Una análisis apresurado de las elecciones dejan una conclusión que no tiene vuelta de hoja. Mariano Rajoy ha aguantado el tirón y el PP ha sido el único partido que ha subido en escaños en estas elecciones. Lo ha hecho en 14 escaños, llegando a los 137. Esto significa que ha sumado 52 más que la segunda fuerza más votada, que es el Partido Socialista. Una enorme ventaja.
Con la calculadora en la mano, cualquier gobierno que se pueda formar tiene que pasar por el Partido Popular. Esta es la principal diferencia sobre el parlamento que salió de las elecciones del 20 de diciembre. Ya ni tan siquiera valen extrañas coaliciones entre Podemos, PSOE y soberanistas, que no prosperaron ante la negativa de Partido Socialista.
Pero si Rajoy es el claro vencedor de estas elecciones, y su partido recupera un papel central en la política española, no va a tener fácil formar gobierno: necesita del apoyo de Ciudadanos, PNV y Coalición Canaria, que entre todos suman 175, con lo que aun tendría que irse al lavabo otro diputado para que salieran 176, que es la mayoría absoluta. A Rajoy no le va a resultar fácil lograr estos apoyos, aunque solo sea para gobernar en minoría en una segunda votación, pero no le queda otra. De no lograrlo habría que repetir las elecciones. Y esto no hay cuerpo electoral que lo soporte. Ya ven la abstención: la más alta de la historia de nuestra democracia.
El PSOE ha salvado los muebles, porque ha resistido el embate de Unidos Podemos, pero cosecha el peor resultado de su historia con cinco diputados menos: 85. Aunque en Ferraz hay una sensación de alivio, a partir de mañana tiene que iniciar una profunda reflexión sobre cómo un partido socialdemócrata ha podido llegar hasta el borde del precipicio. Y qué condiciones va a poner a Rajoy si este les pide negociar al menos su abstención. Para analizar su derrota en Andalucía, el feudo de Susana Díaz, lo que le va a frenar como alternativa a Sánchez. Les ha venido bien los malos presagios de los sondeos y la amenaza de Unidos Podemos. Porque ha supuesto un estímulo para sus votantes.
Unidos Podemos ha fracasado en su objetivo de ser la primera alternativa de gobierno y una vez más se ha demostrado que en política dos y dos no siempre son cuatro. Han sacado los mismos escaños que yendo Podemos e Izquierda Unida por separados. El pueblo español, en un momento de gran trascendencia no ha querido hacer experimentos con una coalición entre comunistas, bolivarianos, nuevos socialdemócratas y nacionalistas varios que integran sus confluencias. Si van adelante o para atrás dependerá mucho de si el PSOE sale de las tinieblas y recupera su identidad.
Ciudadanos pierde ocho escaños y ha sido el principal perjudicado del voto útil que se ha concentrado en torno al PP por el miedo a una barrida de Unidos Podemos. Al igual que el PP debe tratar con gran consideración a un partido que tiene 32 diputados y 3.123.764 votos, Rivera no puede ignorar el avance de Rajoy y vetar de saque cualquier diálogo que conduzca a una nueva candidatura del actual presidente en funciones. Porque eso significaría con gran probabilidad repetir elecciones y no parece que a Ciudadanos le convenga. Rivera va a tener que romper algún huevo para hacer esta tortilla y pringarse.
Mucho ojito con los 5 escaños del PNV, que vuelven a adquirir un gran protagonismo. Menos mal que este Urkullu parece un hombre sensato y no quiere acabar como Arthur Mas.
En Guadalajara se sigue la rueda nacional, y el PP recupera el segundo escaño que perdió el 20-D. Y lo hace con 51.942 votos, veintiun mil más que el Partido Socialista. Un éxito indudable.
Pablo Bellido la logrado mantener la hegemonía del PSOE en la izquierda, sacando casi siete mil votos más que Unidos Podemos. Han dado la vuelta a las encuestas que auguraban un “sorpasso” de la coalición socialcomunista con una campaña en la que han puesto el acento en el guadalajareñismo de su candidatura. Un acierto. Por contra Unidos Podemos no ha sumado el voto que ambas formaciones lograron por separado en las anteriores elecciones: 23.736 votos Podemos y 5.605 Izquierda Unida. Nada menos que 5.609 votos se han quedado por el camino. Este fracaso es un justo castigo a la soberbia de Pablo Iglesias que puso como candidato a un señor de Galapagar y que como principal mérito tenía el ser su amigo. Ya le vale.
Ornela de Miguel es la diputada alcarreña más breve de la historia de nuestra democracia: menos de seis meses. Han perdido el escaño, pero su resultado en Guadalajara sigue siendo muy notable: 21.501 votos. Esto quiere decir que en Guadalajara hay todavía mucha gente, que incluso en unos comicios en los que el voto útil les ha hecho daño, apuestan por una opción centrista y liberal. Están en un momento crucial en el que o bien tiran hacia adelante y se buscan un lugar al sol o pueden empezar a perder gas. Esto es lo que hay.