Hacia las elecciones más ajustadas

Ahora que ya conocemos los cabezas de listas de los partidos más representativos que se presentan a las elecciones municipales en Guadalajara es la hora de hacer las primeras consideraciones. Es ridículo atender a encuestas que se hicieron antes de que el PP anunciase a su cabeza de lista (Ana Guarinos), pero habrá que estar muy atentos a las que se realizan en este tiempo. Voy en este post con las elecciones locales en Guadalajara y en el siguiente me ocuparé de la autonomía de Castilla-La Mancha.

Fachada del Ayuntamiento de Guadalajara/GUDiario

Tres serán los factores que van a condicionar a mi juicio el resultado electoral:

1º) El perfil de la campaña. El PSOE intentará encauzarla al debate local, mientras que el PP querrá hacer ver que es Pedro Sánchez el que se presenta a la reelección en lugar de Alberto Rojo, dado el rechazo que el presidente  suscita entre el electorado de centro-derecha y que a la par lo moviliza como nunca ha ocurrido. En unas elecciones municipales, es la figura del alcalde la que más cuenta, pero no sucede igual en las capitales y pueblos mayores donde la tentación de convertir las elecciones del 28 de mayo en una primera vuelta de las Generales es más fácil de que fragüe. Unas elecciones con perfil local benefician al PSOE, porque disfruta del oropel de la alcaldía; y Alberto Rojo está más puesto en la actualidad municipal frente a una candidata, de la que no se puede dudar sobre su capacidad, pero que en la última legislatura se dedicó a la política autonómica.

2º) El destino de los concejales de Ciudadanos marcará el próximo gobierno municipal. Esta formación liberal, que ha integrado el gobierno municipal, aunque le haya lucido poco, sacó el 12,15% de los votos en 2019 y 3 concejales, que completaron vía pactos la mayoría relativa del PSOE. En estos cuatro años, Ciudadanos ha sido un partido a la deriva y en el promedio de los sondeos de este último mes publicados en España cae hasta el 2,1% en intención de voto. Por tanto, es muy probable que el grupo local de Ciudadanos mejore estos porcentajes, pero necesitaría sobreponderar más de un 3% de votos para llegar a ese 5% de corte y optar al reparto de escaños. La aspiración del PP es hacerse, como mínimo, con dos de esos tres escaños y así poder completar un gobierno conservador con Vox, que tiene 2 concejales y podría llegar a tres o cuatro, pues en España `presenta una tendencia de voto del 14,6% y Guadalajara es una de las provincias donde mejor se mantiene, coinciden los sondeos. El optimismo del PP reside en que en las últimas elecciones celebradas en Andalucía, Madrid y Castilla y León, los populares recogieron mayoritariamente los sufragios que perdió Ciudadanos, lo que les compensó lo que se le va por la derecha radical.

3º) El PSOE sacará brillo a su alcaldía, y confía en mejorar los resultados de 2019 en los que logró el 35,1% de los votos, con 10 concejales.  Debido a la fragmentación del bloque de derechas, tiene la opción de aspirar a ser nuevamente el partido más votado y a mejorar en el número de concejales. En su contra juega que la ola nacional a la que el PSOE llegó impulsado en las elecciones de 2019, ahora favorece al PP y así los socialistas en los promedios de las encuestas del último mes se quedan en el 26,1%, mientras que el PP sube al 31,1%. E PSOE local, además de renovar su lista, intentará llevar la campaña al campo municipal, aunque me temo que los debates electorales van a estar muy caros esta vez. Si hay alguno.

4º) Por la fragmentación política,  es harto improbable que un partido pueda alcanzar la mayoría absoluta (13 concejales), por lo que un gobierno de izquierdas en Guadalajara, de confirmarse el derrumbe de CS, solo sería posible si el PSOE se pudiera apoyar en los partidos a su izquierda con representación en el Ayuntamiento. El neocomunista Unidas Podemos tuvo el  6,9% y 1 concejal, y los municipalistas woke de Aike (A Guadalajara Hay que Quererla) el 6,2% y 1 concejal. Por tanto, ambos están cerca de ese corte del 5%; y eso es un riesgo. Si cualquiera de los dos perdiera un concejal, el PSOE se vería obligado llegar a 12 ediles (2 más que en 2019 en una situación nacional no favorable) para repetir gobierno, todo un reto. El peor escenario para el PSOE es que ninguno de estos grupos más a la izquierda llegaran a ese 5% de corte y aunque entre Podemos y Aike sumasen un 9,8% se quedarían sin representación en el Ayuntamiento.

De cara a posibles acuerdos poselectorales, es importante también ser el partido más votado. El PSOE de Alberto Rojo sacó 1.677 votos de diferencia al PP de Antonio Román, así que en esto llevan ventaja los socialistas. Nuestra ley electoral permite al candidato del partido más votado ser proclamado alcalde, si no hay una mayoría alternativa, así que el PP no tendría necesidad de llegar a un acuerdo de gobierno con Vox, de ser el más votado, siempre que la izquierda no sume al menos 13 concejales; y lo mismo le sucedería al PSOE con los grupos  a su izquierda. Aunque lo deseable siempre es un gobierno local que asegure la mayoría absoluta, tampoco es descartable que si las diferencias en cada uno de los bloques de derecha a izquierdas son insalvables, PP o PSOE puedan gobernar en minoría.    

Ante estas y otras circunstancias que harían demasiado largo este post, creo que estamos ante el resultado electoral más incierto de la historia, todos los votos valen, y en el que cualquier factor inopinado podría decantar nuestro ayuntamiento hacia uno u otro bloque. Esto es lo que hay, de momento.               

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