Escribía muy recientemente que el alcalde Antonio Román podría rehabilitar el viejo aeródromo de La Hispano, porque había serio riesgo de un aterrizaje masivo de “paracaidistas” en Guadalajara. Nuestra circunscripción históricamente ha sido muy apreciada entre los políticos cuneros. Está a 55 kilómetros de Madrid, a poco más de media hora en carretera y diez minutos en Ave -que sus señorías llevan en la pulsera del todo incuído- y es por lo tanto muy cómoda para hacer cualquier mandado. El Conde de Romanones, hijo de una aristócrata alcarreña, se presentó por Guadalajara recién cumplidos los veinte años, y aquí estuvo ganando una elección tras otra hasta febrero de 1936 cuando España se dividió en dos bandos irreconciliables y él encabezó el llamado Bloque Antirrevolución. Aunque el Frente Popular ganó también en Guadalajara, el viejo Romanones fue el candidato de la derecha más votado. Jamás perdió unas elecciones en su circunscripción, que no quiso dejar ni cuando siendo alcalde de Madrid o presidente del Gobierno [del Consejo, se llamaba], así se lo pedían los pelotas de turno: “Don Álvaro, usted se merece una provincia de más lustre”. Pero Romanones le cogió gusto a la plaza, la llegó a conocer de memoria, y con el tiempo fue el diputado más influyente y el que más logros consiguió para “su” provincia en la historia.
Han pasado 79 años desde que Romanones ganara la última elección (Franco le designó procurador en las primeras Cortes del nuevo Régimen, para la foto), pero a los efectos que nos ocupan, parece que fue ayer, como diría Unamuno en la universidad de Salamanca parafraseando a fray Luis de León. Hasta tres paracaidistas tres, han aterrizado en la plaza, que ya no tiene aeródromo, porque la fábrica de motores de aviación acabó en Sevilla tras la guerra, cuando Romanones dejó de pintar algo en España y Queipo de Llano reclamó para la Hispalis victoriosa el botín de una guerra que – ¡tiene narices!-, también perdió Guadalajara, porque fue de las últimas capitales en caer. Pero con aeródromo o sin él, ¡qué tendrá esta provincia!, que en ella se han dejado caer dos prebostes del ancien regime, el número 2 por el PP y la número 1 por el PSOE, pero también aquí quieren asentar sus posaderas los llamados renovadores, aquellos que iban a llevar a la asamblea hasta el color de los folios a comprar, y a las primeras de cambio se olvidan de las Primarias, y ponen de candidato a un señor de Buenos Aires, del que lo único que sabemos es que fue compañero y amigo de Pablo Iglesias en el campus de Políticas, y miembro de su círculo más cercano. Tal vez podrían alegar ante tal emergencia, que Blanca Calvo salió a escape en derrota en la última de las horas, y puede que algo de razón no les falte, que estas cosas se deben de comunicar con un mínimo de tiempo, como se ordena en los divorcios, pero no deja de extrañar que después de llevar meses votando por internet en democrática asamblea virtual para escarnio de la casta, sorprende que en Guadalajara no hubiera nadie para ostentar tal honor que un porteño de Galapagar. Pues si doña Blanca se retiró lamentándose de que la izquierda verdadera haya perdido una “ocasión histórica” para sacar un diputado en la provincia, viendo la deriva de los acontecimientos, no descarten que Unidad Popular, la nueva marca de Izquierda Unida, todavía obtenga más votos aquí que la alternativa mediática, que puede acabar como el submarino de Isaac Peral: no superó las expectativas.
Del PSOE y sus avatares, todo dicho lo tengo ya, pero me falta lo del PP, porque Rajoy ya sabemos que le fatiga eso de hacer listas, porque no es plato de buen gusto mandar a más de medio grupo parlamentario fuera de la carrera de San Jerónimo, tal y como está de precario el empleo, pero hay cosas que no pueden esperar. Y así sucedió que siendo el mediodía del viernes a Román le llamó Cospedal para comunicarle una novedad nada grata, que los alcaldes no podrían ser esta vez diputados pues los tiempos vienen apretados y no van a sobrar precisamente los cargos, como en esta legislatura, con lo que era perentorio decidirse: o Plaza Mayor o Carrera de San Jerónimo. En apenas horas, minutos diría yo, Román habló dos veces con Cospedal, que ese viernes llamó a más gente que Miguel Gila, y la instrucción fue clara: “No va a haber excepciones”. Esa misma mañana, tres alcaldes populares ponían fin a sus mandatos, entre ellos el de la vecina Teruel, pero Román se quedó en Guadalajara haciendo honor a su palabra dada. Lo fácil para él habría sido seguir pisando moqueta en el palacio del Congreso, que es paño de buen pelo y agradecido, pero se quedó en Guadalajara al frente de una minoría minoritaria frente a una una oposición que pretende gobernar a golpe de moción. ¡Nunca aprenderemos de Francia! Cual caballero renacentista, Román dijo a Cospedal que su compromiso era Guadalajara, que le quedaban cosas por hacer, y dio por terminada su carrera parlamentaria. Una escena digna de incorporar al Tenorio de 2016.
A partir de ahí, todo se precipitó. La única decisión tomada hasta entonces era que Ramón Aguirre, el actual presidente de la Sepi, el político mejor pagado de España, que yo aquí subrayo con admiración, no lo duden -¿para qué llegar a La Moncloa cuando se puede cobrar más que su inquilino en un puesto menor?-, volvería a ser el número dos de Guadalajara con lo que eso suponía un problema…para Echániz. Pero no porque ambos no se junten todos los viernes para salir de copas después del trabajo, eso es lo de menos, con Aguirre de dos había que buscar de uno a una mujer para no romper la paridad, y que fueran tachados de machistas. ¿Guarinos? No, porque su destino también estaba decidido y algo apunté en anteriores post. Al marcharse al Congreso, Cospedal tenía que dejar un primus interpares en la dirección del grupo parlamentario, y aunque se mantiene a Francisco Cañizares como portavoz, Cospedal legó a Guarinos la presidencia del grupo, que ella misma había ostentado. Cospedal quiere a un halcón con experiencia y de plena confianza al frente del grupo parlamentario, y para ese papel ¡nadie mejor que Guarinos!, con Lorenzo Robisco de látigo del gobierno en su papel de viceportavoz. Dos duros curtidos en bahía Cochinos, para una legislatura de alta tensión. Me consta que pudiendo, Guarinos no se postuló para ir también el senado. Prefirió quedarse en la Diputación donde los presidentes provinciales del PP siempre han guardado la viña. Para lo que no tengo respuesta, por ahora, es para un misterio que nos deja la elaboración de la lista popular: ¿Por qué siendo Echániz de Guadalajara y Aguirre de Madrid, se decide que aquel se presente por Madrid y este por Guadalajara? Me consta también que Echániz quería seguir en su tierra, después de tener que dejar el escaño hace cuatro años al ser llamado por Cospedal para ir al Vietnam, que entonces era la consejería de Sanidad con más deudas que la Cataluña de Mas. ¿Qué pasó?
Y así apareció Silvia Valmaña, favorecida por el gineceo. Una profesora de buen currículum, con un perfil que se agradece en una política a la que los profesionales cualificados le dan la espalda, pero que al margen de su nombramiento como directora general de Familia con Cospedal, no había tenido ningún protagonismo en la política provincial desde que militó, creo recordar que con Echániz, en las Nuevas Generaciones…
Y así se acaba cerrando, con el misterio apuntado, una lista del PP para hacer frente a las elecciones más complicadas que este partido va a tener en Guadalajara desde 1982, las únicas en que fue superado por el PSOE de un Felipe González triunfante. Desde entonces, siempre el PP ha sacado dos diputados por uno el Partido Socialista. ¿Hasta ahora? La división del voto en la izquierda del PSOE le resta muchas opciones, con lo que previsiblemente es Ciudadanos el partido que le podría disputar al PP ese tercer diputado. Y empieza a ser posible. Teniendo en cuenta que los sondeos conceden a Ciudadanos en torno al 20 por ciento en Madrid, y siguen al alza,es razonable pensar que esa cantidad se podría trasladar a todo el Corredor del Henares, donde vive el 75% del censo provincial, y aunque pudiera bajar dos o tres puntos en el resto de la provincia eso quiere decir que el PP necesitaría entre el 37 y el 40 % de los votos para mantener ese segundo diputado para el señor Aguirre. Ese porcentaje el PP lo había logrado hasta ahora con la gorra, solo hay que apuntar que en las elecciones de 2011 los populares alcanzaron el 54% de los votos, con lo que se podrían permitir el lujo de perder en torno a los 15 puntos y preservar ese diputado. Pero, tal y como apuntan los sondeos, la opción de que, por primera vez en la historia, Guadalajara pudiera repartir sus tres diputados entre tres formaciones diferentes es ya verosimil.¡ Y mucho ojito! La única posibilidad de que el PP logre una minoría razonable que le permita gobernar con un pacto parlamentario, ya que Rivera rechaza –un poco pronto, me parece- los gobiernos de coalición, pasa porque ganen en las provincias pequeñas en las que se ventilan 3, 4 o 5 diputados. Si el partido de Rajoy fracasa en ellas, no gobernará porque en las circunscripciones más populosas las ventajas van a ser mínimas. Y en Guadalajara un 2-1 es doblar. Uno que saco y otro que te quito.
Una cosa más podemos decir. No recuerdo ninguna otra elección en la que los cabezas de lista de los partidos principales sean menos conocidos entre el electorado provincial como los que acudirán a las urnas el 20-D, y esto es algo que también beneficia a Ciudadanos, porque sin candidatos con tirón, la elección tiene todavía un componente más ideológico que nunca. Como recomiendan los expertos… con que no metan la pata ya les vale.
P.D. Es de agradecer que después del galimatías que organizaron los portavoces de la consejería de Sanidad al respecto del convenio sanitario con Madrid, primero el presidente Page y luego el vicepresidente Guijarro salieran al paso, con tres días de diferencia, ratificando con palabras claras que el convenio seguirá vigente, con independencia de que se luche para que en la próxima legislatura se vuelva a dotar el Fondo de Cohesión con fondos para cubrir este tipo de gasto. Yo les deseo muchor éxito, aunque como tengo escrito soy pesimista al respecto, pero mientras tanto les ruego encarecidamente. No toquen el convenio, porque sin él todavía seguiríamos viajando a Ciudad Real a una consulta. Ahora es nuestra única garantía.
Pues bien, a pesar de todo ello, el consejero que fue el artífice de este avance histórico, tres magníficos hospitales en Madrid de referencia, ha tenido que coger las alforjas y encontrar acomodo en la candidatura de Madrid. ¿Alguien me lo puede explicar?
Esto es lo que hay. Un misterio.