En un reportaje que GuadalajaraDiario publicaba el 5 de abril de 2013, denunciábamos que la Fundación Caja Guadalajara llevaba 2 años y 3 meses empantanada. Aunque el Patronato de la Fundación Cajasol, entidad a la que se fusionó Caja Guadalajara, aprobó en su asamblea de 30 de diciembre de 2010, la creación de la de «Fundación Privada Caja de Ahorro Provincial de Guadalajara”, la realidad es que la citada fundación nunca llegó a inscribirse en el registro, por lo que en la práctica es como si no existiera.
Y añadíamos entonces: “La Obra Social de la extinta Caja Guadalajara se encuentra, por tanto en una especie de limbo, ya que Caixabank, que con posterioridad absorbió a Banca Cívica- Caja Sol, tiene su propia Obra Social”. En los acuerdos de fusión entre Caja Sol y Caja Guadalajara, refrendados por los consejos de ambas cajas antes de su unión, se establecía que la Obra Social de Caja Sol se reservaba para la fundación Caja Guadalajara una planta en la antigua torre de Caja Guadalajara para sede de la misma, la sala de exposiciones de la entidad y diverso patrimonio cultural, en su mayoría cuadros. Nada de esto se ha cumplido, y de hecho la actual propietaria de la torre es CaixaBank, que la puso a la venta o alquiler al carecer de uso.
Cuando recababa información para elaborar ese reportaje, pude comprobar que lógicamente las instituciones de Guadalajara no eran desconocedoras del asunto que tenía entre manos, aunque también me quedó claro que nadie estaba interesado en tirar del hilo. Ni por consiguiente se iban a «mojar» pidiendo públicamente el cumplimiento de unos acuerdos que se incumplían con notoriedad y alevosía. Y así sucedió que cuando lo habitual es que se pregunten todas clase de banalidades en ayuntamientos, diputaciones y parlamentos regionales y nacionales sobre cuestiones que poco o nada tienen que ver con la institución en cuestión a ningún cargo público se le ocurrió preguntar sobre qué estaba pasando con la Fundación Caja Guadalajara y con su fantasmagórica Obra Social. A ninguno.
Pus bien, han pasado casi un año y medio desde entonces, y ahora va a ser más difícil seguir tapando el asunto, porque el escándalo ya ha saltado a la prensa nacional en El Confidencial, que dirige el periodista alcarreño Nacho Cardero, y con una nueva aportación que corrobora punto por punto la información que entonces avanzamos en GuadalajaraDiario, y que va más allá. Se trata del escrito -¡lástima que no se hubiera filtrado antes!- del último presidente de Caja Guadalajara, el socialista José Luis Ros, presentado en diciembre de 2013 ante la Junta de Andalucía , en el que responsabiliza por completo del incumplimiento al máximo ejecutivo de Cajasol y actual presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, del acuerdo para crear la Fundación Caja Guadalajara dentro de la estructura de la entidad que él pilota.
Son de destacar algunos fragmentos del escrito de Ros:
Así, dice que la finalidad del presente escrito es «solicitar la actuación administrativa con el objeto de acabar con una situación que está generando diversos perjuicios y situaciones de riesgo de conservación del patrimonio cultural de la fundación absorbida”. ¿Dónde está ahora ese patrominio, compuesto por numerosos cuadros? ¿Sigue en el edificio cerrado de Torre Guadalajara o la Fundación Caja Sol lo ha puesto a buen recaudo? ¿Pero en dónde?
Pero tal vez, lo más interesante del escrito del último presidente de Caja Guadalajara es que pone en cuestión el cumplimiento del protocolo de integración que permitió la absorción de la entidad por Caja Sol con esta palabras: «resulta claro que el compromiso asumido por las entidades en su Protocolo de Bases para la Integración, no solo tiene la fuerza propia de un acuerdo de voluntades privado» sino que el incumplimiento de los compromisos asumidos de cara al mantenimiento de la Obra Social de Caja Guadalajara «supone el incumplimiento de un presupuesto sin el cual, como hemos visto, la fusión hubiese sido autorizada».
Es evidente que la antigua asamblea de Caja Guadalajara jamás habría autorizado la absorción en esas condiciones.
Cuando publicamos nuestro reportaje, la Fundación Caja Guadalajaran llevaba 2 años y tres meses empantanada. Nada ha cambiado desde entonces: solo que ahora ya son 3 años y 9 meses lo que dura el empantanamiento.
¿Las instituciones de Guadalajara y de Castilla-La Mancha seguirán cruzadas de brazos sin reclamar lo sus representantes aprobaron en ese citado Protocolo de Bases para la Integración? No estamos hablando solo de unos cuadros de ignoto paradero, no. Lo más relevante es que la Fundación Caja Sol debería haber aportado a la Fundación Caja Guadalajara una “asignación anual inicial, durante los 3 primeros ejercicios económicos, que será al menos el 50% superior a la dotación social de Caja Guadalajara en el año 2009”. Quiere esto decir que si Pulido y la Junta de Andalucía no se hubieran saltado el Protocolo a la torera, la Fundación Caja Guadalajara habría recibido solo en los tres primeros años desde la fusión unos cinco millones de euros en base al citado cálculo. ¡Con la necesidades sociales que se podrían haber atendido en Guadalajara en plena crisis!
¿Y ahora qué?
El expresidente de Caja Guadalajara entiende que “el incumplimiento de los compromisos asumidos en relación a la Obra Social genera una situación ilícita de la que resulta responsable la persona jurídica resultante de la fusión”, es decir, carga toda la responsabilidad en Antonio Pulido, y apunta a la Consejería de Economía de Andalucía como la única competente para exigir el cumplimiento de los pactos de fusión. Pero de paso reconoce un inconveniente y se aligera a la vez de responsabilidades: “Caja Guadalajara no puede ejercitar acción alguna toda vez que no existe. Y si no existe, ninguna obligación pesa sobre los miembros de sus extintos órganos de gobierno”. En consecuencia, José Luis Ros finaliza su escrito recordando que es la administración que autoriza la fusión, la consejería de Economía de la Junta de Andalucía, la que actualmente ejerce el protectorado sobre la entidad beneficiaria de dicha fusión y la que “debe velar por el cumplimiento de aquello que fue un presupuesto del acto administrativo autorizado”.
Todo esto escribía el ex presidente de Caja de Guadalajara en diciembre de 2013, es decir, se va a cumplir pronto un año de aquello, sin que la Junta de Andalucía haya movido un solo dedo desde entonces. Pero desde la otra autoridad competente en la autorización de la fusión, la Junta de Castilla-La Mancha, tampoco que sepamos se ha reclamado nada.
El Confidencial informa que un portavoz del equipo de Pulido, preveía desplazarse esta misma semana a Guadalajara y Toledo para reunirse “con políticos”, sin especificar con quién, y en contra de todas las apariencias este asegura que la fundación de Caja Guadalajara se está “impulsando” y que proyectos como este “acaban saliendo más tarde de lo previsto”. “Las cosas al final no son tan ágiles”, señaló este mismo portavoz.
Pues evidentemente que no son tan ágiles: Ya llevamos 3 años y 9 meses de retraso respecto al calendario previsto.
Esto es lo que hay.