Solo desde el izquierdismo más fundamentalista y trasnochado se puede rechazar la posibilidad de que la Junta de Comunidades venda, en pública subasta, parcelas sin trabas legales y que no estén en zonas con algún tipo de protección.
Y solo desde la sinrazón o el dogmatismo más atrabiliario se podría criticar al gobierno regional por vender parcelas infrautilizadas, por ejemplo a aquellos agricultores o explotaciones cercanas que quieran aprovecharlas, tal y como ha dicho la consejera de Agricultura.
En mi escala de valores, desde luego que no está antes un monte público desaprovechado para la sociedad que una parcela privada que da trabajo y riqueza al agricultor o a la explotación que la cultiva.
Pero dicho esto, no vayamos a confundir los nobles ideales desamortizadores, de poner la tierra yerma en manos productivas, con un proceso opaco de asignación de tierras que tenga por objetivo, lisa y llanamente, el hacer caja con la venta de Montes de Utilidad Pública en Castilla-La Mancha.
Sobran por tanto las críticas de la consejera a Ecologistas en Acción, porque ellos nunca dijeron que la lista de 288 montes públicos, con una extensión de 170.471 hectáreas, era definitiva ni que todos ellos fueran a salir a subasta. Y lo cierto y verdad es que en ella aparecen montes ubicados en parques naturales y lugares protegidos.
Celebro por tanto la aclaración de la consejera Casero de que ningún monte protegido saldrá a la venta. Y defenderé cualquier venta en pública subasta, hecha con transparencia y publicidad, de tierras yermas a agricultores que quieran explotarlas y creen riqueza para la comunidad. Un proceso que deberá contemplar las debidas cautelas y clausulas de reversión en caso de que esas tierras vuelvan a ser abandonadas
Pero una cosa es poner los montes públicos a producir y otra distinta hacer un catálogo de 288 montes públicos, por indicación de la consejería de Hacienda, para hacer caja, porque no nos salen las cuentas en esta comunidad, y lo queremos resolver vendiendo las tierras de los abuelos. Además de que sería el chocolate del loro, porque solo valen las reformas que sean estructurales, y un gobierno como este de Cospedal debería saberlo, llevaría al rechazo general en los pueblos afectados, con independencia del color político, y las sospechas sobre posibles tratos de favor.
Así que mucho cuidado, y máxima transparencia. Recuerde a ese bienintencionado liberal progresista que fue el ministro Mendizábal, señora Casero. Y lo que pasó entonces.
Esto es lo que hay.