Llevo escribiendo desde hace mucho tiempo que no hay más alternativa para el campus que ubicarlo en el casco antiguo (lo contrario habríado sido una aberración urbanística) y entre todas las opciones la solución de las Cristinas es la mejor de todas; y la más factible.
Por su emplazamiento estratégico, para los alumnos y profesores que vengan del Corredor, tiene al lado la Estación de Autobuses y para los que opten por el ferrocarril hay una comunicación directa y rápida con los autobuses que salen de la estación de Renfe, que son todos. Además, su acceso en vehículo es fácil y directo desde la A-2 en coche.
Un campus en el María Cristina ayuda a ampliar el entorno universitario ya existente con la Facultad de Educación y el nuevo aulario (prefabricado, no se olvide) donde se imparte Comunicación Audiovisual . Por primera vez habría algo parecido a un campus en Guadalajara. Pero es que además en el complejo de Las Cristinas hay terreno suficiente para cualquier posible ampliación que pudiera ser necesaria y en el entorno hay dos edificios públicos, que están llamados a formar parte de la expansión de la Universidad, si en esta ciudad y en esta región tuviéramos un mínimo de sensatez. Me estoy riferiendo, claro está, al edificio del antiguo Hospital Provincial (hoy cerrado y vandalizado) y el antiguo Parque Móvil Ministerios, también cerrado, pero que todavía no ha sido destruido por las termitas, aunque están en ello. Al tiempo. Estaríamos hablando por tanto de una almendra universitaria en el centro de la ciudad que garantizaría el desarrollo de la UAH en los próximos cien años. Y no exagero.
En esas circunstancias, destinar Las Cristinas al crecimiento de ese campus es la solución natural, y máxime cuando la instalación, la antigua residencia de Huérfanas de Militares, hace tiempo que se había clausurado, y años más tarde, también, el colegio público que había ocupado parte de sus aulas. El ministerio de Defensa tiene un complejo impresionante, pero que sin utilidad no dejaba de ser un muerto, que cualquier día podía ser vandalizado, aunque tampoco tampoco se les podía pedir que lo regalaran cuando ese ministerio ha sido el primer pagano de la reducción presupuestaria por la crisis económica. El gobierno de Cospedal perdió tres años, porque estaba a otras cosas –y así le fue luego–, pero el Ayuntamiento trabajó mucho y bien, puso sobre la mesa parcelas urbanizables en los nuevos desarrollos de Guadalajara por valor de 7,6 millones, que permutaría con el ministerio de Defensa para compensar los 9,6 millones en los que finalmente fue tasado el centro de Las Cristinas. El resto de la cantidad, poco más de 2 millones correría a cargo de la Junta de Comunidades. Ese protocolo se firmó en el último suspiro de la legislatura anterior y se concedió un plazo de un año, hasta el 31 de marzo de 2016, para rubricar el correspondiente convenio. De no hacerlo, volveríamos a perder una legislatura entera, como llevamos haciendo, un año tras otro desde 2005.
Esos dos millones van a estar en el Presupuesto regional para 2015, así lo anunció el presidente García-Page , y así lo aprobaron las Cortes regionales vía Proposición No de Ley presentada por el Grupo Parlamentario Popular. Quedan flecos pendientes, que convendría tejer con más habilidad de la demostrada hasta ahora por la Consejería de Educación, porque no se entiende que la Junta avanzara que se van a crear dos carreras nuevas, ingeniería biomédica y logística -que aparentemente tienen mucho sentido en el área de Guadalajara–, y la Universidad de Alcalá no supiera nada, según dijo el alcalde Román. ¿Significará esto que se renuncia a implantar las dos nuevas carreras que ya se habían anunciado, Odontología e Ingeniería Industrial? Estas cosas hay que hablarlas con la Universidad, ajustarlas en las Presupuestos de Castilla-La Mancha, que financia los nuevos estudios, y luego se anuncia. A alguno/a parece que le han podido las prisas.
Queda también el asunto del pomposamente llamado Parque Tecnológico, que ahora nos dicen que irá en el Ruiseñor. Llevamos más de quince años hablando de este famoso parque tecnológico, ligado a la universidad, pero en este tiempo nadie nos ha explicado cuál va a ser su modelo. Imagino que tendrá algo que ver con algún tipo de fundación público-privada, que alentará la innovación y la interrelación entre la universidad y las empresas, pero como la cosa va para largo (solo ahora empieza a moverse algo en el citado polígono), pues tiempo tendremos para seguir dándole vueltas.
Lo importante es que Junta, Ayuntamiento y Universidad se van a subir todos en el mismo barco, cuya hoja de ruta no puede ser más ambiciosa: sentar las bases para el desarrollo universitario de la ciudad a lo largo de la próxima centuria. De nada vale seguir hurgando en viejas heridas cuando el tiro se ha corregido y cuando García-Page ha vuelto a demostrar que no es político dado a meterse líos cuando hay una solución franca, aunque no se le haya ocurrido a él. A fin de cuentas en esto consiste el buen funcionamiento de un sistema, que los que vienen continúan la labor de las anteriores. Los rupturistas tienen que hacer el trabajo de Penélope: primer destejer lo anterior para tejerlo de nuevo; tarea doble.
Hay que reconocer por tanto la buena disposición del gobierno de Page para acercarse a posiciones en las que podemos coincidir todos, lo que no se hizo en el primer intento de ubicar al campus en el descampado del Ruiseñor, no sabemos con qué intereses, cuando el consejero de Educación de entonces dijo a Román la famosa frase de: “estos son lentejas”, y Román tragó con las legumbres. Clara equivocación de todos, porque no hay nada mejor que un nuevo campus para dinamizar el centro histórico de una ciudad. En Alcalá de Henares lo saben muy bien, porque la rehabilitación de su viejo patrimonio ha ido muy ligado al desarrollo universitario, como ha sucedido en Toledo con la Junta de Comunidades.
Guadalajara no podía dejar pasar una nueva oportunidad, por cierto, como ha hecho con los nuevos juzgados que los va a sacar del centro para llevarlos a otro descampado junto al cuartel de los Geos. Otro error mayúsculo que desangrará todavía más al casco viejo, que tiene edificios históricos suficientes en proceso de ruina esperando una misión en la vida. ¿Qué vamos a hacer con el antiguo convento de San Francisco, que los distintos gobiernos de la Junta de Comunidades reniegan de cumplir las obligaciones que figuran en el convenio que en su día firmó con el Ayuntamiento? ¿Para que queremos un antiguo Hospital Provincial que ya ha perdido la mayor parte de su cubierta? ¿Y con el antiguo Parque Móvil? ¿Y con el actual edificio de los juzgados en la plaza de Beladíez el día que se inaugure el nuevo edificio al otro lado de la A-2? ¿Por qué las administraciones son normalmente tan incompetentes en gestionar su patrinonio, que es el de todos?
Esto es lo que hay. Bienvenido sea este nuevo clima en torno al campus que se ha creado, y que alentamos, y confiemos en que nadie lo estropee por puro sectarismo. ¡Pues no tienen ahora espacios para la legítima confrontación ideológica que no sea el campus, que es un proyecto de todos!