Archive for junio, 2017

Fandiño, el torero del Hotel España que más lejos llegó

Iván Fandiño se nos ha ido por una fatal cornada, producto de la mala suerte (un tropezón, una mala caída, un cuerno que lo empitona en el costado…) en una plaza del sur de Francia, y nos vuelve a recordar a todos que esto es la gloria y miseria de la lidia. Que a veces se nos olvida, también a los aficionados. Siempre que un torero sale al ruedo está aceptando un riesgo que te puede llevar a la muerte. Y si delante tenemos a un toro con trapío y las defensas íntregras, más riesgo entraña. Y Fandiño era de estos últimos. Como el segoviano Víctor Barrio, que hace un año por estas fechas también perdía la vida en la plaza de toros de Teruel. Toreros de verdad. De raza. A los que nadie les regaló nada. Lo cuenta muy bien Vicente Hita en un artículo que escribió para el especial que publicó Guadalajara Diario. En alguna ocasión apuntó a Néstor García Poveda que inculcase en el torero moderación y que midiese más el riesgo para evitar en lo posible ser cogido, pero su apoderado de inmediato le contestaba:
– “Él es así, no entiende el toreo de otra forma que no sea entregándose a tope cada tarde”.

Y bien que lo demostró: en la famosa tarde de San Isidro de 2014 en que tras una excelsa faena de muleta llegó la hora de entrar matar, Fandiño arrojó la muleta al suelo y se tiró encima de los pitones de un imponente toro de Parladé. Sabía por tanto que el astado lo iba a voltear. Pero era lo de menos: estaba en juego la puerta grande de Madrid, la gloria bendita, y solo había una alternativa: la puerta grande o el hospital. Ya sé que es difícil de explicar, pero les aseguro que  estos toreros de raza son así. Con Víctor Barrio me crucé alguna vez en el frío invierno de Sepúlveda antes de las ocho de la mañana, cuando yo me iba a esquiar a La Pinilla y él se marchaba al campo a entrenar. Porque los toreros de raza lo son las 24 horas del día y los 365 días del año.

El de Orduña era igual que Víctor Barrio: también tuvo que subir desde los más abajo, con muy pocas ayudas. Fandiñó empezó siendo de aquellos maletas que se pasaban el verano en el Hotel España, y que Felipe Jiménez “El Botas” los iba repartiendo por los pueblos de la provincia. Un mundillo muy especial que conocí con Salvador Toquero en las barras cerveceras del Bar Río y el Bar Soria, que sustituyeron a las más antiguas del Hotel España y en las que se remataban los carteles de la provincia, que Salvador retrató con gran sensibilidad y maestría en libro la “La luz de una herida”. La diferencia es que Fandiño, como bien decía su banderillero, Roberto Ortega, ha sido el que “más lejos llego de todos los que pisamos los pueblos de Guadalajara” .

Todo era cuestión de tiempo. Me lo recordaba nuestro crítico taurino Jaime Hita, que siempre creyó en él. A Guadalajara llegó con escasa técnica  y algún kilo de más (pasó de 80 kilos a 65 a base de pollo y piña), pero tenía lo fundamental. Valor y unas ganas ilimitadas de ser figura del toreo. Era de esas personas para las que la vida dejaría de tener sentido si fracasan en lo que desde niños llevan entre ceja y ceja. Estando en todos los tentaderos y toreando lo que le echaban en los pueblos de nuestra provincia Fandiño adquirió la técnica que le valió para salir por la puerta grande de Las Ventas y sumar once trofeos en el primer coso del mundo. Fue la recompensa a esa cultura del esfuerzo, que como pocos encarnó Fandiño. No dejaba pasar una oportunidad. Fuera en Castilforte, el pueblo al que volvía todos los años por lealtad cuando Ivan era ya Fandiño, un torero con nombre, Guadalajara o Jadraque. En esta última plaza me convenció de que llegaría a ser figura del torero. No era Las Ventas, y aunque el festejo se televisaba por la autonómica tampoco era el Canal Plus. Y enfrente le habían echado un ganado de Saboya, la ganadería en la que se se entrenaba cuando se compró el adosado de Tórtola de Henares, que era de imposible lucimiento. Una vacaburra le soltó un puntazo que habría enviado a cualquiera directo al Hospital, pero le colocaron un aparatoso vendaje en la pierna y a un toro que se colaba en cada pase le cortó todos los trofeos. Ese fue su secreto. Cuando a su valor unió la técnica que fue adquiriendo en las polvorientas plazas de Guadalajara le valió para convertirse en figura del toreo. Y cambió su modesto chalé de Tórtola por la finca de Fuentelencina, donde ahora vivía.

Este año no llevaba su mejor temporada, pero nadie dudaba de que Fandiño acabaría remontando el vuelo y volvería a salir en otro San Isidro por la puerta grande de Las Ventas. Se lo impidió “Provechito», negro zaino, nacido en marzo de 2013, perteneciente a una ganadería que conocía muy bien, la de Baltasar Ibán. Ibán como él. Es el riesgo aceptado que acecha tras cada pase a cualquier torero; aunque a menudo se nos olvida.

Fandiño fue enterrado el lunes en su pueblo, Orduña, del que se marchó buscando otros territorios más propicios para hacer una carrera taurina. Primero Valencia, luego Sanlúcar y finalmente Guadalajara, donde se hizo torero, una peripecia vital que la mayoría de las informaciones que han salido a raíz de su muerte han olvidado. Seguramente para remarcar su condición de torero vasco, que el periódico más importante de Vizcaya, El Correo, lo calificaba como el «mejor torero vasco de la historia». Entre los aficionados hay tanta necesidad de tener un torero vasco, que no era cuestión de compartirlo con nadie.

El sábado 16 de septiembre cuando Cayetano, Perera y otro más hagan el paseíllo en Guadalajara en la corrida que él estaba anunciado a todos se nos va a poner un nudo en la garganta. El torero del Hotel España que más lejos llegó faltará por primera vez en muchos años a la Feria de la Antigua.

P.D.- Un grupo de periodistas rusos especialistas en turismo ha visitado esta semana Castilla-La Mancha en un viaje organizado desde la Dirección General de Turismo, Comercio y Artesanía. Cuenca, Alarcón, Belmonte, las Lagunas de Ruidera, Consuegra y Toledo fueron los lugares visitados por la expedición rusa, a la que también llevaron a ver cómo se elabora el mazapán de Toledo. Como es habitual en esta región: mucha Mancha y poca Castilla. Que una visita oficial que pagamos todos pretenda vender en Rusia los indudables encantos turísticos de la región (y todos los sitios nombrados lo son) y se deje fuera al segundo destino regional, la ciudad de Sigüenza, recientemente nombrada Capital del Turismo Rural 2017 de España es como para hacérselo ver por los burócratas de la Dirección General de Turismo, Comercio y Artesanía. Que la Diputación les pague un viaje por la provincia y les enseñe algunos de los encantos de esta Guadalajara que no por estar en un córner de la Autonomía se merece estos desplantes. Pero esto es lo que hay y con estos bueyes debemos arar.

¿Se imaginan a Rajoy? : ”Somos la derecha”

¿Se imaginan a  Mariano Rajoy tras un eslogan que dijera: “Somos la derecha”? Yo no,  porque en política hay cosas que se sobreentienden y lo que tratan los partidos es de sumar  a los fronterizos para ampliar la base electoral. Por lo tanto cuando Pedro Sánchez  utiliza en el Congreso del PSOE un eslogan tan tajante: “Somos la izquierda” está enviando un doble mensaje a sus militantes y a su electorado. A los militantes les está diciendo que él los va a conducir otra vez a la izquierda de la que  otros (barones y gestora) supuestamente les habían desviado, porque el nuevo/viejo  dirigente socialista piensa que solo en la izquierda está la posibilidad de recuperar el respaldo al PSOE  para volver a La Moncloa.  Sánchez lo fía todo a recuperar el voto crítico y desencantado que se fue a Podemos con lo que no le importa desplazar el eje de su partido más a la izquierda y plantar cara al populismo revolucionario de Podemos en un territorio, cerca del precipicio, al que el PSOE no se había atrevido a asomarse desde Largo Caballero.

Pero sucede que este mensaje de “Somos la izquierda” es al mismo tiempo una renuncia expresa a competir por el espacio moderado de centro-izquierda sobre el que el PSOE de Felipe González cimentó sus tres gobiernos desde 1982, y en los que no tuvo necesidad de enfatizar lo obvio, porque su análisis partía de una base de partida diferente: a la izquierda la consideraba ganada para la causa porque la fuerza electoral del comunismo (con las siglas que se presentara) era irrelevante y lo que se trataba era de completar esa base de izquierdas con una mayoría progresista  formada esencialmente por  la clase media más liberal (por utilizar el concepto más americano) y que seguía viendo al PP demasiado escorado a la derecha.  El golpe de timón de Sánchez es por lo tanto histórico, porque abandona los predios más templados del centro y  lo apuesta todo a un frente de izquierdas que pudiera gobernar España en colaboración con el nacionalismo,  que  se nos hizo independentista. ¡Vaya lío! Y esto es una gran novedad para el PSOE más tradicional, que ya veremos cómo asume este giro a la izquierda y ese intangible que es la  plurinacionalidad de España,  que muchos no sabemos muy bien de qué  se trata  y cómo encajaría en el marco de la Constitución que, no lo olvidemos, requiere mayorías cualificadas para su reforma. Salvo que nos sumemos a la tropa de los Puigdemont, que como muy bien sabemos todos nos invitan a utilizar nuestra carta magna como papel  higiénico.

A quien le supongo más feliz que una perdiz es Albert Rivera, quien jamas podría soñar con ocupar con tanta facilidad el centro-izquierda que ahora Sánchez abandona para competir con Iglesias al borde del  acantilado. Una maniobra bien diferente de la que Macron ensayará en Francia con esa tercera vía tras el derrumbe del Patido Socialista. Ni Hamon, el ganador de las las Primarias en el PSF,  sí, que no logró pasar en su distrito a la segunda vuelta de las legislativas.

El Congreso del PSOE nos ha dejado también algo por no esperado que entraña gran riesgo de división. Pedro Sánchez  se sintió traicionado por los barones y la mayoría del Comité Federal y esta vez ha reclamado para él, como Lenin en la revolución de Octubre, todo el poder en el partido. Sánchez no ha querido ni intregración, ni cuotas,  y será el único timonel como pedía Daniel Jiménez en el PSOE  regional y provincial.  Yo no espero ninguna sublevación hasta las elecciones Generales, que serán cuando quiera Rajoy, y en las que Sánchez se lo juega todo a una carta. Si no llega a La Moncloa habrá acabado su carrera política. Pero hasta entonces a Sánchez le van a dejar  liderar el PSOE como los militantes  han pedido. Y es justo.  Aunque habrá que estar muy atentos a lo que puede pasar en congresos regionales como el de Castilla-La Mancha o el de Aragón, con presidentes tan alejados del  sanchismo como son Lambán o García-Page.

Tras lo ocurrido este fin de semana en Madrid, en donde Sánchez ha tirado por la calle de enmedio,  haciendo valer su triunfo en las Primarias, es evidente que García-Page está en una encrucijada.  Su entorno le anima a que se presente y plante cara a Sánchez y a su candidato Manuel González Ramos,  al que ha dejado muy bien colocado en la Ejecutiva Federal, para que no haya dudas sobre con quien cuenta.  Pero la decisión es solo de García-Page y se va a tomar todo el verano para madurarla.

Yo no me atrevo a dar pronósticos, porque seguramente ni García-Pag sepa lo que hará, pero sí tengo claro una cosa: yo no le veo dejando el poder orgánico del partido a González Ramos y  presidiendo en minoría un gobierno en Castilla-La Mancha con un Podemos envalentonado y más pendiente de la estrategia  nacional de Pablo Iglesias que de unos presupuestos, que  en septiembre serán papel mojado. Porque no serán ejecutables en una gran parte.

Pero no olvidemos algo muy importante.  Como le dejen sin salida, García-Page tiene un comodín con el que nadie cuenta: y se llama convocatoria anticipada de elecciones autonómicas,  para una legislatura corta de solo dos años.

Esto es lo que hay. Y es un buen lío, como diría Rajoy.  En Guadalajara, Magdalena Valerio, María Antonia Pérez León y José Luis Blanco han tomado posiciones. En la bolsa eso se llama recoger dividendos.

Una lanza por el Edificio Negro: no es la torre Eiffel, pero..

El Edificio Negro ya forma parte del paisaje urbano de Guadalajara, como la torre Eiffel de París o la cúpula de cristal que Norman Foster diseñó para la ampliación del Reichstag ya es un símbolo del nuevo Berlín. Sin entrar en comparaciones que resultarían odiosas, no deja de ser cierto que en los tres casos señalados se produjeron encendidas polémicas sobre la oportunidad de deshacer lo andado, y la oportunidad de recuperar los ambientes urbanos originales. La más singular de todas fue con la torre Eiffel, que fue levantada como pura arquitectura efímera para la Exposición de de París de 1889, y con la idea de desmontarla tras su terminación. La polémica entre sus defensores y detractores fue tan enconada, que solo el paso del tiempo se encargó de resolver. Hoy, la torre, es el principal icono de la ciudad de la Luz,  y es el monumento del mundo más visitado, por encima de enclaves tan parisinos como Notre- Dame o el arco del Triunfo.

El Edifico Negro seguramente que hoy en día no lo volveríamos a levantar con los criterios de los años setenta, como tampoco derribaríamos la antigua iglesia de San Gil con sus artesonados mudéjares, pero aquel ya forma parte de esa estética urbana de la ciudad, que se merece una segunda oportunidad. Derribarlo, como he oído por ahí, sería una frivolidad y seguramente una ilegalidad, porque un ayuntamiento no puede atentar contra el patrimonio municipal; y el Edificio Negro, aunque tiene un serio problema de mantenimiento, está listo para su reforma una vez su último inquilino, Radio Televisón Española, traslade sus estudios a  Torre Guadalajara, cosa que hará próximamente.

A partir de ahí, llega el momento de establecer un proyecto atractivo para el inmueble y todo el entorno, en el que habrá que combinar inicitiva pública y privada para que no nos cueste dinero al contribuyente, como sucede demasiadas veces por la mala cabeza de nuestros gestores públicos. El Ayuntamiento ha incluido esta actuación en la Estrategia DUSI para el desarrollo de proyectos de desarrollo urbano sostenible, un indudable éxito para su Equipo de Gobierno  porque les va a permitir una financiación complementaria de unos 9 millones de euros (a los que hay que sumar un 20% más en fondos propios), que darán lustre y brillo a este segundo tramo de legislatura, que ahora comienza.

Según podemos leer en el proyecto presentado, se trata de impulsar la dinamización del casco antiguo de Guadalajara mediante la puesta en valor del centro cívico, que se convertirá en un espacio multifuncional. La planta baja se destinará a ocio juvenil y podrá incluir una zona de auditorio-discoteca, una bolera y un espacio de restauración orientado a este público. Las dos plantas siguientes contendrán también zonas destinadas a la restauración mientras que la tercera albergará áreas de trabajo, despachos y zonas polivalentes, pudiendo las empresas de la ciudad encontrar en este centro su nuevo emplazamiento. Por último, el edificio contará con una terraza en la azotea, para el disfrute de los vecinos y con un jardín vertical en uno de sus laterales. Se realizará además una actuación integral en toda la plaza del Concejo, que se renovará y se le dará forma de auditorio para aprovechar su desnivel, de modo que este espacio pueda ser utilizado para realizar actividades de calle.

La idea tiene buena pinta, ahora bien, todo esto requiere de un modelo de gestión público-privado eficaz, que debe ir de la mano en su desarrollo, y ya sabemos que estas cosas nunca son fáciles. Sucede lo mismo con el Mercado de abastos, que concita las mejores intenciones en las mociones que el Ayuntamiento aprueba cada tres meses, pero al final todo se queda en nada, seguramente porque el cambio debería ser más radical en cuanto a su gestión de lo que el Ayuntamiento está dispuesto.La actuación también figura en la Estrategia Dusi, aunque sin aportar gran detalle. Se dice que el objetivo del proyecto es hacer del Mercado de abastos un equipamiento público comercial adaptado a las necesidades actualesdel consumidor de Guadalajara y que «en un mismo espacio se unirá la alimentación perecedera del mercado tradicional con la hostelería». A lo que se suma más oferta comercial de temporada y mercadillos, así como actividades culturales y promocionales. También se estudiará la posibilidad de incorporar en el propio Mercado de Abastos un espacio-vivero de empresas del sector comercio y hostelería. Por lo tanto, nada nuevo, aunque en ambos casos, el Edificio Negro y el Mercado van a tener una fuente de financiación europea que no estaba prevista. Vamos a ver si esta vez tenemos imaginación y lo sabemos aprovechar.

Un golpe de estado con fecha y hora.- No me imagino a ningún país serio del mundo mundial en que un gobierno regional anunciara día y hora para dar un golpe de Estado; y se lo tomaran como el que oye llover. Porque golpe de estado es lo que quiere hacer el gobierno de Cataluña, el día 1 de octubre, atentar contra la máxima norma legal, la Constitución, que es la que -¡paradojas de la vida!- le confiere a ese propio gobierno su legitimidad. Si no fuera porque es un asunto tan serio, que no sabemos qué deriva va a tomar, estaríamos hablando de sainete. García-Page, en un gesto de puro buenismo, que no es habitual en él, dice que no hay que ponerse «nerviosos», y que puede ser una “enorme oportunidad de renovar nuestro compromiso como país”. El problema puede estar en que llevamos veinte años de lo más tranquilos cada vez que el soberanismo daba un paso adelante amparado en la sectaria utilización de los medios públicos y la enseñanza, y algún día nos vamos a poner nerviosos de verdad. Ojalá que no sea el 1 de octubre.

Montoro debe dimitir.- El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro tiene que marcharse. No me vale la explicación de Rafa Hernando de que el gobierno se equivocó en la forma (utilizar el decreto ley), pero no en el fondo por la situación tan dramática por la que pasaba la Hacienda nacional, al borde del rescate. Montoro también se equivocó en el fondo. Además de no sacar con la «aministía fiscal» (Tribunal Constitucional, dixit) la cantidad esperada, lo que ha quedado meridianamente claro es que a los defraudadores les resultó más rentable acogerse a ella que haber contribuido con Hacienda como todo bicho viviente. El problema de Montoro no es solo de torpeza y soberbia; es de justicia. Ha sido duro con el débil, esa clase media que que aporta la mayor parte de la recaudación fiscal en España, e indulgente con los ricos de verdad a los que convalidó sus trapacerías. Y luego algunos se extrañan de que los sondeos empeoren las expectativas del Gobierno, que no se aprovecha de una recuperación económica que está en marcha. Atiende, Rajoy: ¡Es la cara de tonto que se nos queda con estas cosas y otras  corruptelas varias! Esto es lo que hay.

Una lanza por el Edificio Negro: no es la torre Eiffel, pero…

El Edificio Negro ya forma parte del paisaje urbano de Guadalajara, como la torre Eiffel de París o la cúpula de cristal que Norman Foster diseñó para la ampliación del Reichstag, que  ya es un símbolo del nuevo Berlín. Sin entrar en comparaciones que resultarían odiosas, no deja de ser cierto que en los tres casos señalados se produjeron encendidas polémicas sobre la oportunidad de deshacer lo andado, y la oportunidad de recuperar los ambientes urbanos originales. La más singular de todas fue con la torre Eiffel, que fue levantada como pura arquitectura efímera para la Exposición de de París de 1889, y con la idea de desmontarla tras su terminación. La polémica entre sus defensores y detractores fue tan enconada, que solo el paso del tiempo se encargó de resolver. Hoy, la torre, es el principal icono de la ciudad de la Luz,  y es el monumento del mundo más visitado, por encima de enclaves tan parisinos como Notre- Dame o el arco del Triunfo.

El Edifico Negro seguramente que hoy en día no lo volveríamos a levantar con los criterios de los años setenta, como tampoco derribaríamos la antigua iglesia de San Gil con sus artesonados mudéjares, pero aquel ya forma parte de esa estética urbana de la ciudad, que se merece una segunda oportunidad. Derribarlo, como he oído por ahí, sería una frivolidad y seguramente una ilegalidad, porque un ayuntamiento no puede atentar contra el patrimonio municipal; y el Edificio Negro, aunque tiene un serio problema de mantenimiento, está listo para su reforma una vez su último inquilino, Radio Televisón Española, traslade sus estudios a  Torre Guadalajara, cosa que hará próximamente.

A partir de ahí, llega el momento de establecer un proyecto atractivo para el inmueble y todo el entorno, en el que habrá que combinar inicitiva pública y privada para que no nos cueste dinero al contribuyente, como sucede demasiadas veces por la mala cabeza de nuestros gestores públicos. El Ayuntamiento ha incluido esta actuación en la Estrategia DUSI para el desarrollo de proyectos de desarrollo urbano sostenible, un indudable éxito para su Equipo de Gobierno,  porque les va a permitir una financiación complementaria de unos 9 millones de euros (a los que hay que sumar un 20% más en fondos propios), que darán lustre y brillo a este segundo tramo de legislatura, que ahora comienza.

Según podemos leer en el proyecto presentado, se trata de impulsar la dinamización del casco antiguo de Guadalajara mediante la puesta en valor del centro cívico, que se convertirá en un espacio multifuncional. La planta baja se destinará a ocio juvenil y podrá incluir una zona de auditorio-discoteca, una bolera y un espacio de restauración orientado a este público. Las dos plantas siguientes contendrán también zonas destinadas a la restauración mientras que la tercera albergará áreas de trabajo, despachos y zonas polivalentes, pudiendo las empresas de la ciudad encontrar en este centro su nuevo emplazamiento. Por último, el edificio contará con una terraza en la azotea, para el disfrute de los vecinos y con un jardín vertical en uno de sus laterales. Se realizará además una actuación integral en toda la plaza del Concejo, que se renovará y se le dará forma de auditorio para aprovechar su desnivel, de modo que este espacio pueda ser utilizado para realizar actividades de calle.

La idea tiene buena pinta, ahora bien, todo esto requiere de un modelo público-privado eficaz, que debe ir de la mano en su desarrollo, y ya sabemos que estas cosas nunca son fáciles. Sucede lo mismo con el Mercado de abastos, que concita las mejores intenciones en las mociones que el Ayuntamiento aprueba cada tres meses, pero al final todo se queda en nada, seguramente porque el cambio debería ser más radical en cuanto a su gestión de lo que el Ayuntamiento está dispuesto.La actuación también figura en la Estrategia Dusi, aunque sin aportar gran detalle. Se dice que el objetivo del proyecto es hacer del Mercado de abastos un equipamiento público comercial adaptado a las necesidades actualesdel consumidor de Guadalajara y que «en un mismo espacio se unirá la alimentación perecedera del mercado tradicional con la hostelería». A lo que se suma más oferta comercial de temporada y mercadillos, así como actividades culturales y promocionales. También se estudiará la posibilidad de incorporar en el propio Mercado de Abastos un espacio-vivero de empresas del sector comercio y hostelería. Por lo tanto, nada nuevo, aunque en ambos casos, el Edificio Negro y el Mercado van a tener una fuente de financiación europea que no estaba prevista. Vamos a ver si esta vez tenemos imaginación y lo sabemos aprovechar.

Un golpe de estado con fecha y hora.- No me imagino a ningún país serio del mundo mundial en que un gobierno regional anunciara día y hora para dar un golpe de Estado; y nos lo tomemos como el que oye llover. Porque golpe de estado es lo que quiere hacer el gobierno de Cataluña, el día 1 de octubre, atentar contra la máxima norma legal, la Constitución, que es la que -¡paradojas de la vida!- le confiere a ese propio gobierno su legitimidad. Si no fuera porque es un asunto tan serio, que no sabemos qué deriva va a tomar, estaríamos hablando de sainete. García-Page, en un gesto de puro buenismo, que no es habitual en él, dice que no hay que ponerse «nerviosos», y que puede ser una “enorme oportunidad de renovar nuestro compromiso como país”. El problema puede estar en que llevamos veinte años de lo más tranquilos cada vez que el soberanismo daba un paso adelante amparado en la sectaria utilización de los medios públicos y la enseñanza, y algún día nos vamos a poner nerviosos de verdad. Ojalá que no sea el 1 de octubre.

Montoro debe dimitir.- El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro tiene que marcharse. No me vale la explicación de Rafa Hernando de que el gobierno se equivocó en la forma (utilizar el decreto ley), pero no en el fondo por la situación tan dramática por la que pasaba la Hacienda nacional, al borde del rescate. Montoro también se equivocó en el fondo. Además de no sacar con la «aministía fiscal» (Tribunal Constitucional, dixit) la cantidad esperada, lo que ha quedado meridianamente claro es que a los defraudadores las resultó les resultó más rentable acogerse a ella que haber contribuido con Hacienda como todo bicho viviente. El problema de Montoro no es solo de torpeza y soberbia; es de justicia. Ha sido duro con el débil, esa clase media que que aporta la mayor parte de la recaudación fiscal en España, e indulgente con los ricos de verdad a los que convalidó sus trapacerías. Y luego algunos se extrañan de que los sondeos empeoren las expectativas del Gobierno, que no se aprovecha de una recuperación económica que está en marcha. Atiende, Rajoy: ¡Es la cara de tonto que se nos queda! Esro es lo que hay.

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