Todas las fuentes de energía tienen sus ventajas e inconvenientes. Por eso es recomendable que la tarta de producción esté repartida para no quedar preso de una de ellas, y que diariamente podamos encender la luz. Las renovables son limpias (aunque dependen demasiado de las ayudas extyeriores, no siempre claras), pero el problema es que la energía que producen los molinos no se puede almacenar. El gas y el carbón son muy estables, pero sus emisiones contribuyen al efecto invernadero, como ahora nos recuerda Obama, y no por ello criticamos a Page porque reclame que siga Elcogás en Puertollano. La energía nuclear en Europa, hoy, es razonablemente segura, rentable y estable, pero tiene un déficit serio: la longevidad de los residuos de alta actividad (el combustible gastado), para los que hay que buscar emplazamientos seguros que los guarden durante miles de años. Técnicamente está resuelto, porque solo hay que evitar el contacto con el agua, pero son miles de años…
En España, los residuos de alta actividad se guardan en las centrales nucleares en piscinas y contenedores, aunque de una manera provisional. Con el consenso de los dos grandes partidos españoles que han gobernado en democracia, los sucesivos Planes Generales de Residuos (el vigente es el sexto) que aprueba el parlamento, contemplan que esos residuos de alta actividad deberán ser guardados todos ellos en un emplazamiento centralizado, el llamado ATC o despectivamente “basurero nuclear” (Page). Se decidió así, porque se entendió que es más económico y más seguro gestionar un solo almacén, que no siete por toda la geografía nacional en Ascó, Vandellós, Cofrentes, Almaraz, Trillo, Garoña y Almonacid de Zorita (estas dos últimas centrales no tienen actividad, y la de Zorita está en fase de desmantelamiento). No hace falta ser ingeniero nuclear para entender los beneficios en cuanto a gestión de un solo almacén en lugar de siete.
Lo último fue buscar un procedimiento dónde colocar ese ATC. Después de muchos parones por la falta de decisión de los políticos de turno se decidió la fórmula, siendo ministro de Industria el socialista Miguel Sebastián. Habría una convocatoria pública a la que se pudieron presentar los municipios españoles que quisieran, a semejanza de lo que se hizo en otros países europeos avanzados. A algunos les sorprendió que en un primer momento hubiera una veintena de voluntarios, aunque tras sucesivas cribas la cosa se quedó en una media docena. En Guadalajara fue un serio candidato el municipio de Yebra, aunque el gran favorito era el de Ascó, en Tarragona, o un pueblo al lado de la central de Cofrentes. Pero sorprendió que al final el ministerio de Industria, ya con el gobierno de Mariano Rajoy, no optara por un emplazamiento en el área de una central nuclear, para disgusto de su lobby (la Asociación de Municipios con Centrales Nucleares), y el elegido fue Villar de Cañas, un pequeño municipio en la llanura conquense.
El Partido Socialista de Castilla-La Mancha, entonces en la oposición, se opuso a la decisión del gobierno de Rajoy, y luego con Podemos ha hecho bandera. Pero como no tiene competencias en materia nuclear, y esta propaganda le sale gratis, ha emulado la formula que empleó Bono en el caso de Cabañeros, que declaró parque natural la zona para evitar que pusieran un campo de tiro. Los que se ha hecho ahora es ampliar de mil a veinte mil hectáreas, para que llegue hasta Villar de Cañas, una zona de protección de aves declarada en torno a la pequeña laguna de Hito. ¿Logrará el gobierno de Page salirse con la suya?
Los antecedentes no le favorecen. Como el gobierno regional entiende que no es compatible esa actividad de almacenaje (aunque de ella no se libere ningún vertido tóxico al exterior) con una zona de protección de aves al gobierno central le queda la posibilidad de declarar la instalación de “interés general”. La jurisprudencia juega a favor del gobierno central (este o el que venga, a lo mejor es uno socialista), que ya una vez tuvo que declarar el ATI de Trillo (donde se guarda el combustible gastado de la central hasta que se traslade al ATC), de “interés general” en contra de la opinión de su ayuntamiento, porque era imprescindible para el mantenimiento de la actividad en la central. Teniendo en cuenta que de ese ATC dependen las cinco centrales españolas que hoy siguen activas (a los que se añadirán los residuos de Zorita y Garoña, clausuradas) en el sector nuclear no albergan duda alguna al respecto sobre cuál será la decisión del gobierno de turno, sea el que sea (de ahí la frase del ministro Soria, no hacer el ATC nos costaría subir el 30% del recibo de la luz) y sobre el resultado del recurso de Castilla-La Mancha ante la decisión más que probable del gobierno central de declararlo de “interés general”. Los juristas insisten: la jurisprudencia del Tribunal Supremo cuando legalizó el ATI de Trillo es elocuente.
Esto es lo que hay; y esto es lo que seguramente va a pasar. Mucho ruido, porque esta ronda sale gratis, pero pocas nueces para recoger. Como no puede ser de otra manera. Cualquier retraso en la construcción del ATC en Villar de Cañas, o donde fuera, repercutiría directamente en el alargamiento de la vida de los ATI (Almacenes Temporales Individuales) de las centrales de Trillo y Zorita, y hay que recordar que su diseño no está preparado para ello, ya que se trata de emplazamientos provisionales hasta construirse el ATC sobre un diseño de ingeniería diferente, más seguro y avanzado que el de los dos almacenes citados. Un detallejo que desde Guadalajara no se puede perder de vista, aunque ahora lo que toca es meter ruido.