José Ignacio Echániz protagonizó ayer la esperada firma del convenio para asistencia sanitaria con Aragón, y que zanja la anormalidad con la que han vivido los pacientes de la sanidad pública de los municipios de la raya de Guadalajara con Aragón, por el mal encaje de nuestro estado de las Autonomías, y de la provincia de Guadalajara en particular.
Como ha sido público y notorio, algunos pacientes de los pueblos más alejados del Señorío de Molina han tenido que perder días enteros en pasar consulta de especialidades en Ciudad Real u otros hospitales de la región, con “excursiones” de hasta 1.000 kilómetros de ida y vuelta. Con el convenio que se ha firmado, como ciertamente recalcó el consejero Echániz, ya hay seguridad jurídica de que esta atención se producirá, o bien en el hospital de Calatayud para los municipios del Valle del Mesa, o en el hospital de Teruel para el resto de las 28 localidades beneficiadas. En caso de que necesitaran atención más especializada irían al hospital de Zaragoza.
El convenio citado restituye así unos “derechos adquiridos” por estos municipios que siguieron siendo recibiendo asistencia en la sanidad aragonesa cuando el Estado traspasó las competencias a las comunidades autónomas. Pero lo que antes parecía de sentido común, es decir, que las personas fueran atendidas en la sanidad pública con independencia de su origen autonómico, se acabó truncando en una pesadilla al disminuir el fondo de Cohesión que compensaba esta atención sanitaria. Cada autonomía decidió pagarse su atención y esto ha dejado con las posaderas al aire a los miles de usuarios de Guadalajara y parte de Toledo, especialmente, que acudíamos a menudo a hospitales de la comunidad de Madrid cuando no se podía en el de Guadalajara.
Echániz ha resuelto lo de Aragón, porque a fin de cuentas era lo más sangrante, pero también lo más fácil de cuadrar presupuestariamente: son solo unos 2.000 pacientes. Queda pendiente el convenio entre Castilla-La Mancha y la comunidad de Madrid, que son palabras mayores porque estamos hablando de unas 300.000 personas entre el resto de la provincia de Guadalajara y el corredor de la Sagra Toledo.
Cospedal y Echániz tienen que aplicarse en ello, o tendremos que decir lo que sostiene el ex presidente del Tribunal Constitucional, Álvaro Rodríguez Bereijo: “Fue un error que el Estado transfiriera Educación y Sanidad. Yo las recuperaría”.
De no lograrse, el descrédito de la Autonomía en esta provincia adquiriría cotas muy peligrosas. Todavía más.
Esto es lo que hay.