El sistema territorial español avanza sin solución hacia un modelo federal asimétrico (por eso el discurso federalista de Rubalcaba es irrelevante y solo vale para el consumo interno en su relación con el PSC) en el que cada vez más las autonomías deberán valerse por sí mismas en la gestión de los servicios, del cual la sanidad es el paradigma. De hecho, la crisis asestó un golpe de muerte al servicio sanitario como concepto universal y español, por encima de las comunidades autónomas que ejercen sus competencias, y todo debido a la quiebra del Fondo de Cohesión -ese que los nacionalistas quieren hacerlo desaparecer del todo-, que compensaba las atenciones que se prestaban unas autonomías a otras. Las fronteras son ahora más altas entre las 17 autonomías españolas, hasta el punto de que esas prestaciones son hoy inexistentes más allá de los servicios de urgencia. La crisis provocó primero los impagos de esos servicios con lo que estos dejaron de prestarse entre las comunidades autónomas; y segundo, la revisión por completo del sistema de atención sanitaria, como veremos más adelante, con un solo objeto: la disminución del gasto sanitario –inevitable ante la caída de los ingresos fiscales–, lo que inevitablemente nos lleva a que los “nacionales” de las respectivas autonomías sean atendidos en sus respectivos “territorios”, sencillamente porque es más barato que la factura que nos enviaría la autonomía vecina. Así llegó el cierre de los hospitales madrileños a los “nacionales castellano-manchegos” de Guadalajara y el inicio del turismo sanitario entre las cinco provincias de la región. Lo que dijeron que nunca pasaría.
Hay que encajar el sistema dentro del sistema, y como es su obligación, el consejero de Sanidad, José Ignacio Echániz, se ha puesto con ello. Con un criterio elemental de economía de gestión pretende crear sinergias y ahorros entre los distintos hospitales del Sescam, que dejarán de ser un universo cerrado en sí mismos, para formar parte de una red hospitalaria con objetivos comunes, que es el propio Sescam. Y así se enmarca la política de apertura de nuevos quirófanos que trabajarán para toda la comunidad autónoma, uno en Ciudad Real y dos en Albacete, y que favorecerá tanto a la reducción de las listas de espera como el mentado turismo sanitario interregional, especialmente molesto para las provincias periféricas, como la de Guadalajara. En esa plausible línea de buena gestión y aprovechamiento de los recursos propios anunciada recientemente por Echániz, para reducir las listas de espera, se enmarca que los hospitales de Almansa y Hellín apoyarán al área de Albacete, el de Valdepeñas al Hospital de Ciudad Real, el de Talavera al Hospital de Toledo y el de Tomelloso prestará apoyo al Hospital La Mancha Centro.
¿Dónde está entonces el problema? Que por ningún lado aparece el hospital de Guadalajara, porque las sinergias y ahorros que pudieran generarse se deberían concertar con otros hospitales cercanos, por ejemplo, el del Henares en Alcalá o con algún hospital de referencia en Madrid. Y así sucede que mientras reconozco el buen propósito de Echániz por trata de encajar y hacer sostenible la gestión de la sanidad autonómica, la que se desencaja en cada golpe de tuerca es la provincia de Guadalajara por su excéntrica ubicación al otro lado de la comunidad de Madrid, con la que limitamos, y que ahora nos divide a efectos de prestación de servicios. Echániz resolvió lo que estuvo en su mano, la asistencia a los municipios del Señorío de Molina en la raya con la comunidad de Aragón, porque estábamos hablando de apenas unas 2.000 cartillas, pero queda pendiente, tal vez para nunca, los otros 250.000 habitantes de Guadalajara que ahora tendrán que ir a operarse en los citados quirófanos de Albacete y Ciudad Real, sencillamente porque son los que les corresponden. Item más.
¿Quién puede criticar la decisión de la Junta de crear un Conservatorio Superior de Música en Albacete, que empezará a funcionar el próximo curso, o incluso las razones que dio el consejero de Cultura, Marcial Marín? Quien destacó el «esfuerzo económico del Gobierno regional, que invertirá más de 3 millones de euros»; y finalmente se congratuló de esta guisa: «Evitaremos que los alumnos de música tengan que desplazarse a otras comunidades autónomas para continuar sus estudios». Felicito al señor Marín por su logro, porque además entiendo que los conservatorios de Madrid o del Levante quedaban un poco lejos a la parte manchega de la comunidad, pero espero que se equivoque en su pronóstico, y que no se “evite” a los alumnos de Guadalajara seguir con desplazamientos de 55 kilómetros al prestigioso Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, que nos queda en las inmediaciones de la estación de Atocha, y los cambiemos por los casi 300 que deberían realizar para llegar hasta el nuevo conservatorio de Albacete. Mejor se lo preguntaré a mi hermano, que estudió en Atocha, y tomaba todos los días en tren, sobre qué opina de tal «logro», pero mucho me temo que al tener ya un conservatorio superior en Castilla-la Mancha la cosa acabará complicándose para los de Guadalajara. Como con los hospitales de Madrid.
Cada vez que se encajan las autonomías y se hacen consiguientemente más autónomas, la que cruje es Guadalajara en su relación natural con Madrid. Pasó también con las tasas de la Universidad de Alcalá de Henares, a la que pertenece nuestra provincia, que en algunas carreras han llegado a ser casi el doble de lo que se paga por ellas en la Universidad de Castilla-La Mancha. A la oposición de izquierdas se le ha ocurrido que sea la autonomía la que pague la diferencia o en su defecto la Diputación de Guadalajara, que pasaba por allí. Por pedir que no quede, pero todos ellos saben que esto tiene mala pinta y que lo que realmente quieren sugerirnos desde Toledo es que si tan poco nos gusta lo que está pasando, lo que deberíamos hacer es dejar el distrito universitario de Alcalá y pasarnos al de Castilla-La Mancha. Y si ya vamos a operarnos a Albacete, y nadie se amotina contra el Sescan, también podríamos ir a estudiar Derecho a la capital manchega, y no a Alcalá, aunque esté a 15 minutos en tren. Nada es imposible en ese estado federal asimétrico en el que se ha convertido España; pero que nadie dude que cuando el consejero de Economía de Madrid sube las tasas universitarias, poniendo como excusa que el objetivo de déficit madrileño va a ser más exigente que el catalán, lo que también está haciendo es encajar los gastos en los ingresos previstos por su comunidad, y a partir de ahí tomar una decisión política. En este caso la subida de las tasas. Y es una quimera pretender que Guadalajara tenga un tratamiento distinto porque esté en otra autonomía.
Créanme. España va a zancadas hacia el estado federal asimétrico, y aunque este gobierno ha tocado algunas cositas en temas como la unidad de mercado, el sistema de fondo no se cuestiona, nadie se pregunta si no ha sido un error traspasar las competencias en Sanidad y Educación, porque las diferencias interregionales son cada vez mayores y cómo esto influirá en la calidad de los servicios; y menos aún si un país de tamaño medio, como España, se puede permitir 17 estados autonómicos y si no ha llegado la hora fusionarlos para ahorrarnos la mitad de ellos. Esta medida la lleva en su programa el cristianodemócrata Reiner Haseloff, que plantea la fusión de tres de los Lander alemanes –Sajonia, Anhal y Turingi-, con el objeto de racionalizar los costes y de tener más peso político en las decisiones del Bundesrat, el senado alemán. ¿Por qué no aquí, en España? ¿Por qué no una sola comunidad entre Madrid y Castilla-La Mancha, la solución por la que personalmente abogo?
Esto es lo que viene: Cada encaje que tenga que hacer la comunidad de la que formamos parte desencajará más la relación de Guadalajara con Madrid, que es fundamental para esta provincia. Y la prueba del 9 está en que el convenio sanitario de Aragón no se ha extendido a la comunidad de Madrid.
El estatus por el que nacieron las comunidades en España ha cambiado lo suficiente como para que se haga necesario dar la voz al ciudadano sobre hasta dónde se quiere llegar y con quién. Con más motivo del referéndum que reclaman algunos sobre si las Cortes regionales deberían tener 60 o 30 diputados. Fruslerías.
P.D. También se desencajó el fútbol en esta provincia el día en que a los equipos de Guadalajara se les impidió seguir jugando contra los equipos de Madrid, y se les impuso el turismo deportivo a La Mancha. ¿Pero alguien se cree que el Deportivo jugaría este año en el grupo andaluz si perteneciéramos a la misma autonomía que Madrid? Esto es lo que hay