Archive for junio, 2021

Los afiliados ponen a Lucas Castillo a pilotar el PP

Las primeras primarias en el PP de Guadalajara se resolvieron según los pronósticos. Lucas Castillo, el actual alcalde de Yunquera y portavoz del PP con Ana Guarinos, ha sido elegido presidente provincial del Partido Popular, o mejor dicho, será elegido para ese cargo en el XIV Congreso Provincial de los populares a celebrar el 10 de julio. Al Congreso solo irá la candidatura de Castillo, ya que no será necesaria la segunda vuelta entre los dos candidatos más votados por los afiliados al haber superado aquel el 50% de los votos.  Al final solo hubo dos candidaturas, pues Jaime Carnicero renunció a última hora del viernes, apelando a la unidad del partido,  según explicó, después de haber intentado por todos los medios el acercamiento de posiciones “hasta el último minuto, pero no lo he logrado”. Carnicero no recomendó públicamente su respaldo a ninguno de los dos candidatos, aunque teóricamente beneficiaba a la candidatura de Ana González. Aunque eso es la teoría, claro, porque al final la victoria de Lucas Castillo fue incontestable: reunió 398 votos válidos,  el 69,8% de los suifragios válidos, frente a 155 para la otra precandidata, Ana González, que sumó el 27,1%.

Algunos podrán decir que Lucas, además de ser el candidato de las bases, como se ha visto, también lo era del aparato de Ana Guarinos, que dirigió el partido con mano de hierro en tiempos de Cospedal. Pero si en aquella etapa haber sido señalado por Guarinos o Cospedal era suficiente para ganar un Congreso, no sucede lo mismo, ahora, en que se ha permitido a la militancia expresar sus preferencias en un voto secreto. Por ello, sería injusto regatear méritos a Lucas Castillo o hablar de él como un candidato interpuesto, porque tiene la legitimidad y autonomía, la autóritas que sólo lo dan las urnas, y es de imaginar que él lo sabrá utilizar para trazar el rumbo al PP de Guadalajara.

En la entrevista que le hizo este digital, le preguntamos qué había que hacer para recuperar el terreno perdido en Guadalajara, y Castillo respondió que “renovarse”; y añadió: “escuchar todavía más a la sociedad y hacer que nuestro proyecto lo sientan suyo. Hay que pisar la calle, atender a los guadalajareños y conocer qué provoca sus desvelos y cuáles son sus anhelos. Sus deseos, necesidades y temores deben de ser los nuestros”.  

La victoria de Castillo ha sido incontestable, no ha necesitado segunda vuelta, aunque ello no debería tapar que al Congreso se presentaron inicialmente tres candidaturas, que luego se quedaron en dos. Es decir, que no hubo posibilidad de acuerdo previo entre los tres precandidatos, por las circunstancias que fueran. Habrá que ver la lista que presenta Castillo al Congreso; suena que el secretario general sería  Alfonso Esteban, que relegó sus expectativas de ser presidente en beneficio de la opción de Lucas Castillo,  y veremos si el nuevo presidente está por la integración de todas las sensibilidades o por hacer tabla rasa a la vista de los resultados de las Primarias.

La historia nos dice que al PP le cuesta más que a otros partidos cerrar las heridas que dejan procesos congresuales no resueltos por consenso, y me estoy acordando de las elecciones en que Antonio Román -que apoyó a Carnicero y también dio un “me gusta” a la candidatura de Ana González- ganó a Luis Benito, como él mismo me ha reconocido más de una vez.

El panorama al que se va a enfrentar Lucas Castillo es todavía más complejo que el de Román cuando salió reelegido presidente. En el Congreso, en 2019, el PP fue superado por otro partido de la derecha, en este caso de la derecha populista, por primera vez en la historia de Guadalajara, perdiendo además su condición de primera fuerza en beneficio del PSOE, algo que solo se produjo en 1982 en el histórico triunfo de Felipe González.

Mi previsión es que el PP podrá resarcirse, en Guadalajara, de ese “sorpasso”, porque Sánchez y su propósito aventurero por liquidar el régimen del 78, sin saber qué España quiere alumbrar o con quién se va a aliar para montar esa segunda Transición que no sean los independentistas, le pasará factura en la meseta;  y así lo sugieren  los sondeos tras el triunfo de Ayuso en Madrid, que ha abierto un nuevo ciclo político.  Y aunque, en Guadalajara, Vox está resistiendo en los sondeos con cierta comodidad, las elecciones más complicadas para el PP no van a ser las Generales, sino las autonómicas y locales de 2023. Con las instituciones principales que manejan presupuestos en manos de los socialistas, las sinergias para el PSOE van a ser importantes; que además tienen en Page a un candidato potente mientras que el PP tiene a Núñez, que no es precisamente Ayuso en empatía popular.

Pero el PP tiene también, después de haber conseguido con éxito el relevo generacional en su presidencia, que renovar una militancia que se le ha hecho mayor, como se ha podido ver a la hora de las votaciones. No es solo un problema del PP, sino que afecta a la mayoría de los partidos, y sobre todo a los tradicionales, pero en el PP, al estar fuera de casi todas las instituciones les costará más. Ya se sabe.

Esto es lo que hay y algo más: en una cosa los populares tienen ventaja. El Corredor de Guadalajara, por su vinculación con Madrid, siempre ha anticipado los cambios que vienen.  Y esta vez no será la excepción.

El PP, dividido a las puertas de sus Primarias

Cuando apenas quedan 48 horas para la celebración de la primera vuelta de las Primarias del PP para elegir a su nuevo presidente/a  provincial (aunque en puridad no se debería llamar “Primarias” a una consulta que no alcanza a los simpatizantes de un partido, como en Estados Unidos o Francia), todo parece indicar que los compromisarios populares tendrán que elegir entre los tres candidatos ya conocidos: Ana González, Jaime Carnicero y Lucas Castillo

Había interés por saber si los dos primeros podrían llegar a algún tipo de acuerdo para fusionar ambas candidaturas, una vez que por el número de avales validados estaban en franca desventaja con el tercer candidato en juego, el alcalde de Yunquera de Henares, pero han pinchado en hueso. En función  del entorno con quien hables, se reparten las culpas. Unos me cuentan de que no estamos hablando solo de nombres, sino de un proyecto de cambio en el partido en Guadalajara, donde las personas son secundarias; aunque no es menos cierto que el atasco es antiguo y lo sitúan en la exigencia de Jaime Carnicero para ser al menos el secretario general de la nueva candidatura resultante. El portavoz en el Ayuntamiento, próximo a Román, quiere hacer valer su fuerza en el área de la capital y el Corredor del Henares, y que ha sido el segundo en número de avales en el conjunto de la provincia. Y pide más realismo a la otra parte.

Si no hay cambios de postura en las próximas 48 horas, los compromisarios deberán elegir entre las tres candidaturas citadas, lo que a priori beneficia a Lucas Castillo. Él se autocalifica el candidato de la militancia, por el número de avales conseguidos. Lucas es, de los tres, el candidato más continuista con la dirección provincial que encabezó Ana Guarinos, con quien compartió cargos en su staff provincial, y en ese sentido se podría decir que es el mejor visto por el actual aparato; pero al final son los militantes quienes tienen la última palabra, sin necesidad de tutelas. No olvidemos que en la elección de presidente/a nacional del PP, el “aparato” estaban con María Dolores Cospedal, y al final quedó segunda en la primera vuelta, con Pablo Casado, que iba de outsider, tercero. Pero luego fueron los compromisarios de Cospedal quienes ayudaron a Casado a ganar la nominación, que en la votación final sumó el  57.2% de los votos. ¿Podría ocurrir en Guadalajara algo similar? No es fácil.

Hoy podríamos decir que el favorito es Lucas Castillo y que en esta primera vuelta lo que se dirime es si aquel es capaz de obtener la nominación directa, para lo que necesita superar el 50 % de los votos y una diferencia del 15% sobre el segundo, es decir si uno saca por ejemplo el 53%, el otro tendría que sacar menos del 38%. En caso de que ninguno saque más del 50%, la votación del 10 de julio en segunda vuelta será entre los dos candidatos que mayor número de votos hayan obtenido.

¿Y una candidatura de unidad de última entre los tres candidatos? Nadie la espera, aunque muchos la desean, teniendo en cuenta lo que le ha costado al PP cerrar las heridas internas; y me estoy acordando de la pugna entre Antonio Román y Luis Benito por la presidencia provincial con Román ya de alcalde. Aunque Román, entonces con el aparato, ganó con claridad, le costó años cauterizar las heridas que dividieron no solo a su grupo municipal sino el partido. Esta vez el entorno es peor, porque el PP ya no es aquel partido poderoso que ganaba en Guadalajara con casi el 50% de los votos, sino que por primera vez ha sido superado por Vox en las Generales, un partido que según los sondeos me consta que no está a la baja en Guadalajara, con lo que los populares no van a tener fácil recuperar al menos esa segunda plaza.  Por muy indiscutible que sea la victoria de Lucas Castillo, la empresa por revitalizar  el pulso de un partido, como el PP en Guadalajara, va a ser titánica, empezando porque su militancia se le ha hecho mayor y es complicado el relevo generacional, problema que afecta también a la mayoría de los partidos, pero más a los conservadores, a lo que se une que por primera vez el PP no se puede apoyar en ninguna de las principales instituciones locales, provinciales, autonómicas y estatales, todas en manos del PSOE.

Ese es el escenario en el mejor de los casos que le espera a Lucas Castillo, que además no tiene previsto abandonar la alcaldía de Yunquera, porque él sabe, como Scarlett O’Hara en “Lo que el vierto se llevó”, que su fuerza radica en la tierra y sobre todo en una época en la que el PP tiene un importante déficit de alcaldes. Por ello habrá que tener muy en cuenta quién lleva Lucas de secretario general, que a fin de cuenta es el encargado de ejecutar la política que impulsa la presidencia. Parece que será Alfonso Esteban, el actual portavoz del PP en la Diputación y vicesecretario general con Guarinos. Estuvo hasta última hora deshojando la margarita, pero al final no se presentó para no dividir las posibilidades de este grupo.

En Murcia se mueven para blindar el trasvase

Con la llegada de la calor y sin hacer mucho ruido ha entrado en el Congreso la propuesta para la reforma del Estatuto de la comunidad autónoma de Murcia, aprobado por la Asamblea regional en abril de 2019, y que entre otros asuntos defiende la continuidad del trasvase Tajo-Segura, al que con esta vía legal pretende blindar.

Hay que recordar que una estrategia similar la empleó el presidente José María Barreda en su segundo mandato cuando envió al Congreso, y lo defendió ante el pleno con motivo de su admisión a trámite, otra propuesta de reforma de Estatuto en sentido contrario. Establecía una hoja de ruta que concluía con un calendario para liquidar en la práctica los trasvases. Lo mismo que el Estatuto de Murcia, pero al revés. En ambos casos se buscó la tramitación de la reforma de los estatutos de las citadas autonomías,  el de Castilla-La Mancha para “blindar” el fin del trasvase y, ahora, el de Murcia  para “blindar” su continuidad.

El de Castilla-La Mancha terminó con el fracaso de la iniciativa de Barreda, obligado a retirar su reforma al no encontrar respaldo en los grupos mayoritarios del Congreso, empezando por el Grupo Socialista. Se tiró a la piscina sin comprobar si había agua, y perdió una batalla, que contribuyó a fortalecer las posiciones pro-trasvase de la  Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía, en distinta medida beneficiarias de él.

¿Qué sucederá, ahora? Si en España se respetara la Constitución y las leyes, que como vemos por los indultos y le negociación bilateral entre el gobierno de Sánchez y los partidos independentistas sobre asuntos que afectan a la soberanía nacional, se intenta orillar, no tendría la más mínima duda de que a López Miras le pasaría lo mismo que a Barreda. El Congreso rechazaría que una comunidad autónoma pudiera ser competente de las aguas de un río que es intercomunitario, y que no pasa por Murcia, por lo que cualquier regulación debería producirse en el marco estatal y de los planes de cuenca, competencia de las respectivas confederaciones hidráulicas. Pero visto el panorama que nos brinda el día a día, en el que se da la razón al que más chilla o al que más desafíos plantea al Estado, ya tengo mis dudas.

El lobby levantino es más fuerte que el castellano-manchego, porque multiplica el número de sus diputados. Y más visto el agit-prop que se ha montado desde Murcia, a propósito de la decisión del ministerio de Transición Ecológica sobre la presunta reducción de los trasvases de 38 a 23 Hm3. Esta medio verdad la han “comprado” la mayoría de los medios nacionales que han editorializado incluso con que la ministra Ribera le ha quitado de golpe a Murcia 15 Hm3 mensuales. Pues es mentira. Sucede que las reglas del trasvase son un galimatías del mil demonios, difíciles de explicar en clave nacional, pero esa supuesta reducción de los niveles del trasvase no lo es tal, porque con ella se está garantizando que el nivel del agua en la cebecera del Tajo no caiga en mínimos, con lo que ni el propio gobierno podría autorizar un trasvase, de acuerdo con la Ley. Así que muy probablemente, a pesar de estos cambios, a buen seguro que la cantidad anual trasvasada en el año hidrológico sea muy similar a la actual, e incluso en un año de sequía aseguraría mejor los trasvases mensuales.

No les voy a dar la lata más con los intríngulis del trasvase, porque es un puro laberinto, y solo añadir que sí es una buena ocasión para que se aproximen posturas entre ambas comunidades y el propio Estado, que debe proseguir con otros recursos, como la desalinización, que para los regantes es tabú cuando a la larga es inevitable. En este sentido, el ministerio de Ribera va por el buen camino.

Lo que no puede ser es que algunos no aceptan en otros lugares que se trasvase un litro que se pierde en el mar, por ejemplo Podemos, y que no haya inconveniente en blindar trasvases como este del Tajo-Segura, que todos los grupos de la cámara murciana respaldan.

Yo también firmaría el indulto de Junqueras.– El gobierno y el agit-prop de Ivan Redondo nos quiere hacer creer que Oriol Junqueras ha cambiado de opinión porque ha reconocido algo palmario, como es que la declaración unilateral de independencia no es el camino. ¡Pues claro, porque le ha conducido a la cárcel! Pero en ningún momento ha dicho que acata la Constitución como marco de esa mesa  negociación que el Gobierno va a iniciar con los independentistas, esos extraños socios. Y si no es así: ¿qué demonios va a negociar Sánchez con estos señores que solo quieren autodeterminación y amnistía? Que nos lo explique el presidente, que nos diga que no va a poner la Constitución en almoneda, y después yo mismo estampo mi firma al pie del indulto a Junqueras

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