Una cuestión de pura aritmética. 240 es inferior a 400, como nos enseñó una tarde Espinete, así que malamente podemos defender que un pantano con 400 hectómetros cúbicos de agua está peor que otro con 240 hectómetros.
Se equivoca por tanto el PSOE al hacer una crítica maximalista al borrador del plan del Tajo. El Plan anterior, que salió con el respaldo de la Junta presidida por el señor Bono, estableció un mínimo para poder trasvasar en Entrepeñas-Buendía de 240 hectómetros cúbicos. Y Bono se mostró satisfecho porque antes no había ninguna línea roja. Se podrían haber llevado hasta el fango a Murcia, y habría sido legal. De hecho, en Entrepeñas se ha llegado a trasvasar para usos humanos con poco más del 5%. Teniendo en cuenta la aritmética de Espinete, entre 240 y 400 hay 260 hectómetros más “no trasvasables”; y allí se colocará la línea roja el nuevo Plan del Tajo, actualmente en fase de borrador. Solo con esto, hablar de “fraude” y de “atentado” a Guadalajara y Castilla-La Mancha es francamente una exageración, que tapa otras posibles y legítimas críticas que puede hacer como partido en la oposición.
Desde el otro lado, en el PP se refieren a que el nuevo Plan consagra una “reivindicación histórica” de Guadalajara y de los pueblos ribereños, logro que atribuyen con toda clase de elogios a María Dolores de Cospedal, que a este paso la van a sacar en romería en algún municipio ribereño. También un poquito de sosiego. A fin de cuentas, la elevación de esta cota mínima “no trasvasable” es una consecuencia lógica del reconocimiento, por parte del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente de un gravísimo error ,y que está en el origen mismo del trasvase. Las aportaciones en el periodo medio 1980-2006 se “han reducido a la mitad de las previstas en el anteproyecto del trasvase Tajo-Segura de 1976”. Y en consecuencia, si no se aumenta la cota en la cabecera alta del Tajo, estaríamos incumpliendo todas las directivas sobre calidad del agua españolas y europeas. Así que tampoco nos volvamos locos, y quememos una falla para celebrarlo, porque 400 hectómetros en Entrepeñas-Buendía equivalen a apenas el 16,1% de la capacidad de ambos pantanos [Al día de hoy llegamos al 27%]. Una delgada línea roja, por cuanto se aplicará gradualmente en los próximos cinco años.
¿Qué el nuevo Plan del Tajo es un “fraude” porque viene a consolidar el trasvase Tajo-Segura?, dice el PSOE. ¡Pero señores míos, que el trasvase Tajo-Segura está consolidado desde que Barreda se jugó la caducidad del mismo a un órdago en el Congreso, y lo perdió! Y todo lo demás es poesía. Sí es en cambio verosímil, una crítica que le he oído a Jesús Alique. Esa cota mínima de 400 hectómetros tampoco garantiza que en un año de gran sequía, el gobierno de turno pueda saltársela a la torera si se producen unas “circunstancias extraordinarias”. Pero no es menos cierto, que con línea roja o verde, cualquier gobierno puede declarar una «emergencia» y derivar agua de socorro. Y digo más: no me parece mal, porque el agua es de España y no de la autonomía de turno. ¿Cuál es el problema? Que solo hay un trasvase entre cuencas y se hizo, datos cantan, en el lugar menos adecuado para ello: Entrepeñas y Buendía.
Es patético el espectáculo que se monta en los municipios ribereños con estas cosas. Por de pronto, la asociación que tienen debían liquidarla. Porque jamás han sido capaces de mantener un criterio común, y siempre es lo mismo. El partido que la controla la utiliza de forma partidista. Al final, lo que se desprende es que si en Murcia hay más unidad que aquí es sencillamente porque se juegan mucho más que nosotros. Ellos tienen detrás del agua del trasvase un emporio económico que defender -porque el agua del Tajo es más barata y mejor que la captada en desaladoras-, y en la cuenca del Tajo el Plan no solo va recoger las necesidades de agua de la cuenca (60 hm3 al año en Madrid y 20 hm3 en CLM), sino que constata que los regadíos, aquí, tienden a disminuir.
Demagogias al margen, esto es lo que hay.