Bombas en el tren de Cercanías

Era viernes y estaba desayunando mientras escuchaba el Protagonistas de Luis del Olmo, que interrumpió la tertulia para dar una noticia de alcance: se ha producido una explosión en un tren de Cercanías de Madrid. Terminé el desayuno sobresaltado y busqué más noticias en el dial: Iñaki Gabilondo también se hacía eco de la explosión, y pronto supimos que había más trenes atacados. Poco después se confirmaron nuestros presagios: uno de los convoyes partió de la estación de Guadalajara y había estallado en le estación de El Pozo. Mientras marchaba apresurado hacia la redacción de la revista El Decano, que yo dirigía, tenía el convencimiento de que tendríamos víctimas guadalajareñas. El tren atacado había salido de Guadalajara a las 6 h., 50 minutos, a una hora en la que se suben muchos viajeros que trabajan en Madrid, pero también bastantes estudiantes. Cuando llegué a la redacción todos estábamos conmocionados. Discutimos; incluso más de lo debido. La información era todavía contradictoria, pero ya empezaba a rumorearse que algunas de las víctimas eran de Guadalajara. Nuestro fotógrafo y diseñador Fernando Toquero, dijo que no podía aguantar más y que se iba a Madrid a la estación de Atocha a hacer fotos. Nos trajo un impactante reportaje del tren que estalló en la calle Téllez, a la entrada de la estación madrileña, que utilizamos en el siguiente número de la revista.

En la radio empezaron a adjudicar a ETA la autoría ( solo Otegi lo negó y se refirió a la «resistencia árabe» -¡vaya tela!- como los autores de la masacre) . Y así también figuraba en las ediciones extraordinarias de los periódicos madrileños. Luego supimos que la fuente de todos ellos fue el presidente del Gobierno, José María Aznar, quien filtró a los directores de los principales periódicos y emisoras que la banda terrorista vasca estaba detrás del atentado, según le informaban los servicios policiales y de inteligencia. Y aunque algunos periodistas llegaron a sus redacciones con la noticia de que la principal pista que seguía la policía conducía al terrorismo islámico, la información quedó relegada por la relevancia de la fuente que había informado al director. Durante la tarde y al día siguiente, se despejaron las dudas. No había sido ETA. Y así lo tuvo que reconocer un compungido Ángel Acebes, ministro del Interior.

Reportaje publicado en la revista El Decano, editada por Teleoro Medios SL, sobre los cuatro días que conmocionaron Guadalajara, justo ahora hace 20 años.

El gobierno de Aznar gestionó muy mal la crisis y esa precipitación inicial de apuntar a ETA, a la postre le acabó costando al PP la presidencia del Gobierno. La oposición de izquierdas vendió con éxito la tesis de que Aznar no solo se había equivocado, sino que había mentido, y lo adornó convenientemente con la crítica hacia la participación de España en la guerra de Irak, que presentó como el efecto del terrorismo islámico en España. En una audaz campaña, alentada desde los medios más próximos, lo que caló en parte del electorado fue que el Gobierno era de alguna manera responsable de las bombas que habían estallado en los trenes, una mendacidad porque del terrorismo solo hay un responsable: el que activa la bomba o dispara la pistola. Pero funcionó. Yo lo venía intuyendo cuando al día siguiente, jornada de reflexión, me preguntaron en una encuesta telefónica si lo sucedido el 11-M iba a cambiar el sentido de mi voto. Preocupante, porque era reconocer que el terrorismo votaba de una forma determinante en las elecciones Generales del 13-M de 2004. Nunca llegaremos a saber quién habría ganado esas elecciones, si el 11-M hubiera sido un día normal, aunque todos los sondeos apostaban a que sería Mariano Rajoy,  porque como escribí en mi Semana: “si con el cuadro macroeconómico de España Rajoy no logra esa mayoría suficiente, será porque el PP se ha equivocado en la elección de su candidato, en la estrategia, en la política de comunicación o en todo a la vez”.  Nunca me imaginé que a esta retahíla hubiera que añadir un atentado terrorista en el último día de la campaña electoral, torpemente gestionado por el gobierno de turno y aprovechado ladinamente por la oposición. Y así sucedió que los españoles fueron a votar el domingo 13 y fue el candidato socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, que en su campaña habló más de Irak que de España, el que se llevó el gato al agua.  Las elecciones no fueron normales, pero “atribuir la victoria de Zapatero nada menos que a Bin Laden, como ha hecho algún columnista y algunos periódicos y políticos extranjeros, es sencillamente un error y un desprecio por los 25.617.598 votantes que acudieron a las urnas, el pasado domingo y que decidieron un cambio de gobierno de España”. Esto lo escribí entonces, sin sospechar que la entrada de Zapatero en La Moncloa iría más allá de la saludable alternancia en un país democrático, porque con ZP comenzó la deconstrucción de la Constitución de 1978, se firmó el pacto del Tinel con los separatistas, se alentó la división de los españoles y la desigualdad de su sistema autonómico, superado por el independentismo,  que 20 años después ha corregido y aumentado un discípulo aventajado suyo para permanecer en La Moncloa.

Pero estábamos con el 11-M y el impacto que nos causaron las bombas en el tren de Cercanías. Cualquiera podríamos haber estado allí y eso era lo que repetían las miles de personas -se dio la cifra de 50.000- que abarrotaron bajo la lluvia las calles de Guadalajara, esa misma tarde, en la manifestación más numerosa de su historia. Los representantes de todos los partidos políticos y el presidente de la Junta, José Bono, estuvieron allí detrás de una pancarta que decía: “Con las víctimas, con la Constitución y por la derrota del terrorismo”.

 Al día siguiente, supimos que al menos 14 personas (a las que días después hubo que añadir 2 más) vecinos u originarios de la provincia de Guadalajara fallecieron en el atentado. Varios de ellos muy jóvenes y universitarios, como Guillermo Senent y David Santamaría, que acudían a su primer trabajo en la empresa ferroviaria Alstom. Dos vidas criminalmente segadas. Como la del joven ingeniero aeronáutico de 28 años, Sergio de las Heras, de Iriépal, que ese día cogió el maldito tren porque tenía el coche en el taller. Así, hasta 16 asesinados (podríamos haber aprovechado este aniversario para descubrir un gran monolito con sus nombres que nos recuerden esa infamante fecha para siempre).

Eran las cinco de la tarde del 12-M y Guadalajara celebró cuatro entierros al mismo tiempo. Parecía  que estábamos en guerra. En San Ginés, honramos la memoria de Eduardo Sanz Pérez, de 31 años, un arriacense que trabajaba en la Escuela Militar Ecuestre, de Madrid. Apenas a cien metros de allí, la plaza del Jardinillo estaba atestada de personas que no cabían en San Nicolás, en el funeral por Guillermo Senent Pallarola, de 23 años. El compañero de trabajo con el que iba Senent en el tren, David Santamaría, de 22 años, recibía las exequias en la iglesia de la colonia de San Vázquez.  Esta ruta del dolor terminaba en Iriépal, donde recibía sepultura Sergio de las Heras , el joven ingeniero de 28 años. Todo eso ocurrió a las cinco de la tarde, el 12 de marzo, en Guadalajara. Y al día siguiente se celebraron las elecciones, todavía con la angustia y los miedos metidos en el cuerpo.

 Aunque el PP mantuvo sus dos diputados en Guadalajara, los socialistas locales, encabezados por Javier García Breva, celebraron la victoria nacional con discreción. Fue una amarga victoria que luego tuvo consecuencias en la política regional. José Bono, que durante la campaña nos había dicho que “si Dios quiere cumpliría su mandato”, cedió la presidencia regional a José María Barreda y él se fue a la presidencia del Congreso, donde le colocó ZP, quien fue su rival por la Secretaría General del PSOE. Cosas veredes, amigo Sancho.

Había que organizar algo especial para el número siguiente de la revista, en el que coincidían las trágicas  secuelas del atentado con los resultados electorales del 13-M; y en el tren que salió a la misma hora de Guadalajara que el reventado por las mochilas bombas tres días antes, el lunes 14-M se montaron en él la redactora jefe, Concha Balenzategui, con la fotógrafa Sonia Castillo. Así lo contaban: “Unos montan apresurados, sin evitar miradas de reojo a sus compañeros de vagón. Otros cruzan palabras en el andén con viajeros a los que no habían saludado durante meses”. Y hablaron con los pasajeros. Bruno Morenillas se mortificaba porque no se le quita de la cabeza la gente que corrió para no perder ese tren, y perdió la vida. Alberto Noguerales reconocía que seguía sin sentirse tranquilo, por lo que los días siguientes iría en autobús a Madrid, aunque le cueste 15 minutos más. Enrique Mayoral, resignado, admitía que “se lo había pensado mucho, pero hay que venir; con todo el miedo, pero hay que seguir viniendo”. Diana Vane celebraba su buena suerte: “La casualidad me salvó”. Y Julián se dirigía a los políticos: “aunque hayan pasado las elecciones, no se olviden de lo que ha ocurrido”.

Han pasado 20 años, y yo no he querido olvidarlo. Porque lo tengo esculpido en piedra en mi cerebro. No podemos ni debemos olvidar que hay que estar preparados contra la barbarie que amenaza in crescendo a las democracias del mundo, porque nuestra libertad está en juego. Aunque como nos decía Alberto en el tren de las 6 h., 50 ‘: “se hace muy duro, sobre todo cuando pasamos por las estaciones y esto durará tiempo. Pero tenemos que seguir viviendo, porque es nuestra obligación, tenemos que estudiar”.

En ese tren nadie hablaba de las elecciones del día anterior. Pero a todos les atormentaba que 193 personas inocentes habían perdido la vida por haber montado en un Cercanías para ir a Madrid a estudiar o trabajar. 16 de ellos eran de nuestra provincia u originarios de ella. Fue hace 20 años, pero para los que lo vivimos parece que fue ayer.                    

Me resisto: Ni Ciudad del Cine, ni biblioteca, ni escuela taller ¡Que fracaso!

Me posicioné hace más de cuatro meses a favor de la Ciudad del Cine en Guadalajara, porque me parecía una buena idea levantar un gran plató cinematográfico en la conurbación de Madrid y sabíamos que la industria del cine valoraba tener una plataforma de este tipo a media hora de la capital de España (no en Talavera, con el debido respeto por aquella ciudad), con lo que ello significa facilitar y abaratar rodajes de series y películas.  Me sonaba bien la música de este proyecto por dos razones: se trataba de una colaboración público-privada en la que el Ayuntamiento ponía los locales y las productoras, la gestión -Dios nos libre de meter a una institución pública a producir series y películas-; y segundo, la inversión recogía fondos europeos por un valor de 7,8  millones de euros, que el gobierno regional podría ampliar hasta los 11,7. La partitura sonaba muy bien, pero los gestores fallaron desde el principio por ocultarnos las tripas; lo que había dentro. Ha tenido que decir el Ayuntamiento que «no» para que empiecen a hacerlo.

Nave en la que se iba a instalar en un principio una nueva biblioteca municipal./Archivo GD.

Para empezar, se equivocaron al encuadrar la Ciudad del Cine en una oferta más de la candidatura del anterior alcalde, Alberto Rojo, para su reelección; porque eso tiene un problema: no ganar las elecciones. Habría acertado la Junta si hubiera hecho de la Ciudad del Cine un proyecto trasversal para la ciudad, con implicación de los agentes sociales -porque va a generar puestos de trabajo y una actividad económica- y el mundo de la cultura local, que sin ser muy boyante, existe, como las meigas. No se hizo, y directivos de las pocas sociedades que promueven cultura en Guadalajara se han posicionado en contra del proyecto, junto con otros nombres conocidos de la cultura local, y lo que algunos acogimos en principio con interés con el tiempo y la falta de respuestas se fue enturbiando. Fue entonces cuando escribí un nuevo post: Ciudad del cine, sí; pero no así”, porque me disgustaba que no se dieran informaciones más precisas sobre quién y cómo se gestionaría esa plataforma cinematográfica, y para remate  estamos in albis sobre qué tipo de rehabilitación se iba a hacer sobre todo el complejo del Fuerte de San Francisco. Para mayor despropósito, se liquidaban -sin explicación- dos proyectos que estaban comprometidos en el Fuerte de San Francisco, como es una nueva biblioteca –cuyo proyecto se encargó y se presentó-  y el espacio para las escuelas taller del Ayuntamiento, alguna de las cuales malvive en un palacio. Sucedió que, de pronto, se desveló que todo el complejo del Fuerte iba a quedar para ciudad del cine, sin saber por qué, y el proyecto de la Biblioteca no se incluía en los presupuestos de la Junta.

En esta tesitura, es fácil entender que comparta el espíritu de una moción que se aprobó en el último pleno municipal, presentada por Aike y respaldada por el Equipo de Gobierno, en la que no se rechaza la Ciudad del Cine pero a condición de que siguiese siendo compatible con el proyecto de la biblioteca y las escuelas taller. El Ayuntamiento no podía ceder alegremente el uso del Fuerte de San Francisco sin un compromiso sobre su rehabilitación definitiva, porque tal extremo lo tiene reconocido por sentencia judicial, aunque su ejecución sea muy complicada al ser la Comunidad Autónoma quien tiene que afrontar esa reforma, dado que fue ella la que se lucró con la venta de las parcelas urbanizadas del Fuerte; no lo olvidemos. En esta tesitura, y dado que la Junta es inembargable, por ser un organismo público, lo que mucho me temo que pueda ocurrir, como también escribí hace tiempo, es que si al final no se logra un acuerdo global en beneficio de Guadalajara, no habrá Ciudad del Cine, ni tampoco biblioteca, ni espacio rehabilitado para más escuelas taller. Por lo menos en varios años.

Esto es lo que hay: sería un fracaso general. Nadie gana y todos pierden. La primera, Guadalajara. Por ello, les ruego a todos que olviden por un día su partidismo y se sienten a negociar cómo hacemos compatible esa Ciudad del Cine con los proyectos que en el Fuerte había fijado el propio ayuntamiento socialista. Y si alguno de ellos no cupiera dentro del complejo del Fuerte -aunque me cuesta creerlo, dado lo espacioso que es- en qué lugar podría ir y asegurar también su financiación con la Junta, a cambio de dar por ejecutado el mandato de los tribunales. Cosas más complicadas he visto resolver en otros tiempos más fecundos de nuestra clase política.  

Subidón: el IBI y las basuras y mañana el agua

El contribuyente de Guadalajara no gana para sustos. No se ha repuesto todavía del subidón en el IBI -vulgo, contribución-, que ha pasado de un coeficiente del 0,46 al de 0,54, lo que supone 8 puntos de diferencia -más del doble que la inflación interanual-, y ahora hemos conocido que el recibo de la basura subirá un 15%, pasando el recibo anual de 102,85 euros a 118,40. Como los recibos se pasan por cuatrimestres pasaremos de pagar 34,28 euros por recibo a 39,5 euros.

En el caso del IBI, el argumento para el subidón fue que el anterior equipo de Gobierno había dejado un descuadre de casi 20 millones de euros (no es que se los hubiera llevado, sino que eran impuestos mal calculados que han generado ese agujero). Ahora, con la tasa de basuras, el  Ayuntamiento lo achaca a que el Consorcio Provincial de Residuos, dependiente de Diputación, ha actualizado las nuevas tasas, que llevaban pendientes del 2009, y reflejan un importante incremento de costes y las mejoras en el servicio. Con el nuevo sistema de cálculo, los municipios más grandes pagarán en proporción más que los pequeños, lo que para el Ayuntamiento de Guadalajara le ha supuesto un nuevo agujero. A pesar de las protestas del PP (la alcaldesa Guarinos lo califica de “injusto”), desde Diputación ya avanzan que estas cifras están muy alejadas del coste real que tendrá el servicio en 2024 y que se estima en torno a 90euros/tonelada. (Ahora a Guadalajara le sale por 58,46). Así que el horizonte fiscal es todavía más negro.

Como sucedió en el caso del IBI, la Hacienda municipal ha tirado por el camino más fácil, como es cargar el descuadre a cargo del contribuyente. Con la tasa de basura va a suceder lo mismo: se cargará el subidón sobre los hombros del contribuyente, que tiene motivos para estar asustado. Porque pronto tendrá que hacer frente a otra subida del precio del agua, ya que la Junta ha aprobado un nuevo impuesto para sufragar obras del ciclo del agua.

Como contraste a todo esto, el Ayuntamiento de Cabanillas ha decidido no cargar a los vecinos el incremento de los costes del servicio de recogida de basuras, y asumir la subida directamente por el consistorio.

Es evidente que la situación económica del Ayuntamiento de Cabanillas, gracias a los impuestos que recibe por su crecimiento industrial, y una buena gestión en general, no es ni de lejos la del  Ayuntamiento de Guadalajara. Pero si las cuentas están tan apuradas, echo mucho de menos que  cada subida no venga acompañada de un paquete de medidas para la reducción del gasto corriente por parte de la Hacienda municipal. Ajustar las cuentas siempre a costa de los bolsillos del contribuyente, además de ser iliberal, es muy fácil. Es más: es populismo fiscal.

EL FRACASO DE LA VIVIENDA PÚBLICA.– Nadie quiere construir vivienda pública en Guadalajara. Después de que ningún promotor estuviera interesado en quedarse con una parcela municipal para alquilar casas baratas, con buen criterio el Ayuntamiento puso a la venta  dos de esas parcelas que iban a ser para pisos de alquiler. Y también ha fracasado, porque ninguna empresa ha presentado oferta. Hace unos días, García-Page declaraba que la Junta no es un buen casero -y tiene mucha razón, porque al final se le multiplican los impagos-, pero si no son las administraciones las que se hacen cargo de la promoción directa de vivienda pública, como se hacía antes, las leyes que se promuevan tendrán que ser realistas y poner un precio mínimo que no tire para atrás a la promoción privada. Hacer un juego de voluntarismo conduce al parón que ha sucedido en Guadalajara.  

Un concierto veraniego en un campo de lavanda./Archivo GUDiario

SOLO QUIEREN FOTOS DE LAVANDA.- La asociación Paisajes de Lavanda de Brihuega (Guadalajara) ha hecho un llamamiento a las administraciones ante la exclusión de sus cultivos de lavanda y lavandín en las ayudas previstas para compensar las pérdidas por la sequía y la guerra de Ucrania. Les parece “inadmisible» ya que las ayudas están concebidas para «tierras de secano, excluidos los pastos temporales», una condición que reúnen los cultivos de lavanda y lavandín de Guadalajara, que se encuentran en áreas arables de secano.

Por lo que se ve, a las administraciones solo les interesa la lavanda para hacerse bonitas fotos y  asistir a un concierto veraniego, todos los políticos vestidos de blanco. Pero para que exista ese marco incomparable, que además  atrae a mucho turismo madrileño, hace falta que crezca la materia prima: la lavanda o espliego. Todas las administraciones deberían ponerse las pilas en remediarlo, porque la resolución es provisional.   

¿Frenará a Sánchez la debacle gallega?

Lo primero que cabe preguntarse es si la debacle electoral del PSOE en las elecciones gallegas devendrá en una “rectificación” de Pedro Sánchez en su política de alianzas con el separatismo catalán y vasco, que ha alumbrado bodrios como la amnistía a Puigdemont y toda su tropa, como le pide en solitario el único presidente que tiene el PSOE gobernando con mayoría absoluta. “Solo reflexionando y rectificando en algunos aspectos se puede impedir que un ciclo se convierta en un ciclón electoral que arrase mucho más», ha dicho este lunes el líder del PSOE castellano-manchego. Y todavía más contundente se ha expresado un histórico del socialismo local, el alcalde de Marchamalo desde 2003 hasta la actualidad,  Rafael Esteban, quien pone el dedo en la llaga al demandar que el PSOE retome “el rumbo perdido” y vuelva a las raíces que “han definido al partido a lo largo de su larga historia”.  En esta última reflexión está la clave del estropicio gallego, porque si el PSOE pierde 5 escaños y obtiene el peor resultado electoral de su historia en Galicia, con el 14% de los votos, no puede ser solo porque lo de la Amnistía sea un tema “complejo” de “difícil comprensión”, sino que hay una razón de más peso. Como es que el PP ha sido el único partido que se presentó ante el electorado como adalid de la Constitución de 1978, porque el PSOE, con su estrategia ocultó a su candidato, un aturdido Besteiro,  proyectando al nacionalismo hasta el 30% de los sufragios, pero a costa de su inmolación en la pira del BNG. En Galicia, la elección estaba entre un político moderado y autonomista, Alfonso Rueda, que parecía salido de los cuadros de la antigua UCD, y la nueva líder del BNG, Ana Pontón,  que si bien mantuvo una imagen “cool” y agradable, con capacidad para atraer el voto más joven, es la representante de un “dinosaurio ideológico” (Torreblanca, dixit) que detrás de una fachada de moderación aboga por la autodeterminación para Galicia, la salida de la Guardia Civil -que ya han logrado en Navarra con la tolerancia de Sánchez-, la inhabilitación del Tribunal Supremo en Galicia, el monolingüismo del gallego, retirar la ayuda a Ucrania, o el marxismo leninismo como ideología que dé cuerpo al nuevo estado. Ante esta disyuntiva, se entiende todo lo que le ha pasado al PSOE en estas elecciones. Y lo que le puede pasar en los próximos comicios europeos, como se teme Rafael Esteban, porque los primeros sondeos -si bien es cierto que todavía quedan 4 meses- avanzan que el PP de Feijóo, que se la jugaba en estas elecciones, podría casi doblar en diputados a este PSOE de Sánchez.

Pedro Sánchez abraza a Emiliano García-Page en su primera toma de posesión como presidente de Castilla-La Mancha./GUDiario.

¿Va a hacer algún caso Sánchez a estas razonables demandas de “reflexión” que le llegan, contadas, sobre todo de Castilla-La Mancha? Yo apuesto a que no, y me gustaría equivocarme, porque para Sánchez la obsesión de que él siga durmiendo en La Moncloa -aunque no consiga que le aprueben los Presupuestos- está por encima no solo de los intereses generales de la nación española, sino los de su propio partido, porque no duda en triturar candidatos y federaciones regionales (Andalucía, Galicia, Navarra, Comunidad Valenciana, Aragón…) con tal de mantener sus alianzas con el separatismo que le mantiene en el poder. Sánchez no admitirá ninguna reflexión sobre su política de alianzas, porque él ya la maduró con anterioridad, en la época de Iván Redondo, y se resume en asumir que él solo puede seguir gobernando con el respaldo del separatismo y los restos del naufragio de la extrema izquierda, su lado del muro, aunque para ello deba sobrevolar la Constitución y asumir conceptos que no están en el programa del PSOE, como es la España plurinacional frente al Estado de las Autonomías, que en la práctica se convertiría en un estado Confederal (bien diferente al estado Federal), donde la soberanía se trasladaría del Estado Español a ciertas comunidades autónomas, que de esta manera podrían ejercer la autodeterminación. Sánchez sabe que solo con este trágala puede seguir en La Moncloa, porque ha renunciado -y se ha visto en Galicia- a que el PSOE sea un partido español y trasversal que vuelva a luchar por obtener una mayoría electoral, como sucedió en su historia reciente. El peaje para seguir en La Moncloa impide a Sánchez cualquier reflexión en ese sentido, como le demanda Emiliano García-Page,  un presidente en el extrarradio del sanchismo, aunque las elecciones  europeas estén en la vuelta de la esquina, y antes las Vascas en las que el PSOE está llamado a seguir con su papel subalterno, que ya pena en la mayoría de las regiones españolas. A Sánchez no parece importarle que con esta estrategia su partido haya pasado del segundo al tercer lugar en autonomías como Galicia y la misma Madrid, se dice pronto; o lo que es peor: que esta incomparecencia del PSOE es ocupada en la izquierda por partidos separatistas. El asunto tiene mala pedagogía: si los más jóvenes creen que los que mejor defienden sus intereses son los independentistas, los partidos nacionales cada vez tendrán menor relevancia, y con ellos España peligra, tal y como la hemos conocido en los últimos 50 años de democracia. La más próspera de nuestra historia; aunque no se repita lo suficiente.

Otra buena noticia que nos ha dejado las elecciones gallegas es la práctica desaparición de los extremos, porque entre Vox (2,2%), Sumar (1,9%) y Podemos (0,3%), ni tan siquiera llegan al 5%, lo que es otro signo de inteligencia de los gallegos que de esta manera han apostado por la estabilidad de las instituciones. Especialmente sangrante es el caso de Yolanda Díaz, otra apuesta personal de Sánchez para sumar una mayoría que no le alcanza para seguir en La Moncloa. Por eso tiene que pactar cualquier despropósito con Puigdemont  y aprobarle su Amnistía; y lo que se tercie, aunque acabará dejando a Salvador Illa colgado de la brocha; es su siguiente víctima. Page lo ha dejado muy claro: si el PP hubiera perdido la mayoría absoluta en Galicia, el ganador hubiera sido Puigdemont, por lo que sentenció, sibilino: “Me alegro de que no haya ganado Puigdemont”. Esto es lo que hay.

El freno de mano, la tractorada y lo inexplicable

El equipo de Gobierno de PP y Vox acaba de presentar el primer presupuesto del mandato. Asciende a 96 millones de euros, 5 millones más que el anterior, lo que le ha llevado a replicar al viceportavoz socialista Ignacio de la Iglesia, que estas cifras «dejan claro que no existe agujero económico alguno en el Ayuntamiento», pues esos 5 millones de euros de diferencia es la misma que la subida del IBI va a suponer a los propietarios de viviendas en Guadalajara.  Por su parte, el concejal de Hacienda, Alfonso Esteban insistió en que el descuadre que se han encontrado se acerca a los 20 millones de euros, pero mientras no lo consiga acreditar mediante una contabilidad oficial o una auditoría, si fuera necesario, permitirá que tal desajuste se ponga en cuestión con respuestas inteligentes como la de Ignacio de la Iglesia. La alcaldesa Ana Guarinos insistió en que “la ciudad está pagando la irresponsabilidad del señor Rojo” y mandó un mensaje de tranquilidad al subrayar que estas cuentas “son el inicio de la solución”, al problema económico que se han encontrado en el Ayuntamiento, y se comprometió a “echar el freno de mano”, si ven que los ingresos calculados no se corresponden con los gastos. Menos mal que esta vez no sería el contribuyente de Guadalajara quien pague los desajustes presupuestarios de sus políticos, como ocurrió con la brutal subida del IBI. Es una lástima, ellos que supuestamente son defensores de una fiscalidad baja, no tiraran de freno de mano y decidieron que debían ser los propietarios de pisos en Guadalajara los paganos de una Hacienda municipal que había presupuestado mal, según dicen. ¡Contentos estamos los que pagamos fraccionados, en diez pagos, los impuestos municipales en esta ciudad al descubrir que sin haber experimentado cambios por los conceptos que tributamos vamos a pagar un 13% más que en el ejercicio anterior. Unos 20 euros del ala más en cada mensualidad, en mi caso.¡Se dice pronto!

Una imagen de la tractorada de Guadalajara./GUDiario.

LOS AGRICULTORES ESTÁN VIVOS.- Éxito total de la tractorada convocada por las organizaciones agrarias APAG-Asaja, COAG y UPA, que está terminando de discurrir por las calles de Guadalajara cuando escribo este post, sin incidente alguno. Es importante que las organizaciones agrarias, especialmente la mayoritaria  APAG, hayan demostrado su capacidad de convocatoria, porque siempre será más fácil la negociación con asociaciones profesionales que con dirigentes populistas surgidos de las redes sociales que nunca se sabe qué es lo que están defendiendo, porque ni ellos lo tienen claro. Pero también estas organizaciones agrarias tradicionales tienen que tomar nota del malestar y la indignación que existe en el agricultor de a pie, que se siente el pagano de unas políticas ambientales radicales propiciadas por urbanitas woke y que anuncian el final del mundo pasado mañana. El cambio climático es una realidad, no cabe el negacionismo, y Europa debe obrar en consecuencia, aprobando políticas sostenibles. Pero la impresión que muchos tenemos es que algunos burócratas europeos se han pasado de listos y cuando los agricultores critican la Agenda 2030 y la agricutura de papel comunitaria, tienen motivos para ello; o como dijo el presidente de la APAG, Juan José Laso: “El campo está en un estado crítico y tenemos que protestar, tenemos que explicar a la sociedad lo que nos pasa. La época de alimentos baratos y buena calidad se está convirtiendo en alimentos caros y de mala calidad. Si nosotros no existimos, la ciudadanía lo va a sentir mucho”.

Estos excesos están alimentando el sentimiento antieuropeo, y el aliento a discursos populistas que no tienen nada detrás más allá del catastrofismo. Pero la Unión Europea, con sus defectos, sigue siendo una institución imprescindible. Porque la peor PAC (Política Agraria Comunitaria) es la que no existe. Como saben los agricultores más veteranos.

Esto es lo que hay; la gente del campo ha demostrado que hay que contar con ellos, aunque solo sea por egoísmo, tal y como decía una pancarta colgada de un tractor: “Sin cebada no hay cerveza”.

INEXPLICABLE.- La ausencia de la Subdelegada del Gobierno, Mercedes Gómez, en la convocatoria realizada por la Federación de Municipios y Provincias (FEMP) por el asesinato de dos guardias civiles en Barbate, arrasados por una narcolancha. A la concentración en la plaza Mayor asistieron el resto de autoridades locales y provinciales, con la alcaldesa de Guadalajara, el delegado de la Junta y el presidente de la Diputación, estos dos últimos del mismo partido que la Subdelegada. En Toledo, tampoco participó en la concentración su jefa, la delegada del Gobierno, Milagros Tolón, así que es plausible que la decisión superó a la subdelegada. Y ante estos casos solo caben dos soluciones: obedecer, como hizo la señora Gómez, o marcharse a su casa y quedarse a gusto. Inexplicable que quienes son los superiores jerárquicos de la Guardia Civil no estén en un homenaje a dos miembros asesinados del Cuerpo. Pero esto es lo que hay con este Gobierno.

Ciudad del Cine, sí; pero no así

Me he posicionado a favor de la construcción de un gran plató cinematográfico en Guadalajara, en las naves del Fuerte de San Francisco, donde ya se han rodado varias series de éxito, por una razón fundamental: la vecina comunidad de Madrid acogió más de 900 rodajes en 2021 (el 35% de las producciones españolas durante ese año y el 71% de las series). Desde el sector de la producción audiovisual piensan que Guadalajara, por la cercanía, es un sitio ideal para los rodajes y esa idea la compró el equipo de Gobierno de Alberto Rojo y la Junta de Comunidades, que sabiendo que hay subvenciones europeas de por medio, de realizarse podría matar dos pájaros de un tiro: apoyar una actividad de futuro y quitarse la presión sobre la rehabilitación de un espacio para cumplir una sentencia judicial del Tribunal Supremo.

Me interesa el primer pájaro: ¿Podría ser interesante dar forma en Guadalajara a una Cinecittà a la madrileña, complejo que en la periferia de la ciudad de Roma lleva rodadas más de 3.000 películas? Mi respuesta es afirmativa, siempre que sea beneficioso para la ciudad de Guadalajara. En ese sentido, me parecería un error hacer del tema un debate ideológico, porque lo importante no es si va a entrar la iniciativa privada en la gestión del proyecto, como se demoniza en algún comunicado con exceso de carga ideológica, lo que hay que valorar es cuál es el proyecto en sí, quien participa en él, con qué fondos, quién lo va a gestionar, de qué manera el Ayuntamiento se va a beneficiar de él y por extensión toda la ciudad de Guadalajara. Lamentablemente nada de esto se ha explicado -la alcaldesa Guarinos dijo que la Junta le entregó una memoria de seis folios-, con lo que en estas condiciones, incluso a los que nos gustaba la música de crear una Ciudad del Cine, nos falta la letra de la partitura; y así es muy difícil apoyar nada. ¿Cuándo se va a presentar el proyecto técnico?

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Naves del Fuerte, en la actualidad, utilizadas para los usos más varipintos, como el de cementerio histórico de ilustres del anterior Régimen./GUDiario.

La Ciudad del Cine de Guadalajara parece que se rige por la ley de Murphy y desde las elecciones municipales y autonómicas ha ido empeorando.  Fue una gran decepción conocer que en los Presupuesto de 2024 la Junta no incluyera la nueva biblioteca municipal  anunciada en el Fuerte por el presidente García-Page  y que también se hayan olvidado de la rehabilitación de una de las naves para las Escuelas Municipales, que siguen teniendo un horno de cerámica en el interior de un palacio. No hay motivo alguno para estos olvidos, como no sea que alguien ha querido avisar al vecino de Guadalajara sobre el error de su voto; y no quiero pensar en ello.   

Personas relevantes de la cultura de Guadalajara -entre las que no solo tengo amigos, sino devoción por la trayectoria de algunos, con los que coincidí en manifiestos y plataformas por la cultura de la Ciudad- firman una interesante carta enviada a la alcaldesa de la Ciudad y al delegado de la Junta, en la que piden un proceso de participación ciudadana y un debate público, serio y argumentado. No puedo estar más de acuerdo, aunque sospecho que podemos haber llegado tarde, porque las ayudas europeas tienen fecha de caducidad. Y al final bajo el argumento de la falta de consenso en la ciudad sobre qué hacer con el Fuerte, puede ocurrir que no se haga nada, ni Ciudad del Cine, ni Biblioteca, ni talleres, y la Junta siga sin cumplir la sentencia que le obliga a la rehabilitación del inmueble, según el convenio que firmó con el Ayuntamiento. Eso es lo que me temo. Otra cosa es si el Fuerte estuviera en Toledo. Pero no, está en Guadalajara; y esto es lo que hay.

Choque de trenes en FITUR

El enfrentamiento entre García-Page y la ejecutiva sanchista subió un escalón más a propósito de unas declaraciones del primero en la inauguración de FITUR, que fueron replicadas con estrépito desde Ferraz. El portavoz favorito de Pedro Sánchez, Óscar Puente, llegó incluso a enseñar a Page la puerta de salida de un partido en el que lleva medio siglo con estas palabras: “El que está en el extrarradio del PSOE es Page desde hace bastante tiempo”. A la bravuconada de Puente respondió Page con ironía: “Toda mi vida me la he pasado ganando al PP y a la derecha las elecciones. Me importaría que los demás hicieran lo mismo: ganar al PP. El que gana a la derecha y la extrema derecha no está en ningún extrarradio. Yo gano las elecciones, a ver si voy a tener que pedir disculpas por ganar las elecciones”. Y lo decía el único líder del PSOE que puede vanagloriarse de haber vencido por mayoría absoluta el 25-J, y se lo lanzaba a un ministro que fue desalojado de la Alcaldía de Valladolid por un candidato del PP. “A ver si te callas”, dijo una vez  el rey Juan Carlos a Maduro

La mañana en FITUR había amanecido con nubarrones, a pesar del sol espléndido que lucía sobre Madrid. Fue por una foto que hoy ha sido portada en todos los periódicos y en la que Page charlaba animadamente con tres presidentes autonómicos del PP: Juanma Moreno (Andalucía), Carlos Mazón (Valencia) y Fernando López-Miras (Murcia). El motivo: una aproximación entre los cuatro presidentes que representan a las autonomía peor financiadas por el actual sistema pactado por Mariano Rajoy y Arthur Mas, aunque tanta generosidad no le valió al presidente para nada: el convergente enfiló decididamente el camino del independentismo, contrariado porque no salía de La Moncloa con un concierto económico similar al vasco o el navarro. Los independentistas siempre quieren más; es su juego. Desde entonces, la mayoría de las autonomías han sufrido un sistema que no les beneficia, según se acredita en los estudios que hace la prestigiosa Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), de quien salió la propuesta de crear un Fondo de Nivelación transitorio para esas autonomías infrafinanciadas. De ello hablaron durante 10 minutos esos cuatro presidentes,  para ir juntos en este asunto. Por tanto, Page no estaba conspirando en ningún cuarto oscuro contra el Partido Socialista, sino defendiendo los intereses de Castilla-La Mancha, porque ese Fondo de Nivelación supondría para su Comunidad 315 millones de euros más.

La distribución de la fotografía por todas las agencias del mundo mundial, irritó a Ferraz y La Moncloa, que viene a ser lo mismo, y esta vez mandaron a responder a Page a sus pesos pesados, aprovechando que en otro encuentro con periodistas este había criticado una modificación de la proposición de ley de Amnistía para que en ella se incluyeran los delitos de terrorismo que no sean “graves”, con lo que de esta manera todo quisque saldría de la cárcel o no entraría en ella.  La impunidad parecía garantizada. ¿O no tanto? Sorprende a los juristas este recurso de subdividir el terrorismo en grados, porque los tipos de un delito se describen en el Código Penal, que no se ha tocado, no en una Ley de Amnistía, con lo que se deja a los jueces una envenenada papeleta, ya que tendrán que interpretar qué es un delito grave de terrorismo y cuál no. Luego se quejarán de lawfare, si no les gustan sus resoluciones. Page aludió a este problema con tino, precisando que todo esto “está muy al límite” e incluso en el “extrarradio de la Constitución” y “a punto de pisar la frontera constitucional”. Y la reacción de Ferraz fue mandar a Page a un destructor monclovita con toda su artillería. Santos Cerdán, número 2 del PSOE como secretario de Organización y negociador brumoso con Puigdmont,  se despachaba a gusto en un tuit: «Todo terrorismo es malo @garciapage.El problema planteado por otros es, ¿qué es terrorismo? Creo que la gran mayoría lo sabemos y tú deberías saberlo».  

Page se dispone a saludar a Milagros Tolón, con un semblante muy serio./JCCM.

Nunca el PSOE de Sánchez había actuado con esta contundencia contra el presidente de Castilla-La Mancha, lo que indica que para Ferraz-Moncloa se ha sobrepasado un límite y que muy probablemente tendrá consecuencias. Porque Page lleva haciendo el mismo discurso crítico desde que Sánchez aceptó que la estabilidad de su presidencia estaría en manos de prófugos y separatistas; y así lo afeó durante toda la campaña electoral, con el respaldo mayoritario de los electores, así que lo que habría sido una traición hacia aquellos hubiera sido dar la vuelta a su discurso para no tener conflicto con César imperator, exterminador  de críticos y herejes en el que fue el partido de Felipe González (Hasta a Savater le han quitado su columna en el periódico gubernamental).

Yo lo tengo claro: en el próximo congreso regional del PSOE, que se celebrará en uno o dos años, Pedro Sánchez no va a mandar a postularse como alternativa a Page a un peso ligero, como la otra vez con José Luis Blanco, sino alguien de superior perfil (seguramente su delegada en CLM Milagros Tolón, que también fue desalojada por un candidato del PP en las últimas elecciones municipales de Toledo) que reclamará, como hizo Lenin con Kerenski, todo el poder para los soviets. Quería decir, para Sánchez. Esto es lo que hay.         

El agua que desaprovechamos

Como casi todos los años por estas fechas, el pantano de Beleña tiene que abrir sus compuertas para desembalsar y dejar sitio al agua que vendrá del deshielo en el macizo del Ocejón, allá por febrero o marzo. Y como todos los años, sin gran éxito, vuelvo a recordar que parte de esa agua se podría guardar en el vecino pantano de Alcorlo (al día de hoy, al 40% de capacidad), para ser usada en los meses de sequía, que vendrán, y más en el futuro por el efecto del cambio climático, que ya ni los más tontos se atreven a negar. Esta situación se repite, año tras año, y pasa desapercibida por políticos y autoridades en general, y solo los agricultores parecen darse por concernidos. ¡Así somos, señora!

El río Henares, a su paso port Guadalajara, este fin de semana./GUDiario.

Esta insuficiente regulación de las cuencas del Sorbe y el Henares– como de casi todas las españolas- se produce coincidiendo con la sequía que afecta al noreste de España, y especialmente Cataluña donde su gobierno nacionalista lleva muchos años sin gastarse lo suficiente en infraestructuras; y especialmente las hidráulicas. Y mientras esto sucede se repiten las noticias sobre inundaciones y desbordamientos en la cuenca del Duero, con apertura de presas en Segovia o Soria, y también en la del Tajo, como hemos reseñado con Beleña. Este contraste es una prueba palpable de la desvertebración de este estado llamado, todavía, España, aunque si vamos hacia un modelo confederal -como ha aprobado el PSOE de Sánchez en su convención de La Coruña-, a lo mejor tendremos que cambiarla el nombre. Porque si España es plurinacional y está formada por un conjunto de naciones: Cataluña, País Vasco y Galicia, a saber, ¿cómo llamamos al resto de lo que queda? Porque España siempre ha integrado a Cataluña, Galicia y las Vascongadas.

En La Coruña ha estado la ministra del Agua, Teresa Ribera, después de haberse pasado la semana a tiempo parcial entre el ministerio y su desempeño de portavoz ad hoc del separatismo catalán, descalificando a jueces como García Castellón, porque comete lawfare por un supuesto partidismo ideológico. No esperemos de ella una sola solución a ese desequilibrio hidrológico en el que se maneja,  por el desprecio a los Planes Hidrológicos Nacionales, desde que el nacionalismo se cargó el Plan de Aznar para trasvasar agua desde la desembocadura del Ebro, pero quedó como único testigo de la solidaridad territorial, ese trasvase Tajo-Segura del que apenas se beneficia la cuenca cedente. Contentos estarán en el Levante con las abundantes lluvias que llegan a la cabecera del Tajo y que les asegura los envíos para este año. Pero en Guadalajara nadie resolverá que podríamos asegurar el nuestro, con solo enviar por una tubería (como se hace también a la cuenca del Guadiana para La Mancha) parte del agua que sobra en Beleña al vecino Alcorlo.

 Estas cosas solo nos pueden pasar en Guadalajara. Pues esto es lo que hay.

LA FRASE DE LA SEMANA: «Ya no hay un debate de ideas sino que uno lanza dogmas y quien los cuestiona es un hereje, un réprobo o un fascista. Todo el mundo sabe que Pedro Sánchez miente, pero si lo subrayas y dices:»oiga, está muy feo eso de mentir a todas horas», te conviertes en alguien inaceptable» (FERNANDO SAVATER, filósofo).          

Envidia de Unionistas

El éxito de Unionistas de Salamanca Club de Fútbol en la Copa del Rey, ha puesto de actualidad a este curioso exponente de lo que podría definirse como Fútbol Popular y que alguna concomitancia tiene con nuestro Deportivo Guadalajara.

Unionistas nace en agosto de 2013 de la mano de siete socios de la Unión Deportiva Salamanca, el histórico equipo de la ciudad del Tormes y que los que peinamos canas lo recordamos jugando en la Primera División. Como otros equipos, el club se convirtió en Sociedad Anónima Deportiva (SAD) con la nueva legislación deportiva, pero la gestión de los sucesivos propietarios, entre ellos importantes empresarios de la ciudad, no tuvo éxito y cinco meses antes de la fundación de Unionistas, la UDS desaparece enterrada en deudas.

La afición de Unionistas recibe a su equipo en el partido contra el FC Barcelona./Foto: Unionistas

En Guadalajara, el camino fue distinto, pero no tan diferente. El histórico Club Deportivo Guadalajara -fundado en 1947- sobrevivió en un principio a su transformación en Sociedad Anónima de la mano de un histórico jugador y presidente, Juanjo Laso, que mantuvo las esencias alcarreñas mientras gestionó el club. Pero no se asentó con la propiedad y la ya SAD terminó por controlarla el grupo de empresas de un ex jugador y empresario de éxito, Germán Retuerta. Germán había subido como la espuma durante el periodo de la burbuja inmobiliaria con las ventas de piscinas para chalets y cayó con estrépito con la crisis financiera que afloró en 2008 tras el crash de Madoff y las hipotecas subprime, y que en España tuvo mayor incidencia porque la burbuja financiera era más grande que en otros países debido a un factor endógeno: el desplome de las cajas de ahorro, vinculadas al poder político. Hasta el crash, la gestión de Germán y su familia fue en líneas generales muy satisfactoria: el equipo subió a Segunda B, allí se consolidó y en el año 2011 ascendió a Segunda División tras una fase de ascenso heroica, dirigido por un gran Carlos Terrazas y tras ganar en Miranda de Ebro. Las dos temporadas en Segunda División forman parte del mayor éxito de la historia del club, hasta que todo se vino abajo con el descenso administrativo de 2013. Javier Tebas tenía ganas de sentar un precedente ante la huida hacia delante de algunos clubes y no encontró mejor chivo expiatorio que devolver al Guadalajara a Segunda B, por una fraudulenta ampliación de capital, tal y como ratificaron los tribunales. Germán acabó pagando con creces el error, pero es que además coincidió con el hundimiento de sus propias empresas, derivada de la crisis inmobiliaria y de la dificultad para ampliar el capital, que en esos años ya no ponía nadie. La peripecia en Segunda B comenzó bien, pues se jugó otra fase de ascenso en 2015, pero acabó en 2016 con el equipo dirigido por el exótico David Vidal en Tercera División; otra vez. Y de allí directo al concurso de acreedores (antes suspensión de pagos).

La UD Salamanca pasó por la misma peripecia y su SAD acabó liquidada por las deudas. Y de esos escombros surgió Unionistas, de la mano de esos antiguos socios de la UD, que solo tenían una cosa clara. En su capital no entraría nunca un fondo de inversión y para ello el club sería gestionado como los clubes anteriores a las SAD: un socio, un voto. Al no tener capital inicial, Unionistas empezó en la última división del fútbol provincial  en 2014 y  fue escalando categorías hasta terminar en 2021 en Primera  RFEF (la tercera división del fútbol español), junto a equipos históricos como el Deportivo La Coruña o la Cultural Leonesa. Unionistas tiene en la actualidad 4.895 socios y no puede admitir más porque es la capacidad máxima del estadio municipal donde juegan, el Reina Sofía.

Mientras en Salamanca prefirieron empezar de cero, desde la tercera regional y enterrar la vieja UD, con todo el dolor que ello suponía, en Guadalajara optamos por mantener el nombre del Deportivo a toda costa, aunque fuera vendiendo su propiedad a oscuros fondos de inversión ajenos a esta provincia con tal de que estuvieran dispuestos a sacar a la SAD del concurso de acreedores y poner el capital suficiente para mantener al equipo, por lo menos en Tercera División. Era lo más heroico, pero también lo más complicado, seguro que más que la decisión de Unionistas de empezar sin deudas, aunque fuera en la Liga Provincial de Salamanca.

Hasta hace apenas unos días, creíamos que había merecido la pena salvar la marca Deportivo Guadalajara -aunque su histórico escudo de Alvarfáñez de Minaya se quedó  por el camino, sin más explicaciones-; no en vano,  con esta propiedad y el esfuerzo de la dirección deportiva que lidera Carlos Ávila, habían conseguido ascender al equipo a Segunda RFEF y se habían potenciado los equipos de cantera, masculinos y femeninos. Pero todo amenaza con venirse abajo desde que conocimos que la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, citara expresamente a las dos empresas que tienen la mayoría del capital de la SAD deportivista, por estar supuestamente relacionadas con las operaciones de blanqueo de un cartel narco. Confieso que ese día sentí un escalofrío al leer Deportivo Guadalajara y en la misma línea al grupo narco conocido como Los Narigones; y de este impacto no saldrá la afición hasta que la justicia argentina no exonere a esas empresas por completo.

Mientras tanto, siento envidia de Unionistas, que hoy juega la Copa del Rey contra el Barcelona, y que serán todo lo modestos que ustedes quieran, pero sus 4.895 socios son plenamente soberanos del destino del club. Y por ello siento una sana envidia. Mientras tanto, el Deportivo no ha ganado un partido desde que se conoció la noticia de marras, y ya no es lo peor que haya que modificar objetivos y conformarnos con no descender, sino que esta historia judicial se acabe enredando y estemos como cuando esos siete socios de la UD Salamanca decidieron fundar Unionistas tras la liquidación por quiebra de su histórico club. Ojalá no lleguemos a eso, pero de momento esto es lo que hay.

La subida de la vivienda y el nuevo POM

Guadalajara cerró el año con una noticia que es más buena que mala, aunque también tiene efectos indeseables sobre los que se puede actuar. La ciudad de Guadalajara fue la capital de España donde más subió el precio de la vivienda, ya que lideró el ranking con un incremento anual del 16,8% respecto al cuarto trimestre de 2022, según la tasadora Tinsa. Un dato: en el conjunto de España se incrementó el valor de la vivienda la mitad que en Guadalajara en un contexto de desaceleración, aunque ese frenazo no es homogéneo entre las capitales españolas.

El aumento del precio de la vivienda es bueno para los miles de propietarios (los injustos paganos de la última subida del IBI para equilibrar el presupuesto municipal) y para la economía en general, porque dinamiza otros sectores muy conectados en el comercio y la industria. En el caso de Guadalajara, tal incremento se debe fundamentalmente al efecto Madrid y a que su célebre mancha de aceite del mercado inmobiliario ha sobrepasado con creces a otras ciudades dormitorios, y se ha extendido hasta Guadalajara. En Madrid, el precio de la vivienda nueva y de los alquileres están por las nubes, inaccesible para el ciudadano medio, y eso explica que el demandante empieza a buscar soluciones en las capitales de su área metropolitana. Alcalá de Henares, una ciudad de gran crecimiento residencial, es un ejemplo de ello, pero ahora la  explosión también afecta a la capital alcarreña, beneficiada por la energía que irradia el Corredor del Henares, tal vez el polo de desarrollo más importante de España. En Guadalajara, solo hay que ver que los edificios que se quedaron a medias en la crisis financiera de 2008 se han terminado y que las agencias inmobiliarias, que prácticamente desaparecieron de nuestras calles, vuelven a operar con éxito. Eso significa que la demanda se ha reactivado, lo que es positivo, pero tiene también sus inconvenientes: que el precio de los pisos se encarece para unas generaciones jóvenes que no tienen unos sueldos competitivos como los de la generación de sus padres cuando en Guadalajara era el sector industrial el que tiraba de la ciudad. Ahora es la logística la que ha tomado el relevo de la industria y aunque genera mucho empleo no llega a la calidad y retribuciones de los años setenta y ochenta.


El crecimiento de la ciudad contrasta con el declive imparable de su caso histórico, la asignatura pendiente de todos los ayuntamientos. En la fotografía, tres comercios situados en menos de 50 metros cuadrados anuncian el cese de su actividad sin tener un relevo garantizado. /GUdiario.

En este escenario, me preocupan dos cosas. Una es que no aprovechemos ese impulso para rehabilitar el casco histórico, porque siguen siendo demasiados los solares sin edificar -sobre un centenar-, que esperan a un promotor. En una economía de mercado son los promotores los que tienen que tirar del carro, pero no es menos cierto que las administraciones, sobre todo la local, deben implementar unas políticas que hagan más atractiva la inversión en nuestro casco. Es notorio que en los últimos treinta años no se ha dado con la tecla, a la vista está, y que incluso actuaciones cuasi revolucionarias, como son los Paes, han dado menos de sí de lo esperado, como delata ese edificio Maragato, que nunca se acaba de construir. Darse un paseo por el centro de Guadalajara te lleva a la melancolía. Cada día hay más comercios cerrados y parece que todo hijo de vecino ha pensado en jubilarse; y que nadie está dispuesto a dar el relevo a esas generaciones de autónomos que han decidido tomarse un merecido descanso. ¿Por qué será? En 50 metros cuadrados en torno al callejón de los Guardias (en el callejero oficial,  Miranda) hay tres zapaterías que echan el cierre y ofrecen sus locales en venta o alquiler. Por ahora, sin éxito. 

Pero además de debatir y concretar qué otras medidas, empezando por la fiscalidad, debería tomar el ayuntamiento (y la comunidad autónoma, con competencias transferidas) de cara a presentar planes atractivos para la rehabilitación de viviendas en el casco antiguo, no se puede demorar más una pensada sobre el futuro del urbanismo de Guadalajara. Por dónde debe crecer la ciudad; si ha llegado el momento de saltar la A-2  y calificar en su margen derecho suelo residencial; dónde iría el nuevo suelo industrial; qué tipo de urbanismo debería tener  Guadalajara para ser competitiva en la mitad del siglo XXI… En resumen, qué queremos hacer con esta ciudad cuyo gran activo es que está inmejorablemente situada en la conurbación de Madrid y que no puede permitirse perder el tren del futuro. Aunque en la política actual – y con el ejemplo de Pedro Sánchez, más- no se va más allá del día a día y no se practica la política de luces largas, sino el cortoplacismo populista, ya va siendo hora de que el Ayuntamiento empiece a pensar en poner en marcha el avance del Plan de Urbanismo para que la falta de suelo tanto en vivienda privada como púbica, no nos lleve a situaciones indeseables como las vividas en el último tercio del siglo pasado en que faltó suelo hasta que el nuevo POM se decidió a crecer hacia Aguas Vivas. Las casas han llegado hasta la Ronda Norte, que es el cierre perimetral por Taracena del actual POM en vigor, hasta el punto de que el único terreno disponible que tenía el Ayuntamiento para que se construyera el nuevo cuartel del GEO está ya lindando con esa infraestructura viaria. Un Plan de urbanismo es tarea para tres corporaciones locales, como mínimo, y para la sociedad entera, ya que en él deben participar no solo el ayuntamiento sino los agentes sociales, colegios profesionales, propietarios, empresarios, sindicatos y el vecindario en general. Y parece llegado el momento de iniciar su proceso, con la adjudicación a un equipo redactor, antes de que el progreso nos arrolle, como pasó en los años ochenta. Y es que esto es lo que hay.   

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