disparate mayúsculo. En política todo es opinable, y hay bastantes que pensamos que los gobiernos deben tener estabilidad para que puedan trabajar por los ciudadanos, porque para eso elegimos a nuestros representantes, no a que gasten la mitad de su tiempo en mercadear una mayoría en un ayuntamiento o un parlamento. Así que la condición democrática de un país no la garantiza sus sistema electoral sino otros comportamientos y actitudes en las que ingleses, norteamericanos o franceses –que no tienen un sistema electoral proporcional—nos llevan dos siglos de ventaja.

Es más, en la Europa democrática hubo un país en el que había un sistema proporcional químicamente puro y no solo trajo inestabilidad sino corrupción a manta, porque eran tantos los favores a pagar para formar gobierno que hubo que sacarlo hasta de los fondos de la mafia. Un sistema en el que podían nombrar presidente del consejo a un tipo que pertenecía a un partido minoritario y que a lo mejor había sacado un 5 por ciento de los votos, mientras que partidos con casi el 40 % de los votos (los eurocomunistas de Berlinguer) no salían de la oposición, porque si había que unirse todos contra ellos, pues se unían.( Como pasa ahora en España con algunas autonomías y ayuntamiento para que no gobierne el PP). Un sistema que acabó con los muñidores de toda esa podredumbre en los tribunales o refugiados en Túnez para escaparse de la cárcel. El que crea que un sistema proporcional puro y los gobiernos multipartidos  es la quintaesencia de la democracia, yo le invitaría a que conociera la vida y milagros de la Italia de Gulio Andreotti y de Betino Craxi.   

Esto es lo que hay. A mí tampoco me gusta demasiado, pero antes que la demagogia populista de los  que se creen que todo es gratis y que nadie es responsable de nada, pues que quieren que les diga.  Por eso me molesta que los dos partidos de gobierno en CLM hayan perdido otra oportunidad para comportarse como Dios manda.

El triunfo de Pedro Sánchez y las segundas lecturas

Se ha puesto el acento en que el triunfo de Pedro Sánchez en gran parte es debido a la apisonadora socialista andaluza que ahora pilota Susana Díaz, y sin quitar importancia a lo que significa  en el organigrama interno del PSOE el contar con el respaldo del aparato andaluz, sería injusto atribuir todo el mérito a la señora Díaz, y decir que  el diputado madrileño es una suerte de CEO (consejero delegado) de la presidenta andaluza. Es verdad que a Sánchez le votaron más de 20.000 militantes andaluces, un tercio de los votos que recibió en el conjunto de España, pero no es menos cierto que el diputado madrileño ganó en todas las federaciones regionales menos en Asturias, así que no solo fue Andalucía.

Este proceso en el PSOE me ha dejado un sabor agridulce. Por un lado valoro como muy positivo que los socialistas hayan confiado esta importante decisión a todos los militantes, y seguro que tendrá consecuencias en otras formaciones políticas –luego hablaré de ello–, pero he echado en falta un debate de verdad en el que los respectivos candidatos nos hubieran explicado mejor sus posiciones ante las cuestiones de comer. Voy a poner solo dos ejemplos.

Desafío independentista: No sabemos cuál es realmente la posición de Pedro Sánchez sobre la consulta independentista del 9 de noviembre, que Rajoy está toreando a las maneras de Don Tancredo; y no le está yendo mal. Sánchez reclama a Rajoy que “se mueva”, y propone como solución reformar la Constitución  para convertir a España en un  estado federal. Pero él sabe que no es eso lo que piden los nacionalistas, todo lo contrario: ellos quieren  la soberanía plena, porque el federalismo es igualdad entre estados asociados. Pero es que además ese cambio constitucional debería someterse  al refrendo del pueblo español, y seríamos más de uno los que sabiendo que una España federal no va a contentar a los independentistas [Duran i Lleida, el más moderado, habla de una solución confederal] a lo mejor no nos hace falta que La Rioja, Murcia o Castilla-La Mancha se conviertan en un Estado. ¡Eche usted guindas al pavo!

El reto de la socialdemocracia: Los candidatos socialistas han hablado mucho de recortes sociales y de que hay que mantener el Estado del Bienestar, pero apenas nada de cómo tienen pensado conciliar el gasto necesario que ello requiere con el equilibrio presupuestario y la contención del déficit que exige la Unión Europea; para que no volvamos a las andadas.  Se supone que esto tiene que hacerse a través de una reforma fiscal para que en Europa paguen de verdad las grandes fortunas y las multicorporaciones, y no solo los que tienen una nómina y la pequeña empresa, pero como no se tiene muy claro lo que hay que hacer, mejor ni tocarlo. Les pasó a los socialdemócratas alemanes: mejor con la Mérkel que esta sí sabe lo que quiere, y no estamos para experimentos.  Lo de no votar a Junker es un gesto, pero menos temerario que retirar las tropas de Irak a la voz de ya, como hizo Zapatero, con el que se ganó la inquina de los aliados.

No se ha ahondado mucho en este proceso sobre las cuestiones fundamentales que afectan a un partido de gobierno como el PSOE, y ha primado los mensajes de envoltorio  izquierdista, porque  se supone que es lo que está de moda y  lo que los militantes quieren oír. De lo que se trataba era de no meter mucho la pata, y en esto Sánchez ha sido más prudente que Madina, quien  acrecentó su imagen de representante del “buenismo” renovado en sus declaraciones de respaldo a la famosa sentencia que exculpa a los manifestantes que insultaron y vejaron a los parlamentarios catalanes que entraban a una sesión parlamentaria. Sánchez se lo mandó a todos los cargos públicos del PSOE, que se supone querrán que alguien les defienda si alguien les insulta y les acosa cuando entran al pleno de su pueblo. Pero si Sánchez ha ganado, yo creo que ha sido porque en el electorado más templado del PSOE se ha visto en él a un político más transversal, a fin de cuentas lo que necesita un partido socialdemócrata para disputar el gobierno a la derecha moderada. Al PP le habría venido mejor un candidato más izquierdista, con veleidades hacia la izquierda extrema de moda, porque sacaría  hasta de la cama a ese  electorado del PP, que se quedó en su casa en las Europeas. Pero a España le viene mejor un líder de la oposición creíble y con capacidad de pactar los asuntos de Estado. Queda por ver si Pedro Sánchez lo es, y tiene claro en qué márgenes debe moverse.

En cualquier caso, esta experiencia ha sido globalmente positiva para el PSOE, y sí creo que de institucionalizarse acabará influyendo en el resto de las fuerzas  políticas, que no van a tener más remedio que abrir los partidos a los militantes, se dice pronto, ¡como si se estuviera pidiendo la revolución! Solo que al PP le va a costar más, porque ahora gobierna hasta en el Naranjo de Bulnes y ha tenido cargos para repartir incluso entre los que no se lo merecen. La presión es menor… hasta que empiece a perder cota de poder y con ello algunos líderes populares empiecen a hablar de renovación.  ¿Por qué no se anticipa Rajoy, que además ganaría con la gorra?

Quedan luego los flecos de este proceso entre el que no es menor la promesa de Sánchez y del resto de candidatos de convocar unas Primarias para la elección del candidato a presidente del Gobierno. Personalmente, prefiero el sistema americano de  Primarias a cara de perro, abierto a los simpatizantes registrados, porque en él se demuestra mejor la capacidad y el liderazgo de los candidatos. Solo que en un sistema de partido-organización como el español,  esa elección puede ser perversa. ¿Imaginen que Sánchez convoca Primarias y luego no las gana?  Aun así, lo prometido es deuda.

Voy ahora con las inevitables segundas y terceras lecturas que arrastra un proceso como este. No quiero magnificarlas, pero como las meigas “haberlas haylas” y se producen en cualquier partido, solo que cuando hay que definirse es más evidente, pero no parece que en el caso que nos ocupa se hayan desbordado las aguas al margen de la estupidez de responsabilizar a Sánchez de las correrías de Blesa, por ser miembro de a pie de la asamblea de Caja Madrid. Como miles de cargos públicos lo fueron (sin ser) de más medio centenar de cajas españolas.

El toque regional en la candidatura de Sánchez lo ponen su jefe de prensa, José Luis Fernández “Chunda”, que antes lo fue de Bono (¿el futuro responsable de prensa del PSOE?) y un asesor de comunicación, Javier Ruedas, que fue jefe de Gabinete de Emiliano García-Page y estuvo con él en todas sus campañas. ¿Se podrían decir por tanto que los hombres de Bono y Page están con Sánchez? No sería exacto, pero sí que Bono y Page, aunque no se pronunciaron por Sánchez urbi et orbe, han estado en todo esto con el nuevo líder del PSOE.[ Por cierto, que hoy viene Bono a Guadalajara a una cena privada, ya les contaré…] Solo con ver los resultados de Toledo está la prueba. Y a sensu contrario se puede de los resultados en Guadalajara o Ciudad Real, las provincias de Bellido y Josele Caballero, en las que Madina obtuvo su cuarto y quinto mejor resultado de España. Los colaboradores más próximos a Bellido, como Rafael Esteban, el secretario de Organización, respaldaron a Madina, como las juventudes socialistas en bloque y la mayor parte del “aparato”, o el senador  Jesús Alique. Cito a Esteban porque no sé si será noticia que María Antonia Pérez León, su antigua jefa en Diputación fue uno de los más activos soportes de Sánchez, con Magdalena Valerio como portavoz. El Grupo Socialista tuvo muy repartidas las preferencias: Dani Jiménez con Sánchez, Araceli Martínez con Madina o Víctor Cabezas con Pérez Tapias. Habrá que estar muy atento a los próximos movimientos del nuevo líder del PSOE tras su efectiva elección en el Congreso Extraordinario y en el Grupo Parlamentario, aunque no hace falta ser un lince para escribir que las opciones de Magdalena Valerio (que no se presentará otra vez a la alcaldía, como oportunamente avanzó Bellido hace unos días) para seguir en el parlamento se han  reforzado. También es patente que Madina ganó en  las principales agrupaciones de Guadalajara, en algunas por aplastamiento, como en Azuqueca y Marchamalo, pero también se impuso en la de la capital, de la que Magdalena Valerio es la secretaria local.

Si no fueran unas elecciones para la elección de secretario general del PSOE, se podría decir que Bellido y su aparato siguen conservando la mayoría, pero como está de por medio Pérez Tapias, y que estamos ante una elección secreta, pus a lo mejor no hay que ser tan tajantes en esas segundas y tercera lecturas. Eso sí: echo de menos que el señor García-Page confirme de una puñetera vez  si se presenta o no ante Cospedal. Con tanta indecisión aparenta  como si lo estuviera dejando de segundo plato,  por si no les sale una comida más apetitosa en Madrid.

P.D. Yo soy alcalde,  y me llega un tipo diciendo que está en condiciones de traer a mi pueblo a David Guetta y a Steve Aoki, y le recibo aunque venga vestido de astronauta. Luego, claro, le pido los papeles y si no los tiene niquelados, y me puede provocar la ruina, pues le doy las gracias y le respondo que para otra vez, pero con más tiempo.  Hacer el ridículo es darle a ese astronauta con la puerta en las narices sin intentarlo. Hay críticas que son como boomerangs.   Esto es lo que hay.     

La elección de los alcaldes, una reforma a negociar

El gobierno de Rajoy ha lanzado un globo sonda, la elección directa de los alcaldes, con el señuelo de que lo fueran el candidato que encabece la lista más votada. Pero no tiene pinta de prosperar, porque el PSOE no lo va a aceptar, y no es previsible que el PP se arriesgue a forzar un cambio unilateral cuando queda menos de un año para las elecciones autonómicas y locales. No sería buen  idea, y solo añadiría crispación a una política nacional que está ya demasiado convulsionada, y que necesita de un mínimo consenso entre los dos partidos de gobierno, especialmente en un año sobre el que penden dos desafíos serios. Uno es el referéndum independentista de Cataluña, que requiere una respuesta constitucional nacional, no de partido. Pero también la irrupción de una izquierda extrema en la periferia del PSOE, que no se reconoce en la Constitución,  y cuyos portavoces admiten sin ambages que lo suyo es la revolución (Garzón, dixit), aunque no sabemos muy bien a qué  tipo de nuevo régimen nos conduciría esa senda revolucionaria y cómo pretenden llegar a ella sin quebrar el  Estado de Derecho, que emana precisamente de esa Constitución a la que detestan. Sería además una irresponsabilidad de Rajoy, que no va acorde con su personalidad de hombre prudente,  plantear una cuestión de este calado en plena renovación del PSOE, y sin que haya un líder y una nueva Ejecutiva socialista con la que poder negociar.  Y en esa negociación, ya  nadie lo duda en privado, la reforma de la Constitución cada vez demanda un horizonte más próximo,  para que se oxigene y nos pueda durar otros cuarenta años. El reto es que para ello es imprescindible lograr una nueva mayoría como la de 1978, y en la que debería participar a ser posible alguna fuerza nacionalista que acepte seguir en España con un nuevo estatus. Estamos ante una Segunda Transición, aunque a alguno nos de vértigo mirar hacia algunos extremos ante lo que sale de determinadas cabezas.

Dicho esto, que es el Catón, no es menos cierto algo en lo ha insistido Rajoy en los últimos días.  Con la actual Ley Electoral –viene a decir–, muchos  gobiernos autonómicos y locales se convierten en una coalición de perdedores, aunque entre ellos tengan más concejales que el partido más votado, normalmente el PP.  Son  coaliciones que no ha sido votadas por nadie, y que normalmente  negocian en la oscuridad un programa gobierno que luego no se somete al refrendo ciudadano.

Esta es una consecuencia indeseable de la Ley Electoral, pero si lo que pretende el PP, salvo que sea el principio de una larga  negociación, es que los socialistas acepten pulpo como animal de compañía con una propuesta que podría convertir en alcalde a un candidato con el 30% de los votos  frente a un potencial equipo de gobierno formado por más del 40% de los ediles o diputados representados en un parlamento o en un ayuntamiento… Esto no cuela como medida vendida  para regenerar la política española. Pero sí puede servir de punto de partida para llegar a la vieja idea de la elección directa de alcaldes por el ciudadano, que es lo ideal. ¿Cómo? Pues dando la vuelta a la justa queja de Rajoy: que los nuevos gobiernos locales y autonómicos estén formados por equipos y colaciones ganadoras, y refrendadas por la ciudadanía.

Esto lo tiene solucionado Francia con el sistema de segunda vuelta, al que llegan los dos partidos con más votos, siempre que uno de ellos no haya alcanzado la mayoría absoluta en la primera vuelta. Y para favorecer la gobernabilidad y la estabilidad de las instituciones al que gana esa segunda vuelta se le otorga automáticamente la mayoría más uno  de los representantes electos. Así de sencillo.

Este sistema gana en calidad democrática sobre el español, porque los partidos anuncian tras la primera vuelta  con quién y en base a qué se van a coaligar en caso de ser los más votados para formar gobierno. Y el ciudadano tiene siempre la última palabra. Por ahí debería ir el pacto entre populares y socialistas, que debería ser más amplio y meter en él a la administración local en general. Este gobierno ha hecho algunas cosas en solitario, pero no lo ha terminado y se ha dejado cosas en el camino, como las diputaciones provinciales, que si se mantienen (y yo soy partidario de ello) tiene que ser democratizando su proceso de elección. Es inconsecuente del todo punto que la Ley aumente las competencias de las diputaciones, en su papel de supervisoras de algunas funciones municipales, y que las instituciones provinciales no sean elegidas directamente por el ciudadano. Con ello se reforzaría su representatividad y la de los diputados que la integran, pero además acabaría con un sistema electoral  perverso, una elección de tercer grado en la que el elector desconoce que al votar al ayuntamiento de su pueblo también está eligiendo indirectamente a la presidencia de la Diputación. Que para colmo  los partidos ni tan siquiera tienen la obligación de anunciar quién será ese candidato; y de hecho muchas veces lo ocultan. No tiene un pase que con casi 40 años de Constitución, las diputaciones no tengan ese refrendo democrático del ciudadano,  yo estoy convencido porque alguno debe pensar así será más fácil liquidarlas, el día que se reforme la Constitución.  

Hay que hablar  con sosiego de todas estas cosas, pero también sin remilgos, porque hay asuntos que no esperan, como es el desafío nacionalista del 9 de noviembre.  Aunque tendrá presiones para ello, es de esperar que Rajoy no caiga a la tentación del cortoplacismo y aborde en  solitario unas reformas que afectan a las vigas maestras del edificio constitucional, aunque  con un gobierno en mayoría absoluta como el actual lo pueda hacer, en parte. Pero insisto, sería como construir castillos en el aire, porque lo que se cambia por mayoría simple, se vuelve a cambiar por esa misma mayoría simple. Y vuelta a empezar con el burro por la linde. Como ha pasado en Castilla-La Mancha. Pero eso será otro día. Esto es lo que hay. Por hoy.

P.D. Acaba de morir Alfredo Di Stéfano, tal vez el mejor jugador de la historia del fútbol, y sin discusión el más innovador. Pero no jugó ni minuto en un Mundial, por culpa de una lesión y de otras circunstancias de su carrera, y en Sudamérica, que  le vieron jugar menos, aunque pasó por River, Boca y Millonarios, lo ponen por detrás de Pelé y Maradona. Yo he visto jugar a los tres, y les aseguro que nadie me ha impresionado más que don Alfredo, a pesar de que solo lo disfruté en sus últimos años. Todavía era el omnipresente, el jugador más decisivo en la historia del Real Madrid, un tipo que jugaba por todo el campo y que hacía jugar a sus compañeros, algunos tan poco dotados para la lucha como Puskas o Kopa. Jamás olvidaré  una semifinal de Copa contra el Real Zaragoza de Marcelino, Villa y Lapretra, el gran equipo de los Magníficos. Habíamos perdido 3-0 en La Romareda, pero en la vuelta se  había remontado la eliminatoria a la media hora. Pero en una jugada caliente, expulsaron a Di Stéfano, que no rehuía una buena tangana, y ya fuimos incapaces de hacer nada más.  Cargado de años, todavía Di Stéfano era el sostén de aquel Madrid y los niños de entonces nos aficionamos al fútbol por él. Y al Real Madrid. Como  recuerda hoy Alfredo Relaño cuando él llegó al Madrid, los blancos solo  habían ganado dos Ligas, y fue durante la República. Desde que está él, el Madrid tiene tantas como los demás equipos españoles juntos. El Real Madrid  moderno es fruto de él. Lástima que una lesión fatal no le dejara jugar con España el Mundial de Chile; porque lo habríamos ganado, y con ello se pudiera haber cambiado la historia futbolística de nuestra selección. Como lo hizo con el Madrid.  Hubo que esperar a Sudáfrica.

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