El presidente regional (y secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha) Emiliano García-Page anunciará antes del miércoles que se presentará a la reelección. No lo hizo oficialmente durante el Comité Regional celebrado este domingo en Toledo, aunque lo dejo entrever al proclamar que el secretario regional del PSOE debería ser el candidato de este partido a la presidencia de Castilla-La Mancha. Blanco y en botella…Pero luego nos referiremos a Blanco. Antes subrayar que el Comité Regional fue un baño de autoestima para García-Page, que recibió toda suerte de estímulos para que se presente, entre ellos de los secretarios provinciales del PSOE, con Pablo Bellido a la cabeza: será bueno para Castilla-La Mancha, para el PSOE e incluso para Pedro Sánchez, porque le conviene que el PSOE se siga gobernando en Castilla-La Mancha y no retroceda en ayuntamientos y diputaciones, vino a decir. Tal era el clima en favor del presidente regional, que incluso al sanchista Manuel González Ramos, secretario provicial del PSOE de Albacete, le costó tomar distancia y tras proclamar su lealtad al presidente regional, se limitó a defender el derecho de cualquier militante a presentarse.
Pongamos que hablamos de José Luis Blanco, que se presenta (y lo dice públicamente sin que nadie lo desmienta) apoyado por las Plataformas que apoyaron a Pedro Sánchez durante las Primarias, y que el entorno del presidente regional no entiende muy bien qué pintan en esta historia, una vez que aquellas terminaron con la victoria del sanchismo. Tal es así, que el número dos de García-Page, José Luis Martínez Guijarro, llegó a poner en duda que el propio Pedro Sánchez apoyara la operación Blanco, por las conversaciones que había mantenido con el entorno del secretario general del PSOE. En cualquier caso, subrayo yo, ni Sánchez, ni portavoz autorizado suyo lo ha desmentido. Con lo cual mi razonamiento es el siguiente: Pedro Sánchez no busca un choque directo con Emiliano García-Page, porque el toledano es ciertamente el mejor candidato que puede presentar el PSOE a las autonómicas de 2019, y ni harto de güisqui podría serlo si no recibe antes la confianza de la miltancia socialista en Castilla-La Mancha. Y como Pedro Sánchez sospecha, con fundamento, que García-Page tiene todas las posibilidades de revalidar el cargo de secretario regional, pues lo más sensato es no abrasar en su aventura a un miembro de su Ejecutiva como el citado González Ramos (o a Magdalena Valerio, que fue la coordinadora de las plataformas de Sánchez en Castilla-La Mancha) y permitir que vaya de adelantado un candidato de un perfil más bajo, como es José Luis Blanco, apenas conocido a nivel regional. De esta manera siempre se podrá decir, si pierde, que Sánchez no tiene nada que ver. Aunque después de los arreones que se pegaron en las Primarias, tampoco Sánchez iba a privar a García-Page de un poco de penitencia.
Porque García-Page es el gran favorio sobre Blanco, pero después de lo pasado con Susana Díaz, a quien apoyaba la Santísima Trinidad del socialismo, ya no se puede descartar nada. Blanco, como Sánchez, reivindicará un PSOE «laico, feminista y de izquierdas”, y más leña frente al PP. Y tiene una ventaja sobre García-Page, que al carecer de pasado político regional solo ha pisado callos en Azuqueca. A García-Page algún militante le va a sacar el catálogo de agravios hasta de los tiempos de Bono. Y es que como dice un amigo mío: hay menos cargos que militantes, y por esto o aquello en un partido son más los que se sienten relegados que favorecidos.
Por tantoo, no es que yo crea que Blanco sea el favorito, pero si yo fuera apostador, casi que me la jugaría a que si finalmente es proclamado candidato, que lo será, podría llegar al 30 % de los apoyos. Aunque no le conozca casi nadie en la región. Esto es lo que hay.De momento.