Desde verano de 2010 la conexión entre el pantano de Alcorlo y la depuradora de la MAS en Mohernando estaba terminada. Pero nunca se llegó a dar la última paletada, como es la unión física entre la tubería que trae el agua de Alcorlo y la citada estación de tratamiento. Varios millones de fondos públicos estaban, así, muertos de risa en espera de una solución que era más política que técnica. Como se ha visto.
La Mancomunidad que preside Jaime Carnicero, del PP, pretendía que la Junta de Comunidades, gobernada por los socialistas, pagara la mayor parte de la obra, y aludía a que así se había hecho en casos similares en otras provincias. Pues bien, hubo elecciones, el PP gestiona ahora ambas instituciones y esta semana, con los votos en solitario de este partido, la asamblea de la MAS, partida en dos, aprueba un convenio por el que la mancomunidad pagará 12 millones de euros de la citada obra, Europa 14 millones a través de fondos Feder y una empresa pública de la Junta de Comunidades apenas 3 millones de euros. Donde dije digo digo Diego. Y una de dos: o antes desde la presidencia de la MAS se practicó una política obstruccionista o, ahora, se está cayendo en el entreguismo. En cualquier caso, lo que pondría de manifiesto es que las instituciones mancomunadas carecen de una autonomía real y que sus decisiones vienen supeditadas por la política partidista. Se llega o no a acuerdos en función del color político de turno. Y las mayorías no se consensúan. Se imponen por la fuerza de la aritmética. ¡Qué tiempos aquellos fundacionales en los que la MAS tomaba los acuerdos por unanimidad! Y solo cobraban los técnicos.
Al margen de todo este politiqueo barato, no es menos cierto que la conexión Alcorlo-Beleña es absolutamente necesaria para la MAS. La presa de Beleña no tiene capacidad suficiente si vienen dos años seguidos de sequía, mientras que en Alcorlo siempre sobra agua. Y el agua del Alcorlo, procedente del Bornova, es mejor solución que recurrir al canal del Henares, como se ha hecho las veces que ha hecho falta. En ese sentido, no hay discusión posible y la pena es que no se haga (hay informes ambientales que lo desaconsejan; y no hay dinero) la conexión al revés, es decir, Beleña-Alcorlo, para que los años en que Beleña se queda sin capacidad de embalsar, como ha sucedido en este, pueda derivar agua hasta Alcorlo.
También el acuerdo de la MAS se vincula a la llamada Tercera Conducción, que es demandada históricamente por Alcalá de Henares para asegurar su suministro futuro. Con esta Tercera Conducción se podrá duplicar el abastecimiento de agua y en teoría la MAS se podrá abrir a más municipios. Es otra cosa que había que hacer, ahora bien, hay discrepancias en el seno de la MAS sobre el momento elegido para ello y la financiación de la obra, que se traducirá en un encarecimiento del agua en alta, que posiblemente duplique su precio en un periodo de tres años. La realidad es que la Tercera Conducción no va a ser necesaria a medio plazo dado el importante descenso de los consumos, derivado especialmente de la crisis económica y del drástico frenazo a los nuevos desarrollos en el Corredor del Henares. Pero ahí queda.
Nada es gratis, estimados paisanos.